🌊 ፧ 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼 • ✦⁾
La noche llegó y con esto el calor fue disminuyendo considerablemente.
La bicicleta de Sunoo se encontraba encadenada a una barra junto a la cafetería.
─Veo que ya cerraste ─la voz gruesa de Sunghoon asustó a Sunoo, quien dio un saltito por el susto.
─¡Dios, casi me da un ataque cardíaco!
─Eres como un cachorro, te aterra todo ─Sunghoon río burlón, y al voltear a verlo Sunoo vió la mirada llena de burla y altanería en su rostro.
─¿Qué necesitas, Sunghoon?
─Ya no soy "Señor Park" ─hizo entrecomillas.
─Ya no estamos dentro de mi local, y no hay ni una poca pizca de respeto que te tenga, Sunghoon.
─¿Ni una? Eso no es muy amable, cereza.
─¿Cereza?
─Tienes un leve olor a cereza en ti. Es lindo ─Sunoo se sonrojó.
─Y-yo debo irme a casa, ¿necesitas algo, Sunghoon?
Sunghoon levantó los hombros y volteó su cara, fijando su atención en unas flores que había fuera de la cafetería. Todas fueron acomodadas cuidadosamente por el omega. Se dividían por tipos; primero estaban las margaritas, luego los tulipanes, después las rosas y al final los crisantemos.
─Venía a pedirte disculpas, cereza. No debí haber hecho todo ese escándalo esta tarde en tu cafetería, no volverá a pasar ─puso una mano en su pecho como forma de jurar y miró directamente a los ojos de Sunoo.
Unos lindos ojos, pensó Sunghoon.
─C-claro, Sunghoon. Yo te perdono, y sinceramente siento que fue más el calor del momento.
─Sí, solamente creo que Riki te trata un poco mal, cereza. No dejes que nadie te trate de una manera que no mereces.
─Sunghoon, no te entrometas en esto ─el tono serio en la voz de Sunoo llamó la atención de Sunghoon, quien al verlo lo encontró viendo sus zapatos.
─Está bien, cereza, pero cuando lo notes te diré que te lo dije.
─Riki es un buen alfa ─susurró Sunoo.
Realmente pareció más un comentario para él mismo que para Sunghoon, pero no se detuvo a escuchar la respuesta de Sunghoon ya que se encontraba montando su bicicleta hacia su hogar, ignorando la mirada intensa del contrario en él.
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Sunoo adora las mañanas, el recoger las frutas con la fresca brisa de la mañana, sentir los primeros indicios de la calidez del sol y sentir la tranquilidad del pequeño pueblo.
Algo que Sunoo también adora es salir a caminar con su perro Gaeul, este gran amigo peludo que adora a su dueño y le gusta correr por la playa, cada cierto tiempo volteando a ver a Sunoo, quien solamente camina.
Durante sus paseos le gusta pensar y reflexionar acerca de lo que sucede en su vida. Normalmente reflexiona de cosas sin importancia como qué es lo que más le gusta de su vida actualmente, y otras veces reflexiona acerca de su vida pasada.
¿Estuvo bien abandonar esa beca en Princeton?
El omega sabe porque lo hizo, tenía sus razones.
La presión constante de una vida que él no deseaba en el futuro lo carcomía. Pero, ¿fue lo correcto irse?
Desaparecer una noche, solamente dejando una carta y un número de teléfono donde llamar para saber si él se encontraba bien.
Sunoo tal vez se asustó de ese futuro con el que su padre lo presionó desde que nació.
Tal vez lo único que Sunoo quería era tener una linda cafetería con flores en la entrada. Tal vez, Sunoo lo único que quería era tener una cabaña pequeña, con imperfecciones, pero imperfecciones que fueron causadas por sus cachorros jugando o él disfrutando de su vida con su pareja.
Sunoo no quería ser un autor reconocido por todos, con best sellers, o un tipo de crítico snob que quería criticar a todos e impresionar a su padre. Él solo quería ser feliz.
Después de unos minutos perdido en sus pensamientos, escucha el ladrido de Gaeul, quien al notar la atención de su dueño empieza a correr a toda velocidad.
Sunoo se rehúsa a tener que volver a hablar con el tarado del dueño del barco de la zona sur solamente porque a Gaeul le gusta robar pescados.
─¡Gaeul! ¡Vuelve aquí, enorme bola de pelos! ─Sunoo empieza a correr persiguiendo a su gigante perro que corría por toda la playa en dirección al puerto.
Después de unos minutos corriendo y persiguiendo a su querido Gaeul, Sunoo lo pierde de su vista ya que este se escondió detrás de unas rocas grandes y barcos que son guardados en ese lugar cuando están siendo remodelados.
A Sunoo le aterra ese lugar, siempre está solitario o lleno de alfas vulgares que intentan sobrepasarse con él si es que llega a salir solo.
Como en este momento.
Solo que espera que por la hora estos aún no hayan llegado.
─Hola, amiguito, pareces perdido ─la voz familiar de la voz de un alfa estremece a Sunoo, dando la vuelta y no encontrando a alguien.
Hasta que al asomarse por la esquina del barco encuentra a Sunghoon con una rodilla en la arena mojada y acariciando a Gaeul, quien gustoso se acerca a la mano de Sunghoon.
Los rizos de Sunghoon están escondidos debajo de una gorra color azul marino volteada hacia atrás, dejando escapar el final de sus rizos. Lleva un overol pesado de pesca en él y debajo una camiseta con el grabado de the Rolling Stones desgastada.
Una roca mojada hizo resbalar a Sunoo, quien cayó golpeando su trasero en la arena mojada.
Un "iugh" escapó de sus labios, llamando la atención de Sunghoon.
─Buenos días, cereza. ¿Qué haces por estos rumbos? ─la sonrisa coqueta de Sunghoon le desagrada por un momento a Sunoo quien hace una mueca.
─Siempre tienes que tener esa sonrisa en tu cara ─Sunoo se levantó rápido, limpiando con sus manos su trasero lleno de arena.
Los pantalones de color celeste pastel era suave y de una tela que volaba con el viento, pero lo mantenía fresco, su suéter de color granate lo cubría por completo y lo hacía ver más pequeño de lo que era.
─Haces que lo mejor de mi quiera salir, cereza. Además, encontré a este gran amigo, ¿acaso es tuyo? ─Sunghoon soltó a Gaeul, quien despreocupado se acercó a su dueño y se sentó a su lado, mordiendo la correa que tenía en sus manos.
─Si, se llama Gaeul y me hizo correr hasta este lugar espeluznante. ¿Qué rayos haces aquí?
Sunghoon rió y limpio sus manos en su overol pesado.
─Bueno, cerecita, te presento a 'Matilde', el mejor barco de la nación, tan rápido como un tiburón, fuerte como una ballena y más bella que la mismísima Marilyn Monroe ─Sunghoon eleva sus dos brazos señalando al pequeño barco a su lado. La felicidad de Sunghoon provocó que Sunoo le mostrara su dulce sonrisa a un Sunghoon que parecía emocionado como un cachorro ante un barco.
Un barco que se veía bastante desgastado. La pintura blanca se veía decaída y llena de huecos y un poco de moho en la punta, la palabra 'Matilde' se veía desgastada debajo de la madera del barandal, su cabina se veía corroída y apuntó de caerse.
─Esto es adorable, Sunghoon. ¿De donde lo sacaste? ─toco con sus delicadas manos la madera y sacó una alga que se encontraba pegada.
─Bueno, cereza, mis abuelos son de aquí, y cuando mi abuelo murió me dejó este barco. Él sabía mi deseo de venir a vivir aquí, y Riki no quería hacerse cargo de este barco, así que yo lo tomé ─acarició la madera y con la yema de sus dedos delineó el nombre de Matilde─. Matilde era mi abuela, murió hace muchos años y mi abuelo llamó a este barco en su honor.
Sunoo se acercó a Sunghoon y lo abrazó.
Él omega de Sunoo le dijo que lo hiciera, y el alfa de Sunghoon ronroneó feliz.
─Es una linda historia. Espero puedas recuperar la belleza que debió haber sido este barco.
─Lo podré hacer, cerecita. Todos los días estaré aquí a las 8:30am. Espero que me acompañes algún día, bonito.
Sunoo se sonrojó y llamó a Gaeul para regresar a casa, pues ya se le hacía tarde para llegar a la cafetería.
─N-nos vemos luego, Sunghoon.
Sunghoon volteó a verlo desde arriba del barco y guiñó un ojo.
Desde ahí, vio al omega abandonar la playa y dirigirse a su casa.
Sunghoon suspiró. Tal vez Sunoo le gustaba más de lo que quería aceptar.
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