(XIII) El Camino al Cielo
Po abrió los ojos con mucha dificultad. Le dolía todo el cuerpo, en especial la zona de su hombro izquierdo y su pecho, pero cuando revisó con detalle, no tenía nada. La herida que Sun Wukong le había hecho no estaba. Al principio le resultó bastante extraño, pero cuando miró a su alrededor pudo entender el por qué.
Una vez más, Po se encontraba sumergido en el mundo espiritual. Parecía que había perdido contra el Rey Mono, y ahora era su turno de aceptar el descanso eterno. Simplemente, la sensación que sentía en su pecho era desgarradora. La cara de sus amigos y los gritos de su amada que pudo percibir con su último aliento era un amargo recuerdo que se apretaba el pecho con fuerza. Al punto de no poder controlar sus emociones, las cuales explotaron en su interior reflejando un profundo llanto.
Pero justo ahora, no había nada que él pudiese hacer. Lo había perdido todo. Incluso el mundo espiritual no le dió una cálida bienvenida. El panorama era sombrío, y la misma neblina dificultaba su visión. Las rocas flotantes estaban cubiertas de esa sustancia negra viscosa, y el flujo del universo se había detenido. ¿Acaso permanecer en ese purgatorio era un castigo que se le impuso para toda la eternidad? Sería imposible de saberlo. Pero para empeorar las cosas, de las sombras surgió una extraña silueta que Po conocía muy bien.
Su alter ego, esa criatura deforme y terrorífica que afirmaba ser su verdadera fuerza, se acercaba lentamente hacia donde él estaba atravesando la espesa cortina de niebla. Po estaba arrodillado en el suelo, derrotado, aún así, el extraño ente comenzó a desgarrar una herida que de por sí era bastante dolorosa.
Ente: - ¡Eres un inútil! ¡Ignorante! ¡Te dije que necesitabas de mi! ¡Pero tu propio orgullo no hace más que segarte! - Le gritaba con desprecio, mirándolo con ese aterrador rostro que era la viva imagen de Po.
Po: - ¡No! No soy cómo tu. Tú no eres mi verdadera fuerza. -
Ente: - Muchos años han pasado, pero sigues siendo tan iluso e ignorante como un niño. ¡Pudimos haber ganado! ¡Pudimos hacer que ese semidiós se tragase su propio orgullo! ¡Yo! ¡Yo pude haber ganado! Pero no. Debiste hacerte el héroe. ¡SIN MI NO ERES NADA! -
El extraño ente terminó la frase propinándole un fuerte golpe a Po por el rostro, el que hizo que el panda volara hasta estrellarse contra una de las rocas que flotaban en el mundo espiritual. Mientras Po intentaba recuperarse, el ente saltó con fuerza y aterrizó sobre el estómago del panda, destruyendo la superficie a su espalda y lanzándolo con fuerza hacia otra de las rocas flotantes.
Ente: - Sin mí no eres nada. - Saltó y cayó sobre Po, mientras lo golpeaba sin parar. - Sin mi no eres más que un patético panda tonto e ignorante. Yo soy el poder ¡Yo soy el invencible!... ¡YO SOY EL VERDADERO GUERRERO DRAGÓN! -
Mientras el ente seguía atacando a Po en un frenesí de golpes, el panda no podía hacer más que cubrirse con los brazos para minimizar el daño. Sabía perfectamente que no podía derrotar a esa monstruosidad. Pero lo que más le dolía no eran los golpes que destruían su cuerpo, lo que más le dolía, era que cada una de las palabras de esa criatura decía era verdad.
Si Po hubiese recurrido a su ira a su odio a esas emociones que hacía tiempo había enterrado en lo más profundo de su ser... tal vez pudo derrotar a Sun Wukong... pero ahora era demasiado tarde. Ya no había vuelta atrás.
El corazón de Po dolía con fuerza, mucho más que su cuerpo, el que estaba siendo destrozado, aún así, Po instintivamente vió una abertura en los ataques del ente. La parte inferior del ente estaba expuesto. Seguro que si le daba un buen golpe con todo el Chi que aún tenía lo destruiría.
Po saltó al frente, evitando las enormes extremidades de la entidad, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Po abrió sus brazos todo lo que pudo, y abrazó al siniestro monstruo con todas sus fuerzas.
La entidad se quedó estática, el shock. El cálido abrazo de Po era una sensación que casi había olvidado. Pero antes de poder reaccionar, Po le dijo con tristeza y con varias lágrimas corriendo por su mejilla.
Po: - Lo... lo siento. Lo siento por... enterrarte en lo más profundo de mí. Yo... yo soy mejor o peor que tu... porque tu... tu eres parte de mi. Tu y yo... somos uno. Tu y yo somos el Guerrero Dragón. -
Lo que ocurrió después era incomprensible hasta para los mismos dioses. El cuerpo de Po y de la criatura, unidos, comenzaron a emitir una intensa luz, una luz tan brillante y dorada que ni siquiera la sombra pudo esconderse detrás de las enormes rocas flotantes. Y una enorme explosión de energía liberó poderosas ráfagas de energía en todas direcciones. Ante tal fuerza descomunal, el flujo del universo rompió su estado estático y comenzó a fluir como antes lo hacía, y el panorama del Mundo Espiritual brilló con fuerza. Con un intenso color dorado como nunca antes se había visto, pero eso no era todo.
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Sin previo aviso, el cuerpo de Po, el cuál aún permanecía arrodillado frente a Sun Wukong con el báculo enterrado a la altura del pecho, comenzó a emitir una leve luz que comenzó a intensificarse gradualmente. Ninguno de los presentes pudo creer lo que veían sus ojos, ni siquiera Sun Wukong podía imaginarse que algo así llegase a suceder.
Una poderosa explosión de energía se generó desde el cuerpo de Po, la cuál provocó que Sun Wukong y su báculo salieran volando por más de cuarenta metros desde donde se encontraba. El Rey Mono aterrizó con fuerza sobre la hierba y rodó por varios metros más, y cuando alzó su mirada, no podía creer lo que veían sus ojos.
Po estaba levitando a varios metros sobre el suelo. La herida que tenía en su cuerpo había desaparecido por completo. Una túnica dorada cubría su cuerpo, a lo que complementaba una gran capa y un sombrero dorado que cubría parcialmente su rostro. Po alzó la mirada y se enfocó en el Rey Mono. Sus ojos eran completamente dorados y una extraña luz blanca parecía ser sus pupilas. Además, todo su cuerpo también era dorado. ¿Qué había pasado?
Víbora: - ¡PO! - La serpiente gritó con fuerza al ver que su amado se había levantado sobrepasando a la misma muerte, pero otro grito también retumbó en el campo de batalla.
Sun Wukong: - ¡No, no, no, no! ¡Tu no serás quién me arrebate mi destino! -
Sun Wukong cargó de frente contra Po tras un poderoso salto, y con su bastón, comenzó a golpear al panda en un poderoso frenesí. Cada ataque de Sun Wukong rompía la barrera del sonido, provocando enormes ondas expansivas que sacudían con fuerza el campo de batalla. El viento a su alrededor comenzó a batirse con fuerza en todas direcciones, y aberrantes nubes de tormenta se arremolinaron sobre sus cabezas.
Los miles de estudiantes y los maestros no podían hacer más que mirar aterrados cómo Po recibía cada uno de los ataques de Sun Wukong sin mover ni un músculo. Pero algo no estaba bien. A pesar que el Rey Mono había atacado cientos de veces en poco segundos, ninguno de sus ataques podía tocar a Po. El báculo parecía detenerse antes de poder tocar su cuerpo, como si una fuerza sobrenatural protegiera al panda de la ira del semidiós.
Po estiró su brazo derecho lentamente hacia el frente, y de manera completamente inexplicable, Sun Wukong salió volando y se estrelló con fuerza en el suelo, abriendo un enorme cráter de más de tres metros de profundidad. El Rey Mono alzó la mirada solo para ver al panda como se acercaba él lentamente.
Po intentó agarrar a Sun Wukong con su mano, pero antes que pudiera alcanzarlo, el Rey Mono dió un poderoso salto. Un salto tan alto, que logró dejar la atmósfera de la Tierra. Sun Wukong aterrizó sobre lo que parecía ser una formación rocosa en el espacio exterior, mientras miraba con disgusto hacia la Tierra, maldiciendo al panda que le robó su destino. El planeta Tierra parecía estar cubierto en su totalidad por nubes de tormenta, producto a la ira del semidiós. Pero algo aún más impresionante atrapó la mirada de Sun Wukong.
Cuando Sun Wukong alzó la mirada se quedó perplejo al ver el enorme rostro de Po que era incluso más grande que el planeta Tierra, pero lo que era aún más sorprendente, era el hecho que la formación rocosa donde estaba apoyado el Rey Mono no era más que la palma de la mano de Po.
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El Guerrero Dragón había alcanzado dimensiones astrológicas. Su cuerpo era tan grande cómo una galaxia, y sus manos bien podían envolver al planeta Tierra sin ningún problema. Sun Wukong no pudo hacer más que mirar en shock el verdadero poder del Guerrero Dragón. El poder en su máximo esplendor. El Rey Mono no pudo hacer más que caer sobre sus rodillas mientras veía como Po lo aplastaba con sus imponentes manos.
El impacto de sus manos fue tan poderoso como una supernova. Tan fuerte que sacudió cada rincón del universo. Y tras varios segundos, todo sonido se había esfumado. Por primera vez desde el surgimiento del Universo, habían experimentado el verdadero silencio absoluto. Incluso el estruendoso sonido del magma ardiente sobre la superficie de los soles se vio opacado.
Po separó sus manos y reveló un derrotado Rey Mono que apenas podía moverse tras la enorme presión a la que había sido sometido. Sun Wukong tenía la mayoría de sus huesos rotos, moretones en todo el cuerpo y estaba sumamente agotado. Pero era un ser casi inmortal, así que sería cuestión de tiempo antes que sanase por completo. Aún así, el rebelde semidiós merecía un castigo digno por sus actos.
Po descendió a la tierra, a la cumbre de una larga formación montañosa que se alzaba varios kilómetros sobre el nivel del mar, y con sus enorme poderes, hizo que la montaña comenzara a levitar. Tal acto provocó un serie de terremotos que sacudieron gran parte de las cercanías, e hizo que las nubes de tormenta a su alrededor se disipase. Po colocó el cuerpo de Sun Wukong en el hueco que había creado, y lo miró fijamente mientras el Rey Mono alzaba su cabeza.
Sun Wukong: - Imposible. - Dijo con apenas fuerzas para hablar. - Un mero mortal... no puede derrotarme. ¿Quién eres? -
Po: - Tienes razón. - La voz de Po era bastante extraña. Parecía como si un ente oscuro hablara a la par de él. - Un mero mortal no puede derrotarte, pero nosotros sí podemos. Nosotros somos el Guerrero Dragón. -
Parecía que tanto Po como su alter ego actuasen junto. Y de hecho así era.
Po había hecho un arduo recorrido desde que fue elegido como el Guerrero Dragón. Y esos recuerdos invadían su mente. Y de cierto modo, estaba agradecido con todos los que lo ayudaron en su camino, incluso con aquellos que intentaron hacerle daño: Tai Lung le enseñó que él era más capaz de lo que creía. Shen le enseñó a aceptar y superar su pasado, y Kai le mostró su destino. Incluso estaba agradecido con Sun Wukong, quién le enseñó a aceptarse a sí mismo, tal y como era.
Po se inclinó ante Sun Wukong en señal de respeto y agradecimiento antes de dejarle caer la montaña sobre su cuerpo para sellarlo por incontables años. Pero antes que pudiera hacerlo, pudo ver cómo el Rey Mono lograba sacarle una sonrisa con sus últimas fuerzas.
Sun Wukong: - Nos volveremos a ver... Guerrero Dragón. -
El impacto de la montaña al caer provocó una enorme onda expansiva que arrancó a los árboles de sus raíces e hizo que algunas cumbres sucumbieran ante la presión. Una enorme cortina de polvo le levantó a kilómetros a la redonda, incluso llegando a las lejanas planicies donde se había llevado a cabo la cruenta batalla.
Sobre el campo de batalla, los alumnos ayudaban a los heridos a recuperarse, y poco a poco se prepararon para movilizarse de nuevo a la ciudad. Los nuevos Cinco Furiosos con Peng a la cabeza organizaban la retirada mientras Víbora, Mono, Grulla y Tigresa miraban hacia las lejanas montañas que se divisaban en el horizonte. Sabían que algo grande había ocurrido, pero desconocían el qué.
Las miradas de los maestros mostraba una gran preocupación, pues ninguno había visto en su vida tal semejante poder, y temían por la seguridad de Po. Entonces, tomando a todos por sorpresa, una luz cegadora dejó a todos atónitos y con los ojos entumecidos, pero cuando fueron capaces de recuperar la visión, lo vieron. El maestro Po había regresado, con su porte dorado triunfante de la batalla.
Todos quedaron asombrados ante la presencia de su maestro. Incluso aquellos que apenas tenían fuerzas hicieron su mayor esfuerzo para contemplar su grandeza. Todos corrieron hacia donde Po estaba, y la primera en llegar fue Víbora, la que de un salto llegó a sus brazos y descansó su cabeza sobre el cálido pecho de Po. Víbora no pudo contener sus lágrimas de alegría, las cuales se vieron vigorizadas ante el fuerte abrazo de su amado Po.
El resto de maestros se acercaron con prisa. La alegría de todos era visible en sus rostros, y no paraban de hacerles preguntas de lo que había pasado, pero algo no estaba bien. Po se mantenía en silencio, y su cuerpo permanecía dorado. Su rostro, sus manos, su pelaje, incluso sus ojos mantenían el brillante color y sus pupilas seguían emitiendo esa cálida luz blanca.
Mono: - Po. ¿Qué ocurre? -
Grulla: - ¿Qué te pasó? - Po apartó una de sus manos de Víbora miró detalladamente su dorado pelaje.
Po: - Esta es mi responsabilidad ahora.
Víbora: - ¿Qué? ¿De qué estás hablando? - Po la mirón con una triste sonrisa dibujada en su rostro.
Po: - Los cielos aclaman por mí ahora. Puedo oír su llamado. Ahora es allí donde pertenezco. -
Víbora: - ¿¡Qué!? ¡No! ¡No puedes irte! Después de todo lo que... de todo lo que pasamos. ¡No puedes! No puedes por favor. - Decía en llanto mientras lo abrazaba con fuerza.
Po tomó el mentón de Víbora con su mano y le dió un apasionado beso mientras a ambos le corrían lágrimas por sus mejillas. El dolor que sentían era abrumador, pero habían cosas que no podían ser cambiadas.
Po: - Yo... yo... lo lamento. Pero ya no pertenezco a este mundo. Mi camino ahora recorre los senderos de Nirvana y mi lugar está en los cielos. Lo... lo lamento. Lo lamento mucho. -
Po comenzó a llorar profundamente, y Víbora no pudo hacer más que sostener su rostro con su cola y mirarlo con el profundo sufrimiento que ambos sentían. Sin embargo, Po sabía que no le quedaba mucho tiempo en ese mundo.
Po se alzó y miró con orgullo a todos sus estudiantes, los cuales habían formado un enorme círculo a su alrededor. Desde los antiguos y los nuevos Cinco Furiosos, hasta aquellos que apenas podían mantenerse de pie. Todos sentían una profunda angustia ante las palabras de su maestro. Entonces ocurrió lo inevitable.
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https://youtu.be/2eb8fxxF5V0
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El cuerpo de Po comenzó a convertirse en pequeños pétalos de durazno dorados que se disipaban por el viento. El resto de maestros y los estudiantes miraban con un gran dolor apretándoles el corazón cómo su maestro desaparecía justo frente a sus ojos. Con su última voluntad, Po miró a sus viejos amigos, y con un profundo dolor los saluda marcialmente con un gran orgullo invadiendo su corazón.
Mono, Grulla, Tigresa y su amada Víbora, respondieron al saludo con un profundo dolor en sus corazones, al cual se sumaron poco a poco los miles de alumnos que lo rodeaban. Y en unos pocos segundos, el cuerpo de Po desapareció en su totalidad y el viento se llevó los pétalos en la distancia.
Ninguno de los presentes tuvo la suficiente dureza en su corazón como para evitar que las lágrimas afloraran fuera de sus ojos al ver la última sonrisa que su maestro les había regalado.
Tras la partida de Po, todos quedaron en silencio por unos minutos, haciendo memoria al gran Guerrero Dragón. Aquel que incluso había sido capaz de superar las enseñanzas del propio Oogway. Finalmente, el joven Peng se acercó a los maestros junto a los nuevos Cinco Furiosos.
Peng: - Maestra. Y ahora... ¿Qué vamos ha hacer? -
Preguntó con una profunda tristeza plasmada en su rostro, así cómo el de todos los presentes. Víbora se dió vuelta lentamente y miró uno por uno a los nuevos Cinco Furiosos. Peng, Lain, Jian, Bian Zao y Jing Mei, y con una leve sonrisa que intentaba ocultar su dolor les dijo:
Víbora: - Ahora... Ahora volvemos a casa.
Fin
Bueno... Con esto concluye mi fanfic de la 4ta parte de Kung Fu Panda. Espero que le haya gustado tanto cómo a mi... y que les haya tocado el corazón tanto cómo a mí me sucedió. No negaré que escribir este final me sacó un par de lágrimas. Muchas gracias por haber leído. Muchas gracias.
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