[ C a p í t u l o - (2 8) : F a u c e s ]
Nauseabundo era el característico más endeble para afirmar que era lo que se encontraba en su olfato, y escabroso era algo minúsculo para definir que era la cosa que tenían frente a sus ojos. No era un demonio y claramente hubieran preferido eso antes; al menos Edward y en parte William; era algo más familiar y cercano a lo antes presenciado.
Las cuerdas vocales de la muchacha pútrida emergían como retorcidas notas de un violín mal afinado, el cual restregaba los hilos del arco en sus cuerdas secas y sin vida. Era como escuchar el rugir de un oso en una alcantarilla; el eco muerto emergía de cada nota que su tono de voz relucía, en cada segundo.
La evolución de lo que era aquella abominable creación de la existencia, era inteligente en un sentido absurdamente oscuro; la pequeña mujer, cuyo rostro era repugnante, se alimentaba de sus propios hijos, los cuales clamaban su nombre y la idolatraban como si se tratase de algo más; algo real, algo sin muerte en su esencia.
- ¿Qué demonios es esto? ¡¿Es acaso una puta broma?! – Exclamó el psicólogo, a la par que el par que los acompañaba veían con cierto sentir a la mujer; Grant con cierto asombro; William, de alguna manera, sentía un poco de morbo por aquella criatura. No un morbo sexual o deseo carnal desenfrenado; era algo más interno, personal y puro. Un interés sobre aquello que no encuentra refugio en lo vivo. Un refugio en lo muerto.
-Ella es Erika en realidad – Dijo William – Parecerá algo normal, incluso bello por fuera ¡No se confundan con algo así! Las apariencias causan distorsión en un estado absoluto.
- ¿Qué se supone que debemos hacer? – Dijo Edward.
-Grant – William volteó a ver a Grant a los ojos, siendo cubiertos por el cristal de sus lentes que reflejaba el brillo de su brazo - ¿Opciones?
- ¿Tienen algo inflamable?
-No, que yo tenga entendido – Dijo William.
-Entonces será mejor que salgan corriendo.
- ¿Sabes cual es la dirección? – Preguntó Edward a William.
-Sígueme. Esto ya no está en nuestras manos.
William y Edward se alejaron más y más de Grant, convirtiendo sus conversaciones en meros susurros de eco, los cuales se hacían más indistinguibles a medida que los segundos transcurrían con naturalidad. La criatura, sin perder el sórdido encanto de su aspecto, miró con aquellos ojos pútridos y desagradable a Grant.
Las cuerdas vocales de Erika, si bien no eran las más saludables y legibles para cualquier persona en un estado normal, eran todavía palabras y contextos significativos dentro de lo humano; se podría decir, que hablaba como si estuviera en una cama, a punto de morir.
-Graaant... Yo te recuerdooo... – Decía Erika con total naturalidad y sin ningún tipo de arrebato.
- ¿Me conoces? – Preguntó nervioso Grant, sin perder de vista su porte severo y magnánimo, a la vez - ¿Cómo?
-No recuerdas, ¿verdad?
Grant conservó su puño en luces, a la par que escuchaba el discurso que Erika tenía para él. Escuchó con lujo de detalle cada palabra que emergía de la boca del cadáver viviente, el cual no era más que una mezcolanza de inefables sensaciones visuales y olfativas.
-Oh... Sii... Eras un gran amigo de Gunter... – Dijo Erika – Lo sé... porque...
- ¿Gunter? ¡¿Gunter Hitler?!
-No mencionessss... – El cadáver apuntó con su dedo cadavérico, repleto de una colgante piel pútrida y repleta de pus – No digasss... El apellido Hitleeerrr...
- ¿Qué tiene de malo aquel apellido? – Preguntó curioso Grant.
-1939, 1945 y muchos cadáveres cual gotas de lluviaaa.... – Dijo la criatura – Debes de escudriñar por tu cuenta...
- ¿Debería yo ser quien te conceda el derecho a mantenerme en duda y no tu quien me otorgue, de manera obligatoria, tal información con el riesgo de morir?
-Ya estoy muertaaa... – Dijo Erika.
-Pero yo se, incluso mejor que tu, que la muerte que aparentas no es "Muerte". Es solo la peor forma en la cual uno puede vivir una vida más.
- ¿En verdaddss...? ¿Igual que tu...? – Volviendo a apuntar con su dedo, dirigió sus palabras a Grant – ¿Qué me cuentas sobre Lara...?
Grant se escandalizó. Su cuerpo comenzó a sentirse frio y su estremecimiento podría incluso observarse en su pálida y fantasmal mirada, la cual no le evitaba tener el ceño cual humano que era ahora un "gato atrapado". De inmediato, en elk instante que aquella preocupación surgió, Grant retomó su porte friolero y habló como buen alemán de la vieja escuela; con seriedad y un tanto de brusquedad.
- ¡¿Quién te has creído tu para hablar de ella, como si todo su ser no fuera sino motivo de mi desdicha y de mi más profundo sentir humano?! Su existencia en el pasado es lo que ahora me guía para vivir como lo que en algún momento fui.
- ¡Tuuuu! ¡Tuu la mataste! – Las palabras arrastradas de Erika se desvanecían, como si ahora no tuviera temor por recriminar hechos – Tu causaste que Lara y Minerva murieran... ¿Quién más hubiera sido el artifice de toda su desdicha sino tu elección? Cualquiera de las dos les deparaba un destino desgarrador. Si morían a tus manos, verían con horror como quien tanto amaron ahora se volvía en contra de ellas; por el contrario, tus "amigos" nacionalistas y fascistas, embriagados por esa pseudo existencia de un nuevo mundo, convertiría a tus queridas en solo carne; para comer, para incinerar y... si se hubieran puesto creativos... para desvirgarlas.
- ¡Cierra la boca! – Dijo Grant, con un colérico estado - ¡No tienes la valía humana para lograr definir que clase de elecciones tuve que elegir, cual sea que sea tu mayor dificultad en la vida! ¡Solo yo fui capaz de escoger lo mejor!
- ¡Eres tan farsante y manipulador como siempre, Grant! – Dijo Erika, exasperada y con un tono áspero en sus movimientos, los cuales eran erráticos y su porte no dejaba de lado su abdomen desgarrado con raíces acariciando sus órganos en putrefacción. Levantada y enfrentado cara a cara a Grant, su cuerpo comenzó a ser sujetado por raíces en toda la esquina - ¡Eres tan cobarde como un alemán del régimen Nazi! ¡Tu mera existencia puede equipararse a los cientos de alemanes que fingieron vivir en una ideología por miedo a morir! ¡No fuiste capaz de enfrentar a la desgracia y lograr salvar a tus queridas! ¡Tu esposa está siendo profanada por millones de ángeles en donde debería de estar! ¡Tu hija tal vez vague cual espíritu desgraciado por quien sabe cuántos sitios!
- ¡No dejaré que sigas tu discurso!
- ¡¿Y que demonios harás?! – Gritó Erika, quien cambió su forma a la de un manojo de tentáculos, los cuales tenían escamas y manchas oscuras. Estos tentáculos emergieron de todos los huecos. Estos mismos huecos tenían trozos de carne rasgada, la cual colgaba de forma repulsiva. Su apariencia estrambótica se vio mayormente influenciada en desagrado cuando los tentáculos se mezclaron en todo el cuerpo, causando que se convirtiera Erika en una montaña de serpientes escabrosas sin hocico ni lengua.
- ¿Será que tu apariencia no es más que una muestra fría de lo que eres en realidad?
-Erika... Se fue... – Dijo el ultimo suspiro de Erika en aquel manojo de criaturas alargadas. De sus uniones, enormes bocas con dientes filosos y en posturas irregulares, los cuales desprendían un hedor nauseabundo en nubes visibles de vapor amarillo. Grant notó una enfermiza familiaridad con aquel gas; su mero hedor y sensación en su cuerpo, la cual no es mortal, le hizo revivir fantásticos escenarios pasados y reminiscencias desagradables.
-No debo soportar esto – Dijo Grant, con frialdad. Abriendo su dedo índice de la mano derecha con sus dientes, la sangre que emergía de allí, como si de un campo de atracción magnética se tratase, se juntó poco a poco en su mano, haciendo que esta forjara una enorme esfera de sangre brillosa y energía.
Tan rápido como la criatura se dispuso a abalanzarse hacia Grant, este fue más raudo que la bestia y lanzó su esfera de sangre. Esta perforó gran parte del manojo de tentáculos. Estos mismos comenzaron a regenerarse, lo cual llamó a Grant que debía de hacer más; lograr mayores y eficaces daños.
-No pienso tener la mínima clemencia contigo, ser inefable e inhumano.
Grant volvió a formar una esfera de energía sanguínea en su mano derecha, la cual convirtió en varias agujas filosas y cristalinas. Su figura era afilada y su postura, con objetivo. La criatura se abalanzó hacia Grant, cubriendo todo su cuerpo con los tentáculos de manchas oscuras. Este mismo sintió la pesadez de todos aquellos manojos de calamares deformes, los cuales lo limitaban a moverse de forma ruda y sin ningún tipo de contención.
-Creo... ¡Argh! – Dijo Grant, sintiendo como los tentáculos apretaban más y más, acercando sus codos contranaturalmente a su abdomen – Creo... Creo que me comprendiste a la perfección cuando dije que eras inhumano... No eres racional...
Grant había ensartado todas las agujas de sangre en el cuerpo de la criatura, que no sintió tal cosa puesto a que el sistema nervioso que los mantenía sensibles era el de Erika; un diente de león es imposible que sienta dolor si es que su huésped se encuentra profundamente dormido o completamente erradicado.
-No debiste subestimar mi capacidad. Seré todavía un ser humano en esencia... pero mi humanidad ha abandonado a mi cuerpo – Las agujas de Grant se esparcieron cual crecimiento de un cristal dentro de minerales rocosos. Las agujas explotaron dentro del cuerpo de la criatura y se convirtieron en esferas filosas, similares a una estrella, las cuales atravesaron todas las paredes de la criatura. Esto causó que Grant pudiera quitársela de encima y sentirse más libre, puesto a que la criatura estaba descuartizada.
Esta no hizo nada más que regenerarse, sin actuar de un modo diferente. Su hostilidad no disminuyó.
-Eres un ser aborrecible. No pienso vivir con el hecho que existen cosas peores que tú. Indiscriminadamente puedo afirmar que tu existencia, además de blasfema, es solo un chiste de mal gusto. Yo no soy una mofa de la existencia; yo he tenido tributos a lo largo del pueblo Henkar, y ninguna anomalía inhumana como tu será capaz de hacerme frente.
Grant entonces, con el ultimo aliento de sus venas brillantes, aspiró un ultimo dialogo entre él y la criatura.
-No eres más que un accidente, el cual espero ocurrir... ocurrir aquí y cerca de mí...
Con ferocidad, Grant dejó salir toda su sangre brillante en una esfera de energía, la cual tenía la apariencia de una brillosa bola de cristal. Sin pensarlo mucho y notando las intenciones de volver a atacarlo, disparó la esfera a la criatura y esta sintió como todo su cuerpo era destrozado por la explosión de cristales, haciendo que lentamente el ser se paralizara. No era fácil regenerarse con más de una extremidad arrancada. En este caso, más de siete extremidades.
Los tentáculos fueron partidos en varios pedazos; algunos de hecho se clavaron en la esquina de las paredes. El ruido de aquella pelea era solo el eco que adornaba toda la academia, sin embargo no era nada del otro mundo. O eso era lo que pensaba Grant.
Oficiales del instituto L Y N X persiguieron el ruido desde donde sus agudos oídos lograron identificar. Entraron en la oscuridad y encontraron un cuerpo parado en frente suyo. Grant no hizo ningún tipo de movimiento ni opuso resistencia alguna. Estaba completamente agotado y su sentir no era más que una burla.
Su energía vital había sido consumida; al menos, lo que parecía ser Erika, murió.
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