5) Escuela

El mayordomo y el niño se quedaron después de aquella escena algunos minutos en silencio, mirando a la nada, sin comprender realmente todo lo que acababa de suceder.

-Quizás solo son similares...- Murmuro Sebastian, pero después de todas las casualidades, se dio cuenta de que aquello era imposible. No solo Ashley estaba aquí... Amy también estaba junto a ella.

No había una explicación correcta, simplemente allí estaban, nuevamente. -Incluso aun muestra curiosidad por nosotros... Esto no es una casualidad...- Por su parte, Ciel, no estaba muy seguro de que sentir, había vuelto a ver a una persona con la que había compartido algunas cosas, pero no era mas importante que Elizabeth o que Soma, Ashley era inferior a ellos... ¿Verdad? Incluso se había metido a su vida sin derecho. Pero, a pesar de todo, su relación con Sebastian había florecido gracias a su estupidez y sus intentos de manipulación.

Al día siguiente, ambos caminaban por los largos y decorados pasillos del gran palacio, camino a encontrarse con quien tenia el poder en estos momentos. Los guardias abrieron las puertas y, sentado sobre un trono color oro y con una corona a juego, aquel a quien conocían hacia ya un tiempo los miraba de manera inexpresiva. La mayoría de los demonios que entraban aquel lugar tenían la orden de arrodillarse, pero entre ellos existía suficiente confianza. 

Los amantes dieron un par de pasos y cuando las puertas se cerraron detrás de ellos, el Rey se levanto y los miro ligeramente extrañados -¿Que sucede?- Ciel y Sebastian se miraron entre ellos por unos segundos, quizás no sabían como decir las cosas correctamente, pero como siempre, Ciel seria quien hablara.

-...Creo que la encontramos.


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-Esto es injusto- El niño miraba con molestia a su mayordomo mientras este le acomodaba la corbata de forma desinteresada 

-Creo que le queda lindo.- Se separo de el y admiro cuidadosamente el uniforme que acababa de colocarle.

-Es un imbécil, el podría venir a hacer el trabajo difícil...- Sebastian puso los ojos en blanco y suspiro.

-Cálmese, si el se va, el infierno va a ser un caos... Ademas, solo son un par de días...- El tampoco estaba de acuerdo con tener que enviar a su niño a la secundaria solo por una estupidez así... Pero calmaba su molestia con el pensamiento de que solo seria poco tiempo. Después de eso, serian libres y ya no tendrían que ir de una ciudad a otra buscando a un cadáver. -Va a llegar tarde, así que seria mejor que vayamos saliendo...-

Ciel se miro en el espejo de pie y suspiro. Se acomodo ligeramente la corbata y se refregó el ojo izquierdo para después soltar un bostezo. No solía tener que despertarse temprano, pero al parecer, el resto de los días tendría que cumplir horarios.

Bajaron en silencio en el ascensor. Les había llevado al rededor de dos semanas, pero habían conseguido acomodarse para permaneces un tiempo allí, aunque realmente fue Sebastian quien organizo todo. Una habitación en uno de los últimos pisos de un costoso hotel. El alquiler por un par de días de un también costoso deportivo rojo. El ingreso a una también costosa secundaria solo para controlar a una chica...  Las cosas no estaban tan mal.

-Sabes lo que tiene que hacer, ¿verdad?- Ciel asintió varias veces. -Y si le preguntan, soy su padre.- El niño (aunque con mas de 100 años) rió levemente.

-No solo eres un pedofilo... ¿También te gusta tu hijo?- El mayor lo miro de reojo y sonrió de lado.

-No tengo la culpa de eso.-

-....Esa es otra razón por la cual serias un horrible padre, ¿sabes?- Sebastian estaciono frente a la escuela. 

-Si, si, lo que diga... Usted seria una horrible madre.-

-Esa es la razón por la que yo tengo que ser el padre y tu la madre que cocina, limpia y obedece al hombre...- Sebastian lo miro pensando por algunos segundos, pero antes de que pudiera hablar, Ciel se anticipo a su pregunta -Aun así, no vamos a tener hijos... Nunca.- El pelinegro cambio su expresión a una de decepción.  

-Aun así, en la cama usted no es muy hombre- El pequeño sintió sus mejillas arder y apresuradamente se bajo del auto

-Cierra la boca- Y golpeo la puerta del deportivo con fuerza.

-Tengo que devolver el auto después... Si haces que la puerta sea giratoria golpeándola así, voy a tener problemas.- Pero Ciel ya ni siquiera le estaba prestando atención, hasta que se dio cuenta que estaba olvidando algo. Se dio media vuelta y vio a su amante extendiendo el brazo a través de la ventana con su maletín colgando de los dedos. -Te olvidabas esto.- El niño se acerco a el y le retiro su maletín de las manos -Buena suerte.- Le dedico una cálida sonrisa, la cual hizo que el peliazul desviara la mirada.

-Gracias.- Murmuro después de unos segundos y se aproximo un poco mas para besar su mejilla, dejando de lado su estúpido y molesto comentario. 

Vio como el auto se alejaba, y solo cuando se volvió para caminar hasta la entrada de la institución, noto las miradas sobre él. Se sintió bastante incomodo ante las personas que murmuraban entre ellas mirándolo de forma inquisidora. Entraba a mitad de año a la escuela, y ademas de eso, llegaba en un auto como ese y armo una pequeña discucion con su supuesto padre. "Definitivamente esta no es la mejor forma de ser... discreto" Ingreso al edificio sin estar realmente seguro de a donde ir. Veía los largos pasillos con casilleros. Abrió su maletín y saco un pequeño papel. 

A-126 / 3-7-8

El numero de casillero con la combinación. Camino por los pasillos buscando el casillero correspondiente, y se sorprendió al notar lo grande que era esta. Mientras caminaba también buscaba con la mirada a Ashley, o, en su defecto, a Amy, pero no encontró a ninguna de las dos.

Después de varios minutos encontró su supuesto casillero e introdujo la contraseña, pero por mas de que tirara de la manija, este no se abría. Pensó sinceramente en arrancar la puerta de un momento a otro, pero supo que seria mala idea. El timbre sonó para dar inicio a la primera hora de clases y el no podía abrir su estúpido casillero, aunque se sorprendió al sentir una mano en su hombro.

-Tu eres el niño del otro dia...- Sus ojos rosados lo miraban mientras una sonrisa adornada su rostro. La miro durante algunos segundos, creyendo ver a un fantasma. Pero ella estaba ahí, a pocos centímetros de el. Tocando su hombro. -¿No puedes abrirlo?- Cerro el puño y le dio tres golpes secos al casillero, uno arriba, otro abajo y otro en el medio, y este se abrió como por arte de magia. -Es uno de los que sobraba, así que no se ha usado hace tiempo... Si no abre la próxima vez, haz eso.- Se separo ligeramente de él y lo miro extrañada. -¿Puedes decir algo? Me estas mirando como si fuera algo extraño...- Ciel cambio su expresión de inmediato y sonrió falsamente.

-Lo lamento... Es que empece hoy, así que no conozco a nadie...- La pelinegra miro el reloj en la pared, aparentemente controlando el tiempo. 

-Pero el otro dia nos vimos... Y sabias mi nombre... ¿De donde me conoces?- El menor de inmediato sintió como su corazón se aceleraba de los nervios, ¿que debería decirle? Pero mientras pensaba en una respuesta que sirviera, los ojos de la chica se le iluminaron y su sonrisa se ensancho -¿Eres un fan mio?- Y gracias al cielo que la pelinegra había preguntado algo así.

-Si, la verdad es que si.- Aunque ni siquiera sabia por que debería ser su fan.

Ashley comenzó a dar pequeños saltitos y apretó el brazo de Ciel -¿De verdad? No puedo creerlo... ¿Quieres un autógrafo? ¿Cual es tu canción favorita?- "...¿Es cantante o algo así?" Y antes de que el pudiera decir nada, ella siguió hablando -Así que esa es la razón por la cual me mirabas así... Estabas sorprendido por ver a tu idola parada frente a ti... Pero no importa, no soy mejor que nadie, así que podemos ser buenos amigos y llevarnos bien... Ademas...- Pero una persona llamando su nombre la interrumpió. 

Su larga cabellera blanca atada en una coleta se ondeaba a medida que ella se acercaba rápidamente -¿¡Tienes idea de que hora es?!- Amy miro al niño y ladeo la cabeza extrañada. -...¿Vienes a esta escuela? ¿Desde cuando?- Ashley estuvo a punto de contestarle, pero la peliblanca la miro con molestia -¡Da igual! ¡No hay nadie!- Tanto la otra gemela como el menor miraron a su alrededor. Todo totalmente vació. Y antes de que la pelinegra se excusara, su hermana la sujeto fuertemente del cabello y comenzó a caminar a paso rápido por el pasillo arrastrándola detrás -¡No puedes siempre retrasarte por estupideces!- 

El menor vio como ambas se alejaban, como si estuviera viendo una especie de espejismo, realmente estaban ahí... Realmente habían regresado. Miro el reloj de la pared y se alarmo de inmediato. 10 minutos tarde. Abrió el maletín nuevamente y miro sus horarios. Guardo los libros que no le servían para esas horas y cerro el casillero. Dio vuelta el papel de los horarios y busco el salón donde le correspondía ir.

Entre el tiempo que tardo en encontrar el salón en la gran institución, llego un poco antes de los 20 minutos tarde. Abrió la puerta y todas las miradas se fijaron en el. La profesora lo miro con molestia, y como el ya esperaba, le dio una reprimenda por su llegada tarde, la cual apenas escucho. Estaba demasiado ocupado intentando escuchar los murmullos de los demas estudiantes "-¿Se habra confundido de clase?-" "-¿No es el niño del deportivo rojo?-" "-¿Que hace entrando a mitad de año?-" Fueron algunas de las cosas que escucho. Le indicaron que se sentara junto a un chico con lentes, el cual parecía estar escribiendo algo. Dejo los libros sobre su mesa y suspiro "No es la mejor manera de empezar..."




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