—Lulio Isakyon —dijo presentándose con el brazo apoyado en su regazo e inclinando ligeramente su cuerpo en señal de respeto—, encantado chicos, espero que haya un mayor número de aprobados que años anteriores.
—¡No me jodas! —murmuró Sofía conteniendo la sorpresa impregnada en sus ojos—, ¡es el último nobel de literatura!
—La tendremos algo difícil si tenemos clase con él —dijo Sora.
—Sora —intervino Leopoldo mientras admiraba la venia que hacía el profesor, sentía respeto y algo miedo—, ¿tienes información sobre él?
—Si... —respondió Sora mientras sacaba su celular para indicar los datos que tenía—, y temo decir que el promedio de aprobados en sus cursos en los últimos cinco años es de 25%.
—No es tan malo como imagine —dijo Leopoldo algo aliviado.
—Leo, dije de todos sus cursos —replicó Sora en desacuerdo con el alivio de Leopoldo—, para el curso de los de primer año el promedio de estos últimos cinco años es de 15%. Y para ser un curso de letras, es una cifra aterradora a partir de 50%.
—Entonces... —dijo Leopoldo recuperando la ansiedad y el temor— habrá que esforzarse.
«Por no decir que estamos jodidos y es el muro de menor rango» pensó Leopoldo. Por otro lado, Neru y Archie estaban despreocupados por Isakyon, pero olvidaban que faltaban nueves muros más por conocer.
—Yo tendría más cuidado con los siguientes —advirtió Sora y los despreocupados ni se inmutaron—, recuerda que el rector otaku dijo que ese es el muro número diez.
Sora tenía todos los datos de todos los muros, pero no quería revelarlos de golpe. Su hermano le sugirió eso en una carta que le escribió. En una de las tantas cartas donde le reveló nimiedades de Nuevo Mundo. Cosas sin relevancia como información general de los profesores. Pero, hubo cartas que nunca llegaron. Escritas para Sora, pero que, en aras de mantener el mayor secreto de Nuevo Mundo, su esencia otaku, nunca zarparon.
¿Por qué usaron cartas los hermanos? Porque Nikko sabía cómo funcionaban las cosas. Todo mensaje viajando por Internet hacia una parada forzosa en las supercomputadoras de Nuevo Mundo. Y no solo texto, también las imágenes, videos, audios y documentos. Todo era analizado. Las cartas de Nikko no eran difícil de resolver, pero al ser reportadas a una estudiante con potencial para Nuevo Mundo no eran intervenidos los mensajes. Nikko al darse cuenta que sus cartas también eran descifradas, o intervenidas si la situación lo ameritaba, solo puso en su carta final antes de que Sora llegase: "Eres muy inteligente y estoy seguro que notarás que Nuevo Mundo es... perfecto para gente como nosotros".
—El siguiente es el muro número nueve —anunció el rector—, el profesor Eve Oll. Él es encargado de cualquier cosa relacionada a Historia. Desde incas, aztecas y mayas hasta vikingos, samuráis y soviets. También es conocedor de los dinosaurios. No se asombren por su vestimenta. ¡Eh, ahí viene!
—¿Cómo que cualquiera cosa? —dijo un hombre vestido de dinosaurio, era un triceratops, mientras llegaba a la plataforma, era iluminado por un reflector— ¿Qué clase de presentación es esa? ¡Todos los años es lo mismo contigo! ¡Por eso ella no te ama! —al decir esto muchos se rieron, incluso el rector— Anyway... —interrumpió las risas mientras llegó a la plataforma— chicos, soy Eve Oll, espero que no mueran antes de parciales.
—No me suena su nombre —dijo Violeta.
—¡Oh! ¡Oh! —exclamó Archie conteniendo su emoción y liberándola samaqueando a Neru—. Yo sí, sí que lo conozco. En varios museos que he visitado he visto su nombre en placas de oro, en algunos casos era dueño. Sora, ¿tienes algo de él?
—Por supuesto —respondió Sora alegre por el entusiasmo de Archie—, el promedio en los últimos cinco años de todos sus cursos es de 23% y de los cursos de primer año es 20%.
—¡No puedo esperar! —decía Archie con una sonrisa que solo era presente cuando visitaba museos.
—El siguiente... —anunció el rector— es el muro número ocho, la profesora con la mejor anatomía de la universidad, la encantadora profesora Krish Pajat. Es la jefa del departamento de Estudios Microbiológicos. Agregar que es la encargada de diversos cursos de Anatomía. ¡Kami-sama! —imploró el rector estremeciendo y retorciendo su cuerpo mientras llegaba la profesora— ¡me gustaría que exploremos nuestras anatomías, Krish!
Eso nunca pasara —respondió de inmediato la sexy profesora con una dulce sonrisa y un tono muy suave mientras era iluminada por un reflector—, y lo sabes mejor que nadie, estúpido rector bueno para nada. Hola chicos —dijo la profesora vestida de manera reservada, pero sin perder la sensualidad que la caracteriza—, espero disfruten de mis clases, yo disfrutaré verlos sufrir en los exámenes. Es un trato justo, ¿no lo creen?
—¡He ahí una mujer que me conoce bien!
—No sé... si decir que es bueno o malo que no cursaré Anatomía —dijo Archie contemplando las facciones de la profesora Krish.
—Pensaba de la misma manera —agregó Neru con ojos cansados, la oscuridad le llamaba a dormir, pero la profesora Krish tenía un carisma resplandeciente en su andar—, pero seguro que tu mente retorcida ya formula obscenidades.
—Debe ser difícil de concentrarse en su clase —continuó Archie como si Neru no hubiese hablado—, aún así me intrigan las estadísticas. ¿Qué datos tienes, Sora?
—El promedio de los últimos cinco años de todos sus cursos y de los cursos de primer año es de 20% en ambos casos —reportó Sora y los demás parecían conformes con los números—. Sin embargo —añadió—, al parecer es porque los alumnos se recuperan en la parte práctica donde ella no enseña... a ver, en datos de años anteriores donde también enseñaba la parte práctica... dios mío... ella era el muro número 3, y no hubo más de 5% de aprobados y apenas el 1% eran chicos...
—Archie, ¿Ahora te sientes aliviado por no llevar anatomía? —preguntó Leopoldo con escalofríos mientras intentaba reír.
—Demonios —refunfuño Archie—, Leo, demonios.
—¿Saben? En serio nunca pensé que al rector fuera tan otaku —dijo Leopoldo— ¿Realmente es el rector?
—Para el mundo —dijo Sora—, pues no, pero para nosotros sí que lo es. Y que su apariencia no te engañe, como dijo el rector al comienzo solo la elite conoce su verdadero nombre, en los documentos oficiales tampoco lo usa.
—¿Hay alguna razón para eso? —dijo Violeta— ¿Eso no haría inválidos los documentos?
—El rector que ves acá no tiene el cargo en si... —respondió Sora recordando una de las cartas de su hermano— sino otra persona, el rector al que ves haciendo cosplay no es quien realmente maneja la universidad. Nuestro Kaito Kid es el rector otaku, el extraoficial.
—¿El rector oficial es una marioneta? —cuestionó Sofia con desgano.
—El rector oficial es alguien que "eligen" democráticamente, pero al final siempre es el rector del cosplay el que mueve los hilos. Dado que los estatutos indican que una persona no puede ejercer el cargo de rector más de una vez.
—¿Y no hay nadie que se oponga? —preguntó Neru mientras veía como se alejaba la profesora Krish de la plataforma.
—Nadie —respondió sonriendo Sora—, todos los profesores se sienten a gusto en el estado en el que se encuentra la universidad desde que el rector otaku está en el poder.
—Eso tiene sentido, aunque no estoy del todo convencido —intervino Leopoldo—, a ver si entendí... Él que está aquí vestido de Kaito Kid es el rector otaku. El mismo que decide el futuro de esta universidad. Y en otro lugar, quizá durmiendo o bajo la plataforma, está el rector oficial, el que firma los documentos.
—Exacto, Leo —afirmó Sora—, pero sigamos escuchando lo que dice el rector.
—Eso —dijo Sofía—. Luego hablamos de esto si deseas.
Sofía estaba inconforme con el manejo de Nuevo Mundo. Tenía cara de pocos amigos. Antes tenía una duda sobre participar en política dentro de la universidad, pero ahora pensaba en una forma de hacerlo. Sora sabía que Sofía no estaba de acuerdo con muchas en Nuevo Mundo y quería convencerla de que las aprecie. Violeta, por su parte, pensaba en la profesora Krish.
—Tengo el desagrado... —comenzó el rector otaku— de presentar al séptimo muro: el profesor encargado de cosas de Biología. y la máxima autoridad en Nutrición en la universidad a pesar que su cuerpo dice todo lo contrario... el gran Roberto Rancho, ¡ándele puto!
—Yo también tengo el desagrado de ser presentado por ti —respondió cantando Roberto Rancho como si fuera un mariachi, con una técnica vocal excepcional que algunos estudiantes no apreciaban—. Bueno, chicos, espero que su metabolismo esté preparado para los que recibirán mis clases.
—Mierda —susurró Archie—, parece un pokémon.
—Un squirtle —sugirió Neru.
—Neru, era justo lo que estaba pensando —dijo Sora.
—Bueno, no necesitamos estadísticas de ese profesor —intervino Violeta.
—Canta muy bien... —apreció Sofía.
Sora tenía los datos listos, pero solo estaban un punto por debajo de Krish.
—El siguiente muro es excepcional y los chicos de letras deberían tener cuidado —advirtió el rector— ha aconsejado y ha enseñado a todos los últimos premios nobel de esta Casa de Estudios. El Diablo de la RAE —lo anunció como si fuera un luchador—, el batallón ortográfico de un solo hombre, el poeta de las veinte lenguas, Javier Gun. Dicen que junto con Lulio tienen una relación más allá de la docencia universitaria... —bromeó el rector moviendo las cejas sugiriendo una relación entre los mencionados—, me dijeron que están conviviendo desde hace unos años, eh.
—Tu puta madre —dijo Javier Gun— olvídate de la carta a los inversionistas americanos. Chicos, dejando de lado las sandeces que nuestro rector habla... espero que tengan un buen ciclo, si no llevan cursos conmigo. Y a los que sí tendrán cursos conmigo también, pero no creo que sea posible.
—Se parece a Majin Boo —murmuró Neru.
—A ver, dile en su cara —retó Archie sin esperar nada.
Neru se levantó de su asiento y levanto la mano.
Todos los de su mesa miraron asombrados lo que estaba haciendo Neru.
—¿Qué pretende? —cuestionó Sofia molesta.
—Archie, eres un idiota —refunfuñó Violeta.
—Esperen, Neru aún no ha dicho nada —calmó Leopoldo—, oye, Neru, no digas nada imprudente.
—Vamo' a calmarno —dijo Sora.
Un trabajador del comedor le dio un micrófono a Neru.
—¿Pasa algo joven? —dijo Javier Gun.
—Si, profesor, aunque es algo incomodo decirlo —dijo Neru.
—¡Di lo que tengas que decir! —clamó Javier Gun—. ¡Somos hombres libres!
—Mi compañero me dijo que le dijera en su cara que usted se parece a Majin Boo, eso es todo —y regresó el micrófono.
El comedor enmudeció. Excepto un grupo de chicas. Las amigas de Emma. Todas empezaron a alabarlo con carcajadas exageradas.
—Ese tipo es increíble.
—No jodas, ¡qué pendejo!
—¡Ay, me da algo, me da algo! ¡Ja, ja, ja!
—Chicas, no creo que lo haya hecho para molestar al profesor —sugirió Emma susurrando a sus amigas, que era la única que no reía—. No parece la clase de desgraciado que haría eso.
—¡Ay, no fastidies, a pesar de ello, es todo un personaje...!
—Si, Emma, no fastidies, ¡Je, je, je!
Pronto los demás estudiantes se unieron a las risas. Incluso los otros profesores, el rector otaku y el propio Javier Gun también.
—Espero... —comenzó Javier Gun— enseñarte el curso de Redacción en tu primer año, pequeño saltamontes. Hace mucho que no me llamaban así. Siempre lo hacen a mis espaldas y es de cobardes hacer eso. Me agrada conocer a un joven que puede decir lo que piensa.
Los que acompañaban al abanderado en su mesa estaban confundidos.
—Espera, wait, ¿Qué acaba de ocurrir? —dijo Sofia consternada por la respuesta del profesor.
—Los profesores aquí no son como otros que hayan conocido antes —respondió Sora—, recuerden que todos son profesores otakus.
—Suena convincente —dijo Leopoldo de acuerdo con la razón que expuso Sora. Neru junto a Archie asintieron.
—Aunque fue algo grosero al inicio —observó Violeta.
—Si... fue algo decepcionante —declaró Sofía—, es decir, es un profesor universitario, maldita sea.
—Y también es una persona... —dijo Sora apartando ligeramente la mirada afilada de Sofía.
Luego de las palabras de Javier Gun para Neru, los murmullos empezaron a retumbar en el comedor mientras el profesor se retiraba. El rector hizo el ademan de silencio y todos callaron.
—Muy bien, ya están adiestrados, eso me gusta —dijo el rector satisfecho—. Bueno, sigamos el siguiente muro, el quinto muro es una profesora que conoce la Estadística como la tabla de multiplicar. La profesora Julia Loza.
—Buenas noches, jóvenes estudiantes. Espero que estén preparados, de lo contrario jalaran el curso, así como su rector que esta acá parado. Él cursó dos veces "Estadística básica" conmigo. En ambas reprobó y en la tercera vez que se matriculó, lo hizo con un profesor nuevo con quien pudo aprobar.
—Esas cosas no deberías decirles a los alumnos... —dijo el rector algo avergonzado.
De nuevo murmullos.
—Sora, infórmanos —solicitó Leopoldo.
—El promedio de aprobados en los últimos cinco años tanto en general como alumnos de primer año es de 12%.
—¿Hay estadística al inicio de la carrera? —preguntó Archie preocupado, pues sabía que todas las carreras necesitaban estadísticas.
—No sé, ¿quizás para los estadistas? —sugirió con elegancia Sofia.
—Serás tonto... —le dijo Neru a Archie.
—Jódete —le respondió Archie.
—Por cierto, chicos —declaró Leopoldo—, esperaba cosas más irreverentes para los próximos muros.
—No te apresures a los hechos, Leo —sostuvo Sora— no te apresures. Todavía faltan muros.
El rector intentó una nueva forma de callar a sus alumnos. Tronó los dedos. Y funcionó.
—Genial, también sirve con eso, bueno —dijo el rector—, muchachillos, los próximos muros tienen presentaciones algo... particulares se podría decir.
Iban a comenzar los murmullos, pero...
Al instante, el comedor se tornó rojo.
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