VIII

Transcurrió la noche, e inclusive la madrugada. Pero a la mañana siguiente la primera en despertar fue Mao, claro que esto no era de sorprenderse ya que Rei solía ser un “poquito” perezoso en ese aspecto. Ella lo encontró boca abajo siendo su enorme cabello el cual cubría su silueta desnuda. Mao sonrió, le dio un pequeño beso en la frente y despacio se fue al baño para alistarse ese día. Ya que precisamente tenían que empacar todo y volver a casa, por otro lado más específicamente en la habitación de Takao, llegaron dos invitados sorpresa que casi lo hacen caerse.

—Kenny, Julia. Vaya no esperaba verlos por aquí.
—A nosotros también se nos llamó para arreglar unos asuntos por aquí—respondió el castaño.
—Si eso, y yo aproveche este momento para venir a ver a mi amiga. Espero que estos días en la gran manzana le hayan servido para hacer las cosas bien—dijo la peli naranja emocionada.
—Pues yo no estaría tan seguro—comentó Kinomiya buscando sus zapatos,—tuvieron una discusión, y todo por un mal entendido. Yo no quise ponerme en medio, así que no sé cómo van las cosas con ellos.
—¡¿Hablas en serio?!—explotó la española dirigiéndose a la salida—¡Entonces que bueno que vine! ¡Ahorita mismo lo resuelvo!.
—¡Espera por favor!, eso es asunto de ellos como pareja. Nosotros no podemos intervenir en sus decisiones—indicó Kenny poniéndose delante de la chica para evitar que siga caminando.
—Habla por ti, ¡Mao es mi amiga! ¡Y si el sabroso de Rei se atrevió a hacerle algo se las verá conmigo!—refutó dándole un empujón para seguir su camino.
—Un segundo, ¿Cómo fue que lo llamó?—dudó Takao alzando una ceja.
—¡Eso es lo de menos! ¡Vamos por ella!—gritó Saen yéndose detrás de la chica. Kinomiya viéndose sin opciones también los siguió.

Julia tocó la puerta pero se llevó la sorpresa de que esta estaba abierta. Sus instintos de inmediato le advirtieron de que debía estar alerta, a pasos lentos ingresó y lo primero que encontró fue una revista en el suelo.

—Ay no, pobre Mao, espero que este bien—pensó la chica sin detener sus pasos. Siguió caminando y todo estaba en silencio, de pronto notó como una de las puertas también estaba un poco abierta. Y de ahí salía un sonido extraño, como si algo estuviera cayendo contra el suelo—maldición, ¡No me interesa a quien deba enfrentarme! ¡Tengo que ayudarla!—pensó Julia sacando su lanzador y colocando su bey al frente.

Movió la puerta y gracias a la pequeña luz que ingresaba por las ventanas se percató de algo muy inesperado. Sobre la cama, totalmente desnudo, solo con algunos mechones de cabello “cubriéndolo” por ahora estar boca arriba, se encontraba Rei. Los colores de inmediato se le subieron al rostro, quiso huir pero sus piernas no le reaccionaban. De repente delante de ella apareció Mao con una bata de baño, la peli rosa se asustó, en verdad que no se la esperaba allí. Pero lo que sí la enfadó fue que Julia no le quitaba los ojos de encima a su esposo.

—¡Julia vámonos!—gritó empujándola fuera de la habitación.
—Veo que ya pudiste resolver tus asuntos sola, y de que manera jejeje—soltó burlona la española con algo de sangre saliéndole de la nariz.
—¡Cállate! ¡No es lo que piensas!.
—Oh y vaya que lo estoy pensando. Mira todo lo que te comiste, me hubieras compartido un poco—indicó ruborizada haciéndose ideas en su cabeza.—Rei me parecía atractivo con ropa, y sin ropa, ¡está buenísimo!.
—¡Deja de fantasear con mi esposo!—le reclamó molesta.
—¿Celosa?.
—¡Si!, ¡nadie puede ver a Rei-kun de esa manera!. Se supone que eres mi amiga—reclamó sintiendo ganas de llorar ahí mismo.
—Ya tranquila, oye tampoco soy de piedra. No todos los días te encuentras con semejante bombón durmiendo, tenía que disfrutar un poco—se excusó la peli naranja.

De repente la puerta se abrió, apareciendo ahí Takao y Kenny. Quienes al notar la expresión de Mao, suponían de que algo no había terminado bien.

—Tratamos de detenerla, pero es muy rápida—mencionó Saen tratando de controlar su respiración.
—Lo siento, en verdad que tú mejor que nadie sabe cómo es Julia. Y ella cuando se enteró de tus problemas quiso intervenir—comentó el peli azul.
—Ok, esto es lo que vamos a hacer—dijo Mao primero con una voz calmada, para después decir más molesta—¡¡Todo el mundo salga de aquí!! ¡Después hablaremos!.—y dicho y hecho los tres salieron de allí lo más rápido que pudieron, todos esos gritos hicieron que Rei se despertará. Él sin siquiera cubrirse salió encontrándose con su esposa cerrando la puerta.
—Gatita, ¿estás bien?. Escuche mucho ruido y como no te encontré a mi lado pues…
—¡Rei-kun! ¡Cúbrete!, alguien podría verte—dijo ella ruborizada.
—Pero aquí no hay nadie más, y que lastima que ya te duchaste. Quería que nos bañáramos juntos—susurró abrazándola por la espalda.
—Cariño, no pensé que fueras a ser tan pervertido—respondió ella con una pequeña sonrisa.
—¿Qué tiene?, después de todo luego de conocer mejor a mi gatita, quiero que pasemos más tiempo así.
—Rei-kun, te amo tanto—susurró dándose la vuelta para sujetarse a él.
—Yo aún más, Mao-chan—respondió tomándola en brazos y de ese modo regresar a la habitación… todavía tenían asuntos que atender.

Luego de estos eventos transcurrieron un par de meses. En los cuales la pareja continuó viviendo en ese apartamento, solamente eran dos así que espacio tenían de sobra. Algo que también tenían de sobra eran las diversas ocasiones cuando tenían relaciones en cualquier lugar de la casa. Ya habían dejado de lado la vergüenza, ahora se amaban libremente como siempre lo habían querido… lamentablemente no todo siempre son cosas buenas, ya que de un día a otro Mao comenzó a sentirse mal. Esto también tenía que ver con que su período esta retrasado, por un segundo pensó que se debía a una posible enfermedad o tal vez quistes.

—Mao-chan te notó un poco rara, ¿todo está bien?—le preguntó Rei dándole un pequeño abrazo.
—Siendo honesta, no he estado bien en estos días. Creo que lo mejor será ir con un doctor—respondió con su voz apagada. Esto si que preocupo al peli negro, su gatita siempre estaba feliz, siempre lo mimaba o le cocinaba cualquier cosa con tal de pasar un rato juntos. Y ahora el verla así de apagada si que le dolía.

Un día después, la pareja fue al hospital por parte de la Bba. Donde optaron por hacerle unos exámenes así como radiografías, pero para saber los resultados tendrían que regresar en una hora. Entonces la pareja fue a un restaurante cercano para comer algo, y de ese modo dar el tiempo necesario.

—Debo ser sincero contigo, me da miedo saber que tienes—dijo Rei tomando una de sus manos—porque si es algo muy grave, yo…
—Tranquilo, yo también me siento inquieta por no saber. Pero lo mejor que podemos hacer es calmarnos, no saquemos conclusiones aún—le respondió ella con una sonrisa la cual fue correspondida.

Transcurrido el tiempo acordado, la pareja volvió al hospital. Recibieron los resultados pero por si acaso, el doctor se ofreció a leerlo en caso de que tengan dudas.

—Muy bien, según los exámenes realizados a la señorita Kon Mao, es de que usted tiene aproximadamente 28 días de gestación. Los felicito, serán padres—al saber esto Rei por inercia apretó la mano de su esposa, ella bajó la vista mientras sonreía y su otra mano se fue directamente a su vientre.—antes de que se vayan, permítame recetarle unas vitaminas que va a necesitar, y también que clase de comidas debe ingerir para mayor seguridad.

Una vez con eso resuelto, los esposos se fueron con rumbo a su casa. Ya estando dentro Rei propuso la idea de comentarle la noticia a sus amigos, pero Mao quiso que mejor fuera su hermano el primero en saber.

—¿Cómo crees que lo tome?—dudó el peli negro.
—Tal vez se asuste, pero estoy segura que le encantará esta noticia tanto como a nosotros—refutó la oji dorado dándole un beso en sus labios.
—Mao-chan, ¡Me vas a dar una gatita! ¡Estoy tan feliz!—exclamó Kon tomando sus manos.
—Calma, aun no sabemos qué es.
—Tienes razón, ¡Pero estoy tan emocionado que no puedo evitarlo!—dijo sonriendo tanto que cerró sus ojos, dicha imagen para Mao fue hermosa, tanto que se ruborizó.

Unos días después el mayor de los Chen se enteró de la noticia, sería tío… eso era bueno pero no podía demostrarlo a la primera.

—Mao fuiste muy descuidada, dime ¿tienes el tiempo y dinero suficiente como para cuidarlo?—le preguntó de manera directa.
—N-no lo sé, pero daré mi mayor esfuerzo—aclaró nerviosa.
—Rai, entiendo que no era la noticia que esperabas. Pero Mao-chan no está sola, me tiene a mi. Voy a dar mi vida de ser necesario con tal de que a mí familia no le ocurra nada—refutó Kon decidido.
—Awww Rei-kun que lindo—pensó la peli rosa ruborizándose con una enorme sonrisa.
—No podría estar tranquilo si a ella le sucede algo. Pero sé que contigo está en buenas manos, felicidades y espero que esto que es una prueba puedan lograrla con éxito—mencionó Rai con una leve sonrisa.

Tras esto había llegado el turno de Kai, quien como era de esperarse no se lo tomó nada bien.

—Creí haber sido claro contigo, ¿para qué carajos tienes los condones? ¿Sabes que existen otros métodos?.
—Es que, veras. Me olvide por completo que los había comprado—se sinceró el chino levemente ruborizado.
—Adivinare, ¿te ganó la calentura cierto?—soltó el peli gris cruzando sus brazos. A lo que Kon asintió bajando la cabeza—mierda, sin duda eres igual a Takao.
—Pero Takao no tiene hijos—dijo Rei levantando la cabeza.
—Eso es porque todavía no te ha contado la estupidez que hizo—refutó Hiwatari cerrando sus ojos con una leve sonrisa.

Epílogo.

Luego de esos sucesos pasaron cinco años. Para que la familia tuviera mayor comodidad Rei consiguió una casa más grande, con un enorme jardín. Esto con el fin que su gatita tuviera espacio suficiente para jugar, porque si, Mao había dado a luz una niña de cabellos rosa y ojos dorados. La llamaron Lin, al principio hubo problemas porque Rei quería tener más hijos, pero Mao estaba con la idea de pensar primero en su futuro. Al final ambos llegaron a un acuerdo, una hija era más que suficiente, y que por supuesto estarían para ella en todo lo que necesite.

¿Y los demás?, pues digamos que hicieron también de las suyas. Takao se había convertido en padre muy joven, (una noche de copas le cobró factura) al poco tiempo lo alcanzó Kai (quien vaya que había sorprendido a todos) y Max tuvo una hermana pequeña llamada Charlotte.

“Pase toda la vida buscando la felicidad, sin saber que todo el tiempo estuviste a mi lado”.

Fin.

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