[ C a p í t u l o - (1 4) : D r a. - S a n d y ]

Después del descanso de la mañana, con calma y con hambre saciada, los criminales fueron a su siguiente foro. Este tenía a la Dra. Sandy, quien se mantenía cubierta de vendajes en todo su cuerpo, dejando expuesto su cabello oscuro abultado o afro. Ella se mantenía estática en un banco de madera, bastante elevando, con las manos y las piernas cruzadas en el aire. Todo era un poco inquietante para los prisioneros.

Loren fue la primera en entrar a la habitación para el nuevo foro de exposición de la expresividad no verbal; la exposición de ello estaba siendo no solo bastante demostrativa, sino particularmente llamativa para los que estaban entrando después de Loren. Nadie expresó su inquietud, su nerviosismo. Solo veían con pasividad mientras la marioneta viviente, con todo su cuerpo cubierto de vendajes, dejando solo emerger su cabello negro abultado y con la vestimenta de una doctora, se mantenía estática.

Al momento de que todos los criminales se sentaron para esperar alguna orden o alguna expresión de aquella cosa, no recibieron más que un pequeño papel que se encontraba en cada una de sus bancas; este mismo decía:

Lo que encuentres en el interior de tu asiento, ese objeto seré yo. El que tenga más creatividad para moverme, podrá escuchar lo que yo diga. De caso contrario, perderás cualquier contacto conmigo. Trabajen en equipos

Dra. Sandy

Todos decidieron hacer caso de lo que aquella cosa pedía. Loren, con su grupo de compañeros predilectos (sus amigos), vieron en el interior de su asiento, encontrándose con un maniquí, que usualmente es usado por los dibujantes de anatomía. Solo había siete en total; cada uno de estos fue tomado por un miembro de los equipos formados; Loren había sido la elegida para tener al maniquí.

Todos los otros grupos intentaron poses extrañas, pero no lo suficientemente impactantes; se resumían a juntar las extremidades hasta volver a los maniquíes en esferas de arrepentimiento; otro equipo intentó extender completamente la figura, no recibiendo solo que esta se partiera en dos; era el equipo de Dhúl.

Loren, por su parte, tenía a Ezra y William, intentando darle una posición creativa al maniquí, para que este pudiera ser lo suficientemente convincente para poder ser funcional para la Dra. Sandy. Todas las poses eran imitaciones extrañas y contorsionadas de esculturas o pinturas renacentistas.

-Deberíamos poner este brazo aquí, William – Decía Ezra.

-No pienso dejar que la figura no tenga el extensor correcto.

-Peor si lo intentas ¡Podemos destrozarla!

-Solo deja que me encargue, Ezra – William extendió una de las manos y su brazo hacia la pierna más lejana. La tensión de las partes del maniquí se hacía más manifestable; esto era un problema para William - ¡Estúpida pieza!

Al final de todo, quien tuvo la mejor figura no fue ni el equipo de Loren, ni el de Paola, mucho menos el de Dhúl. El equipo que tuvo la mejor figura y la mas explicita fue el de una mujer, llamada Carolina, que había hecho una excepción a la regla; su idea creativa fue de arrancarle partes a toda la figura, hasta convertirla en una especie de hombre de madera descuartizado.

- ¡Maldita sea! – Dijo Loren con un tono algo infantil.

-Oye – Antes de que Grant dijera algo más, la mujer del banco comenzó a caminar hacia los que habían hecho bien la pose de la figura, esto, con el fin de hablarles directamente.

La conversación entre ellos fue muy confusa. La voz que salió de la mujer de los vendajes era difícil de codificar. No era en un lenguaje que ningún ser humano haya leído, escuchado o sabido de él antes.

Sandy charlaba de forma pacifica con el grupo que había logrado hacer bien la figura con la madera. Era extraño siquiera creer que algo así fuera posible. La mujer, la Dra. Sandy, simplemente movía su cabeza, mientras su cuerpo producía un sonido metálico con letras y palabras sin sentido alguno. Al parecer los que lograron hacer adecuadamente la posición del maniquí entendían a la perfección a la particular doctora. Todo fue algo sumamente escabroso para quien estuviera allí.

- ¿Qué es lo que dice? – Dijo altaneramente uno de los miembros del grupo de Paola.

-Dice que debemos de buscar entre todos nuestros asientos, más bien en las tablas de los mismos, un par de ojos que combinen con el maniquí – Respondió Carolina.

Carolina era una mujer de complexión delgada y de baja estatura, tenía la tez morena, aunque era más tostada que otra cosa, su cabello era negro con destellos morados; vestía con falda negra corta, su camiseta tenía la cabeza de un demonio con botones por ojo y cuernos apagados; era un peluche. Vestía con mayas y tenía cadenas entre su falta y su camiseta.

Loren veía detenidamente a Carolina; su mirada, a pesar de mostrarse algo tierna, tenía un profundo vacío en sus enormes ojos negros, los cuales veían de forma penetrante a todo aquel que lo viese; eso incluyó a Loren, quien se sintió inquietada por ella.

Posterior a eso, todos comenzaron a buscar en los asientos, más bien es las maderas de trabajo, si había algún compartimento oculto para sacar el par de ojos que la nueva Dra. Sandy buscaba. Todos encontraron varios pares, que eran más como enormes piezas de domino, las cuales estaban pegadas en las maderas. Estas mismas tenían ojos, desde los más puros, pasando por un par horrible, y concluyendo con ojos bestiales, como si se tratase de una criatura.

El equipo de Loren se encontró con un par de ojos morados con mirada simple y sencillez en su semblante, sus cejas pobladas y con lo que parecía ser el patrón de anteojos en toda la madera. La pequeña tabla de madera era un tanto liviana; no dejaba de ser un juguete antiguo para Loren.

Cuando encontraron el par, se dijeron entre todos que debían darselos a la doctora, cosa en la que todos estuvieron de acuerdo; Edward quiso apreciarlos una vez más antes de que fueran otorgados a la doctora. Loren caminó hacia la doctora y le entregó el par de ojos. Estos mismos fueron recibidos por ella, quien dejó caer el vendaje de todo su rostro y el resto de su cuerpo.

El salón completo había tenido solo tres emociones remarcadas; asombro, temor y una vaga sensación del insólito sin cordura alguna. Todos veían que la Dra. Sandy tenía partes de su rostro que habían sido arrancadas, como si tuviera tres huecos para piezas como sus ojos en su rostro. El resto de su cuerpo tenía horribles quemaduras.

Los huecos en su rostro eran lo más desagradable para quien la viera directamente en su rostro. Esos huecos tenían la forma de lo que hacía falta allí; en donde iban los ojos, un par de cuencas vacías, con una profundidad que podía penetrar inclusive el alma de quien lo viera; en la zona de la nariz, dos pequeños orificios, en los cuales entraba la respiración; y en la boca, una mandíbula sin carne, como si fuera un cadáver.

Todo se hacía cada vez más incómodo, y el hecho de entregarle los ojos no lo mejoró, o al menos, no de la forma en la que Loren le gustaría que hubiera mejorado. Loren sintió mayormente incomoda y desafiante la presencia de la mujer, quien la veía detenidamente con esos ojos purpuras, o violetas, o quien sabe su origen del color, con ese semblante relajado, frunciendo el ceño.

No se podía ver fijamente sin sentir un poco de repulsión a lo que ellos veían. Ni siquiera los que antes habían sido doctores podían explicar que era lo que sucedía. Todo se tornaba un poco oscuro en esa sesión. Loren no pudo siquiera pensar en otra cosa que no fueran los huecos.

De nueva cuenta, solo comunicándose con el grupo central, es decir con los que habían logrado armar su figura, les dijo en el mismo lenguaje sin sentido, lo que ahora tenían que hacer; debían encontrar una nariz, en los tablones del suelo. El piso era un completo desastre, pero había algunas tablas de madera que tenían pequeñas partes emergentes, las cuales eran posibles candidatos a ser lo que la doctora buscaba.

Loren levantó varios trozos, encontrándose con narices horribles; estas tenían erupciones purulentas y su apariencia era la de alguien suma cantidad de grasa. No era para nada confortable todo lo que pasaba, pero tarde que temprano terminaría; el equipo de Dhúl logró encontrar una nariz perfecta; puntiaguda, delgada, con lindas curvaturas y sin mucha abertura en sus fosas nasales. Era la nariz de ensueño.

Como último ejercicio, volviéndose a dirigir con el mismo equipo, les pidió que todos buscaran una boca perfecta para la Dra. Sandy. Este podía estar escondido en las paredes del aula. Grant y Ezra comenzaron a rascar con fuerza en las paredes, buscando quitar lo que era el tapizado de toda el aula.

El equipo de Carolina iba ser quien encontraría aquella boca maravillosa para la Dra. Salty, teniendo poca suerte al momento de sacarla; esta, logró caerse después de rascar un poco en la pared y ve un enorme almacén detrás del tapizado, pareciendo la casa de una mujer despechada. Carolina iba a tomarla, sin embargo, William fue más rápido que ella y la tomó del suelo.

-Gracias Carolina – Dijo William, sintiendo la mirada de odio por parte de ella, pero no prestándole importancia.

Esa boca tenía los labios grandes, o más bien equilibrados, con humedad en los mismos y con un lunar en uno de sus labios. Al momento de dárselo a la Dra. Sandy, esta logró reconstruir lo que era una cara desorganizada o meramente descuidada.

- ¿Ahora todos me entienden? – Preguntó la Dra. Sandy – Espero que si porque esta clase sobre la expresión corporal acaba de comenzar.

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