5
1 año después
Narrador omnisciente
La ceremonia había sido hermosa, el salón del tronó había estado decorado con flores y los estandartes de las casas que se unían, ahora estaban en el jardín del Arciano esperando a que la comida este lista.
— Te ves hermosa — Dijo Cregan a su ahora esposa, ella lo miró y sonrió, su vestido de novia ocultaba la mayor parte de su cuerpo pero tenia algunos bordados en blanco y un cinturón en dorado, Aeigna todavía no estaba acostumbrada a verse la herida en el cuello aunque la herida ya se había curado y ahora tenía un rosa pastel todavía no estaba muy segura de mostrarle a casi 7 casas lo que esperaban ver.
— Tu también te ves guapo — Dijo ella, el joven sonrió bajando su mirada para ocultar su sonrojó. El joven lobo llevaba un traje negro con una capa del mismo color pero tenía unos bordados plateados que se encontraban desdé su cuello hasta los pies.
— Princesa — Escucharon un voz femenina así que miré a la persona, era la Princesa de Dorne, había decidido invitar a los Martell esperando que su relación se volviera mejor y ahora aquí estaba la hermosa mujer de piel bronceada y cabello negro largo ondulado, llevaba un hermoso vestido rojo con algunos soles dorados.
— Princesa Vincenza, es un honor que haya querido asistir a éste evento — Le agradeció. — Mi esposo y yo le agradecemos que sea parte de este día tan importante para nosotros.
— Al contrario, mi familia y yo agradecemos su invitación — La Princesa Targaryen asintió, la morena hizo una reverencia para después irse.
— Los Martell? — Pregunto Cregan mirando a su esposa, ella asintió.
— Tengo pensado un plan después te la cuento — El joven de cabellos negros asintió, para después mirar a los invitados hasta que se acercó Borros Baratheon un joven de cabello rizado y negro era solo un año mayor que ellos.
— Mírate ahora eres un príncipe — Dijo burlándose del Stark, Cregan asintió y saludo a su amigo.
— Iré con mi hermana, los dejó para que hablen — Dijo la princesa alejándose de su esposo.
— Te acabas de llevar toda una fortuna al norte — Dijo Borros mirándo a la Targaryen.
— Cuida tu boca pues es de mi esposa de quién hablas — Le amenazó, el joven Baratheon retrocedió unos pasos.
— Lo siento, pero Aeigna es una hermosa princesa, si mi padre se hubiera puesto atentó tal vez sería mía — Cregan miró a su amigo amenazante, odiaba cuándo hablaban de ella como un objeto a poseer así que de acercó hasta estar a la altura de su amigo.
— Pero no lo es, así que te pido respeto para MI esposa — Borros se rió incómodo para después tomar de la copa que llevaba.
Mientras tanto Aeigna reía con su hermana hasta que el maestre le entregó una carta, la menor le agradeció para abrirla, era de Deamon dónde la felicitaba por su matrimonio y amenazaba al Stark con darlo como comida para Caraxes.
— Y bien, que se siente ser la futura señora de Winterfell — Se burló Rhaenyra mirando al esposo de su hermana.
— Es extraño o nostálgico, saber que me iré de King's Landing aún que no lo tomes a mal hermana pero el norte es hermoso, se sintió bien estar haya además de que salí por primera vez de aquí — Rhaenyra miró con atención a su hermana, sus ojos se iluminaron al recordar su salida de King's Landing.
El norte había sido un lugar que amó mucho, Winterfell no olía mal cómo King's Landing y la gente no estaba de mal humor, tenía hermosos prados y hermosas montañas altas con nieve en su punta.
— Rickon Stark parece tener buena salud, tal vez ambos puedan vivir aquí mientras Cregan no tenga que hacer su deber — Aeigna asintió para mirar a su esposó luego miro a Alicent, solo esperaba que su matrimonio no fuera como el de su padre y la verde. — Tengo que irme, nos vemos hermana — Se despidió ella dejando a su hermana, la mujer de cabellos dorados y trenzados se acercó a la menor de las princesas.
— Mi princesa — Dijo la mujer, Aeigna sonrió al ver a su escudo juramentado.
— Eivør.
— Las cosas parecen estar tranquilas — Anuncio la rubia mirando a los invitados.
— Si así parece, Eivør puedo hacerle una pregunta? — La caballero asintio. — Usted alguna vez a hecho el amor? — La noche de bodas era algo que le preocupaba desdé que empezó el día.
— Es una extraña pregunta princesa — Respondió ella, la princesa agachó la mirada apenada — Pero si, en mi casa a comparación de algunas es bien visto las relaciones entre personas del mismo género incluso nuestros dioses son diferentes a los suyos y tenemos nuestra propia lengua — Dijo la mujer, eso le pareció curioso a la princesa así que la miró esperando más información.
— Cómo en Dorne — Comentó ella.
— Así es, nosotros podemos tener mujeres gobernantes, pero dígame¿Porque está tan interesada en el acto? — preguntó la rubia queriendo volver al tema anterior.
— Es por lo de esta noche, no se como hacerlo sentir bien.
— No se preocupe princesa, solo déjese llevar por el momento y las sensaciones.
— Gracias Eivør.... duele? — Preguntó asustada.
— Solo un poco pero después se olvida de eso.
Los invitados comenzaron a pasar al jardín dónde mesas decoradas con manteles de colores Negro y plateado hacían ver el lugar hermoso, además de tener hermosos centros de mesa con flores de la temporada, en el fondo estaba la enorme mesa dónde se sentarían los Stark junto a los Targaryen.
La boda iba maravillosa, nada había podido salir mal, la pareja había bailado, se habían reído entré ellos hasta que Borros habló de más. Cuándo el joven Baratheon se acercó a su amigo por detrás causándole incomodidad por la cercanía.
— Que puto afortunado eres lobito, te vas a coger a un puto dragón, ya quiero que me cuentes cómo es ella en la cama — La princesa escuchó lo que dijo de ella así que lo miró mal. — Te tengo un consejo, ellas aman estar en cuatro te lo juro y... — Cregan se cansó de escuchar al pelinegro así que se levantó de golpe haciendo que el Baratheon retrocediera. — No te enojes amigo, te estoy dando consejos para que no se te vaya, pero obviamente si tu no quieres yo. Cregan golpeó a Borros en el estomago, el hombre corpulento dio unos pasos hacía atras aturdido por el golpe.
— Te dije que no hablarás mal de mi esposa — Tomó el brazo de Borros y lo dobló en su espalda causándole dolor, todos miraban atónitos por lo que estaba pasando.
— Cregan — Le llamó la princesa esperando que su esposo la mirará.
— Matente lejos de mi esposa — le amenazó para después abrazarlo, el joven Baratheon se fue dejando a la pareja a solas, Cregan se disculpo con su esposa para sentarse junto a ella.
Después de eso todo pasó normal, las risas y los gritos eufóricos reinaron ese día, algunos llamaron esa día como la boda de hielo y fuego.
La noche llegó y ambos esposos se retiraron a sus aposentos, la princesa trataba de disimular sus nervios así que cuándo las puertas se abrieron dejando ver a su esposo sin su capa ella temió.
— Cómo te la pasaste? — Pregunto él mirándo a su esposa que estaba sentada en los sillones.
— Bien, un poco cansada pero estuvo bien — Ella comenzó a quitar sus trenzas y algunos accesorios. — Y tu?.
— Estuvo bien, si dejamos de lado los insultos de Borros.
La conversación murió ahí, ambos se miraron con nervios, sabían lo que tenía que suceder pero ninguno de ellos quería hacerlo.
— Tenemos...
La princesa guardó silencio al ver como su esposo sacaba una daga y se acercaba a la cama para quitar las cobijas.
— Que hacés?. Preguntó ella, el joven se corto la palma de la mano para después apoyarla sobre la sábana entonces entendió.
— No quiero hacerlo y tu tampoco así que estoy fingiendo, tus sirvientas mirarán mañana la cama esperando ver una mancha de sangre en símbolo de consumación del matrimonio y si no lo ven probablemente tu padre nos obligué hacerlo con personas de testigo, acaso quieres a tus sirvientes mirándonos?— Respondió él mientras movía un poco su mano para crear la mancha de sangre.
— No.
Cregan después de eso se acercó a su esposa.
— Nunca te voy a forzar para que hagas algo que no quieres, tendrás total libertad en el matrimonio nos acostaremos solo cuándo sea necesario— Respondió él, la princesa lo miró a los ojos grises.
— Y si quiero que lo hagamos?— Preguntó ella
— Pues entonces lo haremos — El joven tomó una de las manos de la princesa y se arrodilló. — Mi princesa — La forma en la que la llamo era muy diferente a como su tío la llamaba, el matrimonio no sería nada complicado para ella, Cregan estaba dispuesto a darle total libertad en su vida, él quería apoyarla y no forzarla a nada que no quisiera hacer.
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