Problemas con Mamá

Kyra's Pov

𝙔𝙊 𝙀𝙎𝙏𝘼𝘽𝘼 𝙏𝙍𝘼𝙉𝙌𝙐𝙄𝙇𝘼 𝙀𝙉 𝙈𝙄 𝘾𝙇𝘼𝙎𝙀 𝘿𝙀 𝙈𝘼𝙏𝙀𝙈Á𝙏𝙄𝘾𝘼𝙎, hasta que el secretario de la directora interrumpió dicha paz.

Mientras la profesora explicaba la resolución de unas ecuaciones, se escucharon tres toques en la puerta.

──Pase.──le contestó la mujer, dejando momentáneamente de lado su deber de enseñar.

──¿Kyra Fox? ──preguntó el secretario una vez entró, provocando que las miradas de todos se dirigieran automáticamente hacia mi, como moscas encantadas por una luz.

Tuve la esperanza de que el asiento me absorbiera cuando sentí 20 pares de ojos mirándome como animal de zoológico. Pero claro, eso no pasó.

──¿Si? ──respondí, clavando mis ojos en el secretario y rogando silenciosamente que todo acabara.

──Te llama tu..., la directora.──se corrigió, evitanto lo que pudo haber sido un desastre y alguna evidencia de favoritismo. Sus mejillas se incendiaron de un rojo carmesí casi caricaturesco, casi la caga.

La profesora de turno me consedió irme ─aunque tampoco podía decir que no─, así que sin más opción recogí mis cosas, teniendo de fondo las miradas de todos aún sobre mi.

《Por eso reprueban》 pensé mientras me colgaba mi mochila en mi hombro y salía del aula.

(...)

──¿Para que me llamó? ──le pregunté al secretario, tratando de sacar algo de información durante el largo camino de mi salón a la oficina de mi madre.

El chico, Kevin, pareció entrar en un colapso nervioso tras mi pregunta, tartamudeando y buscando evadirla. Me recordaba a un perro recién rescatado.

──B-bueno, ella te lo dirá. ──respondió después de unos segundos, y yo solo pude suspirar con molestia. ¿Cuál era la necesidad del misterio?

Era claro que no le sacaría más nada a ese tipo, así que me tomé la libertad de analizarlo.

Era un chico delgado, rubio castaño con unos ojos azules demasiados brillantes para mi gusto. Siempre portaba una sonrisa nerviosa en su rostro, pero por alguna extraña razón su escritorio estaba albarotado de regalos y cartas de sus admiradoras.

No sé, hoy en día cualquiera recive cartas.

──Llegamos.──me dijo, logrando sacarme de mis pensamientos.

──Gracias. ──me limité a responderle, estando a punto de entrar cuando su voz me distrajo.

──Oye, Kyra.

──¿Si?

──Te queda bien el azul.

Sus palabras me desconcertaron. ¿Qué me veo bien en...? ¿Qué?

──¿Mamá?──le llamé, una vez entrené a su oficina.

Ella estaba ahí, de pie parada frente al vental, dándome la espalda.

Era una mujer alta, de porte recto y cabello negro azulado siempre recogido e impecable.

──Hija. ──me saludó, esbozando una sonrisa en su pálido y perfecto rostro.

Odiaba esa sonrisa.

Estaba llena de falsedad e hipocresía. La empleaba tanto tiempo que hasta me generaba nauseas.

──Mamá. ──le respondí, haciendo una sonrisa de labios cerrados para no denotar tan evidentemente mi desagrado de estar ahí.

Ella me miró por un momento, detallandome. Me obligué a pensar en otra cosa, en música y la lluvia.

No me arriesgaría a un regaño de su parte por mis pensamientos. No otra vez.

──Supongo que te preguntas por qué te llamé. ──dijo, sin deshaser su sonrisa mientras tomaba asiento en su silla de terciopelo.

Ella no "supone" ella sabe que eso pensaba. Es su habilidas de bruja: saber y controlar pensamientos y emociones.

──Ya sabes que si ──le respondí, sin ánimo de darle más vuelta al asunto. Me senté en la silla común que había frente a ella, como si quisiera evidenciar la diferencia de poder──. Debe ser importante si me sacas en medio de una clase, tengo curiosidad.

Ella le restó importancia con un gesto de mano y siguió──. Eres la mejor de la escuela en matemáticas, perder una clase no te hará daño.

《Eso no significa que quiera hacerlo. 》 pensé.

──Bueno, no te quitaré mucho tiempo ──dijo, y apoyó sus manos y brazos en su escritorio mientras su expresión se tornaba en una más seria──. Necesito que ayudes a tu amiga a estar en un club.

Espera, ¿qué?

──Fransheska ya esta en un club, en el de arquería. ──respondí casi de inmediato, pues la morena era mi única amiga. ¿A quién se refería sino a ella?

Mi comentario pareció divertirle, riéndose de mi ignorancia.

──No hablo de la joven Weber, hablo de Merlina. ──me contestó y esta vez no pude ocultar el asco en mi expresión.

──¿Por?

──Porque es una obligación que todo estudiante este en un club ──respondió tan rápido que pareció ensayado──. Y como hija de la directora y descendiente de los fundaroes de la escuela, es tu deber que todos los estudiantes se mantengan integrados social y académicamente de forma correcta.

Eso no era verdad, conocía a varios que no lo estaban en ningún club y nunca en mi vida me había vuelto niñera de un estudiante. ¿Qué planea?

──Okey ──dije, sin querer que se mostrara mi cero confianza en sus palabras──. Lo haré eso si Fransheska me acompaña.

Si yo sufría, ella igual. Aquí todos somos equitativos.

Ella hizo una mueca, antes de ocultarla rápidamente con una sonrisa tensa.

Me preguntó qué tan difícil sería arrancarle la sonrisa de raíz.

──Bien, como quieras ──me respondió, parándose de su costoso sillón y dirigiéndose frente a mi, apoyando su peso en el escritorio──. Merlina esta con la subdirectora, estará enterada de la situación. Inicien después de clases.

Me levanté de golpe, queriendo protestar.

Después de clases tenía el club de reptiles con Ajax, no quería faltar.

Pero, no por Ajax, por los reptiles ¿okey?

Si, eso.

──Pero yo...──mis palabras quedaron calladas en el repentino gelido aire.

El aire se volvió pesado, sentía mis pensamientos nublarse, gritos llenaron mis oídos, mi vista se nubló por un líquido rojo, como si hubiese comenzado a llover sangre dentro del lugar.

Me faltaba el aire, mi corazón latía con tanta fuerza que quería arrancarme el corazón.

Caí al suelo, no pudiendo controlar mi cuerpo. Respiraba pesadamente, buscando con desespero el aire, el pecho me ardía como si tuviese fuego en los pulmones.

Entonces, tumbada en el piso, alcé la mirada, y entre la nube rojiza estaba ella.

Mi madre me miraba desde la altura, con una sonrisa torcida, orgullosa de lo que sus ojos veían.

Su dedo índice se asercó a su boca, y de sus labios se escuchó un "Shuu" que quebraba mis oídos, demasiado agudo, tortuoso.

Cuando volví abrir los ojos todo cambió, podía respirar tranquilamente, no había rastro de sangre o ese dolor abrazador en mi cuerpo.

Era como si nada de eso hubiese pasado, como si todo hubiese sido producto de mi imaginación...

─¿Ocurre algo, querida? ──me preguntó mi madre, con esa sonrisa hipócrita y falsa.

──No, nada.

──Bien, entonces, suerte. ──se dirigió a la puerta y la abrió para mi, permitiéndome salir de su infierno.

Sentía mi mundo dar vueltas, un mal sabor en la boca, la misma sensación que te produce el vomitar por un largo tiempo.

Cuando salí, me giré levemente para observarla. Solo para que el recuerdo de ella mandándome a callar de hace unos minutos apareciera como rayos, doliéndome la vista.

Salí corriendo de ahí tan pronto como pude, con mis ojos nublándose producto de mis propias lágrimas.

La taquicardia volvió, pero esta vez si era natural, era real.

Ella produjo esto, me hizo escuchar sus gritos y ver la sangre.

¿Por qué lo hizo?

Me lancé a un rincón de la escuela, las lágrimas corrían por mi rostro y sentía el aire lejano, me ahogaba como si estuvera en el fondo del océano sin poder salir.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

──Kyra.

Su voz me obligó a alzar la mirada de mi tormenta, encontrándome con ese gorro hippi y sus ojos negros, aunque ahora se veían más brillantes que el sol y llenos de preocupación.

Debía verme vulnerable, llena de lágrimas y temblando por el ataque de ansiedad que sufría.
Esperaba que él se fuera, me ignorara y siguiera con lo suyo, pero no lo hizo.

──Hey, tranquila ──dijo, lanzando su bolso a un lado sin cuidando y arrodillándose frente a mi──. Respira lentamente, tu puedes

──Y-yo.. No ──mis palabras salían sin coherencia y lo odiaba.

──No hables, solo respira ──me volvió a decir, seprando cuidadosamente mis rodillas de mi pecho, las cuales no noté que me aplastaban hasta que sentí su liberación. El aire comenzó a llegar a mis pulmones──. Eso es, estoy aquí ¿si? Tu puedes.

Él realizaba una respiración pausada, la cual comencé a imitar, había olvidado cómo respirar.

Me limpió las lágrimas una vez dejé de ser un manojo de nervios. El temblor seguía, pero la presión en mi pecho y el abrazador dolor habían desaparecido.

──¿Quieres contarme lo que pasó? ──preguntó con cautela, temiendo tocarme, como si fuese porcelana nueva

Sin decir nada, me abalancé sobre él, rodeándolo con mis brazos. Ante la acción inesperada casi se cae, pero hizo lo que pudo para colocar un brazo en mi cintura y otro en la pared.

──Solo..., quédate así, sin decir nada un rato más.

Mis palabras bastaron para que el silencio inundara el lugar.

Todos debían estar en clase, no sabía por qué estaba él aquí, pero lo agradecía.

Ajax me abrazó, me sentí segura en sus brazos, fuera de la tortura psicológica de mi madre. Me sentí asalvo, protegida, feliz.

HIII 💗💗

Primero quería agradecerles por los 200 seguidores, los amo un siglo, gracias. 😭💕

¿Qué tal? Les gustó el cap??

Tan lindo Ajax consolanso a Kyra, son mis papis 😭

Por qué creen que la madre es así con Kyra??

opiniones sobre Kevin???

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