Padres
Sentí sus grandes y suaves manos al rededor de las mías. Su sonrisa provocaba que yo tambien me viera en necesidad de sonreír. A lo lejos, es escuchaban las risas de los pequeños niños. Amane, la niña, corría intentando atrapar una mariposa que revoloteaba por el jardín. Traía su largo y azulado cabello amarrado en dos coletas e intentaba no caerse con su muy mala habilidad para caminar con tan solo un año y medio. Por otro lado, Alexandre se encontraba acariciando y recibiendo el cariño que le brindaba el perro de pelaje dorado de la familia. Su cabello negro y un poco largo en algunas zonas lo hacia ver demasiado similar a uno de sus progenitores. Todo era realmente paz y tranquilidad....
¿Que? ¿Que cosas digo? Para nada, estoy definitivamente no tiene nada que ver con la realidad.
Como alrededor de las 3 de la mañana, la niña se ponía a llorar porque había que cambiarla -Ciel... Es tu turno.- Claramente, igual que todas las noches que Sebastian decía eso, me voltee dándole la espalda
-No. Hazlo tu.- Y él salia de la cama y se encargaba de la niña. Como al rededor de las cinco de la mañana, sentía como una pequeña figura se metía en la cama y me abrazaba con fuerza. -Alex, ve del lado de Sebastian...- Susurraba siempre intentando quitarme al niño de encima... ¡Me daba calor! ¡No piensen mal de mi! De todas formas, casi siempre se pasaba a la mitad de la cama... Aunque creo que eso era principalmente porque estaba tan al borde que toda la noche parecía que se iba a caer. Asi que, por la mañana cuando despertaba tenia a siempre a un niño de 4 años entre nosotros, normalmente abrazado a mi aunque le diera la espalda durante toda la noche. El demonio idiota (claramente hablando de Sebastian) solía salir antes de la cama para preparar el desayuno, por lo que yo me quedaba con su clon en miniatura.
El desayuno siempre era un total desastre. Por un lado, Amane que Sebastian tenia que fingir que las cucharas eras aviones para que ella les prestara atención y comiera. Alexandre era bastante tranquilo por suerte, pero se ponía a jugar con la comida y Sebastian tenia que recordarle cada tres segundos que comiera. Ademas, ¿tienen idea de toda la comida que termina en el piso que Sebastian tiene que juntar? ...¡Es un trabajo muy difícil y estresante para ambos!
-Papá Sebastian.- Lo llamo el niño. Él lo miro con una expresión de cansancio "¿¡Este idiota se cree que esta cansado y no hace nada!?"
-¿Si?
-¿Mamá Ciel esta siempre malhumor?- Y de repente escuche al demonio idiota intentando contener la risa
-¡Ya te dije que no soy "mamá"!- Y Alex rio. Y Amane rio. Y Sebastian rio. Y yo definitivamente no rei.
-No es esta de malhumor... Tu mad- digo, Ciel es así. Pero el te ama muchísimo- No entendía como un demonio como Sebastian fuera una persona tan asquerosamente empalagosa con un par de niños. Les sonreía de tal forma que solo le faltan brillitos al rededor de su cara. -¿No es así?- Dirigió su mirada a mi, seguida por la mirada de tanto el niño como la niña. "Detesto cuando me obliga a hacer estas cosas..."
-Claro que los amo... Son lo mas importante que tengo.- Desvié la mirada y a los pocos segundos sentí como el niño me apretujaba en un fuerte abrazo y sonreía satisfecho. La niña, por su parte estiraba sus pequeños brasitos hacia mi, por lo que me incline ligeramente hacia ella con Alex aun abrazándome y sentí sus suaves manos acariciando mi rostro mientras ella sonreía y reía.
Normalmente los niños salían a jugar afuera en el parque de la casa mientras nosotros los mirábamos desde dentro. -Ellos siguen diciendo que eres su madre- Sonrió de forma burlona Sebastian mientras lavaba los platos y yo lo miraba desde el sofá.
-Y el que hace las cosas de la casa eres tu....- Le remarque. El levanto una ceja
-No seas machista, los hombres de la casa también podemos ocuparnos de la casa.-
-....No, ¡eso se llama ser ama de casa! ¡¿Quieres ser amo de casa?!-
-¿Algún problema con eso?- Puse los ojos en blanco, iba a seguir con esta estúpida conversación con el hasta que Amane entro a la casa con una hoja de árbol en las manos
-¡Papá Sebastian! ¡Papá Sebastian!- Comenzó a jalarle la ropa y este se agacho para quedar casi a su altura.
-¿Si?
-¡Mira Mira! ¡Soy mami Ciel!- Y entonces se puso la hoja del árbol en el ojo derecho intentando imitar mi parche... Realmente creo que hasta mis propios hijos se burlan de mi... Esto es patético. Sebastian soltó una risa y tomo a la pequeña en brazos
-Eres exactamente igual a ella...- Pero al notar mi mirada de odio extrema se dispuso a cambiar el pronombre -A él, quise decir.- Luego Amane me dirigió una mirada inquisidora por unos segundos.
-¿Por que mami Ciel no se deja el pelo largo?- ¡Y ella seguía pensando que yo era una mujer! ¡Por favor! ¡No soy Grell!
-Porque le gusta tenerlo corto.-
-Entonces yo tambien quiero cortarme el pelo.- "Papá Sebastian" negó con la cabeza y ella hizo un puchero -¿Por que no?-
-Porque el pelo largo te queda mas lindo.- Hubiera seguido intentando prestarle atención a la conversación, pero sentí como alguien jalaba de mi manga. Alex traía un oso de peluche en sus manos, aunque una de sus patas se encontraba separadas del resto del peluche.
-¿Se te rompio?- Lo tome entre mis manos y el asintió ante mi pregunta estúpida.
-Lo lamento- Susurro con la cabeza gacha. Estire mi brazo izquierdo para rodear sus hombros y lo atraje a mi.
-No pasa nada... Sebastian va a arreglarlo... ¿Verdad?- Levante la voz para que el pudiera escucharme. Él y la niña dirigieron su mirada a mi.
-Si, por supuesto...- Amane soltó una risa
-Mami Ciel es inútil.- Y nuevamente Alex rio. Y Amane rio. Y Sebastian rio. Y yo definitivamente no rei.
-¡N-No soy inútil!- Repuse, pero aparentemente ninguno me presto mucha atención.
-Entonces arreglalo tu- Sebastian sonreía de forma burlona, algo que me provoco bastante molestia. Desvía la mirada mientras sentía como mis mejillas ardían ligeramente.
De pronto sentí un peso sobre mis piernas y unos labios sobre mi mejilla. -No te enojes...- El Sebastian versión pequeña se encontraba sentado en mi regazo sonría ampliamente. No tarde demasiado en sentir como unas pequeñas manos abrazaban mi torso, y se trataba de la pequeña niña de rodillas sobre el sofá abrazándome.
-No nos importa, mami Ciel- Y en eses momento ni siquiera se me paso por la cabeza decir algo sobre el que me llamara "mami" de nuevo, simplemente me sentía feliz viéndolos a ambos. Claro que al abrazo grupal no tardo en sumarse el otro estúpido, quien se sentó del otro lado y sentí sus brazos rodeando mi cintura.
-Todos queremos a mami Ciel- Y el imbécil sonreía de una forma sarcástica, aunque luego fue el quien beso mi mejilla
"....Tanto amor me va a dar diabetes."
...Pero... No me molestaba.
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-Sebastian, Amane tiro un jarrón.-
-Entonces podrías levantarte y limpiarlo tu-
-Nop, es tu trabajo-
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-Sebastian, Alex quiere tomar algo.-
-Entonces podrías levantarte y servirle algo para tomar.-
-Nop, es tu trabajo-
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-Sebastian, tengo hambre.-
-Entonces podrías levantarte y buscarte algo para comer.-
-Nop, es tu trabajo-
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-Sebastian, es la hora del baño.-
-Entonces podrías levantarte y bañarlos tu.-
-Nop, es tu trabajo.-
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-Sebastian, hace frió.-
-Entonces podrías levantarte y encender la calefacción-
-Nop, es tu trabajo.-
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-Sebastian, se me desato el parche.-
-Entonces podrías levantarte, buscarlo y atartelo.-
-Nop, es tu trabajo.-
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Bueno, tengo que admitir que quizás no soy la mejor pareja del mundo... Pero al menos lo intento... Les juro que lo intento... Quizás no con demasiado esfuerzo, pero lo intento.
-¿Que harías si no me tuvieras?-
-Posiblemente viviría con muchísimos mayordomos sexys alrededor.- Sebastian levanto una ceja
-Pero no hay ninguno mas sexy que yo, y lo sabes...-
-Bueno, definitivamente no vas a ganar el premio novel de la humildad este año.- El soltó una risa para después sujetar mi mentón con sus dedos.
-Pero lo tengo a usted... Es suficiente premio.- Sus labios se posaron sobre los míos, besándome con suavidad. -Y también los tengo a ellos- Murmuro desviando a la mirada a los dos niños que jugaban sobre la alfombra con algunos juguetes.
-Si... tenerlos a ellos es muy lindo...- Y sin que pudiera contenerla, una leve sonrisa se dibujo en mis labios.
-Y pensar que no querías tener hijos- Lo mire con molestia por recordarme algo así.
-Cállate, idiota.- Sentí ahora sus labios sobre mi mejilla
-...Esto es muy lindo, ¿no crees?- Su brazo rodeo mi cintura nuevamente.
-...Ojala fuera real.
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Parpadee un par de veces, encontrándome sobre la gran cama. Mire a Sebastian que se encontraba a mi lado, quien se veía sorprendido... Quizás porque aun era de noche.
-¿Se encuentra bien?- Lo mire en silencio unos segundos, intentando recordar aquel sueño... Solo había sido un sueño... Ninguno de los dos había existido. Aquellos sentimientos hacia ellos nunca existieron. Ademas... Haberlos creado era imposible. Eramos dos hombres después de todo. -¿Joven amo?- Ahora se veía preocupado, pero me costaba volver a la realidad... Había sido un sueño tan real... Se veía tan real que incluso el tacto de las manos de ambos había sido muy real. Aun podia claramente recordarlos... Y lamentablemente, nunca existieron. Ni tampoco podrían hacerlo. Me rocoste nuevamente sobre Sebastian, ocultando mi rostro sobre su pecho. Sintiendo como mis ojos comenzaban a cristalizarse.
-Solo fue un sueño.-
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