⋆ Day 3: Erotic Dreams ⋆

Las miradas furtivas, las sonrisas disimuladas, las indirectas bien captadas. Todo lo relativo a él era atractivo y le invitaba de forma insistente a acceder a sus silenciosas demandas.

Sin embargo, sería muy sospechoso escaparse del entrenamiento unos minutos para entregarse él. Demasiado sospechoso.

Pero ahí estaban. Kuroo le guiñaría un ojo con intenciones de generar un sonrojo en su rostro y él se lamería sensualmente los labios solo para borrar esa sonrisa arrogante de su rostro y reemplazarla por una mirada de seriedad que le daba a entender que no le divertía para nada ser el provocado.

Al idiota le gustaba provocar pero no soportaba las provocaciones. Una sola señal de lujuria de su parte y sabía que el gato no lo dejaría ir hasta que llorara de placer por él; y como interiormente amaba jugar con fuego no dudaba en ningún momento de probar hasta qué punto la paciencia de Tetsuro podía aguantar.

Oh, estaba perdido.

Ni siquiera sabía si tenía tanta necesidad de participar en la barbacoa luego de la práctica, en esos momentos lo único en lo que quería participar era en una escapada para follar con él y no se sentía para nada avergonzado al respecto.

¿Contaba como traición a su propio equipo? ¿O como traición a los mal disimulados sentimientos de su mejor amigo? No lo sabía, solo entendía que negarse a la propuesta indecente de Kuroo era traicionarse a sí mismo.

Apartó la vista del mayor con irritación; si el bastardo tanto quería follar con él pues que finja demencia y lo arrastre hasta las duchas para hacerlo, ni siquiera necesitaba confirmar su participación luego de tantas indirectas extremadamente directas.

¿Cómo sería follar con Kuroo? Le gustaba imaginar que sería ardiente, rudo y tortuosamente lento con los juegos previos. No podía evitar morderse los labios imaginando la cantidad de escenarios en los que podrían llevarse perfectamente bien.

Era de conocimiento casi público que el capitán del Nekoma elegía a algún favorito al cual acosar durante los encuentros y en este caso el seleccionado había sido él.

¿Le molestaba? Para nada. Secretamente deseaba que el morocho posara sus ojos en él desde el momento en que lo conoció y si hubiera sido posible habría comprado todos los boletos que rifasen el encuentro con el gato; algo similar a 'Hice una rifa y te ganaste todas las folladas'.

Entonces el silbato que indicaba el final del encuentro anunció que nuevamente habían perdido y que debían hacer el entrenamiento de castigo; en esta ocasión debían de arrastrarse en el suelo hasta hacer tres vueltas a la cancha y aunque no era exactamente eso lo que tenía en mente cuando pensaba en castigo luego del partido, se aseguraría de levantar un poco de más su trasero en cada arrojada al suelo solo para atentar contra la estabilidad mental de su Senpai.

Sus muslos dolían por el esfuerzo y con cada nuevo encuentro con el suelo sentía que alguna de sus piernas se desprendería de su cuerpo. Que alguien le consiguiese una silla de ruedas porque no esperaba poder caminar el día de mañana. Al menos no luego de mirar disimuladamente cómo el capitán del equipo contrario apretaba y estrujaba una toalla entre sus manos sin apartar la vista ni un segundo de él.

Mentiría si dijese que no sentía deseos de alardear como una colegiala ante todos el hecho de que era deseado por un adonis como lo era Kuroo y correr a comerle la boca en ese mismo instante aún si eso significaba pisotear sin piedad los sentimientos de su mejor amigo.

Solo pensar en eso le encendía de una manera inexplicable y no quería indagar mucho acerca de qué clase de fetiches oscuros deseaba cumplir y cómo, por el momento solo observaba como lentamente el final de su castigo se acercaba y a su vez su ansiada recompensa.

Se levantó del suelo por última vez y se estiró con toda la calma del mundo. Quizás estuviese provocando al gato con la forma de sacudir con las manos la parte trasera de su short aún si esta no había tocado el suelo en ningún momento, o quizás sí estuviese algo nervioso por todo el asunto.

Tetsuro se encontraba apoyado a un lado de la puerta de acceso al gimnasio con el una mirada extrañamente calculadora, todo su equipo ya se había ido hace mucho y el Karasuno estaba abandonando lentamente el lugar. Otra bandera roja.

Tomó un pequeño bolso de mano que había llevado consigo y caminó contoneando su delgada cadera hacia él. No apartaban sus miradas ni un segundo, incluso estaba seguro de que ni siquiera parpadeaba, solo sabía que era un pichón de cuervo de casi dos metros de altura a merced de un felino mucho más fuerte qué él.

Era francamente aterrador.

Disminuyó la velocidad cerca de un metro y algo de distancia entre ambos y disimuladamente batió sus rubias pestañas esperando alguna respuesta que le indicase cómo proseguir. Kuroo le regaló una sonrisa con un aura especialmente carnívora y Kei juró que sus colmillos estaban más grandes de lo que recordaba.

Entonces solo pudo confirmar que lo seguiría a cualquier lado, incluso si se trataba de seguirlo al mismísimo infierno.

La tensión entre ambos podía ser claramente visible para cualquiera que estuviese allí, y esa fue la razón de que Yamaguchi hiciera acto de aparición entre ambos y jalara de su brazo en dirección a la salida hablando de cualquier cosa que sinceramente le interesaría más luego de enredarse con Kuroo, no ahora.

Un escalofríos subió por su columna vertebral mientras abandonaba el gimnasio y al volver la mirada hacia la única persona que aún quedaba dentro de él juró que escuchó un gruñido.

Interesante.

¿Qué se supone que encontraba de entretenido en provocar a Kuroo? No lo sabía pero era malditamente adicto a esa sensación de adrenalina generada por el morocho y el oscuro secreto de lo que podía pasar entre ambos.

Yamaguchi lo dirigió hacia donde se estaban reuniendo todos los demás para poder agarrar algo de lo que les ofrecía la barbacoa, siempre con un ojo puesto en Kei para que este no escapase. Francamente aterrador.

Tsukishima, por otra parte estaba más ansioso por probar a Kuroo que otra cosa. Se repetía a sí mismo que debía tener paciencia, esperaba que el pelinegro no se dejase escarmentar por los celos de su mejor amigo y viniera a reclamarlo como todo un hombre.

Sin embargo, lo único que recibió fue un apretón discreto en su trasero. Si bien no llegó y lo reclamó ante todos como quería, no podía quejarse.

Y supo que esa era su señal para desaparecer de la reunión en cuanto Hinata y Bokuto abordaron a Yamaguchi con un tema cualquiera.

Luchó con todas sus fuerzas por contener una sonrisa especialmente amplia hasta el punto en que las comisuras de su boca comenzaron a doler. Con toda la gracia que un ninja de casi dos metros de altura podía tener se dirigió hacia los baños del tercer gimnasio para refrescarse un momento antes de buscar a Kuroo.

Se vio a sí mismo en el espejo una vez que el agua fría hizo su trabajo de despejar un poco su mente. Sus ojos tenían mucho más frío de lo que recordaba, también pensó que sus labios se veían apetecibles y que su rostro era bastante más atractivo de lo que creía.

Otra cosa que también notó en el espejo fue a Kuroo detrás de él cerrando la puerta con seguro.

No se dijeron nada, no lo necesitaron. Las grandes y fuertes manos del pelinegro viajaron hacia los muslos de Kei subiéndolo a la mesada frente al espejo al mismo tiempo en que estrellaban sus labios.

Tsukishima estaba extasiado, ni todas sus fantasías juntas retrataban lo maravilloso de ese encuentro casual. Su cuerpo comenzó a sentirse como gelatina, sus oídos solo captaban sus suspiros, el ruido de sus bocas y el bombeo de su corazón.

Se aferró con fuerza a las negras hebras de cabello mientras su Senpai bajaba por su cuello saboreando todo a su paso. Un gemido que no logró ahogar a tiempo escapó cuando Kuroo mordió en algún lugar bajo su oreja y esto encendió mucho más al mayor quien apretó con fuerza el cuerpo entre sus brazos antes de comenzar a frotar su miembro contra los muslos del menor.

Kuroo levantó la remera de Tsukishima para quitarla pero la dejó a medio camino en una posición en donde los alargados brazos de Kei quedaban doblados hacia atrás y sus ojos permanecían tapados por la prenda dejando solo su nariz y sus labios a la vista.

La lengua del mayor viajó por sus clavículas, luego por una de sus axilas generándole cosquillas y finalmente chupó uno de sus pezones con fuerza. Al no poder ver nada las sensaciones se multiplicaban de manera exponencial, antes de darse cuenta estaba murmurando o gimiendo el nombre de Kuroo sin vergüenza alguna.

Un par de ásperos dedos se introdujeron en su boca en una demanda silenciosa y como buen niño obedeció comenzando a lamer toda su longitud con excesos de saliva escapando y cayendo por su mejilla y rodando por la comisura de su rostro.

Un golpe en la puerta del sanitario proveniente del exterior debería de haberlos detenido, pero solo generó que Kuroo comenzara a masturbarlo generando unos gemidos aún más fuertes en el rubio.

—¡Tsukki!

La voz de Yamaguchi sonaba angustiada pero sus oidos solo estaban llenos de Kuroo.

Kuroo y sus besos.

—¡Tsukki!

Kuroo y sus caricias.

—¡Tsukki!

Kuroo y...

Tsukki.

Kei abrió los ojos inhalando aire con brusquedad. Yamaguchi estaba sentado frente a él comiendo un bento como si nada, a su lado el resto del Karasuno compartían una comida de celebración luego del partido contra el Shiratorizawa.

Se había quedado dormido sobre la mesa y se había... ¿Babeado?

Se sentó completamente derecho con todo el orgullo que le quedaba, limpió su barbilla con el dorso de la mano y se excusó de la mesa pensando en que la selfie sin remera que Kuroo le había enviado más temprano ese día junto a un par de mensajes de aliento habían tenido más impacto en su psiquis del que creía.

Bitácora N°120 y pico de cuarentena: Wattpad sigue siendo una perra escandalosa y ya van dos veces que cambio de contraseña.

Nunca planee darles el gusto del smut, soy un engendro del mal(?

Cosas que no se mencionan en este AU!

Puedo decir que me proyecté en Tsukki, en muchos sentidos xd

La noche anterior al partido del Shiratorizawa Tsukki no se podía dormir así que se quedó viendo crepúsculo, quién diría que tendría un crush por Edward?

En la selfie de Kuroo se podía ver su pecho descubierto, una tostada con manteca en su boca y una toalla sobre su cabello húmedo. Lo mejor que ha visto Tsukki en toda la mañana (lo mejor que vio en el día fue la cara de Ushijima al bloquearlo).

En realidad Yamaguchi es bisexual y no gusta de Tsukki, pero el sueño de Kei se enfocó en la época del campamento de entrenamiento cuando él creía que sí. Al final solo era Tsukishima que se sentía re perseguido después de que Yams le gritara.

Espero que les esté agradando la week ;;;;

Para mañana no tengo absolutamente nada y me quiero matar jajan't

Ya veré qué hago xd

Nos leemos mañana uwu (las espero, almas pecadoras e.é)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top