I

Sevilla 1712

El sol reluce entre las palmeras del Puerto de Indias, otro nombre para el Puerto de Sevilla, las calles de la rebosante ciudad se mezclaba con gente de todas las razas, religiones y credos, los lenguajes se mezclaban cual canto de sirena, francés, inglés, alemán, castellano, árabe… los mercados rebosantes de vida vendían productos de todas las partes del globo, incluyendo por supuesto, las indias occidentales y el caribe español, especias, frutas, cueros, los olores se mezclaban y producían un impresionante y distintivo aroma, con el que se podía asociar la ciudad de Sevilla.

El capitán del recientemente hundido Descubridor, Armadur Inmortan, se encuentra apresado en una jaula colgado de un mástil cerca de los embarcaderos, junto a otros piratas. 
La gente normalmente lanzaba botellas rotas, verduras y pequeños animales en descomposición atrayendo aves rapaces que se comían los cuerpos de los piratas muertos. Para la gente corriente los olores son varios y buenos, para los piratas encadenados, un hedor, incomparable con cualquier otra cosa, ni con el rugido de un kraken. 
Armadur estaba tranquilo y pensativo pero furioso por dentro, todo lo que él y sus hombres habían vivido en el Descubridor, solo para que este se encuentre en las profundidades del golfo de Cádiz por gracia del buque de guerra de su majestad el rey Felipe de españa, el Santiago.
Armadur seguía sin creer lo que acababa de ocurrir, hace unos días, su preciado bergantín, hundido. Mañana sería llevado a los barracones para ser ejecutado por piratería.

Tranquilo y sereno, ojeaba una fragata de tres mástiles y doble cubierta que fondeaba en el puerto; era una fragata de esclavos, una fragata portuguesa distinguida por sus colores, sin cañones, pero eso significaba que el navío era rápido.

Armadur era alto y moreno, de pelo y ojos negros, con perilla, y con una cicatriz que le cruzaba la mejilla izquierda. De complexión fuerte. Llevaba puesto unos harapos sucios y anchos atados con una cuerda.

-”Eh, tú, el español.” una voz decía tras de sí con un acento caribeño muy exagerado.

Armadur giró la cabeza para mirar a quien le hablaba. Era un jamaicano, un tanto alto y bastante fuerte con rastas gruesas y largas y con una barba de varios días.
Su piel era marrón y tenía varias cicatrices y tatuajes en el pecho y los hombros. tendría algunos en la espalda pero por como Armadur estaba posicionado no los podía distinguir. 

-”Si, tú. Tu eres el capitán del Descubridor, ¿no es así?” dijo el cimarrón.

   -”Más bien, era. Mi bergantín yace en el lecho del golfo de Cádiz, soy capitán de nada, y de nadie.”- respondió Armadur, volviéndose y apoyando su cabeza sobre uno de los barrotes de la jaula.

-”Sí, cierto. La noticia ha llegado a mis oídos, pero igualmente usted es Armadur Inmortan. Usted es amigo de los piratas de Nassau. Charles Vane, Edward Teach, Benjamin Hornigold… todos ellos. ¿Eh?” afirmó el Jamaicano.

   -”Lo son, pero no tendré ocasión de verlos de nuevo, seré ejecutado mañana por la mañana. Si Thatch supiera que ha ocurrido no se lo hubiese pensado dos veces en poner rumbo a España para rescatarme. No me gusta ser tan dependiente de ellos, pero mi enfrentamiento con el Santiago era totalmente inesperado.” 

-”Lo sabía, sois una leyenda entre los hombres de fortuna como nosotros" dijo emocionado el Jamaicano

   -"¿Por qué? ¿Porque traicioné al rey al que servía? ¿Por ser amigo de quien soy? ¿Por haber matado a quien he matado? Sandeces" Dijo Armadur un tanto molesto.

-"Pues esas sandeces son exactamente por lo que lo sois célebre"

Un soldado armado con una lanza se acercó a donde ellos estaban y gritó:

-"¡Silencio cabrones! No estáis en esta situación para recrearos y hablar imbéciles"

Con el regatón de la lanza le dio a Armadur en el costado de la cadera y se marchó con el aviso de que si les volvía a ver hablar el castigo sería terrible.

El sol se empezaba a poner en el horizonte, y la noche empezaba a caer, el cielo se volvió de un naranja precioso que le recordaban a las frutas de su antiguo hogar de Valencia.
Armadur se quedó mirando de nuevo la fragata negrera. Y cayó  dormido.

Horas pasaron y ya se hizo de noche, más el guardia le despertó de golpe con un cubo de agua helada. El guardia se empezó a reir

-"¡Maldito seáis cabrón! Le gritó el antiguo capitán del Descubridor sofocado y empapado

El guardia paró de reírse y enojado se acercó a la jaula donde se encontraba Armadur metido. Y le preguntó cabreado.
Apuntando su lanza al gaznate del pirata.

-"¿Qué diablos me habéis llamado?¿Que diablos me habéis llamado? 

A lo que el pirata le respondió con voz serena pero burlona.

-"Vaya, se ve que escogen a cualquier inútil en la guardia hoy en día, las cosas iban a mejor la última vez que estuve aquí, ¿pero qué narices se supone que ha pasado?"

   -"Me cago en la pu-" el guardia fue bruscamente interrumpido por una voz masculina que provenía tras de las jaulas.

-"¡Ya es suficiente, soldado!" Exclamó la voz.

   -"Sí señor" respondió el guardia poniéndose derecho e inmóvil

Armadur giró los ojos con decepción, reconocía esa voz, una voz que desearía no haber vuelto a escuchar. Su hermano. El comodoro Alonzo Escuadra, capitán del Santiago.

-"Los prisioneros serán ejecutados en el momento acordado por el juzgado de su majestad, especialmente éste." Apuntó con el dedo a Armadur."con éste hay que tener cuidado"

  -"¿Eso te encantaría verdad? ¿Serás tú, hermano, quién de la orden de que me cuelguen de la soga por el cuello? ¿O te armarás de valor y lo harás tú mismo?" Le soltó su hermano Armadur.

   -"Cuida tu boca, pues eres la desgracia de la familia, madre cree que has muerto pero solo es una escaramuza para que no se disguste al ver en lo que te has convertido. Y padre… padre quiere verte tan muerto como el propio rey Felipe"

-"¿Y vos? ¿Vos como me queréis ver?" Pregunto desafiante Armadur

   -"¿En serio quieres que te conteste? No me agrada ver que mi hermano mayor se haya convertido en este monstruo que veo ante mí, muerto aliviará la pena te lo aseguro. Muchachos, nos marchamos." Le respondió su hermano lleno de remordimiento.

Dicho esto se volvió al guardia y le avisó de que si hubiera algún incidente más sería reemplazado y expulsado de la guardia de Sevilla perpetuamente.

El comodoro se marchó con sus hombres dejando a el mismo guardia vigilando las jaulas colgantes. 

Después de varias horas el guardia se durmió sentado sobre un barril de vino, aprovechando el Jamaicano inició conversación.

-"Así que el comodoro Escuadra es tu hermano, no tenía ni idea. Menudo personaje para tener como hermano."

   -"A mis ojos ese hombre dejó de ser mi hermano hace años." Respondió Armadur

-"Siento que nos encontremos en esta situación capitán" volvió el Jamaicano 

   -"No hablemos del malnacido de mi hermano, y no me llames capitán, ya no lo soy." Contestó Armadur 

Hubo una pausa de varios minutos, lo único que se escuchaban eran las gaviotas anidando y la leve brisa sobre las olas del puerto. Armadur fijó la vista de nuevo sobre la fragata esclavista.

-"Creo que vi su nave una vez, en Nassau. Era una nave preciosa capitán" comenzó el Jamaicano cambiando de tema

   -"¿El Descubridor? Poco más pequeña que la mayoría de buques de Nassau, pero cien veces más rápida y el doble de potente. Era un gran bergantín, una preciosa nave. Hasta que el malnacido de mi hermano la hundió, junto con la mayoría de mi tripulación, más el resto fueron acribillados al llegar a la costa de Cádiz. A mi me apresaron porque al rey Felipe le encantaría ver mi ejecución. El rey llegará mañana por la mañana para presenciar mi cuello quebrarse en la soga."

Se volvió de nuevo al jamaicano y le preguntó:

-"¿Puedo saber vuestro nombre?"

   -"Arthur Halliday, señor. Contramaestre del Démeter." Respondió el Jamaicano

-"¿Del Démeter, eh? Vuestro capitán era James Bridge entonces. Maldito borracho aquel.
  
   -"Sí, lo era, un capitán pésimo. Abordamos una galera mercante cerca de la Hispaniola solo para descubrir que tenía una escolta de tres bergantines con espolón de la armada de Cuba. Resulta que era la Galera del Gobernador de La Habana. Mataron a nuestro capitán. Y botaron en llamas el Démeter. Me enviaron aquí en la flota del tesoro. Y me colgaron de esta jaula junto a vos" Explicó Halliday fijándose en la atención que Armadur le prestaba a la nave negrera.

-"Quiere apresar esa fragata, ¿cierto? Necesitaremos hombres y unas buenas armas, creo que con unos cuantos cañones de 11 libras bastarán. No será muy difícil hacerse con ella, pero salir del canal se convertirá en un problema si nos descubren. Ah y… primero tendremos que salir de aquí"

Con una media sonrisa en la cara tras escuchar aquello Armadur le dijo: 

  -"Es muy astuto, señor Halliday, pero no tengo nada en mente. Afrontaré mi destino como mejor me venga hacerlo. Le recomiendo a usted hacer lo mismo créame Arthur." Replicó Armadur 

   -"¿Cree que voy a dejar que muramos porque el rey Felipe se ha cansado de nuestras fechorías?" Se quejó Halliday con tono burlesco. Se levantó y silbó como si fuese un pájaro entonando melodías de apareamiento.

-"¿¡Qué pretendes que nos maten antes de tiempo!?" Exclamó Armadur 

El guardia despertó y gritándole a Arthur se acercaba a las jaulas de los piratas enfurecido y lanza en mano.
Estando a escasos metros de la jaula de Halliday se escuchó un leve soplido, como de una cerbatana se tratase. El guardia se desmayó ahí mismo con un dardo en el cuello.

Unos quince hombres de la tripulación del Démeter aparecieron tras unos arbustos cerca del astillero. Uno de ellos le clavó un puñal en la nuca al guardia dormido y otros dos bajaron las jaulas y las abrieron.

Los hombres les dieron armas a los dos piratas. Halliday emocionado se giró al confuso Armadur.

-"Estaba esperando el momento" dijo Halliday

   -"¿El momento de que?" Preguntó Armadur

-"El momento en el que encontrara a un capitán"

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