⋆ Day 4: Birthday ⋆

Su trabajo literalmente era una mierda.

A la dichosa peste se le ocurrió llegar en el preciso momento en que acababa de mudarse a Tokio generando que le despidieran de su trabajo bien remunerado y accediera a regañadientes a trabajar como repartidor ya que el alquiler de su piso no se pagaba solo.

No admitiría que podía haberse ahorrado toda la situación si se tragaba el orgullo y volvía con el rabo entre las patas a casa de sus padres, pero prefirió mil veces hacerlos tragarse sus palabras y permanecer en la capital aún si eso significaba rebajarse a pedalear sobre una bicicleta diez horas por día.

Así que ahí se encontraba Tsukishima Kei, pedaleando por la monstruosa urbe que significaba la capital japonesa llevando mil y un pendejadas que al japonés promedio se le antojase en cuarentena.

Y con cualquier pendejada se refería literalmente a cualquier pendejada.

Desde zapatillas deportivas que quedarían inutilizadas hasta después de la pandemia, lencería con motivo de... ¿Gatos? y juguetes sexuales sacados desde el mismísimo infierno hasta comida para serpientes y un telescopio reflector diseñado para observar el sol. Había llevado de todo en tan solo tres meses de trabajo y no veía la hora de ofrecer su alma al diablo a cambio de dinero y de esa manera preservar lo poco que quedaba de su dignidad.

Dignidad que era pisoteada en el suelo cada vez que entraba en la zona de Akihabara a pedir una dakimakura erótica de All Might. Eran unos malditos enfermos.

Los sujetos a los que llevaba pedidos gastaban su dinero en basura y él se rebajaba a pedalear su bicicleta hasta dejar de sentir sus piernas solo para obtener lo mínimo y necesario para pagar la pocilga en la que vivía.

Maldita pandemia, maldita precarización laboral, malditos todos.

De paso también maldijo la hora en la que se le ocurrió independizarse en lugar de permanecer en su ciudad natal que, dicho sea de paso, ya estaba en etapa de flexibilización.

Pero tirarse al suelo y llorar no iba a arreglar nada.

Abrió la aplicación de repartos en su celular y frunció el ceño. Su siguiente pedido a retirar quedaba malditamente lejos y el lugar a entregar quedaba en Narnia.

Maldijo un par de veces más antes de ponerse en marcha hacia su destino mientras que era obligado a aguantar la vergüenza ajena que le generaban los horribles anuncios de Spotify solo porque su dinero no alcanzaba para pagar la versión Premium.

Y lo peor de todo era que ese día cumplía un año más de patética existencia y no podía estar comiendo un pastel de frutillas con crema mientras miraba la segunda temporada de The Umbrella Academy desde la comodidad su cama acompañado por su dinosaurio de peluche.

Se hizo una nota mental de buscar macumbas para atraer dinero o buscar en Yahoo! Respuestas la forma de hacerse narcotraficante.

Para cuando arribó a una pastelería especialmente cara a retirar un precioso shortcake que le hacía agua la boca, el barbijo que por obligación debía llevar en su rostro ya había intentado matarlo de asfixia unas tres veces y sus lentes no paraban de empañarse hasta el punto en que no había diferencia entre tenerlos puestos o no.

Mientras la empleada envolvía cuidadosamente el paquete y agregaba una nota con las instrucciones para su entrega (porque sí, los bastardos querían que les dijera frases como 'Aquí está su pedido, Amo') Kei recorrió con la mirada los precios de los postres en la vitrina y casi le agarra un paro cardíaco al notar que comprar solo una porción del pastel significaba sacrificar el wifi de mala calidad que tenía durante ese mes.

Estúpidos ricos bastardos.

Manipuló con cuidado el pastel que al parecer valía su peso en oro y lo guardó en el bolso de envíos antes de emprender nuevamente su marcha esperando no desmayarse por fatiga pulmonar encima de la mezcla de crema y frutillas que tenía el poder de literalmente dejarlo en la calle.

Según decía la nota, la pastelería era solo una de las tres paradas que debía hacer antes de finalmente llegar con todas las compras al domicilio pero en la nota solo se nombraba la ubicación del siguiente...o algo así.

Esperaba no tener que apuntarles con una pistola entre las cejas para obtener una buena propina y que se jodieran las costumbres japonesas; más propinas significaban más horas de sueño y más horas de sueño significaba mejor calidad de vida.

Se desvió un kilómetro de la ruta que originalmente tendría que haber seguido si solo se tratara de entregar el pastel en busca de un local muy específico en la zona. En el papel no había dirección alguna y la indicaciones eran estúpidamente vagas.

«(...)en esa zona deberás buscar un local con forma de dinosaurio, el paquete estará ahí.»

Frunció el ceño ante la idea de preguntarle a algún extraño en la calle en dónde demonios podía encontrar un local con forma de dinosaurio, la sensación de estupidez lo acompañaría durante toda la década.

Sacó su celular y observó un muy preocupante 30% de batería antes de abrir en Google Maps y buscar... ¿Buscar qué? se encogió de hombros y tecleó 'local con forma de dinosaurio' en el buscador esperando sinceramente no encontrar nada.

Grande fue su sorpresa cuando la aplicación le tiró una ubicación a un par de calles de distancia en donde al parecer sí existía la dichosa tienda.

Toda la fachada del local estaba revestida con yeso para exterior y este a su vez estaba pintado con una enorme imagen de la cabeza de un dinosaurio. Tsukki se sintió como un niño al entrar al local por la mismísima boca y pudo comprobar que se trataba del lugar más genial del mundo cuando notó que únicamente vendían productos con motivos de dinosaurios.

En el mostrador, un sujeto un poco más joven que él le atendió con una reverencia antes de agacharse tras un par de estantes y sacar una caja un poco más grande que el pastel.

Tsukishima le agradeció, acomodó el bolso y antes de irse pidió una tarjeta del local para regresar a comprar el día en que el dinero le alcanzara.

Esta vez, el paquete tenía una nueva indicación.

«Rohan tiene la costumbre de comer comida para bebés así que busca al Gran Búho, él tendrá el paquete preparado.»

Nuevamente una referencia de mierda.

Volvió a ingresar en el Google Maps y buscó 'Gran Búho'. En el buscador se desplegaron varios puntos turísticos, algunos templos y una tienda de mascotas. Se decantó por la última opción y notó que estaba perfectamente ubicada entre su posición y el lugar de entrega.

Con más dificultad que antes por el peso agregado emprendió viaje hacia la dichosa tienda de mascotas esperando no encontrarse con un paquete muy grande; el paquete forrado de dinosaurios y el pastel de oro ya ocupaban la mayor parte de su bolso de envíos y debía de hacer magia para acomodar otra cosa más dentro de él.

El poco tráfico en época de pandemia le agilizó mucho el transportarse por varias de las calles más concurridas del país y en casi diez minutos ya se encontraba aparcando la bicicleta fuera de la tienda para mascotas... ¿O para búhos?

El gran búho tallado en madera fuera del local debía de significar algo, esperaba.

Por lo que lograba ver a simple vista esta era una simple tienda de artículos de camping, pesca o lo que sea que usaran en la vida silvestre así que lo único en lo que podía pensar era en el sujeto de las notas y en qué clase de bestia tenía viviendo en su domicilio que comiera comida para bebés.

Por un momento imaginó que la bestia desconocida literalmente comía bebés y bajo el barbijo homicida sonrió ante su propio chiste.

No sabía bien por qué pero por alguna razón no fue una sorpresa encontrar al ex capitán del Fukurodani detrás del mostrador usando un ridículo barbijo con estampado de búhos. La sorpresa fue encontrar que su ex setter también parecía trabajar ahí y puede que fuese su imaginación, pero se lo veía bastante conforme con tener a Bokuto como su compañero.

Tsukishima imaginó que estando en el lugar de Akaashi ya habría acabado con tres frascos de veneno para ratas. Y no, no en él. Nadie hubiera podido probar nada.

—¡HEY, HEY, HEY, TSUKKI!

El mayor saltó por sobre el mostrador y al intentar abrazarlo fue retenido por el pelinegro acordándole respetar la distancia social.

Tsukki se limitó asentir con unas horribles ganas de desaparecer su existencia luego de presentarse ante ellos usando el patético bolso de repartos. Se consoló con la idea de que el barbijo evitaba que se le cayera la cara de vergüenza.

—Tsukishima, buenas tardes. —Akaashi se inclinó ante él y de paso empujó a Bokuto por la nuca para que este también saludara al cliente correctamente.— Tengo entendido que buscas esto.

El paquete esta vez era una bolsa de medio kilo con lo que parecía ser alimento picado fino para el monstruo, nada que no pudiera caber en el bolso aplicando algo de fuerza extra.

Kei se inclinó ante ellos y se dispuso a salir del local, sin embargo fue detenido por Bokuto quien empujó un paquete pequeño en sus manos.

—Esto es de nuestra parte —comentó Akaashi con su característica calma—, feliz cumpleaños.

El rubio parpadeó un par de veces mirando a ambos chicos sin creer que hubieran tenido tal detalle con él. Abrió el pequeño paquete y se encontró con unos bonitos auriculares bluetooth, unos que hace tiempo tenía deseos de adquirir pero no que podía darse el gusto de hacerlo.

No sabía si llorar patéticamente ante ellos, saltar y abrazarlos hasta su siguiente cumpleaños o fingir decencia y no aceptar tan maravilloso regalo.

Internamente pidió perdón por pensar en envenenar a Bokuto con veneno para ratas.

—¿Cómo supieron que hoy era mi cumpleaños?

Los ojos de Bokuto se achinaron y Kei supuso que su sonrisa bajo el barbijo de búhos se había ensanchado.

—Digamos que nos comió la lengua el gato.

La pareja se miró entre sí momentáneamente como enviándose un mensaje telepático que solo ellos entendían y devolvieron las miradas hacia un confundido Tsukki quien prefirió no preguntar nada al respecto, solo les dedicó una profunda reverencia y salió del local con rumbo a su última parada.

Sus nuevos auriculares, como esperaba, eran la gloria. Eran cómodos, no molestaban su pedalear y se escuchaban geniales. Ahora el siguiente paso para mejorar su vida era obtener una cuenta de Spotify Premium libre de anuncios horribles en donde poder escuchar tranquilamente la discografía completa de My Chemical Romance.

Su viaje hasta el lugar de destino le resultó mucho más rápido gracias a su ahora mejorado autoestima y en tan solo un par de minutos su celular indicó que había arribado a destino cuando se detuvo frente a una casa de dos plantas en un barrio común de los suburbios.

Estacionó su bicicleta, tocó el timbre y esperó un par de segundos antes de que la puerta fuese abierta por una persona a quien conocía perfectamente bien.

Kuroo Tetsuro le atendió con una sonrisa que hoy lucía especialmente gatuna y le indicó que ingresase a la casa. Tsukishima no se paró a pensar en que estaba rompiendo un par de normas de aislamiento al ingresar en casa ajena, solo podía pensar en que su maldito crush desde hace años era quien lo invitaba a entrar.

Si bien nunca logró nada con el pelinegro ni se atrevió a invitarle alguna cita, los constantes chats en donde se tiraban los tejos no faltaban en su rutina semanal. Incluso podía llegar a admitir que su motivo para mudarse a Tokio en parte fue estar más cerca de Kuroo.

—Ponte cómodo, Tsukki. Tengo una sorpresa para ti.

El pelinegro le alcanzó unas pantuflas de interior y una pequeña botella de alcohol en gel para que se higienizara.

Mientras que Kei dejaba el bolso de envío en el suelo y cambiaba sus zapatillas de lona por las mullidas pantuflas Kuroo desapareció en la cocina buscando algo y volvió a los segundos con un shortcake exactamente igual al que llevaba en la bolsa a diferencia de que este tenía una vela encendida sobre él.

—¡Feliz cumpleaños!

Las mejillas de Tsukishima se sonrojaron ante la idea de que el chico del cual llevaba años enamorado estaba frente a él en el peor día de su vida ofreciéndole su postre favorito con un 'Te amo' escrito en chocolate sobre la cubierta justo al lado de las velas.

Todo era perfecto y hubiera considerado la idea de estar soñando si no fuera porque dejó la vida pedaleando por toda la ciudad.

Sin embargo, todavía había algo que le molestaba en toda esa situación. Algo que rondaba fuera de lugar en su mente desde que abandonó la tienda de Bokuto y no veía la hora de responder a esa duda existencial.

—¿Cómo sabías que vendría yo a entregar tus pedidos?

Algo más parecido a un suspiro que a una risa escapó de sus labios y volvió su mirada hacia la puerta de lo que parecía ser la cocina.

—Te sorprendería la cantidad de pasteles y cajas de dinosaurios que tengo ahí dentro.  

Wattpad es una perra y me cambió de orden los capítulos...

Son las 3am y entro a trabajar a las 10am, sin embargo sigo escribiendo historias bobas de cuarentena.

Recuerdan el día anterior cuando dije que no tenía nada para hoy? Bueno, esto lo escribí a penas unas horas después!

Cosas que no se mencionan en el AU!

Tsukki tiene un wifi de a penas 3 megas, para ver los streams de Kodzuken roba el internet de los distintos locales de comida rápida a los que tiene que ir a retirar pedidos.

La tienda El Gran Búho es propiedad de la familia de Bokuto y aunque este sea legalmente el gerente, todos saben que el lugar se caería a pedazos si no fuese por Akaashi.

En el día de su cumpleaños Tsukki recibió un montón de chucherías con forma de dinosaurio, sin embargo hubiera preferido una cuenta de Spotify Premium. Debes seguir ahorrando, Tsukki! (Yo tengo que pagar el familiar para todos mis hermanos :'u)

El paquete de alimento que pasó a retirar en la tienda del BokuAka era para uno de los gatos de Kenma el cual fue bautizado con ese nombre por su comunidad de fans. Oh sí, el mundo está lleno de referencias.

Tsukishima desayunó, almorzó, merendó y cenó shortcake durante toda su semana de cumpleaños, la mejor semana de su vida. Luego de empacharse de pastel, Tendou tuvo que acudir a curarle el empacho durante tres días seguidos. Toda esa semana fue cuidado por Kuroo.

Tsukki abandonó su trabajo de repartidor y comenzó a trabajar con el BokuAka al mes siguiente.

Dos meses después, Kuroo lo convenció de que se mudasen juntos... Pero eso es historia para otro día ;)

¿De qué forma creen que Kuroo les comió la lengua al BokuAka?

Estoy muy emocionada con el AU de mañana! Si leen la BokuAka Week que voy a estar publicando a partir del 31/07 van a encontrar un OS que es prólogo al de esta week, sigan sintonizando este canal!(?

Nos leemos mañana mis bebus!


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