III

Sevilla

-"¿Veis a los hombres de los mástiles? Será mejor hacerles bajar que subir nosotros y arriesgar que nos vean. Para ello nos iría bien un silbato de oficial para anunciar el cambio de turno. En cuanto a los de la cubierta tendremos que matarlos con sigilo. Al resto de la tripulación que estará dormida bajo cubierta, habrá que matarlos poco a poco, y con mucho silencio, así que nada de disparos, he visto que tus hombres usan cerbatanas, que les den buen uso . Y si tenemos algo de suerte por lo que veo, el barco es de la compañía de las Indias orientales, así que lo más probable es que lleven un cargamento de esclavos en estos momentos, que si son liberados se unirán a nuestra tripulación seguro." Le dijo Armadur a Halliday planeando y apuntando a los hombres del buque con el dedo.

Los hombres del Démeter y ellos dos están agachados tras los arbustos en tal ángulo que les permitían ver el barco, pero los del barco no verlos a ellos.

-"Ahora son tus hombres. Tú los diriges" afirmó Halliday a Inmortan

-"Me halagais, pero esta es vuestra tripulación, la mía me la arrebató mi hermano." Respondió Armadur.

Halliday se giró a sus hombres y les direccionó para comenzar el asalto al buque.

-"Quizás pueda convencerte antes de que lleguemos al Caribe". Halliday agachado se dirigió hacia la fragata sigilosamente junto a sus hombres.

Silenciosamente varios de los hombres asesinaron a los guardias cerca que patrullaban el puerto para evitar que los españoles descubrieran su escaramuza.
Sin hacer ruido Halliday se movió hacia la tripulación del Demeter, y les dió una señal con las manos para comenzar el ataque.

La tripulación se dividió seis grupos, dos de los grupos se ocuparía de despejar la cubierta, y los otros cuatro grupos para despejar las bodegas.
La tripulación portuguesa dormía lo que hizo que sus muertes serían mucho más silenciosas, sin que nadie se enterase.
Armadur y Halliday subieron a el castillo de popa y se ocuparon de despejarlo.

-"Me encargare del capitán, prepara a los hombres cuando suban a cubierta. Veo que lo teníais todo preparado con antelación. Bien jugado Halliday. Bien jugado."

Dicho esto, Armadur se dirigió a la cabina del capitán, vió luz dentro, y escuchaba voces. dos hombres hablando. Un español, y el capitán portugués.
Por lo que Armadur podía distinguir, hablaban sobre el cargamento de esclavos
que tenían en la bodega.

-"Son cuarenta de los mejores esclavos, fuertes como para usarlos en obras, o trabajar en las plantaciones. Veinte mujeres, podrían trabajar en las salas de calderas en plantaciones de azúcar, u otra cosa." le comentó el capitán portugués, al capataz español

-"Suponiendo de que estos negros sean como usted dice y la cantidad, les pagaremos en marzo, la cantidad que usted pide, más un incentivo si los transporta a la Habana. No es que no nos fiemos pero hemos enviado al contable Molinos para que revise la carga. Está abajo en estos momentos." Este le contestó.

Halliday bajó a ver si Armadur había acabado, y al bajar las escaleras del castillo por una de las ventanas el capitán portugués le vio y exclamó.

-"Quem diabos é ele? escapamos de um escravo dispara o alarme!"

Tanto Armadur como el capataz español se giraron bruscamente, y con sorpresa y seguidamente Armadur y Halliday entraron para establecer combate con ellos.

Halliday disparó a la cara del capataz español matandolo al instante, con su trabuco.

El capitán portugués seguía gritando e intentando llamar a sus hombres.

-" Todos eles estão mortos, meu bom capitão. Não tente fazer nada estúpido ou você vai morrer. Onde está o notebook bitácora?" Le preguntó

-"Você fala espanhol? seu português é uma merda" l reprochó el capitan portugués.

-"Creo que mi portugués es bastante bueno para que usted me entienda, ahora deme sus libros de contabilidad por favor y gracias" Dijo Armadur un tanto irritado mientras Halliday con otro trabuco disparó al capitán en el hombro sin que nadie se lo esperase.

-"¡Mierda Halliday!" exclamó con enfado Armadur

-"Sigue vivo, encarcelamos al jodido si crees que le necesitamos, y marchémonos mientras podamos, el navío es nuestro." contestó Halliday un tanto agitado.

-"Joder, ¿en tu tripulación tenéis médico? Este cabrón nos puede ser de mucha ayuda." preguntó Armadur, mientras el capitán portugués se desmayaba.

-"Sí, el señor Dufrane, le mandaré aquí en cuanto levemos anclas, y es vuestra tripulación capitán." respondió Halliday

-"Eso es discutible, señor Halliday, nos marchamos. Ya hablaremos de la capitanía en otro momento. ¿Tienes experiencia como timonel?" preguntó Armadur mientras ambos salían a la cubierta preparados para dar las órdenes y por fin salir de España.

-"No soy el peor que hay, pero el timonel murió en el ataque a la galera del gobernador de La Habana" respondió Halliday ojeando sin quitar la vista de la rueda del timón.

-"Estupendo, marchemonos de aquí" Armadur se puso encima de unos barriles y procedió a comunicarse con la tripulación.

-"¡El barco es nuestro! Levad anclas y soltad las velas, nos vamos de aquí. Halliday al timón, señor Dufrane a la cabina del capitán, ocúpese del portugués. Dejemos atrás España." Ordenó Armadur a la tripulación. La gente seguidamente se movilizó y subió a las jarcias para izar el velamen. Halliday se puso al timón, y un grupo se puso a levar el ancla y un par de hombres se pusieron en cada cofa de los mástiles.

El buque empezó a surcar el canal sin problemas, el viento empujaba las enormes velas de la fragata y las olas rompían en su quilla. Todo parecía bien hasta que uno de los hombres sobre la cofa de mesana gritó.

-"¡Capitán, a popa! ¡Bergantín español!

Armadur cogió un catalejo y miró tras del barco. Los españoles les seguían con un bergantín guardacostas que estaría amarrado detrás de la fragata.

-"Señor" llamó Halliday a Armadur.

Armadur se acercó al timón donde estaba Halliday.

-"Nos persigue un bergantín guardacostas, a media milla por popa. ¿Cómo coño nos habrá descubierto?
A esta velocidad nos alcanzará en dos horas como no salgamos del canal" predijo Armadur. Sus ojos se centraban en el bergantín y observando planeaba en su cabeza.

El bergantín izó todo el velamen, lo cual era poco recomendado en un canal como el de Sevilla, el barco se vuelve menos manejable y viraria con muchísima dificultad en caso de curvas cerradas. Se ve a la larga que el comodoro Escuadra quiere ver a su hermano muerto de cualquier método.

-"¿¡Están locos?! creía que vosotros los españoles erais buenos marinos." exclamó Halliday mientras maniobraba el navío.

Armadur ojeaba el bergantín con el catalejo, a la tripulación española se la veía alterada. Los españoles eran pocos y ellos muchos. Al parecer no tenían previsto que los piratas escapasen, y menos todavía, apropiarse de un barco.
Armadur veía como armaban las cañoneras de proa. con esas cazadoras serían un blanco fácil.

-"Arman las cañoneras. Quiero el velamen entero, a todo trapo, ¡ya!" Exclamó Armadur.

Hubo una pausa de varios segundos en la que todos miraron a Armadur como si estuviese loco, incluyendo Halliday.
Armadur miró a Halliday a los ojos y asintió con la cabeza.

-"Ya habéis oído a Armadur, aumentad velocidad, ¡A todo trapo, trinquete, juanete, y juanete mayor! ¡Dejemos atrás a los españoles!". Ordenó Halliday.

Todos los tripulantes se pusieron a soltar las velas restantes. A lo que Halliday le dijo a su nuevo camarada.

-"Espero que sepa lo que hace, si nos topamos con un giro cerrado puede que no salgamos del canal."

-"Tranquilo, sé lo que me hago, ese bergantín nos alcanzará en menos de dos horas. El único giro cerrado del canal está a menos de tres. En cuanto lo alcancemos esperad mis instrucciones.

Pasó hora y media, y el bergantín ya les tenía casi tiro, así que empezaron a disparar balas encadenadas a las velas para poder agujerearlas y destrozar el cableado. Ya era de día, y el sol reluciente brillaba con tanta intensidad que apenas dejaba mirar a través de un catalejo.

-"¡Señor Armadur, a proa!" Exclamó el vigía desde la cofa.

Armadur se acercó al castillo de proa y vio lo que tanto estaba él esperando. La curva cerrada. A menos de un cuarto de milla.

-"¡Atentos a la maniobra tripulación! Cuando dé la señal soltad el ancla de estribor, y cuando vuelva a dar la señal quiero que corteis su cabo y la reemplaceis. ¿Entendido?" Ordenó Armadur como un buen capitán.

Todos se giraron a Armadur y gritaron asintiendo. "A sus órdenes capitán".

El bergantín seguía disparando y consiguió destrozar una de las lámparas de popa. Pero seguían demasiado lejos para alcanzar el velamen.
Armadur no se fijó en el bergantín, ni lo haría más. Si no que se fijaba en la curva cerrada. Tendría poco más de cincuenta metros de diámetro entre lado a lado del canal, lo que es más que suficiente para virar, pero no con todo el velamen.
Sin quitar la vista de la curva Armadur ordenó a Halliday.

"Señor Halliday, cuando de la señal de soltar el ancla de estribor. Quiero que sueltes la rueda del timón, y a la siguiente señal, aguantarlo lo más fuerte que podais."

A lo que este respondió con un "A sus órdenes capitán"

El bergantín se acercaba más y más a la fragata, y la fragata más y más a la curva.

El bergantín ya tenía a tiro las velas. Éste disparó sus cazadoras. Los proyectiles silvaban por el cielo. Y en el momento en el que iban a alcanzar las velas Armadur dio la orden.

-"¡AHORA!" gritó Armadur a todo pulmón.

Soltaron el ancla que en seguida se enganchó al suelo marino debido a la baja profundidad del canal, levantando casi por completo la popa del barco y forzando que éste virase a babor. Los proyectiles del bergantín volaron al lado del palo de mesana sin causar ningún daño.
La rueda del timón giraba muy violentamente. El buque se inclinó muy bruscamente y todos los tripulantes se agarraron a lo que podían para mantenerse en pié. Algunos perdieron el equilibrio y se cayeron al suelo, pero ninguno llegó a caerse al mar.
Armadur estaba sujetado simplemente de un cabo agarrado con su mano.
En cuanto el barco viró lo suficiente, Armadur dio la siguiente orden.

-"¡AHORA! Soltado el ancla, nos vamos de aquí."

Soltaron el ancla y por fin salieron a mar abierto. Armadur corrió hacia el castillo de popa donde el timón para ver cómo iba Halliday, el cual al agarrar el timón con fuerza tras la segunda orden se dislocó el hombro y ya no podía pilotar más el buque.

Los hombres miraban con asombro mientras vitoreaban y celebraban como el bergantín se comió el muro del canal al no poder virar con todo el velamen, cosa que hizo que el buque se subiese y estallase. Por alguna chispa en la Santabárbara tras la colisión. Pero atrayendo la atención de alguien imprevisto.

El pecio del bergantín bloqueó esa salida del canal, y puesto a que la salida principal del canal estaba a varios kilómetros, y salieron por una secundaria, tenían bastante tiempo de ventaja si les perseguían otros buques.

Lo tenía todo planeado en su mente, y sin duda, lo consiguió. Salvando a la tripulación, y por supuesto a todos los esclavos de las bodegas.

Armadur cogió del brazo y levantó a Halliday, preguntando.

-"¿Podrás pilotar?" Los ojos de ambos camaradas se miraron.

-"Creo que no." Halliday se giró hacia un joven pelirrojo bastante pecudo y con piel suave y ojos verdes. Y le dijo.

-"Señor Kirk, póngase al timón por favor."

El muchacho corrió hacia la rueda del timón y la tomó.
Armadur se quedó mirando al muchacho cuando oyó algo inesperado."¡Buque de Guerra a Estribor!" Alguien gritó.

Armadur dejó a Halliday en la cabina del capitán junto con Dufrane, cogió un catalejo y observó el Buque de Guerra.
Y se susurró a sí mismo.
"Hola, hermano"

De pronto Armadur exclamó.

-"¡Es el Santiago! Coged barriles de pólvora y cuando esté a menos de cien metros arrojados por la borda de popa. Esto no ha acabado todavía muchachos" avisó Armadur a su nueva tripulación.

El enorme barco se acercaba a la fragata a toda vela. El Santiago era un buque gigantesco, nave gemela de L'Arka de Gálata, para su enorme tamaño era una nave bastante rápida, capaz de alcanzar los catorce nudos, pero la fragata era más rápida.
Los hombres se movilizaron y recogieron unos cuantos barriles de pólvora y los llevaron al castillo de popa junto a Armadur, quien, con el catalejo, ojeaba la cubierta del Santiago, por si de caso veía a su hermano. Lo único que podía distinguir es que tenía todas las troneras abiertas, les estaban dando caza.

-"Abridlos, encended un trapo y cuando os lo ordene, tiradlos por la borda."

El Santiago comenzó su ataque. Disparo tras disparo, seis cañoneras. Con balas encadenadas, al igual que el bergantín, pero por lo visto no tenían intención de hundirlos. Disparaban excesivamente alto, como advirtiendo que se detuviesen. Tenían intención de abordarles.

El Santiago llegó casi a la popa de la fragata. Y ya estaban a menos de cien metros.

Todos miraban a Armadur con preocupación. ¿Por qué no da la orden? ¿Pretende que nos aborden?¿Tendrá otro plan en mente?
Preguntas que se hacían los marineros en sus cabezas aguardando la orden de Armadur.
Éste se quedaba mirando

-"Lanzadlos ahora." Dijo Armadur con mucha calma.
Al decir esto, al instante los marineros encendieron los trapos con unas mechas y los lanzaron al agua.

Todo estaba callado, solo se oían las olas rompiendo en el casco de los barcos. Un silencio, una calma. Hasta que fue interrumpida por un grito proveniente del Santiago que decía.
"¡Barriles de pólvora!, ¡virad todo a estribor!"
Pero era demasiado tarde. Uno de los barriles había estallado en el casco del Santiago.
"Pronto darán la vuelta, y nos dará ventaja. No no seguirá, tiene que proteger la costa de Cadiz."Pensó Armadur.
Y ocurrió exactamente eso, el buque tuvo que virar hacia puerto para reparar el agujero que los barriles le había provocado.
Más la ventaja fue tal, que la fragata se escapó también, fuera de su alcance de tiro.

Tras de eso. Calma, por fin.

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