Desbarajuste.

LIGERAS referencias a los capítulos  47, 48 y 49... creo que el 50 también.

Advertencia: Limme... (?)

Es el único que queda.

Tres de sus hermanos han sido atacados por Tsubaki. Los mismos tres que han sido despojados de Jinn y están en mayor o menor peligro, según como se vea.

Kuro no admitirá que está preocupado, pero realmente desea encontrar una respuesta, una solución a todo este caoz.

La voz de Kisama-chan informando de la delicada condición de All of Love resuena en sus oídos. La vista de Old Child pareciendo un anciano por su falta de energía se repite una y otra vez en su cerebro.

Pueden morir. Morirán si él no hace algo.

Kuro da gracias al cielo, y a lo que sea que lo esté escuchando desde allá, por haber puesto a Mahiru en su camino. Gracias a él Sleepy Ash a decidido proteger lo que es importante. Sus hermanos son parte de eso.

Pero, ¿Qué debe hacer?

Kisama-chan, Licht y Lawless han ido en busca del doctor Johannes. Aquel que hizo que Mahiru se metiera en su cabeza mientras estaba en la esfera de su oscuridad para regresarlo al mundo real. Pereza realmente espera que el doctor chiflado sepa que deben hacer para salvarse.

Morir, ¿eh?...

Después de haber buscado la muerte en sus días más oscuros y haberse resignado al hecho de que jamás la encontraría por aquello de su inmortalidad, descubrir que sí hay una forma es... confuso.

Pero esta seguro de algo.

Ahora se lo pensaría mucho antes de cometer alguna estupidez. Su vida ya no le pertenece, eso está claro. Se la ha entregado junto con el corazón a su Eve.

"—Jamás hubiera imaginado que Lawless es tan buen actor, Kuro..."

Sleepy gira para poder ver mejor a su novio. Shirota está cocinando y por el olor dulzón en el aire, el vampiro jura que son panqueques.

Su chico es como una extraña combinación entre lo sensual y la cosa más tierna del mundo. Acaban de tomar un baño y Kuro le había dicho a Mahiru que no se vistiera, a lo que su Eve -escandalizado- lo tachó de pervertido. Sin embargo, ahora sólo trae puesta una playera negra de Kuro, demasiado grande a decir verdad, y un delantal.

Nada más.

"—Misono no es tan bueno en eso... la actuación no sería su vocación. ¿Tú que creés, Kuro?"

Creé que Mahiru lo conoce demasiado bien y que está dándole ésta charla sin sentido porque se ha dado cuenta de su aflicción.

Kuro decide seguirle el juego. Ya no quiere pensar... pensar es molesto...

"—Lawless siempre ha sido un manipulador... Es la Codicia, así que... bueno, debe conseguir lo que quiere."

"—¿Te manipuló a tí?" Cuestiona Shirota, sorprendido.

"—No, no, no... Sabía que no me movería, así que rara ocasión me pedía algo o a los demás Servamps... Lo que quería lo conseguía de Esa persona y de The mother."

"—Oh..." Ha Ash le gusta un poco la manera en que el entrecejo del castaño se frunce ligeramente cuando está pensando mucho "—¿Alguien te ha manipulado alguna vez, Kuro?"

Una vez, hace un par de meses, el vampiro le preguntó a su Eve porque repetía su nombre cada vez que hablaba con él, en cada oración. "Kuro, esto..." "Kuro, aquello..." "¿Por qué tal cosa, Kuro?"
La respuesta de Mahiru hizo que se ganará una noche de tiernas caricias por parte del inmortal.

"—Digo tu nombre porque te hace más real para mí. Así sé que realmente estás aquí, que no te irás... Que siempre responderás al nombre que te di. Así no desaparecerás por la mañana, como todo un vampiro." Fue la contestación en ese momento.

Y si bien, Kuro no quiere pensar en la diferencia de mortalidad en ambos, el sentimiento es lo que cuenta. Y MahiMahi se vuelve cada vez más experto en enamorarlo.

"—Tu siempre consigues lo que quieres de mí..." Sincera, porque hace un par de horas que no lo ve sonrojado.

"—¡M-mentira!" Ahí está. El lindo y delicioso color de la sangre subiéndole a las mejillas.

"—No miento... MahiMahi es bastante convenenciero... Como ahora, lograste distraerme."

Shirota enrojeció aún más al verse descubierto. En un intento por disimular, el castaño regresa su atención a la preparación de la cena.

El de cabello celeste se levanta a regañadientes de su lugar en el sofá y se encamina con andar flojo a la pequeña cocina. De verdad extraña el departamento de Mahiru, esa ratonera que les dio el C3 está comenzando a cansarlo. Sabe que Mahiru también extraña su amplia cocina, aunque se esfuerce en negarlo.

Al llegar junto al chico rodea su cintura y apoya la barbilla en el hombro huesudo. Lo bueno es que Kuro está acostumbrado a andar encorvado todo el tiempo, de lo contrario la estatura bajita de su novio sería un problema en posiciones como ésta.

"—¿Mapple?"

"—No, aquí no hay... ¿No te gusta la miel de abeja, Kuro?"

"—No es que no me guste..."

Es sólo que no está muy acostumbrado a comerla... Él es más de cosas saladas, como las papas. Si habla de sus cosas dulces preferidas, sería la Coca-Cola, galletas Oreo, helado de Cookies&cream y los labios de Mahiru.

Kuro sonríe al sentir como Shirota se recarga en él, sin dejar de mezclar ingredientes. Es entonces cuando visualiza el tarro de miel a un par de centímetros.

Kuro ha experimentado un millón de veces que, cuando planeas hacer algo malo, una pequeña y fastidiosa voz en la cabeza te dirá -la mayor parte del tiempo - que no lo hagas. Pero en distintos momentos -como éste- habrá otra voz, más divertida y un tanto nueva que te susurrará "¿Qué estás esperando?"

Esa voz ha acompañado a Kuro desde la primera vez que beso a Mahiru. Quizá ni siquiera sea una voz, lo más probable es que sean sus hormonas hablando.

Alargando la mano -la que no está guiando bajo la ligera camiseta de Mahiru-, Kuro toma una pequeña porción del dulce con la yema de los dedos y la lleva al cuello del castaño.

Al sentir la viscosidad del producto MahiMahi está listo para protestar, sin embargo las quejas mueren en el fondo de su garganta al sentir la lengua del vampiro sobre la vena yugular.

Kuro suelta un risita sobre la cálida piel al escuchar el gemido mal contenido.

"—¿Q-qué haces, Kuro?" Exclama el castaño tomando el bote y alejándose del inmortal.

"—Quieres distraerme, ¿no?" Puso su mejor cara de niño bueno, no era tan difícil teniendo en cuenta las décadas que vio a su hermano menor hacer exactamente lo mismo.

MahiMahi, tan inocente como nadie -tal vez también por estar estúpidamente enamorado - bajo la guardia ante los grandes ojos de color escarlata y el pequeñisimo puchero en labios del vampiro.

Kuu-chan aprovechó esa oportunidad y le quitó el tarro de miel de las manos. Shirota lo vio levantar lentamente la espátula de madera que utiliza para servirla, con la mirada fija en el líquido dorado mientras este volvía a caer en espiral sobre el mullido interior del frasco. Kuro le hizo una seña con la cabeza para que se acercara. Extrañado, Mahiru se disponía a preguntar qué  rayos pretendía cuando él cubrió la distancia entre ambos y le deshizo el nudo del delantal anaranjado, con tanta rapidez que resbaló hasta el suelo antes de que MahiMahi pudiera impedirlo.

Kuro apagó el fuego en la estufa detrás de su novio mientras lo empujaba de espaldas contra la encimera y acercaba el palo con miel a su cuello, de nuevo.

Kuro vio con diversión como el humano quiso protestar porque el líquido ámbar empezó a gotear -Nada como una esposa enfurruñada por tener un desastre en la cocina-, pero se quedó paralizado en cuanto entró en contacto con su sobrecalentada piel. Shirota se retorció cuando una gota cayó al suelo, pero Sleepy lo sujetó del hombro y lo retuvo contra la barra. Le tomó un par de segundos deshacerse de la ligera playera del castaño.

Lo único bueno del C3 era su graduador de temperatura, Mahiru sobrevivirá en este ambiente.

Todas las réplicas que Shirota pudiera tener se le olvidaron enseguida cuando él pegó la boca a la miel que fluía sobre su clavícula. Su cálida lengua serpenteó sobre la piel reclamando el dulce líquido que resbalaba por ella. "—kuro..." consiguió decir Mahiru en tono de falso reproche al apartarse él, sus ojos brillantes por el deseo lo delatan.

Es una verdadera molestia para Kuro el hecho de que los ojos de MahiMahi se vean tan hermosos con las pupilas ligeramente dilatadas. Las orbes combinando a la perfección con el líquido espeso y delicioso resbalándo  por su suave piel. Una tentación fastidiosamente apetecible.

Acto seguido, sonrió con malicia al ver como su chico dio un respingo: la miel aterrizó sobre uno de sus pechos,  tal parece que no se había percatado de que él había vuelto a sumergir la mano en el tarro.

Mientras Mahiru lo miraba boquiabierto, Kuro desplazó el palo de madera varios centímetros y la miel dibujó una línea horizontal sobre sus pechos planos. El líquido pegajoso empezó a deslizarse hacia abajo, resbalando hacia sus pezones. Cuando Shirota abrió la boca para protestar, Kuro agachó la cabeza y atrapó un pezón entre los dientes en el preciso instante en que la miel lo cubría.

Con el aliento atrapado en la garganta, Mahiru permaneció en silencio mientras él le desliza la mano por el vientre  y trazaba remolinos con la lengua sobre el dulce jarabe de oro en su pezón.

El vampiro le acarició el otro pecho con la mano libre, embadurnándole la piel de miel mientras el chico dejaba escapar un gemido ahogado. Él siguió el rastro con la boca, lamiendo con fervor el pegajoso desbarajuste y agarrándole el pezón que su boca acababa de soltar. Su lengua y sus manos se movían con frenesí, acentuado por el lento avance de la miel, centímetro a centímetro, sobre su carne.

Mahiru ya no sabía dónde estaban las manos de Kuro -ni que decir de su pereza habitual- y dónde iba a aterrizar la miel en su cuerpo cuando él lo levantó en el aire para sentarlo en la encimera; su lengua vagaba por su cuello, su garganta, sus pezones, su vientre…

MahiMahi jadeó cuando sintió claramente que el líquido le caía sobre el bajo vientre y empezaba a deslizarse hacia abajo. Kuro le agarró los muslos, se los separó y se apartó un poco, a la espera de que la miel siguiera su rumbo descendente por su piel.

El humano contuvo la respiración; apenas se movía mientras sentía las palpitaciones de su miembro, solo pensaba, embarazosamente, en el momento en que la boca de Kuu-chan se posara allí. Bajó la mirada a donde el líquido brillaba como el cristal sobre su piel ligeramente bronceada y avanzaba como un glaciar que se fundía a medida que se aproximaba a la calurosa llama de su sexo. En el momento en que la cascada llegó a la base del miembro, el vampiro se zambulló en ella. Mahiru respiró hondo, echó la cabeza atrás y hundió los dedos en el cabello de su novio mientras él lamía, chupaba, recogía con esmero la miel de su piel.

El Eve jadeo, sintió la voracidad del clímax mientras la lengua experta de Kuro se agitaba sobre él. Admite que siempre -desde que iniciaron su vida sexual -, alcanzaba el orgasmo antes de Sleepy, pero en ese momento era inminente. Con la respiración jadeante, el castaño se dejó caer sobre los codos. Justo cuando la ola estaba a punto de apoderarse de todo su cuerpo, Ash se irguió y, con un movimiento rápido, lo levantó de la encimera y lo sentó en el suelo salpicado de miel. Shirota superó su rechazo a la suciedad del linóleo, por lo general impecable bajo su estadía -ya fuera en su departamento o en ese pequeña cocina del C3-, en cuanto la boca del vampiro regresó a su erección. Kuro le agarró los tobillos y se los echó sobre los hombros mientras le masajeaba las nalgas sin dejar de trabajárselo con la lengua.

La temperatura de Mahiru aumentó como la del agua en una tetera. Cuando alcanzó el punto de ebullición, chilló y se retorció violentamente mientras el orgasmo sacudía su cuerpo untado de dulce. Se entregó al momento, a la rendición absoluta e inexplicable que lo hacía no sólo aceptar que necesitaba eso, sino a admitir que es en los momentos de incertidumbre y miedo -como los que han vivido en los últimos días- que desea sentir a Kuro. Tenerlo cerca, junto a él, dentro de él.

Kuro piensa exactamente lo mismo. No sabe que le depara la vida, es una molestia considerar lo que posiblemente pase mañana y al día siguiente. Lo único real es que él también está aterrado. Sí en serio puede ser burlada su inmortalidad, él podría no volver a ver a Mahiru sí no se cuida más el mismo y sí no protege a su novio. Sleepy se aferra a la esperanza que Mahiru le ha ofrecido, su amor. Se aferra al hecho de no soltar algo a lo que ni siquiera sabía que se aferraba.

El cuerpo de Mahiru pareció hundirse más en los charcos de miel que tenía debajo mientras sus manos le agarraban los muslos con fuerza; cualquier rastro del líquido ámbar había desaparecido de la superficie de su miembro, ahora un poco flácido, cubierto todavía por la boca de él. Lo observa respirar profundamente, abrir los ojos ámbar y mirarlo.
Las orbes achocolatadas reflejando los sentimientos de las carmesí.

Miedo. Confusión. Anhelo. Deseo. Amor.

Pero no es como antes, como hace un par de semanas cuando no sabían que hacer y se ocultaban. Saben que ahora lo mejor es estar juntos. Permanecer Unidos.

Kuro no volverá a moverse sin MahiMahi. Porque es por el bien de ambos que quiere decidir.

Shirota notó el sabor a miel cuando Sleepy lo besó y se enroscó a él; sus cuerpos en perfecta armonía mientras yacían en aquel pegajoso desbarajuste.

"—Ahora tendremos que tomar otro baño, Kuro." Declaró Mahiru. Kuro se limitó a bostezar.

"—Por mi esta bien..."

"—Te gustan mucho los baños, Kuro... Para ser un gato."

"—Estas estereotipando a los gatos... Otra vez." Fingió ofenderse "—Tu también deberías incluirte... tengo una colección interesante de tus arañazos en la espalda que puede probarlo..."





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Hablemos del capítulo 7 del anime.
Era uno de los que más esperaba, sinceramente... ¿Soy la única que, cuando vio a Kuro en su esfera, pensó en el capítulo "Buenos Recuerdos" de este fanfic? 😏😏😏

Si todo sale como debería y Kadokawa sigue tomando dos o tres capítulos del manga para uno del anime... en el episodio del martes tendremos La escena KuroMahi. Quizás.

Espero que esté capítulo también sea de su agrado.

ByeByeNya🐾🐾


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