Buenos Recuerdos.
La oscuridad ha sido amiga suya desde que tiene uso de razón, ya que gracias a ella puede holgazanear sin problemas, pero también es una perra desgraciada. Porque lo ha dejado sólo y alejado de todo y todos, incluso de lo que él quiere.
Kuro no sabe que está ocurriendo.
De lo único que es consciente es del claro hecho de que se encuentra en su interior, puede decirlo por la falta de luz y calor. Y el dolor sordo que quema sus extremidades.
Esto se gana por ser débil y patético.
Una parte de él quiere averiguar cómo salir de esa encrucijada, y la otra quiere quedarse en ese lugar y no hacer nada. Así el mundo seguirá de un modo mejor. Así él no será una molestia para nada. Para nadie.
Es fascinante el poder que puede tener la mente si te dignas a usarla. Es decir, es en momentos de mierda como este que suelen llegar pensamientos aleatorios. Recuerdos vagos y sin sentido.
Kuro rememora cientos de años atrás, cuando vivía en una mansión fastidiosamente grande junto con sus hermanos y la persona que lo trajo a éste mundo. Se ve a si mismo igual que ahora, pero con ropa de época y unas ganas inmundas de abandonarlo todo, sabiendo que no importa cuanto se esfuerce en dejar de ser un monstruo, no puede lograrlo. Es inmortal.
Esa tarde jodidamente melancólica, su hermana se le acercó por primera vez con otra intención que no fuera obligarlo a comer sus intentos culinarios y lo abrazó. Todo el momento fue incómodo, para ambos, está seguro. Ella con cara de pocos amigos, él con su mejor expresión 'vomitando fastidio'.
Sin embargo, la cosa digna de mención en aquella bizarra situación, fueron las palabras que The mother le gruñó. Algo típico e infantil que jamás a usado.
"-En los momentos malos y tristes, piensa en cosas bonitas. En buenos recuerdos."
Por aquella temporada Kuro no tenía dichos Buenos Recuerdos. No tenía recuerdos, eso es todo.
Pero ahora, quizá podría intentarlo.
Escoge el mejor momento de su existencia, hasta ahora. Y por supuesto que es con su primer amor.
Fue la tarde que él y Mahiru salieron -al fin- de la mansión Alicein, una vez que Kisama-chan y Lilly se recuperaron, ellos decidieron regresar a la comodidad de su hogar.
Y Kuro exigió papas fritas, porque cree que se lo merece después de ser un obediente y buen gato . Fue totalmente servicial al cooperar en el cuidado de los críos-subclase. Merece un premio, pero no aceptará sólo una galletita.
Sorprendentemente MahiMahi pareció creer lo mismo ya que, después de pasar a Mcdonals -porque Mahiru esta un poco cansado de cocinar continuamente por días- lo llevó a una tienda de conveniencia y lo dejó tomar todo lo que quiso.
Extasiado por la generosidad de su humano, Kuro decidió jugar un poco -porque le gusta ver el puchero enfadado de Mahiru- y tomó posesión de un par de latas de cerveza.
"-No, no, no... ¿Que haces, Kuro? ¡Deja eso! ¡No tienes edad para tomar!"
Kuro le lanzó la mirada que daba cuando Shirota decía algún sinsentido. Él tiene los años justos para ser el tatarabuelo de su tatarabuelo.
"-No tengo edad para comprarlo..." Rectificó el castaño, nervioso.
"-Yo sí..." Fue la respuesta del vampiro mientras mete la mano en los bolsillos del chico en la busqueda-extracción de dinero.
Al llegar a casa, el Servamp se encamina a la habitación que comparten. Alimentos en mano e ignorando las reflexiones de Mahiru sobre lo insalubre que es comer en una cama. Por no mencionar lo mucho que odia dormir entre moronas.
Moronas que siempre deja Kuro.
Una vez instalados en el colchón y con la boca llena, Kuro abre una lata de cerveza con una mano y la lleva a sus labios sin perderse la reacción de Mahiru. Los ojos ámbar siguen cada uno de sus movimientos con ansiedad grabada en ellos.
"-No me emborracho con facilidad." Afirma.
Shirota solo negó.
Entonces la iluminación le llegó a su aletargado cerebro. Mahiru es el ser más inocente que ha conocido.
"-Nunca has bebido alcohol..." No fue una pregunta. El castaño se sonrojo ligeramente y esquivo su mirada. "-Pruebala..." le extendió la lata.
"-No quiero. Simplemente no le veo sentido a beber esa cosa, además huele horrible."
El vampiro abrió ligeramente los ojos con evidente sorpresa y río un poco. "-Entonces, Shirota Mahiru no fuma, ni toma. Siempre sigue las reglas al pie de la letra. Busca fastidiosamente ayudar a todo el mundo. Es un "ama de casa" perfecto. Simple y amable, de corazón puro y sonrisa purificante... Si no fuera porque dices groserías cuando tienes tus momentos Tsunderes, realmente juraría que eres el ser más puro sobre el planeta..."
"-¡Deja de molestar, Kuro!"
"-Por favor, no me digas que eres virgen..."
Shirota enrojeció de pies a cabeza e infló los cachetes en molestia para finalizar con un adorable puchero y bajar la cabeza al instante.
Kuro se quedó sin aire.
Pasaron segundos eternos antes de que Kuro volviera a hablar.
"-No puedo con esto... ¿También sudas agua bendita o algo...?" Una almohada golpeó su rostro.
"-¡C-cállate, estupido vampiro!
Una vez terminados los alimentos y la basura en su lugar, se encamina juntos al baño. Kuro se va quitando la ropa a su paso, dejando un rastro de prendas tras sus pies y, una vez desnudo, se sienta en la encimera del lavamanos, esperando a que Mahiru haga su magia y logre invocar el agua caliente.
Mientras el sonido del agua cayendo al piso de la bañera retumba en las paredes, Kuro observa a su Eve quitarse la ropa con deliberada lentitud y la voz de Mahiru confirmando su inocencia suena en su cabeza.
Shirota entra al cubículo y Kuro lo sigue.
Han hecho esto en un par de ocasiones. Ya que no es lo mismo bañarse en la tina -con agua cubriéndolos hasta los hombros- que bañarse bajo una regadera, frente a frente.
Mahiru es más bajo que Kuro, así que debe estirarse sobre la punta de sus pies para alcanzar su cabeza y restregar el shampoo.
El vampiro aprovecha siempre esa oportunidad para robarle un pequeño beso. Ahora es diferente.
El inmortal no rompe el beso, todo lo contrario, lo profundiza.
Kuro lame el labio inferior de Shirota y lo sorbe un poco provocando que abra la boca, dándole pasó a su lengua.
El beso es demandante y profundo, MahiMahi intenta seguirle el paso a su Servamp, pero simplemente no puede hacer más que derretirse bajo las manos irónicamente frías de Kuro. En algún momento el vampiro ha comenzado a acariciar su espalda de arriba a bajo, y Mahiru se aferra al largo cabello platinado.
Kuro puede sentir las pequeñas manos del castaño jalarle el cabello y sonríe entre el beso. Se separa abruptamente del chico y absorbe la vista frente a él.
Mahiru chorrea bajo el agua del grifo, el cabello pegado a la frente, labios rojos e hinchados. Su respiración irregular, pero lo más fascinante son sus ojos. El color ámbar casi ha desaparecido. En su lugar las pupilas están un poco más dilatadas y los ojos son más brillantes, el poco iris notable es de color del caramelo fundido.
Las manos del vampiro en las caderas de su Eve son un factor importante, así que lo jala un poco hacia él provocando un jadeo en Shirota.
Kuro se maravilla por el sonido de deseo, pero no es nada comparado con el sentimiento que le provoca el darse cuenta de lo mucho que lo desea el humano.
MahiMahi está duro. Y eso que solo lo ha besado. Seguirá hasta que Mahiru diga basta.
Bajá la cabeza y le besa la mejilla, la clavícula, detrás de la oreja y sigue al cuello. Los suspiros de Mahiru se escuchan sobre el ruido del agua y es música para sus oídos. Las manos inquietas de Kuro recorren el abdomen plano del chico, logrando un estremecimiento y deleitándose aún más de las reacciones provocadas.
"-Quiero... que seas mío, Mahiru..." Se atreve a decir, porque no hay verdad más grande que esa. Quiere a Mahiru, lo querrá siempre y desea que Mahiru lo quiera de la misma manera.
Se separa un poco para poder ver los ojos que tanto le gustan. Ámbar y Escarlata se encuentran, se hablan.
No hay palabras, sólo miradas que expresan todo: la ignorancia y miedos de uno, la seguridad de que todo estará bien y cariño del otro. Llegando a la promesa por parte de amos. Aquel pacto tan antiguo y venerado entre los amantes.
Todo estará bien. Yo estaré contigo. Te amo.
Mahiru se muerde el labio inferior y levanta la cabeza, iniciando otro beso. Sus manitas bajan por los pectorales de Kuro, quien ríe por lo bajo cuando los dedos calientes de su Eve se detienen abruptamente al llegar al ombligo y se apresura a subir, de nuevo, los brazos al cuello del vampiro.
Todo eso tiene sentido. Es el cruel destino. Aquello encargado de mover los hilos de sus vidas había cortado la de Kuro hace siglos, sólo para unirla con un nudo ciego a la de Mahiru. Escribiendo en piedra la condena de ambos: Ese amor profundo y sin límites.
Simplemente molesto.
El vapor del baño empaña las puertas corredizas y crea una cortina para aquel acto en representación del deseo.
Kuro baja una mano por la los muslos de Shirota, tocando solo con la yema de los dedos la piel suave y sobrecalentada del castaño. Cuando llega a la parte trasera de su rodilla alza la extremidad, obligándolo a rodearle la cadera.
Sus miembros se juntan. Mahiru jadea y Kuro gruñe iniciando con un balanceo de caderas, provocando la fricción que necesitan.
El humano aún está procesando la situación. Le cuesta creer que es su vampiro personal la persona que muerde la piel de su cuello, el que le acaricia el trasero con reverencia y deseo. Es virgen, si. Pero, pensándolo simple también es un chico sano de 16 años. Ha leído en los libros de texto de su clase de física y salud que estás cosas pasan. Que los seres humanos se enamoran. Que las hormonas se alteran. Que el sexo es parte de la vida. Admite que ha soñado -una o dos veces- con ese momento. Y en su sueño Kuro era generoso y posesivo. Mahiru es inexperto en estos temas y no quiere pensar en cómo es que Kuro parece saber exactamente qué hacer. Porque ha aprendido que cuando Kuro tiene algo digno de mención o quiere contarle algo solamente a él, lo hace. Porque la confianza entre ellos es sólida y simple.
Pereza da un apretón al trasero firme de Shirota y se felicita cuando siente unas uñas clavándose en su espalda. Y baja una mano al miembro altivo de Mahiru para acariciarlo con lentitud. Sólo lo necesario para volverlo un poco loco.
Los suspiros de Mahiru retumban en el pequeño baño, mientras sus ojos ambarios se clavan en el rostro de Kuro, sin verlo realmente ya que tiene la mirada desenfocada por el placer.
"-Entonces mi novio puede tener este tipo de expresiones..."
"-¿N-nosot-tros somos...?"
"-Ah, que molestia... No te lo pediré" Dice al tiempo que la otra mano se dirige en la búsqueda de la entrada de Shirota "-Pero puedo decirte esto..." Kuro sabe que su amo tiene un punto sensible detrás de la oreja porque, de vez en cuando, pasa su rasposa lengua gatuna en ese punto. Por eso lo hace ahora, en su forma humana, recreándose en el gemido que obtiene "-Tu has sido mio desde la primera vez que dijiste mi nombre." E introduce un dedo.
Ambos dejan de respirar.
"-Kuu..."
"-Relajate..."
Y así lo hace. Se supone que Mahiru es el Eve. Que él manda y Kuro obedece, pero desde hace minutos no puede hacer más que buscar el sonido perezoso y ronco de la voz del vampiro. Deseando complacer.
Kuro acompaña al primer dedo con un segundo y comienza a moverlos. El fuego dentro de Mahiru hace que sus dedos ardan y su deseo lo hace tan resbaladizo como la mantequilla fundida, está en su límite. Pero Kuro quiere oírlo suplicar un poco. Sólo por el capricho de ver cómo Shirota cruje la nariz, igual que siempre que se enfada.
Mahiru siente un tercer dedo y puede oírse a si mismo gimiendo en voz alta, pero se siente extrañamente vacío. Los dedos jugando en su interior son tan placenteros que el dolor a quedado en un segundo -o quizá tercer - plano y aún así no es suficiente. Quiere más.
Quiere a Kuro.
"-Kuro, p-por favor..."
"-¿Mhmn?"
"-No me hagas... e-esto... te necesito, K-kuro" gimió cuando Kuro separó los dedos dentro de él, abriéndolo aún más "-Ku...ro. ¡P-por favor! Me estoy... quemando."
"-Eres demasiado complicado."
Kuro toma a Mahiru y lo alza en brazos para colocarlo bajo el chorro de agua caliente y baja la cabeza para tomar un pezón entre sus labios y sorberlo con poca fuerza, su lengua degustandose con el néctar que resbalaba por la piel ajena. Repitió el proceso con el pecho gemelo.
Las sensaciones se incrementaron e hicieron arder a Mahiru, avivando el fuego en su sangre, y las llamas se incrementaron con cada palabra que Sleepy decía, vaciando su mente de cualquier otro contenido que no tuviera nada que ver con Kuro y ese momento.
Mahiru todavía jadeaba cuando Kuro lo alzó con sus fuertes y músculos brazos, forzándolo a rodearle la cintura con las piernas mientras lo apretaba contra la pared. Shirota siseo ante las sensaciones duales, frío en la espalda y calor contra su pecho. El cielo y el infierno a la vez.
Ambos lo deaseaban ya.
Jadeo con deleite ante la sensación de el grueso y duro miembro de Kuro bajo él.
Kuro se arqueó colocándose ante su entrada y lo empaló de un solo empuje salvaje "-Tómame" gruñó ante los labios rojos de Mahiru antes de besarlo con hambre.
El vampiro tomó las caderas del humano para bajarlo sobre su erección al tiempo que él se impulsaba hacia arriba, intentando introducirse hasta el fondo. Shirota contuvo el alimento contra sus labios y él aprovechó la oportunidad para meterle la lengua en la boca. Saboreando.
Mahiru no podía sentir, ver, oír, oler o degustar nada que no fuera Kuro. Inundaba todos sus sentidos, envolviéndolo con su fuerza, con su determinación, con su amor. Se retorció en un gemido, intentando albergar el duro tallo en su tonalidad.
Sleepy Ash soltó una maldición y se retiró un poco antes de penetrarlo a fondo, haciendo que Shirota dejara caer la cabeza contra los azulejos con un grito.
"-No puede ser de otra manera, MahiMahi. Tómame por completo. Así." Le habló con vos ronca al oído, acariciándolo con su aliento, sin dejar de sumergirse en su interior. Mahiru se relajó para albergarle.
"-Kuro... ¡Oh!" El Eve le retorcía frenéticamente el cabello "Jamás me había sentido tan bien... tan vivo."
El Servamp le deslizó los labios por la barbilla "-Estuve muerto durante años hasta que llegaste a mí."
No me dejes. Pensó, pero ¿Seria tan sencillo? No quiere pensar en eso. No ahora.
Cuando estaba entre los brazos de Mahiru, como ahora, lograba que pareciera que no podían estar lo suficientemente cerca. Se sentía feliz, se sentía amado.
Como si fuera el mundo entero contra ellos dos. Y fuesen invensibles.
Kuro le apresó las nalgas, alzándolo un poco más, lo suficiente para morderle el lóbulo de la oreja y susurrarle al oído "-Eres único, MahiMahi. Soñé contigo, te esperaba, te buscaba, te imaginaba, para mi siempre has sido sólo tú... aún si todavía no llegabas al mundo."
Y con cada palabra se clavaba más profundamente en el resbaladizo interior de Shirota, friccionando su sensible carne. Kuro ralentizó los movimientos, frotándose contra ese sensible lugar que lo hacía volar.
"-¡Kuu-chan!" Le clavó las uñas en los hombros, aferrándose a él como si fuera lo único estable en el mundo.
"-Aquí estoy. Déjame darte lo que necesitas." Lo apretó con fuerza y se sumergió hasta el fondo, friccionándose contra ese lugar secreto.
Era todo lo que necesitaba. Su voz jadeante, sus cuerpos moviéndose como si fueran uno.
El placer los ahogo a ambos. Abrumado por las sensaciones que lo colmaron, Kuro se deleitó por la forma en la que Mahiru grito su nombre y sintió su esencia bañarle el estómago. Entonces se permitió su propia liberación, eyaculando caliente y líquido en su interior.
Un buen rato y varios jadeos más tarde, Kuu-chan lo dejó en el suelo y apoyó una mano en la pared, por encima de su hombro, para sostenerse. Con la respiración entrecortada, él le acarició el cuello con la nariz.
"-Esto podría matarme"
"-¿Te estás quejando?"
.
.
.
.
.
Ese es el mejor recuerdo en el corazón de Kuro, porque esa noche MahiMahi le había dicho por primera vez que lo amaba.
Exhaustos y abrazados en medio de la cama. Eran un revoltijo de cuerpos y sudor. Kuro tuvo que repetirse una y mil veces que Shirota lo decía con el corazón en la mano y no por una reacción pos-orgasmica.
Era ese su motivo para desear salir de esa oscuridad de mierda.
Quería volver con su compañero. Su pareja. Su amor.
Fue entonces que los susurros llegaron a sus oídos haciendo que creyera que estaba perdiendo la cabeza.
"-¡Kuro!"
De acuerdo, estaba enloquecido si realmente comenzaba a escuchar la voz de Mahiru con tal claridad.
"-¡Hey...! ¡Quiero hacerme más fuerte! Es verdad, quería convertirme en un adulto que pudiera enfrentar apropiadamente a alguien." ¿Mahiru está llorando? "-¡Yo no pude enfrentarte para nada! Tu compañero mantuvo una fachada inconsciente. Una fachada amable... y huyó."
Eso ya lo sabía. Pero Mahiru no fue el único. El mismo Kuro busca siempre la oportunidad de escapar.
"-Kuro, gracias a tí fui capaz de hacer muchas cosas que no podría haber hecho sólo... Está vez, ¡Se suponía que tenía que ayudarte a tí con lo que no pudiste resolver por tu cuenta! Lo siento, Kuro..."
Realmente debían hablar.
Kuro debe decirle que no ha hecho nada malo. Pero que deben esforzarse juntos. Él mismo debe hacerlo. Sobre todo, debe decirle que, quien realmente salvo a alguien, fue Mahiru.
Pero es un alivio. Al fin puede verlo, aunque sea con los ojos rojos y el rostro bañado en lágrimas. No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero parece una eternidad y ya lo extrañaba.
No puede con una existencia eterna sin Mahiru. No otra.
"-No puedo con esto..."
"-¡¿Kuro?!
Hola, cariño...
"-¿Qué pasa contigo? Tus sollozos son muy molestos..."
Porque Kuro no ha visto cosa más hermosa que la sonrisa de Mahiru, esa sonrisa es todo lo que el pide para ser feliz. Si esa sonrisa no está, el mundo fastidiosamente no tiene ningún sentido.
🍒🍒🍒🍒🍒🍒
Referencia al capítulo 27.
Hola.
Lo prometido es deuda.
Aunque he de admitir que no salió como yo quería... escribí algo, borré otro tanto. Escribía y borraba, escribía y borraba...
Y salió así. ¿Quizás mejore con la práctica?(?😉)
Intenté que en la escena se mostrarán los pensamientos de ambos, para mayor información de detalles (?)
Espero que les guste.
ByeByeNya🐾🐾🐾
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