[ C a p í t u l o - (8) : D u c h a s ]

Loren había pasado tranquilamente la primera clase, sintiendo de nueva cuenta ese sentimiento de nostalgia algo reprimido, esto último, por su situación actual. No obstante, no todo era malo. Tenía varios amigos, que, para ser criminales, eran más humanos que sus "amigos" de afuera.

-Oye Loren – Dijo Lewis.

- ¡Oh! ¿Qué ocurre Lewis?

-Nada, solo quería preguntarte si querías jugar una partida con nosotros – Dijo Lewis, quien jugaba ajedrez con Edward.

- ¿Estás loco? – Dijo Edward – Te va a pulverizar, porque juegas horrible.

-Mira, te voy a cerrar el culo – Dijo Lewis poniendo en jaque al rey de Edward.

-No tan rápido – Dijo Edward, tomando a su reina, moviéndola en diagonal, y comiéndose a la reina de Lewis.

-Eres un hijo de... – Lewis agachó su cabeza, recargándola en su mano, mientras Edward reía un poco.

Loren se rio de la actitud de ambos, pareciendo niños pequeños. Era extraño ver eso en dos personas que eran criminales.

-Entonces ¿Quieres jugar? – Preguntó Lewis.

-Claro – Dijo Loren, sentándose a lado de Lewis – Aunque... nunca he jugado ajedrez.

-No te preocupes, es muy sencillo, mira...

Lewis le empezó a explicar a Loren como funcionaban las piezas del ajedrez.

***

-Oye Ezra – Grant llamó la atención de Ezra para hablar con él.

- ¿Qué pasa, amigo? – Dijo Ezra.

-Solo quería... ¿Amigo?

-Si – Dijo Ezra, mirando el pasillo repleto de habitaciones en el que se encontraban, volviendo a mirar a Grant.

- ¿Por qué me dices amigo?

-Somos eso ¿No?

-Imagina que no fuera tu amigo...

Ezra se sorprendió con lo que le pidió Grant.

- ¿Por qué?

-No lo sé... – Grant empezó a temblar – Solo dime por mi nombre. De todas formas, sabes que soy tu amigo.

-De acuerdo – Para Ezra, era curiosa la forma de actuar de Grant sobre este aspecto, sin embargo, no quería preguntar.

***

Cuando fue la noche, después de la segunda sesión del Dr. Wayne sobre neurología, Loren se dirigió hacia las duchas. En el instituto, había dos enormes regaderas que eran idénticas a las de una prisión; por obvias razones, habían sido divididas entre hombres y mujeres.

Dejando caer el agua en su cuerpo, empapando su cabello, Loren miró con tranquilidad en la pared frente a ella, la cual se había empañado por el vapor del agua caliente.

Llenando de jabón su cabello y su cuerpo, enjuagándolos, lavando sus dientes con agua y un pequeño tubo de pasta dental, terminó de bañarse. Iba hacia las bancas para tomar su toalla, sin embargo, notó una figura extraña que se veía en la pared húmeda.

Limpiándola, vio a Jessica.

-Hola – Dijo Jessica, con un tono sensual, quien vestía con una toalla.

Lorena se asustó por la presencia de Jessica e intentó cubrirse su cuerpo.

-Tranquila – Dijo Jessica, levantándose y dejando caer la toalla, exhibiendo su cuerpo frente a ella – Ambas somos chicas. Tenemos lo mismo. Mismos gustos, mismos miedos... mismas partes.

Jessica comenzó a intentar tocar a Loren, metiendo su mano entre sus pechos, los cuales cubría con fuerza y desesperación.

-No sientas miedo, Loren – Dijo Jessica – De hecho, te puede ir mal si no dejas de resistirte ¿O acaso quieres ponerme a prueba?

Rápidamente Jessica metió su mano en la entrepierna de Loren. Ella sintió como los dedos de Jessica entraban más y más en donde no debían entrar. Sin embargo, no era una situación realmente confortable; era repulsivo en todos los sentidos.

-Estás húmeda – Dijo Jessica riendo – Parece ser que mi tacto te ha hecho bien ¿No es así? Has esperado mucho tiempo para que alguien acariciara tu lindo y mojado coño.

En el momento que Loren trató de quitarle la mano a Jessica, ella respondió tomándola con fuerza de sus manos y sosteniéndolas contra la pared.

-Maldita puta – Dijo Jessica a punto de besar a Loren - ¿Quién te has creído?

Loren pudo sentir el aliento de Jessica, feroz y horrido como todo su ser. Ella volteó su rostro para no sentirlo, con lágrimas en sus ojos, cosa que Jessica recibió con un puñetazo en el estómago, haciendo que ella se agachara por el dolor; seguido de eso, la luchadora la tomó por las orejas y le dio un rodillazo en la cara, sacándole sangre y haciendo que no pudiera levantarse.

- ¿Sabes algo? En la posición en la que te encuentras eres encantadora. Pero tu delicioso coñito de cerda puede esperar. Te veré luego... mi ramera...

Jessica se alejó lentamente, mientras se ponía su bata para ir a los vestidores. Lorena, sangrando, comenzó a llorar en posición fetal, dejando que el agua cayera sobre ella. El llanto fue silencioso, pero para ella, era el infierno en su totalidad.

-Oye – Dijo una voz familiar - ¿Estás bien?

Mirando hacia arriba, vio a Paola, quien tenía su toalla para dársela a Loren.

-Vi lo que te hizo esa desgraciada. No tienes porqué preocuparte. Ella ya no está – Paola le extendió la mano.

Loren la tomó y pudo levantarse, aun sangrando por la nariz.

-Oye ¿Esta es tu ropa? – Paola le pasó su toalla con su ropa.

-Si... esa es mi ropa.

-De acuerdo. Tómala y vístete rápido antes de que vuelva Jessica.

Loren le pidió a Paola que la dejase sola para poder vestirse, cosa que ella aceptó y se alejó. No obstante, al ultimo momento, Loren se arrepintió.

-Espera – Dijo Loren – Mejor quédate aquí, no quiero que ella vuelva.

Paola miró con tristeza a Loren. Sin decir palabra, ella se quedó allí, no mirando lo que hacía Loren y evitando ver en lo más mínimo.

Cuando terminó de vestirse, portando una playera blanca y pantalones grises holgados, caminando sin calcetas y sin zapatos, fue hacia Paola.

-Gracias por quedarte.

-No me agradezcas – Dijo Paola – Simplemente ten más cuidado con las personas de este lugar. Hay personas muy raras y otras más, están locas.

Loren rio un poco, aunque seguía triste por lo que le había pasado, queriendo llorar.

-No tengas miedo de llorar, Loren – Dijo Paola – Solo hazlo. Nadie te juzgará.

Loren no pudo detenerse más y dejó salir sus lagrimas como una cascada y su llanto no se detuvo igualmente; lloró desconsoladamente por todo lo que había vivido allí, desde que había sido encarcelada por algo que no hizo pero tuvo que reconocer como su culpa, hasta eso; ser casi violada por una reclusa. La tristeza de Loren fue tal que no pudo sostenerse. Paola puso el rostro de Loren en sus hombros y la acarició en su cabeza, pelirroja con el tinte cayéndose y volviendo a su castaño color natural.

***

Diario 023

Las personas en esta celda son muy particulares. Ninguna de ellas parece ser culpable del todo. Esto no confirma mi teoría ni mucho más, solamente es una introspección que he hecho conforme lo que he visto. He sobre pensado las cosas como no debí haber hecho.

Grant es un sujeto alegre, al igual que Ezra, Edward, Lewis y Loren. Todos ellos no son culpables de mucho, salvo algunas barbaries que posiblemente yo hubiera hecho.

Viendo a todos los demás, no son más que un conjunto de cobardes, maricas y soquetes, cuyo fin es meramente existir; ninguno parece tener la ambición necesaria para actuar. A todos ellos puedo desearles lo peor, pero son tan insignificantes para poder recibir ese regalo.

Jessica me causa curiosidad, sinceramente. Ella es una mujer violenta, puedo verlo en su mirada, en su actuar. Creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que estoy ante una "extrovertida inestable", si lo veo desde el modelo de Hans Eysenck.

Todo lo que veo son mediocres criminales, de los cuales me pregunto que demonios hacen aquí. Quizá fueron bastante incompetentes para poder vivir en la cárcel como se lo merecían; sobre todo el marica de Dhúl. Ese sujeto es sumamente repugnante. Egocéntrico, narcisista y un completo a letrado, acéfalo, mono neuronal, coprofágico, eunuco y estéril. No cabe duda de que es alguien manipulable. Solo necesité un poco de mi labia para poder hablar con él sin temor y que pudiera confiar en mí. Con el resto es serio y petulante. Veamos cuanto le dura su farsa de "niño rico". Si, lo dijo bien Maxwell; "Llegará el punto donde mates por placer". Si tiene algo bueno que ofrecer, probablemente no lo haga, o tal vez sí. Lo que sea primero.

Espero tener suerte y poder seducir a Dhúl, lograr ponerlo de mi lado y usarlo a mi favor. Ojalá sea tan maleable como se muestra.

Otra cosa que debería intentar es, tal vez, hacerme amigo de Ruben. Es un sujeto demasiado incompetente, al igual que el resto, quedando como anillo al dedo. Pero estoy seguro de que será más útil de lo que parece.

Como ultimo detalle, puedo decir que Paola es una fascista en potencia; o tal vez solo le encanta darle la razón a los profesores; todos ellos no son más que reclusos con bata, con traje, con vestimentas formales, que buscarán inculcarnos cosas que nunca usaremos en nuestra vida. Mediocres sujetos. Me da asco escribir de ellos y profanar esta bella libreta.

Escribir horrible me salva por completo de que ellos logren descubrir algo, lo que sea, de lo que fuera, que está aquí. Quien sabe que ocurriría si supieran lo que estoy diciendo; en el mejor de los casos, serían cosas insignificantes para ellos...

Atte. Dolphin, W.

***

La siguiente clase estaba por comenzar, ahora a cargo del Dr. Louis, quien misterioso y algo arrogante, caminaba hacia el aula.

-Sean rápido jóvenes, o de lo contrario no podrán escapar de aquí.

Loren, Grant, Edward, Lewis y Ezra se metieron. Todos entraron con tranquilidad; todos excepto Loren, quien pudo ver a Jessica a lo lejos, quien reía un poco con su grupo de compañeros.

Loren miró con odio a Jessica; esto lo notó Ezra.

- ¿Qué sucede, Loren?

-Oh, nada Ezra.

- ¿Segura? Te veo más seria de lo normal ¿Estás triste?

-No... estoy furiosa solamente.

- ¿Furiosa? ¿Con qué?

Loren miró detenidamente a Jessica, pero no con miedo, sino con enojo y con el ceño fruncido; Jessica la notó, mostrándose seria al inicio, aunque después empezó a sonreírle, como si fuera una mofa.

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