45) Durme conmigo

-Un corte de la espada demoníaca nunca sanara- Susurre mientras veía el cuerpo sin vida de los dos demonios. Me acerqué al cuerpo de la mujer -Que manera mas asquerosa de obtener lo que quiero...- Dije a la nada para después agacharme a su lado e ingresar mi mano en su boca "Que repugnante..." me adentre en su interior hasta que mis dedos tocaron lo que buscaba. Tome el mango de la espada y la saque del interior de la demonio. -Si lo que mas quieres es ese mayordomo, voy a cortarlo en pedazos delante de ti-

Ciel POV

Después de aquello mi cuerpo se sentía pesado, mis ojos se cerraban solos. -Joven amo, no se duerma todavía- Le oí decir a mi mayordomo, el cual se salió de encima mio -Dios... Por su culpa ahora yo tambien estoy empapado...- Tomo mis brazos y me ayudo a levantarme. Una vez que estuve fuera nos rodeó a ambos con una unica toalla, abrazandome y haciendome sentir el calor que emanaba su cuerpo, aunque aun estuviera mojado. El tenía rodeado mi cuerpo con sus brazos, mientras que por mi parte rodee su cintura con los mios, después de todo, no llegaba a abrazarlo de otra manera, el es demasiado alto, y yo... Yo tengo una estatura normal para mi edad, por supuesto. Quería quedarme allí, abrazado a el, aquel que me pertenecía, aquel que era solo mío, y por lo tanto, yo le pertenezco a él. Los labios de Sebastian se posaron con delicadeza en mi frente, adoraba cuando así eso, me sentía protegido, querido. -Ya debería ir a dormir, no me gustaría que mañana este muy cansado- Levanté la mirada y vi sus ojos rojos mirandome fijamente y una sonrisa en sus labios.
-Si- Susurre despacio. El se quito la toalla que nos rodeaba a ambos y me la dejo solo a mi
-Solo espereme un segundo- Él tomo su camisa y en menos de un segundo ya la tenía puesta, al igual que su ropa interior, pero lo detuve antes de que se pusiera el pantalon.
-Vas a dormir conmigo, deja de vestirte- Sebastian me miro con una sonrisa y comenzó a secarme. Con la misma toalla seco mi cabello, después de todo, era bastante grande
-¿Le dije que me encanta su cabello?- Me pregunto para después olerlo. Me sonroje un poco por aquello, solo un poco
-No tiene nada de especial- Sebastian nego lentamente.
-Tiene un aroma exquisito, es tan suave como sus labios y tiene un color azul hermoso, pero opaco, como usted, joven amo- Sentí mis mejillas arder aun mas y aparte la mirada
-No seas idiota, tu trabajo es de mayordomo, no de poeta- Susurre
-Si, tiene razon- Me coloco el camison con cuidado y comenzó a abotonarlo
-Siempre la tengo, soy tu amo- Mis ojos se encendieron, dejando ver aquel color rojo en ellos
-Si, porque solo soy un simple mayordomo/Un demonio y un mayordomo- Hizo una reverencia y después comenzó a levantar la ropa que habia quedado tirada por el suelo. Fuimos hasta la habitación y una vez alli ambos nos acostamos en la cama. Me recoste en el, en su calidez y el me abrazo, como las veces anteriores.

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