(XIII) El Último Adios
La tierra se estremeció ante el abrumador choque de tales fuerzas. Po brillaba con un héroe dorado que se enfrentaba al rey demonio con toda la luz resplandeciente a sus espaldas. Un héroe valiente y decidido a dar todo de sí para detender a la Camaleona y sus macabros planes... Pero aún así... No era suficiente.
Ni siquiera el Poder absoluto del Guerrero Dragón fue capaz de doblegar a la Camaleona, cuyo estallido de Chi y magia oscura la convirtió a voluntad en una quimera deforme y colosal. Una monstruosidad que superaba al Guerrero Dragón en todos los aspectos.
Era más fuerte, más ágil, más despiadada. Sus patas frontales habían tomado la forma de afiladas garras de águila, mientras esa densa capa de oscuridad revoloteaba a su alrededor como un enjambre de moscas sobre la podredumbre. Los colosales golpes de chi dorado y concentrado de Po arremetía contra su enemigo, pero no había movimiento que ella no fuese capaz de prever.
El panda estaba batallando por encima de sus límites. De haber sido veinte años más joven no dudaría en ser capaz de superarla, pero su cuerpo, agotado y adolorido ya no respondía como él quería. Por otro lado, su oponente contaba con cantidades ridículas de chi a su disposición, las que tomó de sus víctimas enjauladas de tiempos antaños. Derrotarla era imposible.
Po intentó atacarla una vez más. Se movía lo más rápido que podía, tratando de hacer fintas certeras para confundir a su oponente, pero la camaleona no parecía caer en ninguna. Ahora, portadora de un tamaño colosal, su poderosa cola giró súbitamente, demasiado rápido para que Po pudiese evitarla. EL Guerrero Dragón logró cubrirse con una mezcla de barrera se Chi y su propia defensa corporal, pero eso no evitó que tal impacto lo mandase a volar hasta impactar una vez más contra una de las jaulas de metal.
Gongzhu: - Es inutil, Guerrero Dragón. Tu Kung Fu no es rival para mi magia. El chi de aquellos que vinieron antes de ti corre por mis venas, y sus conocimientos están grabados en mi mente. Me se cada uno de tus movimientos. Me se cada una de tus técnicas. Ni tú... Ni ningún guerrero de Kung Fu será capaz de derrotarme. -
No había salvación posible. Po apenas lograba recuperar el aliento cuando Gongzhu se lanzó al ataque para acabar con esto de una vez por todas. Sus afiladas garras se alzaron a casi diez metros de altura, listas para caer en un arrasador barrido que sería imposible de esquivar. No había salvación posible... Pero el rugido de dolor de la monstruosidad en la que Gongzhu se había convertido tomó a todos por sorpresa.
Desde un lugar imprevisto, una afilada daga surcó el extenso vacío y se clavó en medio de la gigantesca mano de Gongzhu. La colosal bestia retrocedió ante el dolor, mientras todos veían con asombro lo que estaba pasando. Entonces, una sombra cayó desde las alturas y se interpuso frente al panda. De espalda a él y encarando a la enorme criatura.
Po: - Zhen. -
Zhen: - Espero no haber llegado tarde a la fiesta. -
Po: - Zhen, no deberías estar aquí. Vete antes de que... -
Gong Zhu: - ¡ZHEN! -
Lo que quiera que Po iba a decir, ya era demasiado tarde. La enorme monstruosidad fijó a la zorra como su objetivo, mientras su mirada se llenaba de esa ira celeste que inundaba su cuerpo. Un mar de emociones encontradas en su interior.
Gongzhu: - ¿¡Cómo te atreves!? ¡Después de todo lo que hice por tí! -
Zhen: - ¡No te dejaré hacerlos! -
Entonces, la monstruosidad atacó. Zhen se movió con bastante agilidad, logrando evadir los enormes embistes de su oponente, y alejándola del panda, pero era más que obvio que no estaba a la altura del tal enfrentamiento.
Gongzhu: - ¡Te acogí siendo una cachorra muerta de hambre! ¡Te dí todo lo que tenía a mi alcance! ¡Todo lo que a mí nunca me dieron! -
Zhen: - ¡Soy perfectamente consciente de ello! ¡Pero eso no cambia que me usaste para usar tus metas! -
Gongzhu: - ¡Mocosa mal agradecida! ¡Si no fuera por mí, estarías en la calle, quien sabe que te podría haber pasado! -
Zhen: - ¡Lo sé! ¡Créeme que lo se muy bien! ¡No tengo forma de agradecerte lo suficiente! ¡Y es por esa misma deuda, que no permitiré que cometas el peor error de tu vida! -
Gongzhu: - ¡No! ¡No! ¡Cualquiera menos tú! ¡No dejaré que nadie me me arrebate este momento! -
Zhen: - Lo... Lo siento. -
Eso simplemente fue demasiado para la Camaleona. De todas las personas de este mundo, fue traicionada por la única en la que confiaba. Puede que tuviese razón. La usó para sus fines. Pero eso no quitaba el hecho de todo lo que había sacrificado por ella. Al fin de cuentas, le enseñó un camino torcido... Porque era el único camino que conocía.
El tiempo se agotaba. Po hacía lo imposible para levantarse, pero incluso mantenerse arrodillado le costaba trabajo. Tenía que levantarse y ayudar a Zhen antes que fuera demasiado tarde, y maldecía a su cansado cuerpo por no responder a su voluntad.
????: Jo jo jo... La edad nos pasa factura a todo... viejo amigo. -
Los ojos de Po se abrieron como platos al escuchar esa voz. Una voz que no escuchaba hacía mucho, mucho tiempo. El panda se dió la vuelta lentamente, solo para ver anonadado a aquellos que estaban dentro de las jaulas a sus espaldas.
Shifu: - Cuando llegas a cierta edad, tienes que tomarte la vida con más calma, viejo aprendiz.
Po: - Ma... Maestro Shifu... Maestro Oogway. -
Oogway: - A pesar de todo este tiempo, sigues siendo tan fácil de sorprender desde el primer día en que te vi. -
Po: - Maestros... Yo... Lo siento... Lo estoy intentando con todo mi ser... Perdí el báculo que me dió... Y mi cuerpo ya no reacciona como antes. -
Shifu: - Por supuesto que no lo hace. - Po alzó la mirada de pronto, sorprendido.
Oogway: - Todos tenemos nuestro tiempo. Como yo antes de ti. Y como alguien más después... Es parte de la vida alcanzar la grandeza... Y luego pasar tal responsabilidad a alguien más. -
Po: - Lo se... maestro... Créame que lo he intentado. -
Shifu: - Bueno... Darte por vencido no solucionará el problema... ¿No lo crees? -
Po: - No... Pero... Pero primero debo... Terminar con esto. -
Con un pesar, Po logró levantarse sobre sus propios y cansados pies. No tenía la menor idea de como derrotar esa cosa, pero debía hacerlo antes de que fuera demasiado tarde. Zhen no lograría distraerla para siempre. Pero... ¿Cómo?
Tai Lung: - ¡Panda! -
La voz del leopardo de las nieves captó su atención, así como la de todos los presentes. Ambos guerreros intercambiaron miradas, como si... algo estuviese pensando... Pero sin saber que. Entonces, la voz de Zhen captó su atención, cuando la monstruosidad logró finalmente darle el golpe, que lanzó a la zorra contra el duro piso de jade. El tiempo se estaba acabando.
Tai Lung: - ¡Po! - El Guerrero Dragón volvió a mirar al leopardo de las nieves, aunque su semblante mostraba una preocupante sonrisa de tristeza. - Confío... En ti. -
Palabras que poco pudieron hacer más que darle un poco de aliento a Po, pero que rápidamente resonaron en su corazón, cuando vió a Tai Lung alzar su mano, llenándola con el chi y la poca energía vital que le quedaba. Una última oferta.
Shen: - ¿¡Qué estás haciendo!? ¡Si das el poco chi que te queda no... no...! -
Po: - Tai Lung no... Detente... Por favor... -
Tai Lung: - Nos vemos en el otro lado... Viejo amigo. -
Y así, en un acto decisivo, el chi de Tai Lung escapó de sus manos, mientras su cuerpo poco a poco se difuminaba en el viento como partículas luminiscentes que viajaron con peculiar gracia hasta el cuerpo de Po, quien apretó sus puños y dientes mientras su cuerpo absorbía una vitalidad que no quería. Tai Lung había desaparecido para siempre... Tanto del plano terrenal... como del espiritual.
Oogway: - Supongo que... Él fue el más sabia de todos... ¿No lo crees? -
Shifu: - Así es.. Maestro... No podría estar más orgulloso. -
Ahora, Por giraba su cabeza hacia sus maestros, y con el mismo pesar, vió como los grandes Shifu y Oogway imitaban al que una vez fue alumno más prometedor. Sus palmas brillaron, sus cuerpos se convirtieron en energía pura y limpia. Energía que el cuerpo de Po aceptaba mientras lágrimas de dolor escurrían por sus ojos. Ahora, ellos habían escogido el mismo destino.
Todos los presentes lo sabían, y su sacrificio no sería el único. Po no pudo hacer más que llorar de impotencia mientras su cuerpo se llenaba de una cantidad ridícula de chi. Chi que cada uno de los maestros presentes le daban con respeto y orgullo.
Shen: - Entonces así será... -
Po: - Shen... Yo... Yo... Cuanto lo siento... -
Shen: - No te lamentes, panda... Acepta esta última oferta... Y haz lo que debas hacer. -
El pavo real fue el último en darle su chi al Guerrero Dragón. Cada antiguo maestro, cada individuo que dominó y desentrañó los secretos del Kung Fu ahora residían en el interior de Po, cuyo cuerpo apenas lograba mantenerse estable ante tal exorbitante fuerza que recorría sus venas. Un cuerpo que no estaba listo para volver a luchar, y que miraba con ojos cansados lo que ocurría.
Gongzhu solo vió con pena todo lo que ocurría. Tantos sacrificios, tantas despedidas en vano. Ella sabía que Po no estaba en condiciones de derrotarla a pesar de todo el poder que cargaba con él. El panda se puso de pie, luchando contra cada uno de sus músculos para que sus huesos no se trituraran dentro de su cuerpo.
Zhen alzó la mirada, adolorida y tumbada en el suelo, viendo como el panda dibujaba con sus manos un bellos símbolo de chi que se materializaba a su voluntad. Un ataque de chi no dañaría a Gongzhu, los tres presentes restantes lo sabían muy bien, pero Po no parecía darse por vencido.
Po: - Tienes razón... Gongzhu. No puedo derrotarte... Ningún maestro de Kung Fu puede derrotarte... Pero sé quien puede hacerlo. -
En un rápido movimiento, Po estiró su mano hacia el círculo de chi que se formó frente a él, disparando cantidades desorbitantes de la energía primogénita que su cuerpo había acumulado. Gongzhu se preparó para esquivar el ataque, pero grande fue su sorpresa, cuando la ola de energía dorada se desvió de su camino. Después de todo... Ella nunca fue el objetivo del panda.
Zhen abrió los ojos como platos cuando vió esa descomunal masa de energía dirigirse hacia ella, y se cubrió el rostro con la mano por mero instinto, mientras el chi se impregnaba dentro de su pequeño cuerpo.
La zorra sintió más fuerza que nunca saturar sus músculos. Y una voluntad inquebrantable estalló en su interior. Su nariz tomó una bocanada de aire descomunal, mientras sus ojos se abrían ante la sensación que la inundaba. Entonces, sus músculos se tensaron, sus puños se apretaron y sus tendones se prepararon para un violento estallido de energía. El chi emanaba de su cuerpo como un aura divina, y sus ojos brillaban con una gran luz dorada. La luz que ves al final del túnel.
Po: - El momento... ha llegado. -
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top