•Mi nombre.

[Referencia a los capítulos 63 y 64 del manga]

Siempre se ha quejado del don tan especial que Mahiru parece tener para provocar una especie de arritmia cardíaca a ese órgano en su pecho tan viejo como vital, encargado de bombear sangre a cada rincón de su cuerpo.

Aunque según científicos poco románticos, aseguran que los sentimientos se crean en algún lugar del cerebro y no en el corazón, como a los ilusos enamorados les gusta creer. Kuro defiende su derecho a diferir de aquello porque, independientemente de cómo o por qué, los sentimientos están ahí.

Los siente pesados en la boca del estómago. Le oprimen el pecho y parecen arremolinarse en la base del cuello, formando un nudo asfixiante en la garganta del vampiro.

¿Quién diría que los sentimientos pueden ser tan crueles? O quizá siempre lo han sido, pero Kuro a tenido la desgracia, o buena fortuna, de experimentar dichas emociones hasta ahora.

Y es que hacía siglos que no se permitía preocuparse de aquella manera.

No puede con la angustia.

En su mente, a comenzado a formarse una lista de pendientes y preocupaciones bastante considerable, si debe juzgarlo por su gran pasión para hacer las cosas, llevar acabo acciones. Nótese el sarcasmo, para nada mal intencionado.

Desde que fueron recluidos bajo el techo del C3, siendo tratados como simples objetos de experimentos sin valor, las preguntas han sido lanzadas al aire silencioso, siendo las primeras en esa larga lista de asuntos sin resolver.

¿Quién es el verdadero enemigo en todo ese burlo juego de guerras y rencores? ¿Es Tsubaki? ¿Es el C3?

Porque Kuro no puede olvidar las frases incorexas de el Servamp Melancolía, palabras complejas que susurraba casi con temor después de haber atacado a su hermano Avaricioso. Tsubaki habló sobre el C3 y sobre experimentos. Hablo de peligro y de enemigos diferentes a él mismo.

Y no es como si la organización supuestamente encargada de la igualdad y protección de humanos y vampiros de manera neutral —para crear una sociedad armoniosa—, haya mostrado ser de gran ayuda y confianza desde que llegaron por obra, gracia y fuerza del mismo C3.

Usando tanto a Eves y Servamps como conejillos de indias, analizando discretamente en la oscuridad sus reacciones a diferentes situaciones.

Aunado a eso, vienen más cuestiones, y la lista tiene más puntos a considerar para salir corriendo en cuanto tengan oportunidad.

¿Qué sucederá con sus hermanos?

All of love, Old child y pronto Lawless. Los tres débiles después de su pérdida contra Tsubaki. Lujuria, Orgullo y Codicia en peligro sin que el C3 les de respuestas claras a su situación.

Entonces parece que el caos cae sobre todos ellos, y de nuevo ya no saben si es culpa de la organización o de el octavo Servamp.

Mientras Kuro recorre los pasillos en derrumbe del complejo, se pregunta sobre dónde estarán sus hermanos y respectivos Eves.

Sabe que Lawless y Ángel—chan han ido en busca de la Servamp Ira. Su hermana menor ya había dado signos de su pronto escape, pero ¿dónde estará? ¿Estará bien?

Lo que no saben es qué habrán hecho Orgullo y Lujuria. Kisama—chan y Chico—onsen no se han separado de ambos, conscientes de que, al estar tan débiles, lo mejor que pueden hacer por sus Servamps es permanecer a su lado. ¿Habrán logrado escapar en cuanto el ataque inició?

Sleepy Ash a comenzado a desesperarse. Lleva varios minutos caminando sin encontrar nada ni a nadie. A su alrededor parece que el edificio completo tiembla desde sus cimientos. Ruidos de derrumbes y lucha parecen venir de todos lados y de ningún lugar en concreto.

Entonces lo siente y cree que ningún mal presentimiento o patada en el estómago le ha dolido tanto como eso. Es un pinchazo que comienza de manera ligera y casi sorda en la base de la nuca, donde la cadena que lo une a su Eve aparece. Entonces la molestia se convierte en un latido constante, viajando por sus venas hasta llegar al centro del pecho. Y ya no es una simple punzada, se siente como un cuchillo sin filo y oxidado entrando a la fuerza en su corazón.

Es molesto y cree no poder con ello hasta que las piezas encajan en su mente, las alarmas retumbando en su cabeza gritando peligro y avisando que algo no va bien. No con él, sino con la persona que ama.

Su Eve peligra. MahiMahi a comenzado a luchar. Su maestro pierde control sobre sus emociones... Su novio está sufriendo.

Y así como llegó ese dolor y mal presentimiento, se va. Así, sin más. Kuro corre, de verdad corre porque sabe que eso no es una buena señal. Porque a pasado de sentir como sí cada fibra de su Amo lo llamase, a que no haya nada. No siente nada. Y eso lo aterra.

Usualmente es Mahiru quien siempre salta a conclusiones apresuradas. Pero ahora, Pereza no puede culparlo de la paranoia creciente en su cuerpo.

¿Dónde estás? ¿A dónde te has ido?

Es intrigante como la mente puede pensar en tantas cosas a la vez. Como incluso parece trabajar mejor bajo presión. Porque la lista de preocupaciones de Sloth sigue brillando en su mente, porque aún se pregunta quién es el culpable, porque urge sus piernas a correr más rápido para llegar junto a su Eve, pero sobre todas las cosas, su cerebro se las arregla para hacerlo pensar de más y otorgarle una memoria fugaz. Como si quisiera incrementar su terror.

El rostro sonriente de Mahiru se muestra ante él. En sus recuerdos. Y casi siente que puede oler su perfume a vainilla, que sí estira la mano, podrá tocarlo.

Así como la imagen anhelante de su corazón aparece, se esfuma. E, incapaz de considerar eso como un mal presagio, quiere pensar que es un incentivo para darse prisa.

Es una jodida molestia.

¿Por qué se separaron? Maldición, debió quedarse con Mahiru. Debió encontrar una manera para avanzar juntos en todo ese desastre.

Maldita sea, no puede con eso. No puede con nada ahora. No sabe cómo manejar las posibilidades de malos desenlaces que parecen empujar su mal augurio en la siempre perezosa mentalidad de Kuro, que ahora parece trabajar a mil por segundo con el único propósito de martirizarlo.

La voz tetrica de su subconsciente se ríe. Se burla de su suerte. Encuentra divertido su dolor, su preocupación hacia el único ser capaz de entregarle aquello que Kuro jamás creyó digno de merecer; comprensión, apoyo, amor.

Él es un demonio, la representación de un pecado capital, un Vampiro asesino, pero quiere creer que la presencia de Mahiru en su vida es un pequeño y maravilloso regalo, como un "Te perdono" por parte de quien juzga todo y a todos.

¿De verdad fue así? O la vida seguiría siendo cruel y despiadada con él, y ésta era su manera de decirle que jamás sería feliz y haberse enamorado de un frágil y precioso humano era su Karma. Su castigo: perderlo.

No.

Se niega a pensar nada más. No sirve de nada quebrar la cabeza de esa forma.

Al girar en una esquina al siguiente pasillo, casi choca contra uno de los perros del C3. El rubio que parece ser la mamá y enamorado de Kamiya. Yumi—chan, así lo llama Tsurugi.

No se detienen a discutir los hechos o posibilidades. No tienen tiempo y no es necesario, después de todo, están en la misma encrucijada.

Ambos, humano y vampiro. Mago del C3 y Servamp. No saben qué es lo correcto, ya no saben en quién deben confiar ni cómo lidiar con lo que está pasando.

No obstante, ambos hombres de especies diferentes tienen en claro una sóla cosa, un punto en común; han sido engañados. El C3 les ha mentido, porque son ellos a los que esa organización neutral debe proteger y mediar entre situaciones para un bien común, pero no ha hecho más que desechar a los que no le sirven y obedecen.

Uno de los tres perros del C3 a caído a manos de su compañero y amigo, el mismo Tsurugi no sabe controlarse, pero ya no quiere pelear.

Dos Servamp están debilitados y sin poder hacer algo para detener el flujo del tiempo en sus cuerpos.

Y esa organización los ha considerado como innecesarios ya que le son "inútiles".

Pero, ¿es ese el motivo por el cual hacen colapsar sus propias instalaciones? ¿Tsubaki tiene algo que ver con todo eso? Bien, si, ellos también ayudaron al desorden al intentar liberar a The mother, pero no debieron tratarla como una criminal en potencia y encerrarla en una celda, en primer lugar.

Corren. Y Kuro suelta un suspiro tembloroso al sentir la presencia de su hermano menor tan cerca.

Aunque todo alivio se esfuma al verlo herido y encadenado. Ángel—chan no parece estar en mejores condiciones.

Kuro reconoce al atacante. Y es una molestia lo cliché que puede sonar pero, lo sabía. Algo, su aura tenebrosa, el velo de superioridad cubriendo la humanidad de sus ojos, le decían a Sleepy Ash que Touma no era de confianza. Que su sed de poder y destrucción era demasiado obvio para alguien que se proclamaba un aliado.

El jefe del C3 quiere cosas. Porque todos los humanos desean algo, luchan por conseguir lo que desean. Asi deban pisotear, romper y quemar todo a su paso para conseguirlo.

¿Qué quiere Touma? ¿Qué espera ese bastardo de todo ese circo del caos que se ha montado?

Pereza quiere saberlo, así podrán detenerlo si es posible y toda esa pesadilla terminará.

Quiere creer que será así.

Pero, por supuesto, nada es tan fácil. ¿Por qué la vida debe ser así? ¿Por qué su existencia y día a día no puede ser blandita y suave? Justo como su cojín favorito.

Mientras Lawless arrastra a Licht, en obvia retirada, Kuro no puede despegar sus orbes rojizas del aparente villano frente a ellos. Porque en los ojos del sujeto ese, brilla locura y asesinato.

No debe ser un genio para comprenderlo. Le basta con la vista anterior, con su hermano siendo sometido por él, y lo ve ahora. Tsurugi, sangrante e inconsciente a los pies del líder que tanto quería y respetada; Touma.

En el ambiente alrededor del lunatico ese, puede percibir la fuerza y ganas por romper todo a su paso. Pero hay más que el olor de la sangre que mancha sus lustrados zapatos, sus manos, el aroma que apesta todo su podrido ser.

Huele a Ira y flores, huele a vainilla y rayos de sol. La escencia de su hermana menor y su novio.

Como si de un rayo cayendo del cielo hacia su cuerpo se tratase, siente que todo se ilumina en comprensión, se sacude ante la sorpresa y el dolor de su cuerpo quemándole al paso de la furia lo ponen alerta.

Él les hizo daño. Él le hizo daño a su hermana, él lastimó a su novio.

¿Qué sucedió? ¿Qué les hizo? ¿Dónde están? ¿Por qué no hay rastro del Servamp Ira ni del Eve de Pereza?

Quizá sus pensamientos eran claros en su mirada, tal vez la preocupación estaba grabada en su expresión, porque Touma lo soltó, fácil con legua viperina. Como la maldita molestia que es, casi escupió lo que Kuro quería saber.

—Lo quebré. —Dice, sonrisa sadica ante la repentina incredulidad en el ambiente. —¿Vas a matarme ahora, Servamp de la Pereza?

Y de nuevo cree que los sentimientos son una completa y jodida molestia. Que si va a doler de esa forma, ya no quiere sentir nada. Las emociones haciéndole daño.

No.

Él no.

Touma miente.

Su Eve debe estar bien.

Él no está muerto.

La garganta le arde, y el aire quema su tráquea y pulmones al tomar una bocanada de aire fresco, que se siente como hierro caliente bajando desde la lengua al corazón.

—Lawless. —Llama, su voz normalmente ronca por el sueño y dormir tanto, ahora más gruesa, tratando de contener sus emociones. Manteniendo a raya el miedo.

Codicia le responde y Kuro le pide que lo llame por su nombre.

—¿Eh? Ah... Sleepy Ash...

—No, eso no —Kuro niega—, mi nombre.

El temblor en los balbuceos de Lawless son perceptibles y Sleepy Ash comprende porqué. Su propia alma está sollozando ahora.

Porque las imágenes de todo lo vivido junto a su Eve llenan su mente. De repente, se ha percatado de que todo en él, todo aquello que lo llena tiene que ver con una sola persona; Shirota Mahiru.

Su MahiMahi. Mahiru cuando ríe, cuando llora, cuando es feliz o está molesto, permitiendo que Pereza comparta dichas emociones con él e incluso descubra más propias. El rostro de Mahiru al sonreír, con un puchero en los labios, sus mejillas sonrojadas, provocando que Sloth desee besarlo hasta robarle el aliento. La piel de Shirota al tacto de sus dedos, la suavidad de su cabello castaño bajo la palma de las manos. Su calor como a rayos de primavera en pleno invierno. Su olor a vainilla en cada rincón de la casa, en cada resquicio de su alma.

Y no sólo eso. Todo lo que Shirota Mahiru significa en su vida. La esperanza de un futuro mejor. La comprensión y aceptación hacia su propia existencia. El cariño y paciencia para enseñar y aprender. El amor que nunca supo que existía, pero siempre anheló en secreto. La confianza ciega, dejando todo su ser y corazón en las manos contrarias.

Todo eso. Todo lo que a Sleepy Ash lo mantiene en el mundo... No puede estar muerto.

Hyde lo sabe. Sabe el dolor que provoca el descubrir que tú humano ha muerto. Que el nombre al que ya estabas acostumbrado a responder, ha desaparecido y no te detiene más. Lawless sabe que, al decir el nombre de su hermano mayor, todo puede terminar. Por ello, con miedo a que ese nuevo amigo, ese castaño que lo ayudó de una manera u otra a recuperar a su hermano, aquel simple pero honesto chico que siempre tiene una sonrisa para el mundo y no se molesta cuando Lichttan se pone de exijente con la comida y postres, esa persona que hace a su hermano mayor una persona feliz y tranquila, desaparezca; dice, labios temblando...

Kuro.

Pereza cierra los ojos, percibiendo el sonido. Deletreando el nombre en su mente, saboreando las cuatro letras, acariciando las dos sílabas. Apreciando como su nombre lo une a su Eve. La unión es débil porque la vitalidad de Shirota no es completamente palpable. Pero está ahí. Aún vive y Kuro debe apresurarse. Debe encontrar a su novio, rápido.

—No está muerto —Jura, el corazón galopando apresurado en su pecho—. Él aún está "aquí".

Está esperando.

Kuro siente a Lawless alejándose con Ángel—chan y asiente imperceptible porque eso es lo mejor. Su hermano aún no se recupera del todo por su lucha contra Melancolía.

Touma pisa la cabeza de Tsurugi, urgiendo al azabache a despertar para ser participe de esa pelea.

—Despierta. —Ordena —Tus amigos han venido a verte.

Los ojos amarillos de Kamiya encuentran el rostro del que ha sido su amigo por casi toda la vida y contra el que deberá luchar por órdenes de quién considera un padre. Yumi frunce el ceño, pero prepara sus armas, preguntándose si Tsurugi lo dejará moribundo a él también.

Kuro se inclina, listo para luchar. Quiere terminar rápido con ellos. Quiere ir a donde sea que está Mahiru. Así podrán salir de todo ese infierno y buscar juntos a su familia.

—Bien. Este será el final para ustedes. —Ante la sentencia de Touma, Kuro casi gruñe.

Ese hombre es realmente molesto.



🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒

Una eternidad y dos cuartos después, yo vengo a actualizar éste fanfic.

¿Hay alguien aquí con vida? 🔦

Y mi defensa es: El manga ha estado muy lento (?)

Bueno, al capítulo; me veo obligada a aclarar que no sé "exactamente" que le dice Touma a Kuro en la última parte del capítulo. En escencia es eso. El contexto está ahí. Touma —maldito bastardo— dice, da a entender, que mató a MahiMahi. Y Kuro no le cree. Y todo el asunto del nombre sí sucede, pero no son esas palabras con exactitud.

¿Por qué? Porque desgraciadamente no sé japonés ni chino (T~T) y ni los scans ni scripts han salido en inglés. Debí apañarmelas como pude. Pero el contexto del capítulo es ese y yo quise venir a compartirlo con ustedes...

Lamento el retraso, pero ahora estamos actualizados todos con el manga, así que solo queda esperar otro mes más...

¡PARA SABER QUÉ PASÓ CON MI NIÑO SONRISA DE SOL!

¡¿POR QUÉ MAHIMAHI PARECE TENER TAN MALA SUERTE Y TODO LE PASA A ÉL?!

En fin, que yo quiero ver la pelea entre Kuro y Yumi VS Touma y Tsurugi.

Y saber qué le hicieron a The mother y a Mahiru (T~T)

Un beso.

ByeByeNya 🐾

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