∞ Eterno ∞

La muchacha con el cabello negro azabache se abrazaba al brazo de la unica persona que habia estado con ella toda vida. Los pies de ambos colgaban al vacio y el viento los despeinaba. Se encontraban sentados en lo alto del Empire State, y el pelinegro de ojos azules como el océano le hablaba con una sonrisa en los labios.
—Y entonces me dijiste que yo era un vegetal. No cual no era cierto, porque siempre fui muy importante. —Pero miró a la chica y se dio cuenta de que esta no estaba escuchandolo. Tenia la mirada perdida en el vacio. —...¿Sucede algo?
Ella dirigió su vista a él y sus ojos, de un color rosa tan fuerte que podria haberse confundido con rojo, tenian un dejo de tristeza. —Todo lo que me cuentas siempre es genial... Pero quisiera poder recordarlo...
Christian rodeo sus hombros y beso su mejilla con suavidad. Habia tardado tanto en volver a encontrarla...
Finalmente, después de varios años caminando sin rumbo por Londres, vio como por el hermoso cielo estrellado, uno de los astros pasaba a gran velocidad surcando el panorama. Y entonces lo sintió. Sintió un cosquilleo. Sintio un calor. Y la sintió a ella.
Aceleró su paso. No sabia a donde se suponía que corría, pero su instinto se lo dijo. Y de ponto se detuvo, solo porque sintió que alli debía detenerse. Y la escucho. Escucho el llanto desconsolado de dos bebes, y, arrastrándose por un callejón, las encontró. Pequeñas, casi iguales, pero una con unos ojos rosados, mientras la otra los tenia azul claro.

Habian regresado.

La niña de los ojos celestes fue muy bien recibida por la pareja (que por fin despues de tantos años se podia llamar asi) de Grell Sutcliff y William Spears, quienes la criaron como si fuera su hija.
Pero Christian nunca crió asi a Ashley, porque Ashley no era su hija. Él siempre se había referido a si mismo como el compañero de la niña, y esta siempre pareció aceptarlo.
Pasados varios años, él comenzó a revelarle información sobre todo. Sobre quien era y sobre que habia pasado. Quizas aquello fuera egoísta por parte de Christian, podria haberle dado a la niña una vida comun y tranquila como la de cualquier humano. Pero ella no era humana. Ella se enojaba y todo se encendía a su alrededor. Él quería que todo fuera como antes. No abandonaba la esperanza de que Ashley se lo pidiera alguna vez.

—Si tu estas dispuesta a abandonar lo que eres... —Hacia demasiado que Ashley le daba vueltas al asunto. Volverse un demonio, alimentarse de humanos...
Sus ojos se cruzaron con los de Christian. Él estaba seguro de que ella recuperaría sus recuerdos si lo hacia. Él la miraba suplicante. Y ella sintió que haría lo que fuera por él, y asintió.

El palacio estaba, como siempre, abarrotado de demonios que iban de un lado para el otro. Que los angeles estaban cada vez mas amenazadores, que el infierno necesitaba de mas almas, todos estaban muy alterados. A excepción de quien traia la corona puesta, que se sentaba con expresión de aburrimiento en el amplio trono. Miraba de un lado a otro, aguardando su llegada. Ya debería haber aparecido, a menos que en realidad el tiempo pasara mas lento de lo usual.
Ya había decidido que se levantaría e iría por ellos cuando ambos entraron por la puerta principal.
Una alta figura de cabello negro y ojos carmesí llevaba de la mano a otra mucho más pequeña, de un cabello negro y los ojos de un color rosado. Toda la linea de la familia real tenia el cabello negro y los ojos rosados, a excepción del rey que se encontraba ahora en el trono. Si bien sus ojos si habian adoptado aquel tono brillante su cabello se habia mantenido azul.
Al ver a ambos, su interior dió un vuelco. Se levantó y camino hacia ellos apresuradamente. El mayor sostuvo su rostro entre sus manos y lo besó. Desde que Ciel habia recibido la corona, no había vuelto a crecer siquiera un centímetro, por lo que tenia que estirarse bastante para poder besar a Sebastian sin que este se agachara un poco.
Se separó del pelinegro y miro al pequeño que se encontraba a su lado. El color de su cabello lo hacia recordar demasiado a su amante, pero la forma del rostro, era muy similar a la suya. Le sonrió con cariño y el niño le devolvió la mirada.
—¿Que tal estuvo? —Preguntó.
—Bien. —Le contestó el niño, con una voz que le recordaba demasiado a si mismo hacia muchos años. —Vimos muchos lugares geniales. —Sebastian había decidido llevar a su hijo a dar una vuelta por el mundo humano, pero ahora que él era un Rey, no podía darse el lujo de irse del infierno cuando quisiera, aunque hubiera dado todo para que pudiese ser asi.

De pronto las puertas se abrieron, y por ellas desfilaron dos figuras que no veia hacia demasiado tiempo. Casi habia olvidado por completo el rostro de ambos, y por eso, cuando ambos se detuvieron frente a él, se quedo inmóvil, creyendo ver un fantasma.
El pequeño al ver el rostro de Ciel, le jaló la manga, intentando confirmar si estaba bien, pero este ni siquiera lo noto.

—Despues de tanto tiempo, creo que va siendo hora de que las cosas sean como siempre debieron ser. —Le dijo la figura masculina que acaba de entrar, y Ciel entendió perfectamente a que se refería, y no pudo sentirse mas aliviado.
Se acercó a la muchacha, la cual lo miró al principio con desconfianza, y cuando el peliazul toco su mano, lo sintio todo.
Ahora todo pasaría a ser como debía. Ashley, ls princesa demonio, tomaría el trono que siempre le habia correspondido, junto con Christian y con todos sus recuerdos, mientras que Ciel volvería a al mundo humano, por fin, con Sebastian y su pequeño, a vivir en paz.

Una vez que la corona se posó sobre la cabeza de la pelinegra,  esta miro a Christian con los ojos inundados en lagrimas y este la abrazó. Ella lo recordaba, y al fin todo seria como antes y tendría a su Ashley de vuelta.

A Sebastian, por otro lado, todo su ser se estremeció al notar como los ojos de su amado volvían a ser de ese hermoso color azulado, pero Ciel sintió lo mismo cuando dirigió su mirada al niño, quien volvia a jalar su manga sin entender que sucedía, y vio como los ojos de este también habian cambiado, y eran iguales a los suyos. Se agachó a su lado y lo abrazó con fuerza, dejándolo aún mas desconcertado.

Los tres se encontraban frente a un gran hotel en las afueras de Londres, donde en su momento habia estado la magnífica e imponente mansión Phantomhive, la cual volvía a surgir de las cenizas después de tantos años.

~Bueno, gente hermosa que siguió todo este fic, por favor LEER LA SIGUIENTE PUBLICACIÓN. Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo disfruté escribiendo para todos ustedes.~
Si alguno quiere dejar sugerencias para el nombre oficial del hijo de Ciel y Sebastian, los invito a llenar la sección de comentarios con ellos, y si ven algún nombre que les gusta, dejen un comentario de apoyo, después de unos días es probable que elija uno 💕
Gracias por todo.~

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