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La hora del descanso comenzó, cogí mi cuaderno y salí afuera, cerca del gimnasio por donde nadie pasaba. La tranquilidad estaba asegurada en ese lugar.
Me senté, no tenía almuerzo por si os lo estabais preguntando. Abrí el cuaderno y dibujé algunos gatos que había visto por el camino, caminando cerca de mis pies.
Hice un dibujo y me sentí satisfecha con eso, me levanté y caminé por el lugar, ya que quedaba aún media hora de recreo.
Vi que había gente en el gimnasio, eran los del club masculino de voleibol. No entre ya que mi madre me prohibía interactuar con gente del género opuesto.
Iba a pasar de largo, pero una pelota chocó contra mi cabeza, haciéndome caer.
-¡Lev, idiota!- una voz masculina sonó - Le has dado a una chic... Es la de el súper, ¡Ayudadme a llevarla dentro!
No oí más después de eso, ya que me desmayé por completo.
- Kuroo-san - escuché una voz, no veía nada, pero por el eco que sonaba suponía que estaba en el pabellón - la chica ha despertado.
Al fin vi algo, me incorporé y vi a un chico de pelo plateado y ojos verdes sentado cerca mía, me asusté.
- Hola- saludó Kenma sin mirarme, ya que estaba con su consola - te han dado un buen balonazo...
-¿Estás bien?- preguntó el chico pelinegro acercándose - ¿Necesitas que te llevemos a la enfermería?
- No, gracias - hablé, me puse de mie pero las piernas me temblaron, noté que estaba mareada.
-¿No has tomado nada de almuerzo?- señaló un chico bajito y rubio- hace calor, te puede dar algo...
Me ayudaron a sentarme, pero yo estaba preocupada por llegar tarde a clase y que mis padres me preguntarán.
- Ya está, te llevo a la enfermería - el chico peli wgro me ayudó a levantarme y puso mi brazo sobre su hombro, para ayudarme a caminar.
Me notaba débil, no había comido nada por la mañana y hacía bastante calor.
El chico me llevó a la enfermería y se quedó un poco hasta que vino la enfermera.
- Me encargaré de reñir a Lev- dijo mientras se despedía - recupérate... Y tranquila por las clases, Kenma avisará a tus profesores.
Quería darle las gracias, pero no me salían las palabras.
Me sentía aliviada, no entendía por qué... Y había tenido contacto con un chico, mi madre no me lo perdonaría si se enterara.
Pasaron las horas, la enfermera.e dió algo de comer y me dijo que podía descansar ahí, pero preferí volver a clase. En mi mesa estaba mi cuaderno de dibujo.
- Lo ha traído Kuroo- señaló Kenma, que estaba terminando unos ejercicios de matemáticas.
Conque se llamaba Kuroo, le agradecería después.
Las clases terminaron, fueron como cualquier otro día pero se acabaron; algo bueno para unos y malos para otros como yo.
Caminé rápido para llegar a mi casa. Mi madre me regañaría si llegara un minuto tarde.
Llegué justo a tiempo, mi madre estaba en el salón.
- Suzume, la nota del último examen de física - fue lo primero que me dijo, ni un "hola" ni un "¿Que tal tu día?"
Saqué el examen, no era una nota baja, pero no era un sobresaliente.
Me volvió a pegar, subí a mi habitación y abrí la ventana, para respirar un poco.
Mi hermano no me pudo traer comida así que no cené.
Terminé mi tarea y, cuando do vi que todos estaban dormidos salí por la ventana para pasear.
No me dejaban salir, así que me escapaba por las noches a caminar.
Sabía que no podría entrar por la puerta, así que había aprendido a escalar la pared de mi casa.
Caminé por las calles nocturnas de Tokio, había gente pero no demasiada. Pase por cerca la preparatoria y seguí caminando. Iba mirando el suelo, sin pensar en nada... Hasta que choqué con alguien.
Y no, no era Kuroo.
Eran unas chicas conocidas por meterse con gente de su misma escuela, al punto de agredir las. Y para mí mala suerte yo era de su misma escuela.
Me pegaron, claro, no era nada comparado con lo de mi madre así que no me defendí, así me harían más daño.
Una vez se cansaron volví a casa, con moratones en los brazos y con la parte de la mejilla más herida, mi madre no lo notaría.
En el camino de regreso las piernas me pesaban, estaba cansada pero debía llegar a mi casa o me metería en problemas.
Escalé con dificultades la fachada de mi casa, entré a mi cuarto y descansé.
Otro día, otro vez la rutina.
Me levanté, vesti y desayuné. Metí la chaqueta de deporte para educación física, ya que no quería que me vieran los brazos.
Caminé por la calle, está vez sin bajar la cabeza ya que me dolía del ataque de ayer.
Así pude ver a las personas de las que siempre miraba los zapatos.
Miré el paisaje, las hojas, los bichos.
Nunca me percataba de eso porque iba con la cabeza baja.
Vi a una chica que iba caminando sola, me recordó a mi y decidí hacer una interacción social con alguien de mi edad; me acerqué y comencé a caminar a su lado.
- Hola- dije mirando al frente - he visto que estabas sola y...
- Yo veo que tú vas sola todos los días - dijo ella con mi mismo tono- pero se agradece que hayas hecho la acción de caminar junto a mí.
- No es nada- la miré e hice una sonrisa falsa- ¿Como te llamas?
- Aoki - dijo - soy de primero...
Por una vez en mi vida charlé con una chica del Nekoma, me cayó bien así que nos hicimos amigas.
- Gracias por hablarme Suzume - dijo emocionada llendo hacia su clase- Eres muy amable...
Amable... Nunca me habían llamado así.
Entré a clase y me senté junto a Kenma, hoy estaba un poco más animada, pero preocupada por qué descubrieran las heridas.
- Buen día Shiro- habló, después siguió con su consola.
No saqué mi cuaderno y me dediqué a observar mejor mi alrededor, miré a mis compañeros, a los que no prestaba atención. Cada uno tenía sus cosas, hablaban con sus amigos, tenían un grupo.
¿Por qué yo no me atrevía a hablar alto?, a hacer que se me oyera...
Y no sé cuándo fue que se me ocurrió la idea de acercarme a un grupo de chicas y chicos de mi clase, no se cuándo se me ocurrió alzar un poco la voz para presentarme, ni cuando esas chicas me unieron a la conversación amablemente.
- Oye, pues eres más interesante de lo que pareces Shiro- señaló una de ellas- toma, te doy mi mail y así podemos hablar...
Me entregó un papel con una dirección de correo, yo la guardé y volví a mi asiento con una pequeña sonrisa, que está vez era real.
- Hola- saludó el chico pelinegro, no se cuándo habría entrado a la clase- Al final no eres tan introvertida como me dijo Kenma.
Asentí y miré el correo dudosa.
- ¿Oye pasa algo?- señaló él - es un correo, si quieres saca el móvil y...
- Yo no tengo móvil - dije
Lo escuchó toda la clase, todos me miraron, criticándome al parecer. La chica que me había dado su correo me quitó el papel de la mano y se empezó a burlar con sus amigas.
Otra vez lo mismo.
La misma historia: conocía a alguien y terminaba burlándose de mi por lo mismo.
Siempre lo dejaba pasar y ya, no era de mostrar mis emociones.
Pero noté com uno de mis ojos comenzaba a humedecerse, no entendía el porqué de estar llorando ahora.
Los dos amigos lo notaron, el más mayor miró a Kenma y el me tocó el hombro, provocando un sobresalto en mí.
- Shiro... - dijo calmado - Si quieres puedes salir de clase... No creo que sea cómodo que te vean llorar.
El tenía razón, salí de clase con su ayuda, pero el se quedó fuera mientras que el otro aún estaba en clase.
Oí un poco de ajetreo dentro de la clase, pero no llegó a más que eso. El pelinegro salió de clase, un poco irritado y se despidió de ambos sonriendo.
- E-Espera- conseguí decir- gracias por lo de ayer
- No es nada- dijo el- soy el capitán, es lo mínimo que podía hacer.
Asentí, me limpié las lágrimas y entré a clases, noté miradas sobre mi, decidí no entrar más en eso y me senté, esperando que el profesor de educación física llegara.
Y si, entró a clase. Nos sacó al pabellón donde hacían vóley y jugamos a ese deporte. No se me daban bien los deportes, no me gustaba sudar. Pero vi que Kenma tampoco disfrutaba de expulsar sudor por el cuerpo.
Me pusieron en un equipo con él, teníamos que hacer recepciones, el lanzaba la pelota y yo la recibía con los brazos; lo cual habría sido mejor si no tuviera los brazos llenos de heridas.
Recibí como pude y desee que acabara la clase. Pero empezó a hacer calor y no podía quitarme la chaqueta.
Empecé a sudar y me mareaba, no quería ir a la enfermería ya que me preguntarían por las heridas.
- ¿Oye, estás bien?- Kenma notó que estaba mal- Quítate la chaqueta, hace mucho calor...
No podía, pero tampoco podía ir a la enfermería. Me quité la chaqueta y dejé a ver mis brazos morados. Kenma no comentó nada al respecto, simplemente continuó con la clase pero juré haber visto una cara de preocupación.
Holaaa, k tal les va. A mí bien
Este fanfic me va gustando como queda, espero que a ustedes también. He estado mirando una historia de tips para fanfics de Haikyuu de Kotonaru12 y la verdad es de mucha ayuda (doy créditos pq me han servido mucho los tips ( ꈍᴗꈍ)
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