Capítulo 8.- Un nuevo crush
Charles lloró en la noche por su miseria. Sí, como siempre había sido tan tonto como para firmar un documento sin leer. Las tarjetas y cuentas de la empresa le fueron bloqueadas, así como le quitaron su auto favorito que fue un regalo de su padre.
Tenía la lista de requisitos en sus manos, la laptop encendida frente a él, justo con la página del banco.
—¡Maldita sea! Voy a tener que buscar un trabajo.
Charles golpeó el mueble para desechar un poco su frustración. Una notificación le llegó al celular, puso todo de sí para mantener la compostura, tomar las llaves del auto y salir.
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—Esto duele mucho. —Roger era intolerante al dolor. Su cara estaba tan hinchada que los ojos casi no se le veían y rogaba porque alguien lo atendiera.
Cindy con su excusa del trabajo se fue. Graciela simplemente dijo que no sería su enfermera, y allí estaba sin nadie que le pasara al menos un vaso de agua.
—¿Dónde estás mi enfermera?
Quería gritar aunque no podía abrir mucho la boca. Escuchó la puerta abrirse y se emocionó, odiaba no ser el centro de atención.
—¡Enfermera! ¡Enfermera!
—Ya deja de balbucear, parece que estuvieras agonizando.
Esa voz pertenecía a un hombre, así que soportando el dolor Roger levantó un poco la cabeza.
—Enano millonario a ti quería verte. ¿Y mi sexy enfermera?
—Te ves realmente mal gallo Kellogs. Tus seguidores amarán esto.
—Hazlo, tómame una foto y súbela a Instagram, así mis seguidoras me apoyarán por haber sido atacado por un demente. Acepta que me debes una disculpa.
—Acepta que jamás te la daré.
—Me conformó con que cumplas los mandatos de la lista. ¿Dónde está mi sexy enfermera?
Charles quería salir corriendo de allí, pero sería fuerte.
—No tengo dinero para pagarla —murmuró.
—¡¿Qué?! ¿El niño rico no tiene dinero? No me vengas con eso. ¡Ay! Mi cabeza duele.
Lloriqueando por el dolor, volvió a tumbarse en la cama.
—Mi padre me quitó su apoyo por tu culpa. ¿Acaso cuando renunciaste a tu apellido tenías dinero para tirar el cielo? ¿Cómo sobreviviste?
—Soy hermoso, a la gente linda la vida le sonríe. —Habría sonreído con suficiencia como acostumbraba pero ese yeso en la nariz no se lo permitía—. ¡Oye! ¿Cómo es que sabes que renuncié a los beneficios de mi apellido?
Charles solo encogió los hombros.
—Sabes que si no cumples con cada aspecto de mi solicitud irás preso —burló Roger teniendo que sostener el yeso de la nariz debido al dolor.
—Tienes que darme algún plazo para cumplir.
—Podría pero por si no te has dado cuenta... ¡Necesito una sexy enfermera! Pide un préstamo, vende algo, no sé, trae a mi enfermera. A menos que tomes el trabajo.
"¿Ser el enfermero del gallo Kellogs? ¡Jamás! Pero... ¿Qué opción te queda Charles? Además hasta podrías comenzar tu venganza".
—Seré... tú... enfermero. —Tuvo que tomar aire antes de terminar de decirlo.
—¡Ah...! ¡Ay...!
La expresión de asombro de Roger se vio interrumpida por el fuerte dolor que le causó abrir la boca de más.
—Enfermero haz algo, me duele —rogó.
—¿Qué se supone que haga?
—¡Agh! Mejor morir que dejarme cuidar por ti.
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Cindy no podía creer su suerte, nada más y nada menos le tocaba de jefe un niño neutro que se moría por hacer bien su trabajo. No había nada peor que un novato queriendo ser el jefe.
—Hola Cindy Love —saludó Sebastián con mucho entusiasmo dándole la bienvenida a la oficina, señalándole la silla frente a él para que se sentara—. ¿Cómo estás?
—Un poco asqueada y abochornada. Allá en la cocina todos dicen que va a despedirme, y que lo haga un chico neutro es tan de lo último, pensé que ya era etapa superada. Botada por un neutro, qué horror —murmuró para ella misma, y la bilis se le subió hasta la garganta.
—¿Se siente mal? —Sebastián notaba la piel pálida de Cindy, parecía que se iría en vómito, realmente preocupado intentó acercarse con un vaso de agua. Intentó porque Cindy colocó sus manos extendidas en medio de ambos, indicándole que se mantuviera lejos.
—Respete la distancia o lo acuso de acoso sexual.
—¡¿Qué?!
Las manos de Sebastián comenzaron a temblar. Él era un joven de apenas diecinueve años que estaba aprendiendo del negocio, que quería sobresalir, no podía ser que en su primer día liderando una mujer tan poco atractiva lo acusara de acoso. El mayor trauma de Sebastián es que la mofa de sus primos precisamente era resaltar el mal gusto que tenía, siempre le decían que andaba en busca de su Fiona perfecta, aunque él solo era reservado. Así que si esa mujer decía que él la acosaba no se quitaría la fama de enfermo jamás.
—Yo no... señora yo jamás...
—¡Señorita! Ningún hombre ha dejado su marca en esta morsa —exclamó con orgullo—. Bueno... sí han dejado su marca y otras cosas más. —Como una estrella fugaz vio pasar todos sus encuentros amorosos y sonrió—. Pero nadie ha dejado un anillo en este dedo.
Cindy le sacó el dedo del medio a Sebastián y él estaba confundido entre si Cindy lo estaba ofendiendo, o ella en verdad creía que el anillo de matrimonio iba en ese dedo.
—Y por cierto estoy a punto de acusar de acoso laboral al Cheff Florentino. Él me está haciendo bullying.
—Precisamente está aquí porque el cheff dice que usted no trabaja.
—Él todos los días me envía a mi casa, y ahora sale con que no quiero trabajar. Hoy dije que no me sacaría de la cocina y me envió a fregar platos, yo soy souf cheff, no puede rebajarme de esa manera. Se la pasa gritándome como si fuera Gordon Ramsay. A mí que me trate como Gordon trata a los niños de Junior Master Cheff, esas cosas de Hell Kitchen no son lo mío.
—Señorita Love verá... el hotel no ha abierto, no hay clientes y ya hay quejas de su deficiente desempeño. ¿No hay otro lugar en la cocina que vaya mejor con usted?
—¡Deficiente desempeño! Que odie mi trabajo no quiere decir que no lo haga. Yo solo quise hacer sugerencias en el menú tal como la florecita esa pidió, pero mis sugerencias fueron ignoradas y hasta hicieron mofas de ellas. Sabe que a la hora de la comida todos comen sus bellos platos, sosos, carentes de emoción, y a mí exclusivamente me dan sardinas con chocolate, que fue una de mis sugerencias para el menú. Yo estaba feliz, porque me sentí especial, pero todos reían viéndome comer, en una de esas hasta me dieron un puré que era comida de perro y se carcajearon; honestamente ese perro come bien, pero el punto es que me tienen de su payaso. Los demandaré, ellos están causando un daño psicológico irreversible en mí. La asociación internacional de feos que yo misma creé caerá contra ellos con todo el peso de la ley.
—¡Asociación internacional de feos! ¿Eso existe?
—Sí, y sus trabajadores han quebrado cada uno de sus artículos.
"¡Rayos! ¿Por qué jamás presté atención a las clases de leyes? No puedo meter a la compañía en un problema de racismo".
—Mire señorita Love, tiene que entender que el Cheff Florente es su jefe inmediato. Él diseña los platos, usted debe asegurarse que cumplan la calidad que él espera.
—Sé lo que hace un souf cheff. Fueron cinco años en la escuela de cocina, hasta que me dieron el título por haber reprobado el examen final diez veces. Así que crea cuando le digo que sé muy bien en qué consiste mi trabajo.
Sebastián buscaba las palabras adecuadas, incluso buscó si alguna cámara estaba por allí escondida, esa mujer era una completa caricatura.
—Señorita Love, ¿podrá cumplir lo que el cheff le pida al pie de la letra? No quiero desperdiciar su talento, pero si no pueden trabajar en equipo tendré que decirle adiós a uno de ustedes.
—Bien, iré a buscar a Florente para que le diga que está despedido. —Con gran alegría Cindy se levantó de la silla.
—¡Espere! No puedo despedir al cheff Florente.
—¿Cómo qué no? Usted lo dijo, si no podemos trabajar en equipos uno de los dos debe irse, y yo llevo más tiempo trabajando aquí, conozco la cocina, a cada roedor que en ella habita.
—Entonces... lleguemos a un acuerdo.
Ese definitivamente era el peor primer día de trabajo de Sebastián.
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Charles estaba rojo, sudado, si algo así se parecía a cuidar de un hijo, él no tendría hijos jamás. Tomando aire volvió a intentar que Roger metiera la mano por la manga de la camisa.
—¡Pero haz fuerza animal! —gritó ya exasperado.
—Esta camisa es muy pequeña, inútil. Ay mi nariz, mi pobre nariz, ¡mi nariz!
Aunque el cuello de la camisa era algo grande, Charles no había tenido ningún cuidado en meterla en la cabeza de Roger y jalar hacia abajo. Eso le valió un golpe en la cara, y a Roger lágrimas de dolor desparramadas. Ahora Roger tenía un collar que es a lo que había quedado esa camisa verde de licra, porque nada que se esforzaba en meter las manos por las mangas, actuaba como si fuera un vegetal, dejando que Charles hiciera todo el esfuerzo.
—Voy a meter tu mano por la manga y tú empujarás, ¿entiendes?
Charles de nuevo tomó fuerza para jalar la pequeña camisa, y casi montándose sobre el cuerpo de Roger encogió el brazo hasta que pudo ver la mano sobresalir por la manga, casi como un hilo pasando por el ojal de una aguja.
—¡Ay! Me vas a sacar el brazo.
—Solo empuja, inténtalo, empuja.
Roger lo hizo solo para liberar el dolor de su hombro, y raspándose logró pasar su brazo por allí, lo peor es que seguía faltando una mano.
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Media hora después la camisa ya estaba en su lugar pero ambos notaron que la misma no llegaba a cubrir el ombligo de Roger.
—¿Dónde sacaste esta camisa de nogmo? Sé que mis abdominales son lo mejor, pero no que tenías tantas ganas de verlos —se mofó intentando hacer rabiar a Charles, lo cual consiguió.
—Eres tan gracioso —comentó sarcástico—. Si subo una foto de esto en tus redes apuesto a que se te van mínimo veinte seguidores.
—Ja. Si la subes aumentaré mínimo cien. ¿Quieres apostar? Si yo gano serás mi sirviente por todo el tiempo que dure mi recuperación.
—Creí que eso implicaba ser tu enfermero.
—Si ganas entonces dejarás de ser mi enfermero.
Lo último le gustó a Charles, pero jamás apostaría con las redes sociales, las personas, en especial las mujeres eran muy raras.
—Tú conoces tu mundo, si dices que ganarás tantos seguidores es porque lo harás. No apuesto. Ya vámonos de aquí.
—¿Dónde está la silla de ruedas?
—¡Silla de ruedas! Por favor solo te has operado la nariz.
—Idiota la nariz controla el equilibrio, ¿crees que está allí de adorno?
—Adorno no, es para respirar, ¡imbécil!
—Yo estoy mareado, trae la silla a menos que quieras cargarme enano, y con esos fideos que tienes como brazos dudo que puedas con mi imponente anatomía.
—Primero, me extraña que tu cerebro de mosquito guarde la palabra anatomía en su memoria. Segundo, jamás le grites a un mesonero porque escupirá tu comida, y jamás le colmes la paciencia a tu enfermero porque puede que te duermas y no vuelvas a ver la luz del día —gritó realmente obstinado.
—¡Ah! ¿Me dejarás ciego? Yo habría pensado en otra cosa. ¿Qué sería mi vida sin poder verme en el espejo? Así mejor morir.
Si un caricaturista hubiera dibujado la expresión de Charles en esos momentos, sus ojos abarcarían casi que todo el tamaño de la cara, estaría con las manos en la cabeza arrancándose los cabellos, y sus ojos mostrarían muchas grietas rojas de ira.
—¿En verdad eres tan idiota? ¿Cómo yo pude pensar que tú...? —calló de inmediato al saber que diría cosas que jamás debían salir de su boca.
—¡Quiero la silla!
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Roger tuvo su silla, cortesía de una enfermera que fue a callarlos debido al escándalo. Tal y como Charles prometió la silla chocó con cuanta pared se encontró haciendo rebotar la delicada cabeza de Roger, pero la venganza llegó cuando Charles lo soltó en la entrada para abrir la puerta y Roger le pasó con la silla por encima de su pie lastimado. Así volvieron a internarse en la clínica.
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—Necesito mis calmantes —rogó Roger rodando en la cama—, una sopa y helado. West atiéndeme.
—¡Ya deja de quejarte! No puedo moverme de aquí, esa iguana me comerá. ¿Por qué no me dijiste que esa puerta da al departamento de la loca?
Charles estaba sentado como indio sobre el gavetero de Roger. Un Judas hambriento lo esperaba abajo.
—No la llames loca. ¡Cindy! ¡Cindy! ¡Quiero a Cindy! Ella estaría cuidándome. ¡Cindy!
Cuenta la leyenda que si imploras tres veces a la acosadora de feos ella aparecerá.
—¿Por qué...? ¡Judas! ¡Judas...!
Cindy corrió por su vida trancando de nuevo la puerta que unía su departamento con el de Roger. Sabía por experiencias que no debía a travesarse frente a un Judas hambriento.
—¡Ayúdanos! —gritó Charles ahora hincando encima del gavetero. Judas estaba intentando brincar para alcanzarlo.
Cindy estaba luchando por sacar de su cartera el alimento de Judas que tanto le costó atrapar luego del trabajo, cuando escuchó esa voz desconocida que ya suponía a quien pertenecía.
—¡Ayudar a un lindo, jamás!
—¡Cindy! No me abandones. Por favor, te necesito. Sabes que eres mi todo. ¿Qué sería de mí sin ti? Hastag Cindy y Roger por siempre. Hastag Cindy debe cuidar a su apuesto amigo Roger. Hastag...
—¿Hablas con Hastag? ¿Qué clase de imbécil eres?
—Enano, yo soy especial, no tengo la culpa de que seas más desabrido que tu amigo el chico neutro.
Cindy pudo carcajearse de lo lindo ante la ocurrencia de Roger.
—Más desabrido que el chico neutro —repitió tomándose el estómago y limpiando el par de lágrimas que brotaron de sus ojos.
—Es malo hablar de las personas a su espalda.
Cindy brincó al escuchar esa vos tras ella. Tanta fue su impresión al ver a Nathan que sin darse cuenta giró el pomo de la puerta, cayendo al suelo debido a estar recostada a la misma.
Judas desvió su atención de Charles para enfocarla en la fea pieza de carne que estaba revolcándose en el suelo.
—¡Judas, no!
Los reflejos de Cindy la llevaron a hacerle una llave a Nathan, quien cayó sobre ella. Ese sería el cuerpo que la protegería de una inminente mordida de Judas.
Nathan habría gritado por su pronta muerte, o de asco ante las dos ratas que se habían salido del bolso de Cindy y corrieron a través de su cuerpo lanzándose al suelo, pero fueron esas ratas, que con sus uñas le rasguñaron las manos, las que corrieron directo a la boca de Judas. Aquellas ratas fueron sus heroínas.
Judas comenzó a devorar el primer enorme roedor y Charles aprovechó para bajarse, montarse sobre la cama, jalar a Roger, darle una patada a Nathan para que se levantara, y todos en bola salieron a la velocidad de la luz de la habitación, entrando a la de Cindy y sellando la puerta.
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Estaban agitados, los cuatro abrazados sin notarlo, pálidos y sudando. Graciela jamás imaginó que se encontraría con semejante escena, pero ya que el amor reinaba en el apartamento corrió hacia ellos rodeando con sus brazos a los que podía, fue cuando dejó un beso en la mejilla de Charles que todos salieron de su shock.
—¡Sape!
Cindy empujó a Nathan y Charles, desatando una caída en cadena. Charles cayó sobre Roger y él sobre Graciela. Gritos, quejidos de dolor y reclamos fue todo lo que se escuchó por un minuto.
—¡Qué cosa! Tendré que bañarme —expresó Cindy limpiándose la ropa, como si sus manos pudieran borrar la transpiración de Charles y Nathan—. ¿Qué es esto? —preguntó olisqueando el olor que quedó sobre ella—. ¿Ustedes sudan colonia o qué? Lo digo esta gente linda es de otro mundo, y tú chico neutro deja de meter el paro. ¿Para qué usas colonia? No es que tenga feromonas que atraigan a las chicas lindas hacia ti, rebasaste mi ranking de nulidez.
—¡Desnudez! —Charles no prestándole atención a las quejas de Roger se levantó para defender a su amigo—. Nathan jamás se desnuda, ni siquiera en la playa, ni cuando nos cambiábamos en los vestidores. Él se baña con camisa y short, así que no lo acuses de ser un desnudista.
Nathan de verdad quería darle un golpe para que se callara y no se quedó con las ganas.
—¿Qué haces? —Protestó Charles sobándose la parte trasera de su cabeza.
—Ella dijo: Nulidez. No es que sea una palabra existente, pero eso dijo —explicó ruborizado, tenía mucha vergüenza.
—Te bañas con camisa y short, he —comentó Cindy interesada, pasando su mirada por toda la longitud del cuerpo de Nathan—. ¿Qué escondes? ¡Quiero ver qué cosa fea tienes! ¡Vaya! Hasta podrías ser interesante.
Nathan probó en carne propia un poco de lo que su amigo había vivido esa noche cuando Cindy le dedicó toda su atención, y la sensación no le gustó.
—Creí que un chico neutro no tendría nada interesante.
—No, pero si te pasas completamente al lado feo, claro que lo tendrás. Hablando de fealdad, ¡Roger cariño! ¡Estás tan feo!
Cindy se lanzó a los brazos de un casi inconsciente Roger que intentaba pasar el dolor recostado en el sofá de madera.
—Ay Roger, si escondo tu cuerpo debajo de las cobijas podrías ser mi nuevo crush. Quédate así por siempre. Se te da bien eso de tener la cara inflamada. Amo esta papada, y estos cachetes, que casi no se te vean los ojos. ¡Dios, eres tan feo! —Cindy no se cohibió de dejar besos húmedos por donde sus labios podían.
—Cindy, Cindy, me duele. Me estoy muriendo y mi enfermero no ha hecho nada por mí.
—¿Tu enfermero?
—¡Bah! Cuento largo —bufó Charles.
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Todos tuvieron que contarle a Graciela los hechos, así como Charles explicó el por qué sería el enfermero de Roger hasta su recuperación.
—No es por nada pero creo que te estás quejando mucho. Yo vi cuando el lindo este aquí corrió a la cama para cargarte y alejarte de la boca de Judas. Yo habría corrido salvando mi pellejo sin importarme tu, así que es un buen enfermero, tal vez demasiado tonto. ¿Quién arriesgaría su vida por ti? —burló Cindy desde la cocina preparando una sopa.
A los ojos de Nathan y Charles, parecía una bruja con su caldero haciendo un brebaje.
—¿Arriesgaste tu vida por Roger? ¿Por qué harías eso? —No cabía dentro de la cabeza de Graciela lo que él había hecho.
—Yo no... —Todas las miradas estaban sobre Charles y eso no le gustó en absoluto—. Mejor hablemos de las ratas del tamaño de conejos que Cindy trajo. ¿Dónde sacaste esas cosas?
—Las cacé de los alrededores del hotel. Ya que los llorones vendedores de la tienda de animales dicen no tener ratones, me busqué mi propio proveedor. Dejé unas cuantas trampas, así que mañana Judas tendrá mucha comida, quedará panza arriba.
Cindy terminó su sopa, para extrañeza de los presentes, debían admitir que olía bien. Cindy sirvió varios platos hondos con el oloroso caldo, los llevó hasta la mesa del centro de la sala, dejándolos en una bandeja, con algo de pan tostado a un lado, y se acercó con la porción de Roger hasta él para darle de comer en la boca.
—Te hice una de esas sopas idiotamente sabrosas para que no andes quejándote, de verdad no entiendo la manía de las personas de llenarse el paladar de puros sabores conocidos, en lo nuevo y original se encuentra la diversión.
Cuando Charles, Nathan y Graciela escucharon que se trataba de una sopa sabrosa, cada quién tomó su plato correspondiente. Exclamaron un ¡yumi! Porque de verdad la sopa les devolvió el alma al cuerpo.
Cindy metía la tercera cucharilla dentro de la boca de su nuevo crush Roger hasta que reparó en algo.
—¿Qué hago yo alimentándolos a ustedes? A ti no Graciela, tú siempre te guste o no estás aquí de muerta de hambre, además comes re poquito, pero este par de vagos. No sé pero, ¿acaso aquí nadie trabaja o qué? ¿De cuándo acá somos amigos? ¡Verdad! ¿Qué hacías tú, chico neutro en mi sacrosanta habitación?
—El chico neutro quería oler una de tus panties.
Roger intentó reírse pero en cuanto abrió un poco la boca una punzada hizo que la cerrara, mordiéndose la lengua en el proceso.
—De paso pervertido —exclamó molesta, aunque su expresión cambió en cuanto su cerebro analizó las palabras—. Pervertido, ¿he? Vaya, ¿quién iba a decir que el chico neutro iba a acumular puntos? Hasta estás resultando interesante. ¿Cuál es la cosa más cochina que has hecho? —preguntó en voz baja.
—¡Ha!
Claro que Nathan no contestaría eso.
—Solo vine por la lista de estándares, ya sabes el plan de darle celos a Riky, ¿recuerdas?
—Ah, eso.
—¿De qué hablan? ¡Enfermero drógame! —rogó.
Graciela explotó de la risa.
—No creo que quieras que tus amigotes escuchen tu petición. Y no le des órdenes a Charles, él es lindo.
—Me parece que hay alguien que no saldrá de tu departamento mientras el lindo esté aquí —susurró Cindy a Roger.
—¡Nah! Graciela sigue loca por mí. —Roger intentó guiñarle el ojo a Graciela pero como estos estaban cubiertos por sus inflamados parpados ella ni lo notó. —Dime qué te traes con el chico neutro.
—Ah, él dice que para conquistar a Riky yo debo... ¿Sabes algo? No me siento cómoda contándote mis cosas. Justo ahora me gustas un poquito. Jamás le contaría mis problemas amorosos a un crush.
—Oh, Cindy, ¡soy tu crush! Yo me siento muy feliz. —Roger estiró sus fuertes brazos para abrazar a su amiga.
—Eres mi crush siempre y cuando no te vea el cuerpo, solo la cara, sino parecerás un chico neutro como ese de allá.
Nathan respiró hondo, jamás se habían metido con su físico hasta que conoció a Cindy.
Charles que estuvo mirando toda la interacción entre Cindy y Roger tuvo una idea. Era hora de romper en pedacitos esa relación.
—Ya que el Instaboy es tu crush para no perder el equilibrio necesitas un amigo lindo, ¿no es cierto?
Cindy exhaló sorprendida. Su ex jefe tenía razón.
—Yo seré tu nuevo mejor amigo lindo, seré mejor que Roger, lo prometo.
—¡Ay, no! Cindy no —protestó Roger abrazando más a Cindy.
—Aunque no lo parezca Roger hace muchas cosas por mí —respondió Cindy no queriendo aceptar la propuesta de Charles, aunque la idea no era del todo descabellada.
—Yo nada más y nada menos cumpliré tu sueño de conocer a Mr. Bean.
Los ojos de Cindy se iluminaron.
—Hola nuevo mejor amigo, me das tanto asco.
Una lagrimita de felicidad escapó de los ojos de Cindy. Charles sonrió con suficiencia. Roger pudo leer un: Te gané; en sus ojos. Pero esa guerra apenas comenzaba.
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Todos esperaron fuera del departamento de Cindy mientras ella y Nathan pasaban a Judas del departamento de Roger al de ella. No fue una tarea tan fácil pero al cabo de media hora pudieron hacerlo.
Entre Charles y Nathan tuvieron que ayudar a Roger al ir al baño, porque él alegaba que todo le dolía demasiado para siquiera abrirse el cierre del pantalón.
Charles tuvo que obligar a Nathan quedándose con él, después de todo por su culpa estaba casi que en la calle.
—¿Qué es lo que pretendes con Cindy Love? —preguntó Nathan una vez Charles y él se quedaron solos en la sala luego de dejar durmiendo a Roger—. Yo sé bien lo que quiero, mi artículo, pero tú, ¿qué buscas con ser su amigo?
—Si soy su amigo podré ayudarte con tu artículo, ¿no crees?
—Escondes algo, Soy tu mejor amigo, dímelo.
—Y que mañana aparezca en la prensa, no señor, ya no confío en ti.
—Charles ya te expliqué.
—No me interesa. Lo importante es que me quedaré sin casa luego que Cindy conozca a Mr. Bean, así que ve preparándome una habitación en la tuya, porque tú cargarás conmigo.
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A Graciela no le importó que Judas estuviera suelto, entró con un plan: Tomar el número de la audición de Cindy, y su identificación. Ese día ella se haría pasar por Cindy y triunfaría en la pantalla chica, ella ganaría ese concurso ahora que tomó una segunda oportunidad.
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Sebastián sabía que debía tomar una decisión con respecto a Cindy, esa souf cheff era un problema tremendo, pero todo se iluminó cuando su tío le pidió un cheff exclusivo para trabajar en la boda de su prima.
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Charles dejó a un literalmente drogado Roger en casa y se dirigió a las oficinas de su padre. Al parecer le daría una segunda oportunidad.
—Charles me has decepcionado en tanto sentidos que creo ya llegaste a tu límite. Y si me decepcionas en este te olvidarás que tienes familia. Estarás a cargo de la boda de tu hermana.
—¿Sam ya escogió fecha? —Eso de organizar una boda se le hacía de lo último, ni que fuera una madrina de honor.
—Sí, y tú te encargarás de que su boda sea espectacular. Quiero algo digno de mi princesa. Sabes que ella no es ostentosa, por eso quiero que alguien más organice su boda y sea una sorpresa.
—No te decepcionaré padre. Aunque pasé de economista a gerente de un hotel y ahora a agente de festejos.
—Exacto y todo por tu culpa. Vergüenza te debería dar admitirlo.
—¡Hermanito!!!! —Carolina entró al despacho corriendo para guindársele en la espalda—. ¿Cómo has estado? ¡Sam se casa en un mes!
—¡Un mes! Pero... padre es muy poco...
—Más trabajar y menos quejarte Charles, el dinero todo lo puede. Tan bueno soy que ya hasta te busqué algo de personal. Tu primo Sebastián contrató al cheff, quiero mucha comida, de todo tipo, que haya un menú que los invitados puedan elegir.
Charles tomó la carpeta que le daban y le echó una ojeada, pero su mirada enfocó y agrandó un nombre.
Cheff principal: Cindy Love.
—No, no, no. ¿Esta es la cheff?
Carolina leyó por sobre su hombro y sonrió.
—Oh, Cindy Love. Papá es una cheff expectacular —mintió—. Charles salió con ella, pero ella lo dejó. Ya sabes tu hijo es un mentepollo.
—¡¿Qué dices?! —Charles la empujó lejos de él.
—¿Tú fuiste novio de la hija de Mattew Love? Hay que ver que todo lo dañas Charles. Sí ella es la cheff, ni sé cómo la conseguimos. Más te vale tratarla bien y sobretodo retomar esa relación.
—¡¿Qué?! Pero... papá tú no sabes que...
—¡Silencio! Se obediente y a trabajar. Ya los dos váyanse que tengo una junta.
A Charles no le quedó otra que quedarse con las palabras en la boca y salir.
—¿Por qué hiciste eso? —Le preguntó a Carolina anonadado.
—Sabes que me gusta hacerte bromas pesadas, tu cara siempre es tan linda. Adiós, hermanito.
—¡Juro que te mataré!
Carolina solo le sacó la lengua trancándose las puertas del ascensor.
"Una boda, Cindy Love, relación. ¡Estoy jodido!"
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Tengo muchas razones para disculparme por el abandono. La verdad tengo mucha verguenza. Como sabrán he estado mal de mi cervical, pero no ha sido solo eso. Con mis problemas de la columna y los de mi país, llegó una depresión algo bastante fuerte, con tal que no he tenido ánimos de escribir algo gracioso cuando no me sentía así. Pero aquí estamos de vuelta. Esta historia en realidad no es muy larga. Sacando cuentas serían como unos 18 capítulos, espero conservar los ánimos para continuar subiendo un capítulo semanal. Disculpen mucho, mucho la demora, y entenderé si prefieren dejarla en su biblioteca hasta que la termine y puedan leerla de una sentada.
Gracias por sus comentarios y espero puedan entenderme.
En otro tema, hoy es el cumpleaños de Eulalia García. Eulalia tú eres una gran amiga, me has acompañado en muchas novelas, has estado allí escuchando mis dolencias y comprendiendo mis circunstancias. Hoy es tu cumpleaños y espero que lo hayas pasado genial, y que puedas reír un poco más con las locuras de Cindy y sus amigos. Abrazos fuertes!!!!!!!
Y bueno nos vemos la semana que viene. A retomar los motores!
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