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La princesa estaba tejiendo mientras trababa un plan ya que los rumores sobre su infertilidad comenzaron a crecer por todo el castillo, algunas sirvientas o ayudantes comenzaron a murmurrar sobre su supuesta condición a raíz de no haber traído un Stark a la vida.
— Princesa, el príncipe Deamon a regresado y su padre convocó a una reunión en el salón del trono — Anuncio Eivør, la princesa asintió y se acercó al caballero.
— Le han notificado a mi esposo? — Pregunté ella asintió.
— Así es, el príncipe Cregan Stark estaba en el arciano rezando — La princesa asintio para dirigirse al salón del trono, Aeigna tenía que confesar que estaba emocionada por el regresó de su tío, después de cuatro largos años él volvía al castillo. En el pie de las escaleras miró a su esposo, el joven Stark sonrió al verla.
— Escuchaste quién llegó? — Pregunto, ella asintió, puso su mano en su brazo para entrar al salón junto a los demás, miró a su hermana, ella estaba de regreso se suponía que debía volver en dos meses.
— Rhaenyra — Se soltó del brazo de su esposo para ir por su hermana ella al verla la abrazó rápido. — El tío Deamon volvió — Dijo emocionada, tenía mucho que contarle.
— Lo se, vi a Caraxes cuándo volvía de Storm's end — Dijo ella mirando a la puerta.
— Papá te va a matar por volver antes — Le dijo ella asintió entonces todos guardaron silencio, la princesa se acercó a Cregan que no estaba muy lejos entonces su tío entró, su largó cabello se había ido ahora era remplazado por un cabello más corto y portaba una corona de huesos, su padre le reclamó por ser llamado rey pero Deamon demostró su lealtad al verdadero Rey entregándole su corona y renunciando al título, después de abrazaron para salir del salón entre risas y carcajadas.
— Mírala, el pobre joven Stark tuvo que buscarse a otra esposa — Dijo una doncella detrás de la princesa, Aeigna miró a su esposo esperando una confirmación de que también lo había escuchado.
— Según escuché lo han visto en la hora del búho en la calle de la seda — Cregan gruñó en lo bajo, Aeigna tomó el brazo de su esposo.
— Cómo sea, un año de casados y no tienen hijos, tal vez y la princesa sea como su madre, rota — Aeigna iba a darse medía vuelta y enfrentar a las doncellas que hablaban mal de la reina pero Cregan puso su mano sobre la mano de la princesa.
— Ignoralos, vamos seguramente tu padre haga una fiesta en honor al regreso del príncipe — Ambos salieron con la cabeza en alto tratando de ignorar los comentarios y miradas de las personas, algunos desviaban la mirada al ver al caballero de la princesa, ahora era bien sabido que su escudo juramentado era buena en combate, había derrotado a Criston Cole una vez mientras entrenaban lo cuál hizo enfadar al pelinegro.
El matrimonio se retiró a sus aposentos dónde poco tiempo después llegaría una sirvienta a avisar que el rey haría un desayuno en el arciano para celebrar la bienvenida del príncipe, Aeigna se cambió su vestido por uno negro con decorativos plateados, antes usaba el color negro por gustó para que la gente viera que había una diferencia entre su hermana y ella, pero ahora lo usaba por su esposo.
Al llegar al jardín su familia ya se encontraba ahí, se acercaron a su tío él cuál sonrió al verla.
— Sobrina — Dijo Deamon, su pequeña niña había crecido y ahora era toda una mujer casada.
— Nos pone muy feliz su regresó a King's Landing — Respondió. — Él es mi esposo Cregan Stark — El Stark le sonrió al príncipe.
— Es un gusto conocerlo, príncipe Deamon, mi esposa habla mucho de usted y su cercanía de padre e hija, me alegra saber que hay más gente aparte de la Princesa Rhaenyra que la quiera — Aeigna miro a Cregan con los ojos abiertos por la sorpresa, le había tirado una indirecta al Rey sobre su falta de aprecio y atención a la princesa. El príncipe se rió para después asentir
— No es un secreto para nadie dentro del Red Keep que la princesa Aeigna es como una hija para mi, así que si me disculpan quiero hablar con Cregan Stark y que sepa dónde se metió.
Deamon y Cregan se separaron para irse a un lugar más privado.
— Debo suponer que ya te diste cuenta de como mi hermano desprecia a Aeigna — El menor asintió. — Bien, esperó que la respetes y la quieras con todo tu puto corazón — El mayor lo miro amenazante mientras apoyaba una mano sobre el hombro.
— Príncipe mi cariño hacía la princesa Aeigna es algo que nunca podré fingir, yo la respetó mucho nunca me atrevería hacerle daño alguno.
— Eso esperó y el pequeño Stark? — Preguntó el Príncipe al ver que no le han presentado a su sobrino, Cregan dudó si contarle la verdad, recordó como su esposa le dijo muchas veces que el príncipe le era fiel a ella y ocultaba sus secretos y pensamientos.
— No hemos consumado nuestro matrimonio — El adulto se rió y asintiendo. — No estábamos listos, eramos unos niñ...
— Pero no lo son, dejaron de serlo hace tiempo y todo el reino espera un niño pronto, tienes suerte que mi hermano no los a forzado a tener uno, ¿Cómo lograste hacerles creer que lo consumieron?.
— Me corté la mano — El príncipe asintió con un sonrisa.
— Bienvenido a la casa Targaryen joven Stark. El príncipe y Cregan volvieron con el Rey, Aeigna miró a su esposo esperando una señal de que todo estaba en orden, el joven le ofreció su mano pero ella lo tomó del brazo, no tenían la suficiente confianza para tomarse de la mano.
Después de pasar tiempo "En familia" todos se retiraron, el día pasó rápido sin noticias pero Aeigna había puesto en práctica su plan para acabar con Otto Hightower y su familia, así que empezó a pasar tiempo con Aegon ganándose su cariño y amor además aprendería de las niñeras a cómo cuidar de él y su hermana Heleana, al principio Alicent se negó diciendo que podría enfermar a sus hijos pero eso no le importó a la princesa siguió visitando a los niños ahora Aegon pedía la compañía de Aeigna, esas eran las tardes de la princesa mientras que su esposo entrenaba. Durante toda la tarde estuvo pensando en los rumores, ya era un año desdé que ella se había unido a Stark, cuándo Alicent y su padre se casaron solo pasaron 6 lunas para cuándo se dio la noticia del embarazo de la Reina
La princesa llegó a su habitación dónde su esposo la esperaba, ya no vestía con sus ropas negras ahora solo tenia una camisa blanca holgada con unos pantalones grises ligeros.
— Como te fue? — Pregunto el joven mirándo la chimenea.
— Bien, Aegon aprende rápido — sus doncellas entraron y le ayudaron a quitarse el vestido dejándola en un su camisón blanco, luego se retiraron dejando a la pareja solos, ambos se acostaron en la cama en total oscuridad. — He estado pensando todo el día que podríamos consumar nuestro matrimonio y traer un heredero a Winterfell, un heredero de hielo y fuego — Comentó la princesa mientras veía las finas telas que caían de los costados de su cama.
— Aeigna...
— Quiero hacerlo — La joven se quitó los guantes para girarse a su esposo, el cuál estaba mirando el techo. — Cregan — Susurró ella, él la miró. — Quiero hacerlo de verdad quiero, pero no puedo hacerlo si tu no quieres — El joven suspiró.
— No quiero que lo hagas por deber si no porque me deseas así como lo hago yo contigo, quiero que estés lista para esto — La peliblanca se armó de valor y se subió sobré él, sentándose en su cintura.
— Te deseó Cregan Stark, quiero que me hagas tuya y me des un hijo o hija — Dijo la princesa, Cregan tragó saliva.
— Estás segura? — Preguntó de nuevo, la princesa tomó las manos de Cregan y se dió cuenta que estaban frías mientras que el pelinegro se dio cuenta que las manos de Aeigna estaban calientes.
— Si no estuviera seguro no dejaría que vieras mis marcas — Cregan se sentó con cuidado, Aeigna quedó sentada en las piernas de su esposo, Cregan tomó las manos de la princesa y beso cada una de ellas luego se centró en una de ellas besando su palma luego su nudillos, eso estaba haciendo que dentro de ella se sintieran mariposas, sus besos subieron hasta el cuello de ella los besos eran húmedos y de la boca de la princesa salió un pequeño gemido, ella se tapó la boca avergonzada.
— No te avergüences mi princesa, quiero escucharte — Cregan volvió a besarla en su cuello, Aeigna estaba comenzando a amar esa sensación, el pelinegro se quito la camisa dejando ver su pecho, Aeigna se quitó el camisón. — Eres muy hermosa princesa, soy un afortunado por tenerte —. Besó los hombros de ella hasta bajar a los pechos de ella besando cada uno, pequeños gimoteos salían de la princesa.
— Cregan — Suspiró, el joven dejó de besarla para mirarla — Bésame — le pidió así que el joven asintio.
— Estoy a tus órdenes, mi reina — ambos se fundieron en un beso apasionado llenó de deseó, querían esto de verdad se deseaban el uno al otro así que esa noche se fundieron en uno sin importar que al otra lado de la puerta estuvieran guardias que podían escucharlos, sin importar que a algunas habitaciones más su hermana ya no estaba y sin importar lo que sucedía en todo el castillo ya que solo eran ellos dos.
A la mañana siguiente la pareja estaba acostada cuándo una sirvienta les dijo que el rey necesitaba hablar con ellos en el salón del consejo, Cregan y Aeigna se miraron entre si para cambiarse rápidamente y llegar al salón.
Ambos entraron y miraron al Rey mirando por la ventana, había dos maestres y dos de mis sirvientas paradas.
— Un año — Empezó el Rey sin mirar a su hija. — Un año de la boda y no has traído un heredero a Winterfell — La princesa agachó la mirada, era culpa de ella, merecía el regaño. — El matrimonio será anulado, te casarás con un Lannister — La princesa miró a su esposo sorprendida.
— No puedes — Dijo ella.
— Si puedo, soy el rey y lo que haga se hace, te casarás con el menor de los Lannister por beneficios a la corona — El Rey se volteó para mirar a su hija.
— No, no puedes, amó a Cregan
— Eres igual que tu hermana, esto no se trata de amor, se trata de deber, tu deber como princesa es casarte con alguien y tener sus hijos para fortalecer a la corona
— Mi deber es con la corona, mi deber es con mi hermana, TÚ legítima heredera, no me casaré con Lannister, Cregan y yo hicimos oficial nuestro matrimonio, además... Estoy embarazada, tendré al hijo de Cregan Stark pronto — El rey miró a la princesa y se acercó a ella
— Eso no es cierto, tus sirvientas me han dicho que nunca los han visto en la cama, se que no han legitimado el matrimonio y por eso te casarás con el Lannister es tu deber — El rey señaló a las sirvientas, él lo sabía, siempre supo que nunca lo habían hecho, pero entonces la princesa se armó de valor.
— Hablas de deber padre, pero entonces ¿Dónde esta tu deber como mi padre? ¿Dónde esta ese cariño? ¿Dónde esta esa figura paterna? !¿Dónde?¡ — Le gritó, la princesa, el rey dió unos pasos atrás. — Deamon siempre a estado ahí para mi, Deamon es mi verdadero padre, no tu, no tienes derecho a decir que eres mi padre cuándo nunca has visto por mi y ni siquiera en mi matrimonio, me comprometiste a Cregan Stark para que estuviera lejos de ti, porque siempre he sido una vergüenza para la casa Targaryen, siempre la segunda, la maldita — La Princesa miró con odió a su padre, Viserys miró sorprendida a su hija.— Pero si eso quieres, hoy por la noche Cregan y yo nos iremos, el matrimonio se consumió anoche puedes mandar a checarlo, quiero entrenadores de dragón, Darkling vendrá conmigo y los huevos que ponga serán los dragones de mis hijos, el norte tendrá dragones — Aeigna miró a su esposo y tomó su mano.
— No..
— Si puedo, soy una Targaryen y mis hijos tendrán sangre de dragón así que por derecho ellos tendrán dragones y en su debido tiempo mis hijos se casarán con los hijos de mi hermana o los de Deamon o los tuyos, Adiós majestad — Aeigna y Cregan salieron dejando al Rey con las palabras en la boca.
Ése día la princesa y el heredero empacaron sus cosas, Cregan Stark pidió al cuervo más rápido para hacerle llegar el mensaje a su padre que volvía a Winterfell y está vez para quedarse.
Por la noche Aeigna visitó el dragón pit, llevándose la sorpresa de ver a su hermana también como si la esperará.
— Te vas?
— El rey no me quiere aquí, así que mi esposo y yo nos iremos, esperó mandarnos cartas — Dijo Aeigna para tomar las manos de su hermana.
— Deamon se fue y tu también — Los ojos de Rhaenyra comenzaron a brillar por las lágrimas.
— Es por mi bien Nyra, no puedo seguir aquí, te amó hermana — Ambas se abrazaron fuertemente.
— No se que será de mi sin ti — Dijo Rhaenyra mientras se limpiaba unas lágrimas, Aeigna la tomó de las mejillas y la miró.
— Eres fuerte, se que podrás con esto, de todos modos siempre estoy un paso adelanté — Rhaenyra asintio y después despedirse con otro abrazo, la menor montó a su dragón y voló hasta la entrada de la fortaleza dónde su esposo la esperaba y unos guardias que pertenecían a los Stark, además de su escudo juramentado, Eivor y a un lado el hermano de ella, Sigurd. Así que comenzaron su viaje al norte.
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