Capítulo 3ro
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Podía escuchar los balbuceos de un niño a lo lejos, mientras aún mantenía sus ojos cerrados. Le dolía a horrores la cabeza, pero se obligó a levantar su espalda de la cómoda colcha donde se encontraba...
"Esperen, ¿una colcha?" pensó abriendo los ojos de repente, encontrando frente a él enormes paredes que en conjunto formaban una gran cueva.
Apresurado escaneó el lugar buscando a Kōn, si algo le pasaba al niño bajo su cuidado jamás se lo perdonaría. Pero después de unos momentos, y para su tranquilidad, le encontró en la entrada de la cueva, en brazos de la peliazul que había aparecido la noche anterior luego de hablar con el espíritu de la luna.
— Devuélveme al niño — le dijo acercándose con cara de pocos amigos. No confiaba en ella como para dejarla estar cerca de su pequeño hermano, a pesar de que el niño parecía a gusto con la compañía.
— L-Lo siento — dijo apenada la chica.
Sasuke se lo quitó de las manos, se sentó frente a la pequeña fogata que estaba en una esquina y se dedicó a arrullar a Kōn. Él estaba hambriento, sucio y cansado, mientras el niño se veía limpio en comparación.
— ¿Tú lo bañaste? — llamó su atención — ¿Lo bañaste en el lago y nos trajiste hasta aquí? — eso de no saber dónde se encontraba lo estaba poniendo de muy mal humor.
— Sí, cuidé del niño — respondió mientras revolvía lo que creía era comida — Pero, al igual que tú, no sé dónde estamos. Cuando desperté ya estábamos dentro de la cueva, y como él bebé no paraba de llorar me tomé el atrevimiento de cuidarlo por ti —
— Hnmph — resopló sin saber que decir, cayendo en cuenta del aspecto del lugar, y el pequeño riachuelo que estaba al fondo — ¿Qué es este lugar? — se preguntó, sin darse cuenta de que lo había hecho en voz alta.
— Es un paraje secreto — dijo una voz desde la entrada — Pertenecía a mi familia — ambos voltearon a ver al joven que se acercaba a ellos, con un extraño bastón y una canasta de frutas.
— ¿Qui-Quién es usted? —
— Shisui — respondió al tiempo que tomaba asiento frente a ellos — Sarutobi Shisui —
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— ¿Estás seguro? —
— Sí, mi señor — confirmó el soldado frente a él — El último Uchiha ha sido eliminado —
— ¿Tú qué dices Shion? — preguntó, aún no estaba conforme con las respuestas de sus hombres.
— Dicen la verdad — habló la mujer junto a la ventana — No puedo sentirlo, así que debe estar muerto —
— Bien — Sora dirigió la mirada hacia los hombres que estaban de rodillas unos pasos adelante — Pueden retirarse —
— ¿Qué quiere hacer con el prisionero majestad? —
— Por ahora dejarlo sufrir sus penas, necesitamos que nos diga todo lo necesario para ubicar el antiguo hogar de esa gente. Quiero saber su conexión con el reino, y así podré quitar a los Uzumakis del camino — la hermosa chica frente a él sonrió con confianza — Prepara todo y ve al hogar Hatake para buscar cualquier indicio, mientras tanto ordena preparar a tu amiga para que interrogue al herrero —
— ¿Qué piensas hacer con la señorita Uzumaki? — Sakura presentaba indicios de una enfermedad agresiva, aunque aún era imperceptible hasta para ella misma.
— Saca a Tsunade del reino, inventa cualquier excusa — se acercó a la ventana donde estaba — Necesitamos a la mujer fuera para cuando la chica empeore, así tendremos menos personas por las cuales preocuparnos —
— Como usted ordene, alteza —
Mientras la joven se retiraba para cumplir las órdenes de su señor, Sora se quedó admirando el reino que pronto sería suyo, sin que nada ni nadie se interpusiera en su camino.
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— Veo que ya se encuentran mejor — les dijo mientras le entregaba una cacerola a cada uno — Cuando los vi tirados en medio del bosque creí que estaban muertos, pero el llanto del niño me confirmó que no — miró al pelinegro con curiosidad, quien estaba comiendo con desconfianza — Por cierto, ¿Cómo sigue tu pierna...? —
— Sasuke — completó la oración por él — ¿Y a qué te refieres con eso de mi pierna? — preguntó mosqueado.
— Verás Sasuke — indicó el joven — Cuando te encontré tenías una extraña mordedura en la pierna, y la chica peliazul también — ambos revisaron y efectivamente tenían algunas hojas a un costado del tobillo izquierdo — No supe si fue algún animal, así que hice lo mismo que hicieron conmigo cuando ocurrió —
— ¿Por qué nos ayudas? — preguntó el azabache.
— ¿Y por qué no? — comentó con una sonrisa — No podía dejar que una joven pareja muriera en medio de la niebla, y más con un bonito niño como el que tienes ahí —
— Él y y-yo, no somos eso... — dijo la joven, uniéndose a la conversación — Ni siquiera lo conozco —
— ¿No?... ¿Y qué hacían juntos en el bosque? —
— Eh... Y-yo no... —
— ¿Quién es él? — intervino Sasuke, evitando así que el extraño siguiera haciendo preguntas incómodas.
— ¿Ah? — miró hacia el fondo de la cueva, donde una imponente figura con cuernos estaba tallada en la roca — Él es el espíritu de la tierra, Chikyū. Se dice que es el responsable de que todo florezca —
— ¿Cómo sabes todas esas cosas? —
— Bien... —
— Hinata... — aclaró llamando la atención de Sasuke y de Kōn, quien quería volver a sus brazos.
— Bien Hinata, mi madre solía contarme historias. Cada espíritu cumple una función — dijo, dejando a la chica pensativa.
— ¿De verdad crees en esas estupideces? — ironizó Sasuke mientras trataba de mantener a raya al pequeño niño.
— No soy quien para decirte en qué creer, pero tengo mis razones para hacerlo — le dijo serio por primera vez — Y deberías darle al niño a Hinata, parece que está más a gusto con ella que contigo —
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Se prepararon para emprender camino, pues Shisui necesitaba volver a casa. Como no tenían a donde ir, ambos decidieron acompañarlo.
Salieron de la cueva admirando la belleza del bosque, que se veía muy diferente en el día, parecía un páramo mágico donde las criaturas habitaban en paz, sin la intervención del hombre.
— Es hermoso ¿Verdad? — comentó el chico mirando la sorpresa en el rostro de ambos jóvenes — Bueno... andando —
Sasuke se rindió por fin cuando Kōn empezó a llorar, se lo pasó a Hinata de mala gana, ignorando las palabras de ella al hacerlo. Caminaron y caminaron sin detenerse, los lares alrededor del bosque no eran muy seguros, pues bandidos y ladrones tendían a asaltar a los viajantes que se encontraban, empujados por la necesidad.
Sortearon varias rutas, donde pudieron observar la pobreza que caracterizaba los límites del reino, cosa que conmovió a más de uno. Llegaron a la colina, donde vivía el chico con sus padres, quienes se dedicaban a pastorear ovejas, de quienes conseguían la lana que utilizaban las personas del palacio.
"Así que por eso tenía ese extraño bastón" reflexionó Sasuke.
— Bienvenidos a mi hogar, siéntanse como en casa — dijo al tiempo que abría la puerta de la pequeña pero acogedora choza — Ya estoy aquí mamá, traje invitados —
— Es bueno saber que volviste — dijo una señora de negra cabellera asomándose a la sala, mientras una pequeña niña corría en su dirección — ¿Pudiste dar con ella? — preguntó luego de abrazarlo.
— No, esa pequeña oveja es escurridiza — respondió al tiempo que se colocaba a la altura de la pequeña Mirai — Hola preciosa —
— Sui... — dijo la pequeña emocionada de ver a su hermano.
— Ellos son unos amigos — se acercó a los chicos que no se separaban de la puerta de entrada — Ella es Hinata, el pequeño en sus brazos es Kōn y el chico con cara de amargado es Sasuke —
— Bienvenidos. Vamos tomen asiento, no sean tímidos — apremió Kurenai mientras señalaba la mesa — Pronto vendrá mi esposo y podremos cenar, estaremos muy felices de acogerles, si Shisui confía en ustedes nosotros también —
— G-Gracias — dijo la ojiperla con una tímida sonrisa al tiempo que hacía lo ordenado, siendo seguida por Sasuke, quien sólo atinó a asentir.
Al poco tiempo Sarutobi Asuma llegó al lugar y procedió a repetir las palabras de su esposa. Comieron entre risas y silencios por parte de Sasuke, hasta que llegó la hora de asignarles un cuarto donde pudieran dormir. Hinata se quedaría en la única habitación vacía del lugar junto a Kōn, quien no daba señales de quererse apartar de ella, mientras Sasuke compartiría el cuarto con Shisui.
La joven al terminar la cena, ayudó a lavar los platos y organizar todo, luego de asegurarse que el pequeño niño estuviera dormido y seguro sobre el colchón. En cambio los hombres salieron al patio trasero, donde se podía apreciar el terroso campo donde las ovejas pastaban. La luna brillaba como nunca sobre sus cabezas, y los animalejos nocturnos emitían el típico sonido.
— Mañana empezarás a ayudar con las tareas muchacho — dijo el mayor mientras daba una calada a su cigarro — Nos vendrá bien tener otra mano que nos ayude con todo esto — palmeó su hombro al tiempo que apagaba su tabaco y los dejaba solos.
— Entonces Sasuke... — empezó a hablar Shisui cuando el mayor se retiró — Dijiste que eras un Hatake, ¿no? —
— Así es —
— Es muy extraño, tu hermano tiene el pelo gris típico de los Hatake, mientras el tuyo es negro... casi azulado — dijo perspicaz, alertando al pelinegro. La conversación no pintaba bien.
— ¿No crees que es extraño... Uchiha Sasuke? — definitivamente no pintaba para nada bien.
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Nos vemos en la próxima (✿◡‿◡)
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