Arco I. Parte III

《—Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tu mismo.》

-Artemisia
Eileen de
Alger Obelia.

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—La interacción entre esos dos es tan emocionante-

—Oh, ni lo digas, este drama está como para morirse.

Las damas fantasmales presentes soltaron una carcajada.

—¿Vieron la mirada del emperador? Sus ojos destellan amor -dijo otra con sarcasmo-

Simplemente suspiraron.

—Vamos, debemos cuidar de la princesa.

[Es sólo verlo, llamar su atención e ignorarlo. Nada más] me repetía mentalmente.

Ya con las flores en mis manos y los nervios a flor de piel, me encamino por el mismo camino que el hombre guapo, parecía apurado por lo que deberá de tener alguna reunión importante con los nobles o con el emperador. No pierdo nada yendo por aquél pasillo.

Ya llevaba unos minutos caminando hasta que veo a alguien doblar el pasillo y caminar hacia mí.

La toga que utilizaba le quedaba perfectamente bien, pues daba una pecaminosa muestra de la piel del emperador, el cual alardeaba sin vergüenza de su marcado torso.

Cabello tan dorado como oro y ojos azules al igual que un zafiro, conforme lo refleja la luz del sol da reflejos celestes, lo cual hace que su fría mirada sea hipnotizante.

¿Ese hombre tan guapo es mi padre? Debe tener a muchas damas del imperio a sus pies.

De tan concentrada que iba, admirando su belleza, no me fije en el desnivel del piso, causante de una dolorosa caída para mi estúpido cuerpo débil.

-Golpe sordo-

[-No, no, no]

Me quejé mentalmente por el dolor que siento en el tobillo izquierdo, y sin poderlo evitar lágrimas salieron de mis ojos, al igual que sollozos de mis labios.

[¿Por qué es tan jodidamente doloroso?] Pensé intentando controlar mis sollozos

[¡Deja de llorar, deja de llorar!] Me reprendí levantando mi torso del suelo y limpiando mis húmedas mejillas.

—Por cosas como estas los mocosos no están permitidos en mi palacio -escuché-. ¿Quién fue el valiente que se atrevió a evadir mi orden?

Sus fría mirada ahora iba dirigida a mi persona, mientras que el disgusto se notaba al hablar.

—... -simplemente suspiró y se agachó a mi altura, poso su mano derecha sobre mi tobillo y una luz salió reflejada de esta-

[Es azul y cálida, ¿ésta es la magia de la familia imperial?] El dolor cesó tan rápido como llego, la magia sin duda tiene sus ventajas.

—Con esto ya está bien, ¿verdad? - preguntó, a la par en la que ponía sus manos bajo mis brazos y me levantaba-

[No soportará a las crías, pero aún sigue siendo bastante amable, ¿eh?]

—¿Acaso eres muda? ¿Por qué no dices nada? -levanta una ceja, en su voz se nota una pizca de molestia.

—...Gracias -mencioné a la par que me movía inquieta.

[Ya, rubia, suéltame]

—¿Quieres que te suelte?

Asentí.

Suavemente me dejó en el piso, mientras me agachaba para recoger mis flores, para seguidamente volver a acercarme a él y estirar su toga.

Todo bajo su atenta mirada.

Puedo distinguir a través de mi fleco como alzaba la ceja izquierda.

[¿Me está intentando intimidar?]

—Gracias, señor. Esto es para usted -extendí ambos brazos hacia arriba, mientras aún mantenía mi mirada lo más baja posible para que no vea mis ojos a través del fleco.

—Deberías mirar a los ojos de las personas cuando hablas, ¿no te lo enseñaron tus padres?

[Fíjate que no, la portadora original de este cuerpo no tuvo padres que la criaran] sentía como una pequeña llama de rabia crecía en mí al imaginar todo lo que tuvo que pasar la antigua Artemisia. Una niña no merece esto.

—No lo sé, no conozco a mis padres, así que no sé si ellos me enseñarían cosas como estas -levanté mi mirada y lo miré, su ceño fruncido se aflojó pero su mirada transmitía aún más frialdad y seriedad que antes.

—Tú... Las órdenes que di fueron estrictas, ¿cómo... -

—¡Su majestad! -se escuchó una voz a lo lejos, por lo que aproveché la oportunidad para esconderme detrás de un pilar.

Él seguía mis movimientos con sus ojos, tal vez tratando de averiguar por qué me escondía. Pero no me detuvo, y tampoco es como que necesitara hacerlo; bastaba que una palabra salga de sus labios para que todos sus sirvientes me pongan delante suyo.

—Su majestad -la misma voz se escuchó, pero no me puedo dar el lujo de investigar a quién pertenece si quiero seguir oculta- El Duque Alfierce solicita una audiencia con usted.

—Ese perro no hace más que ladrar cada que pone un pie en mi palacio -el tono de voz del emperador se notaba molesto y cansado- Vamos, quiero terminar con esto rápido.

—Sí, su majestad.

Al escuchar los pasos alejándose, asomo mi cabeza fuera del pilar, solo para notar como la mirada del emperador se encontraba con la mía. Apartó la mirada y antes de que gire hacia un pasillo logró escuchar:

—¿Y esas flores?

—... ¿Debo pedirte permiso para recoger algo de mi jardín?.

—No, es solo que usualmente no suele tocar las flores de Lady...-fue lo último que mis oídos tuvieron el alcance de escuchar.

¿A quién pertenecía aquel jardín? ¿No me castigará solo por eso, verdad?

En fin, creo que ya va siendo hora que regrese al Rubí.

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—Estoy seguro de haber dado la orden, así que ¿por qué estás en mi palacio?

Ambos rubios estaban cara a cara, solo separados por una fuente.

—Gloria y bendiciones al -la interrumpió-

—Deja los saludos, ¿qué necesitas? El Garnet no es un patio de juegos

—¿ Acaso tengo prohibido venir a mi propio palacio?

—Hablas como si te hubiera reconocido.

— Soy descendiente de la realeza de Obelia, y soy tu hija.

—Responde mi pregunta

— Su majestad es tan impaciente ¿cree usted acaso, emperador, que yo vendría aquí por mi propia cuenta a visitarlo? Su majestad parece creer que nuestra relación es buena

—¿Te atreves a hablarme de esa forma? -su tono era seco y su mirada filosa- ¿Quieres perder la lengua?

—Preferiría perder la vida, pero no cuento con esa suerte.

—¿Cuál es la razón, entonces? -levantó una ceja-

—Flores -respondió simplemente- Me gustan las flores -no entraría en detalles-.

—¿Arriesgas tu vida por simples flores?

—Su majestad amaneció muy charlatán el día de hoy.

—... -iba a seguir pero lo volvió a interrumpir.

—El que tenga miedo a morir, que no nazca. Si va a matarme, hágalo ahora, mi maná se vuelve inestable cuando estoy cerca de usted.

—Vete -dijo impaciente- antes de que pierda la paciencia.

—Su majestad es tan amable -Hizo una reverencia- tomé, sonría un poco y deje la amargura -le dio unas de las flores que recogió- Que carácter. Además de metiche, enojón -susurró alejándose-

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Y como siempre, nadie notó mi ausencia en el Rubí, pues las mucamas están limpiando, cocinando o paseando hablando con otras.

En realidad, son muy pocas las mucamas que realmente hacen su trabajo, y mayormente son las mucamas nuevas. Las más "antiguas" (suertudas que sobrevivieron a la masacre) son las más relajadas, ya que saben que el emperador no pondrá un pie en aquel palacio, pues no hay concubinas a quienes visitar.

Los caballeros, que deberían estar en cada esquina, tampoco realizan un buen trabajo, puesto que actualmente no hay amenazas. Ellos deben estar reunidos hablando entre ellos e incluso, puedo jurar que hay alguno de ellos en una habitación con una sirvienta.

No sería extraño que pase eso, no son muy discretos.

En mis escapadas nocturnas puede ver alguna que otra pareja demasiado empalagosa entrando a cualquier habitación mientras se comían a besos.

Bien, ya no entraré en detalles.

[La vida en el Rubí es demasiado monótona, quisiera un poco de... ¿acción? Bueno, algo emocionante]

—Princesa -escuché una voz llamándome.

Giré a ver quién me llamaba, era ella; Lilian York.

—¿En qué te puedo ayudar, Lilian? -estaba curiosa, Lilian no me ha hablado desde hace un tiempo, siempre está con Athanasia.

Admito que le guardo rencor. Desde que ella se fue y me dejó, las sirvientas me molestan aún más.

[Sigo sin entender, ¿Qué les hice yo para que me trataran tan mal?] simplemente descarté ese pensamiento intrusivo, lo más probable es que mi madre les haya hecho algo.

—Princesa -me sacó de mis pensamientos- debería ir a jugar con la princesa Athanasia, no sería malo crear un lazo juntas -me habló suavemente.

Me mordí la lengua, no puedo negar eso.

Si empiezo a cuidar o crear lazos de hermandad con Athanasia, Lilian volverá a prestarme atención. Es molesto saber que, aunque no quiera, debo conseguir la protección de un adulto, de lo contrario, seguiré sufriendo por el abuso de otras personas.

—Sí, iré junto a ella -le dije, cambiando el rumbo en el que iba.

—Gracias, princesa. Tú, la de ahí, acompaña a la princesa hasta la habitación de Athanasia -dijo y sin mas, se fue-

—Sígame, princesa -guio el camino-

A veces pienso que todo el "instinto maternal" de Lilian está sólo y exclusivamente existente para Athanasia.

Artemisia debió pasarla peor en la novela. Yo tengo la mentalidad de una joven adulta e intento defenderme y actuar mediante esta para que no me traiga repercusiones, pero ella debió actuar de forma impulsiva por ser una niña, debió pasar cosas peores por no tener quien la cuidara y le dijera qué estaba mal y qué no.

¿Artemisia estaba tan sola?

Solo porque un personaje es el villano solemos pensar, la mayoría de las veces, que es una persona que siempre lo tuvo todo y cuando alguien más le quita esa atención, enloquece y se vuelve malvada. También es lo más cliché que encontrarás en las novelas de rofan.

¿Y sí no es así?

¿Y si en realidad ella estuvo sola en su infancia y todo el cariño que no se le daba se compensaba con vestidos, joyas y juguetes?

Para nosotros, quienes nacimos en una cuna de plata (clase media) e inferiores, el dinero es lo más importante para nosotros, porque sufrimos esa carencia de dinero que nos hizo darnos cuenta de que no todo se basa en amor.

Pero ellos son diferentes, nunca les faltó ningún tipo de lujo, lo tuvieron "todo", todo lo que nosotros desearíamos.

Pero les faltaba amor. Siempre les faltó.

Muchos crecimos con familias disfuncionales, problemáticas y que tenían favoritismos entre hijos (lo cual solo causaba discordia), pero también tuvimos al menos un amigo verdadero que nos daba el cariño que necesitábamos; la mía era Ji Eun. O con personas que nos brindaban amor de pareja; siendo el mío Shouma.

Pero ellos solo tuvieron gente hipócrita al rededor, gente que solo los quería por su dinero y familia.

Ellos están tan necesitados de amor, por eso cometen locuras.

Por eso Artemisia enloqueció.

No se sabe en qué momento Claude reconoció a Artemisia como su heredera, pero ¿qué cosas tuvo que pasar antes de que eso ocurriera?

No vive en pobreza extrema, tiene para comer (a veces comidas caducadas, en mal estado o asquerosas, pero tiene); tiene un techo y una cama donde dormir, pero apenas despierta y vive abusos por parte de sus "cuidadoras" (al menos tiene una "casa") y tiene una "familia" (un padre que no desea saber nada de ella y una hermana que está más atenta a conseguir la atención de su progenitor que a preocuparse por ella misma o por su hermana. Pero al menos tiene una familia casi completa).

Personas del exterior dirán que todo está bien, es una princesa, ¡lo tiene todo!

¿Realmente conoces la historia detrás de esa persona?

Enaltecen sus méritos, pero disminuyen su sufrimiento.

La felicidad tiene dos pilares;

1. El dinero y 2. El amor.

El dinero te acerca a la felicidad, pero no la completa. Y de amor no se vive, pero hace que todo sea más hermoso y más mágico.

—Es aquí princesa, me retiro.

Creo que me divague demasiado, pues llegué a la habitación de Athanasia sin darme cuenta.

¿Crees que la magia sólo se encuentra en las novelas de fantasía?

—¿Qué es esto? ¿No está ella durmiendo?

—¿Realmente tenemos que estar aquí? -preguntó la sirvienta- Ella no será capaz de moverse, de todos modos.

—Esto es tan molesto, tenemos que hacer esto porque es la protegida de Lilian.

Oh, ahí van otra vez. ¿Acaso no se cansan de quejarse tanto?

—De todas formas, aprovecharé para descansar.

Pero- si hacen eso siempre.

—Rápido, mueve la cuna para que duerma.

Decidí entrar sin más.

—¿Despertó? -pregunté- Lilian me mandó a cuidarla.

—Princesa -dijeron como saludo.

Respondí con un asentimiento de cabeza. Ellas son parte de ese grupo de sirvientas que permanecen neutras ante cualquier cosa.

—Ella ni siquiera es un interés del emperador, pero su suerte es buena.

Y eso es cierto. Athanasia podrá no ser reconocida, pero al menos tiene sus 3 comidas al día. Esto se debe a la influencia de Lilian en el palacio.

Cierto, ella debe de tener un año y tantos meses en estos momentos, supongo que apenas habrá despertado como para que ellas la quieran mandar a dormir de inmediato.

—Incluso si ese fuera el caso, ella todavía es muy débil así que podría morir con un movimiento de una mano- susurró

—Cierto -estuvo de acuerdo la otra- ¿Por qué de todos los lugares fuimos contratadas aquí? -volvió a quejarse- Oh bueno, ¿lo oíste? Hay una historia sobre un fantasma en la cocina del palacio Rubí. Hace su aparición todas las noches-.

Quedé congelada mientras Athanasia y yo encontrábamos nuestras miradas, ¿tan rápido me descubrieron?

—¡Calla! No sabemos cuándo seremos un fantasma también- la silenció la tercera sirvienta-.

Seguían susurrando mientras nos miraban a Athanasia y a mí de vez en cuando.

Yo solo pasaba mis manos por la baranda, agarrando el sonajero de Athanasia e intentando distraerla.

Ella seguía mirándome fijamente.

Luego de todo eso Lilian volvió y se hizo cargo de Athanasia. Pase el resto de la tarde con ella y finalmente, luego de la mejor cena que tuve hasta ahora, pude ir a descansar.

—Félix.

Mi voz resonó por cada rincón de la sala de conferencias, mientras dirigía mi mirada a donde debería estar parado mi amigo.

—¿Sí, su majestad? -respondió a la par que giraba a verme.

—¿Cómo van las cosas en el palacio Rubí?

—... -me dirigió una mirada de duda- ¿Está preguntando por el estado del palacio en sí o... por la princesa?

—Ambos -respondí tranquilo.

—¡Oh! Es nuevo que se preocupe por la princesa, ¿por fin retomará sus deberes de padre? -pregunta burlón.

Parece que últimamente he sido muy blando como para que me esté hablando de esa forma. Aumentaré su papeleo esta semana.

—¿Desde cuándo estás tan interesado en si cumplo mi rol o no? -estaba hastiado, no estoy de humor para lidiar con sus bromas- Responde, no tengo toda la noche para estar aguantando tus estupideces.

—Parece que su majestad lo olvidó -comenzó mientras volvía a girar al frente- pero cada vez que la jefa de sirvientas da el informe sobre las condiciones del palacio y el reporte de la princesa, usted simplemente lo ignora. Solo da los fondos necesarios y vuelve a centrarse en sus otros deberes.

Oh... Es cierto.

—Quiero un reporte detallado para mañana a primera hora, no toleraré faltas -respondí a la par que me levantaba y comenzaba a caminar hacia las puertas del salón.

—¿Mañana? ¡Su majestad, ya son las 8 de la noche! -sentí sus paso detrás mío.

Los guardias abrieron las puertas y gire a ver a mi fiel caballero.

—Pues si yo fuera tu entonces me apresuraría si quisiera descansar o cenar esta noche -sonreí burlón mientras daba la orden para que cierren las puertas, viendo por última vez al decaído cachorro.

—¡Su majestad! -fue lo último que escuché.

—Pídele a una sirvienta que me lleve la cena a mi habitación -ordené a uno de los guardias, que rápidamente acató mi orden, dando una reverencia y apresurándose a la cocina.

Mire mis manos, en los cuales se veía las flores que recibí esta mañana.

Artemisia; de "grande", "excelente" y "sagrado". Y Eileen; de "bella como el sol", aunque no le veo mucho sentido eso, ya que ella tiene el cabello blanco. En tal caso se adecuaría más "Aylen" o "Selene" pero, ¿Quién soy yo para decidir el nombre de aquella niña? Si de todas formas es la primera vez que la veo desde su nacimiento.

Antes de darme cuenta ya estaba en mi habitación, así que dejé las flores en la mesa frente al sofá y caminé hacia su cuadro.

—Desde los rasgos de su cara hasta en la forma de responder se parece a ti -miré hacia donde están ubicados los ojos en la pintura -.

Incluso en su retrato desprendía elegancia. Tan bella y tan peligrosa.

—Cada que podías alardeabas de que tu niña sería la próxima heredera del imperio. Pero, ¿quién lo diría? -sonreí- No heredó los ojos de la familia real, ni siquiera noto una pizca de magia en ella.

Era como si realmente pudiera verme a través de la pintura, como si fuera ella en realidad.

—Ahora, dime -rocé mis dedos sobre las líneas de su rostro- ¿Cómo podría convertir a tu hija en mi heredera, Neherenia?

-toc, toc, toc-

—Adelante.

La sirvienta se adentró, dio una reverencia y dejó la comida en la mesa junto a las flores-

—Su majestad -habló, ni siquiera la miré- ¿desea que coloque estas flores en un jarrón? -preguntó-

—Déjalas ahí donde están -respondí y giré a verla-

Ella volvió a hacer una reverencia y se fue.

Me encaminé hacia las flores y las volví a tomar.

[Espero que tu hija no me haga perder el tiempo, Neherenia. Le daré una oportunidad] pensé mientras rodeaba en magia las flores, haciendo que gracias a esto tengan de juventud lo que a mi me queda de vida, y las colocaba en la cómoda abajo del cuadro de la dama.

—...¿Ella realmente es mi hija?

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Él desconocía que la duda en esas palabras provocó el desastre de Obelia; 15 años en el futuro, pero en otra realidad.

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A diferencia de las otras veces, esta vez Lilian vino a despertarme y con otras sirvientas comenzaron a prepararme. Ninguna de ellas hizo algún movimiento gracias a la vigilancia de Lilian.

Luego de eso me sirvieron un simple pero buen desayuno (al menos comparado a la basura que me daban) todas ellas hicieron una reverencia y se fueron. Lilian fue la última en hacerlo, ya que ahora debía ir a despertar a mi pequeña media hermana.

[Es difícil ser pequeña]

De haber sido mayor y poseer más conocimiento, podría estar ahora en la biblioteca pública de imperio. El idioma obeliano posee caracteres diferentes a las que yo estoy acostumbrada por mi vida pasada. Sin duda costará manejar bien este idioma.

La escritura no es como las asiáticas, pero tampoco como las europeas o americanas. Es casi parecido a la árabe.

[Bueno, algo así. Es lo más similar que recuerdo con mi pésima memoria]

[Dejando eso de lado, ¿no es esa pequeña muy rara?] Pensé mirando a la rubia menor que me veía fijamente. Es Athanasia, esa niña rara.

—¿Qué? -le devolví la mirada- ¿Mi rostro te cautivó? -pregunté burlona, pero ella solo se rió-

Tal vez no sea tan malo, de igual forma evitaremos un cariño excesivo.

—Eres rara... Me gusta, incluso parece que me entendieras -reí-

Athanasia y yo estabamos en el suelo, ella con sus juguetes y yo en mis pensamientos, pero de alguna manera parece que soy más interesante que el oro, del cual estaban hechos sus trebejos².

Si pudieras hablar, ¿qué me dirías, pequeña?

De repente, empecé a escuchar muchos ruidos, y la puerta se abrió fuertemente.

[No es posible, ¿por qué ahora?]

[¿No es ese un guardia del Garnet?]

[¿Por qué está aquí un guardia del emperador?]

[No...no será que...?]

—Su alteza, la princesa -mencionó un guardia que nunca antes había visto- Su majestad, el emperador, solicita una audiencia con usted -dijo a la par que realizaba una reverencia- inmediatamente.

Las sirvientas que estaban en los pasillos de repente quedaron estáticas, como si no lo pudieran creer.

¿Será esta la calma antes de la tormenta?

─────── ∗C⋅L⋅A✧U⋅D⋅E ∗ ───────

—El reporte que pidió, su majestad -Decía Félix a la par que dejaba los documentos en mi escritorio-

Me tomé mi tiempo para darles una mirada, rápidamente mi ceño quedó fruncido.

—Malversación de fondos, evasión de sueldos, ni los guardias ni las doncellas cumples su función y... ¿abuso? Félix, quiero una explicación.

—Majestad -comenzó- al parecer los reportes dados por la jefa de sirvientas del palacio Rubí son falsos. -respiró- La Malversación de fondos y la evasión de sueldos se deben a que ella malgasta el dinero en lujos personales. Mientras tanto, al no tener motivación para continuar con su trabajo, las sirvientas más antiguas evaden sus tareas y las más nuevas no saben que hacer, al no tener un itinerario fijo (la cual debía proveer la jefa de sirvientas) -agarró nuevamente el reporte y le dio una hojeada- Además de eso, el palacio se mantiene en pie, eso no quita el hecho de que necesita bastantes remuneraciones el distintas secciones.

—¿Y los guardias? Su sueldo correspondiente no se los provee la jefa de sirvientas, sino que sale del tesoro imperial (en otras palabras, el estado)

—No tienen siquiera entrenamiento diario, solo comen y beben mientras fingen cuidar el palacio. Según uno de ellos "No hay necesidad de ponerse serios, después de todo este es un palacio abandonado por el emperador, ni se ha de acordar siquiera de la existencia de la princesa" -con esto último me dio una clara mirada-

—-lo ignoré- Respecto al tema del abuso...

—Al ser una princesa olvidada, un grupo de ellas deliberadamente la ignoran, mientras que el otro abusan de ella. Esto se debe a la algunas son sobrevivientes de la masacre que aún guardan rencor hacia Lady Neherenia y deciden tomar un cobarde acto de venganza hacia la princesa, de tres años.

—¿Cuánto tiempo hace que que comenzó el abuso a la princesa?

—Aproximadamente un año...

—¿Cuáles son los métodos de abuso infligidos hacia la princesa?

—Golpes, empujones, indiferencia y mal cuidado de su salud -bajo la cabeza- No se lo puedo confirmar, ya que solo lo escuché, pero se rumorea que incluso dan comida echada a perder a la princesa.

Patético, esto es un recordatorio más de que debería deshacerme de emociones inútiles.

—Consígueme la lista de todos lo que hicieron mal su trabajo. Luego del medio día llévalos conmigo y yo dictaré su castigo.

Mi indiferencia provocó que los idiotas usen su poca capacidad intelectual para armar suposiciones erróneas sobre mis planes para Artemisia.

En la esperanza de que no le falte nada a la princesa, proveía una buena cantidad de oro para su uso personal, al igual que daba un monto mayor para el mantenimiento del palacio.

A pesar de ser un palacio dedicado a las amantes, el Rubí siempre fue glamuroso y lo suficientemente digno para vivir. Por lo que, incluso si no la reconocía, ella podría vivir una buena vida, alejándola de los peligros que conllevan ser la única princesa del imperio.

—Envía guardias al palacio Rubí y que busquen a la princesa -salí de mi escritorio- Cuando la encuentren, que la traigan ante mí.

—Sí, su majestad -hizo una reverencia-

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Palabras: 3.760

²Trebejo: juguete.

¿Cómo están?

Vergüenza no me falta para escribirles esto. Lamento tanto la demora, no pondré excusa, porque tiempo tenía, ideas no.

Me cuesta escribir estas escenas, pero son necesarias para el desarrollo del personaje de Artemisia.

Cambiando eso, por fin terminamos el arco I, que serían los inicios de Artemisia en este mundo. Este arco me pareció bastante aburrido, la verdad, pero quisiera contarles las cosas a detalle para no generar muchas preguntas luego.

El próximo arco ya está en proceso, para este arco si tengo las ideas principales y secundarias ya hechas desde hace meses, el único inconveniente era terminar este.

Este fanfic no sigue el manwha, advertidos están. Seguiré casi fielmente la novela, cambiando cosas insignificantes (por ahora) para añadir la participación de Artemisia, así que espero redactar bien las cosas 💕

Si hay algo que les incomode sobre la protagonista y su forma de pensar, recuerden que es prácticamente una pre-adulta en el cuerpo de una niña, por lo que su cuerpo suele afectar su comportamiento (como vimos en el caso del tropiezo).

Eun Ji irá recordando cosas de su vida pasada en esta nueva realidad, por lo que tendrá un gran choque emocional y eso agregara más trama a la historia...

Tengo muchos especiales que publicar, pero primero iremos por el arco II y haré una encuesta para saber qué tipo de especial les gustaría.

Sí, ya sé, está vez no tardaré un año y medio en publicar. Tampoco meses, quisiera comenzar con lo bueno de una vez, pero no quiero escribir a la típica protagonista solecito que reencarna en una villana, tampoco hacerla tan Mary Sue.

Nos vemos dentro de unas semanas! (O en los comentarios)

—Lady_-_SPC_

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