(XIII) El Camino a Casa
Después de quedarse inconsciente, Po le levantó flotando a la deriva en el tranquilo flujo del mundo espiritual. Todo estaba simplemente dónde debía estar. La corriente lo empujó directamente hacia un pequeño islote, sobre el cual se alzaba un brillante durazno dorado. Po se miró a sí mismo y se percató que llevaba puesto un extravagante kimono con el pecho blanco y las mangas negras, acompañado por una larga capa dorada. Algo que le pareció algo exagerado, pero poco pudo pensar acerca de eso, ya que una voz muy bien conocida le habló a sus espaldas.
Oogway: - Guerrero Dragón. -
Po: - Oogway. - Dijo impactado mientras flotaba sobre las tranquilas aguas doradas.
Oogway: - Muy bien hecho, Po. Has crecido. -
Po: - Pues sí. Estas últimas semanas he comido demasiado. - Decía mirando su crecida barriga.
Oogway: - En madurez. - Le dijo mientras ambos aterrizaron en el interior de un bote que Oogway comenzó a remar rumbo al islote. - Cómo esperaba cuando le envié el mensaje a tu padre. -
Po: - Fue usted. Increíble. - Po se veía algo animado, pero tras escuchar hablar de su padre Li sus ánimos se esfumaron.
Oogway: - ¿Qué ocurre, Guerrero Dragón? -
Po: - Es... mi padre. Nunca pude despedirme. -
Oogway: - Bueno. Puede hacerlo ahora. -
Po alzó su mirada y vió con ojos llorosos cómo la vieja tortuga miraba hacia adelante. Po se dió vuelta y ahí estaba. Su padre Li esperaba en el islote, justo debajo del durazno dorado.
Po: - ¡Pa! -
Li: - ¡Po! - Los dos se dieron un fuerte abrazo.
Po: - Pa... lo... lo siento mucho Por mi culpa... tu... tu... - Decía tartamudeando, pero Li detuvo su palabra.
Li: - Oh, hijo. No fue culpa tuya. Lo que hice, fue por amor... y lo volvería ha hacer si fuese necesario. -
Po no pudo contener sus lágrimas y volvió a abrazar a su padre con fuerza. Li correspondió el abrazo con una complaciente sonrisa dibujada en su rostro. Y cuando ambos se calmaron, Oogway retomó la palabra.
Oogway: - Por fin te convertiste en el panda que estabas destinado a ser. -
Po: - Pero... ¿Cómo supo que yo podría? -
Oogway: - En el día que nos conocimos vi el futuro del Kung Fu... y el pasado. y vi al panda que podría unirlos a ambos. Y por eso te escogí Po. Ambos lados del Yin y el Yang. Y mi digno sucesor. -
Oogway se acercó a Po y le ofreció su impresionante báculo de jade, el cual Po dudó en tomarlo por primera vez.
Li: - Tómalo hijo. Te lo mereces. -
Po: - ¿Está seguro? -
Oogway: - Claro que lo estoy. Además. - Le susurró al oído. - Tengo uno más grande -
Los tres presentes dejaron escapar una leve risa por la broma de Oogway y luego, Po agarró el báculo, y sintió un inmenso poder emanar de él.
Po: - Bueno. ¿Y ahora qué debemos hacer? -
Oogway: - Bueno... nosotros vivimos aquí. Tu eres el que debe decidir si quedarse o irse. -
Po: - ¿En serio es posible? -
Oogway: - No lo sé. Nunca lo he intentado. -
Po: - Pa. Ven conmigo. - Le dijo entusiasmado a Li, pero este lo miró sonriente.
Li: - Po. Mi sitio ahora está aquí. Es aquí ahora donde pertenezco. -
Po: - Te voy a extrañar, Pa. - Po abrazó a su padre
Li: - Y yo a ti. Hijo. - Correspondió el abrazo.
Po se alejó lentamente y sumergió el báculo en las tranquilas aguas. Con un leve movimiento, el agua comenzó a arremolinarse a su alrededor, formando un impresionante símbolo de Yin y Yang, el cual envolvió a Po y lo mandó de vuelta al mundo terrenal.
Po regresó atravesando el círculo de pétalos de durazno con forma de Yin y Yang, formando una enorme esfera que levitaba a varios metros sobre el suelo. Los presentes quedaron atónitos ante tal maravillosa vista: los pétalos viajando a gran velocidad alrededor de Po, mientras él portaba el fabuloso kimono blanco y negro. Pero trás unos instantes, todo desapareció y Po aterrizó sobre el suelo, apoyado sobre sus piernas y su nuevo báculo.
Cuando Po levantó la mirada, lo primero que vió fue al Sr. Ping y a Víbora, los cuales se lanzaron desesperadamente sobre él.
Sr. Ping: - Po. Estás vivo. -
Víbora: - No vuelvas a desaparecer así. Jamás. -
Ambos decían mientras las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Po nunca se había sentido tan feliz de verlos, y los abrazó a ambos lo más fuerte que pudo. Pero no iba a durar mucho. Puesto que todos los residentes de la villa, los Cinco Furiosos restantes, los demás maestros y Shifu, quienes había regresado previamente al mundo de los vivos, se unieron al abrazo grupal con Po en el medio.
Po miró a todos y a cada uno de ellos con alegría, luego, se levantó lentamente y se acercó al cuerpo de Li, quién aún permanecía cubierto por una tela. Po lo cargó, se dió la vuelta y volvió a pasar por medio de todos los presentes.
Todos. Maestros, amigos, familiares y desconocidos, abrieron paso con la cabeza agachada en señal de respeto ante tal sacrificio de Li. Po se acercó al borde del precipicio y miró la tela con tristeza. Po tomó una fuerte bocanada de aire y sopló el cuerpo de Li, el cuál se convirtió en pétalos de durazno y se disipó en el aire, dejando sólamente el trozo de tela, el cual Po agarró y la apretó con fuerza.
Víbora: - Po. Cuanto lo siento. - Dijo mientras se acercaba lentamente a dónde él estaba.
Po: - Está bien. Al menos pude despedirme. -
Po se agachó y tomó a Víbora y la sujetó entre sus brazos. La serpiente estaba sumamente apenada, pero cuando alzó la cabeza para mirar a Po, el panda tenía la mirada perdida en el horizonte.
Víbora: - ¿Y ahora qué? - Preguntó cuando pudo superar un poco la pena, mirando con cierto alivio el rostro sereno de Po.
Po: - ¿Ahora?... regresaremos a casa.
https://youtu.be/2eb8fxxF5V0
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Muy bien. Ahora un poquito de improvisación.
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Los años pasaron y el Palacio de Jade había sido reconstruido, y la mayoría de los tesoros habían sido recuperados. En el interior del Salón de los Héroes, un panda ya de unos cuarenta o más años de edad estaba sentado sobre sus rodillas, meditando frente a una de las paredes del local. Vestía un elegante kimono negro, con un dragón dorado tejido con sumo detalle, cuando de repente.
Niños: - Maestro Po. Maestro Po. -
Po se despierta y mira cómo cuatro niños entraron corriendo hacia dónde él estaba mientras lo llamaban constantemente. Y detrás de ellos, la maestra Víbora que intentaba alcanzarlos.
Víbora: - Disculpa, cariño. Pero ellos querían despedirse de su maestro. - Po apoyó la mano en el piso, permitiendo que Víbora trepase por su brazo y descansara sobre su cuello.
Po: - Está bien. No hay ningún problema. Díganme niños. ¿Aprendieron mucho hoy? -
Niño 1: - Sí maestro. Hoy aprendimos mucho. - Decía algo entusiasmado.
Niña: - Las clases son muy divertidas. -
Niño 2: - ¡Y asombrosas! -
Niño 3: - Maestro. ¿Qué es eso? -
Po desvió su mirada y vió que el niño estaba señalando algo con su mano. Po levantó la mirada y era nada más y nada menos que el martillo de piedra de su padre, el cual descansaba ahora sobre un pedestal en el Salón de los Héroes.
Po: - Eso le perteneció a un panda muy valiente. Un panda que dió su vida para salvar a China... y a mi. - Les decía mientras caminaba con ellos hacia las puertas del salón.
Niños: - Wao. -
Niño 1: - Maestro. Maestro. ¿Puede contarnos historia acerca de él? -
Po: - Lo haré. Pero será mañana. Ya es tarde y sus madres esperan por ustedes. Vayan. -
Niños: - Está bien. - Decían algo descontentos mientras bajaban las escaleras del palacio.
Po: - Niños. - Dijo tras un largo suspiro.
Víbora: - Siempre tan ocurrentes. -
Po: - Si. Lo son. -
Po alzó la cabeza y vió con alegría la estatua de Oogway que había sido reconstruida. y justo al lado, una estatua del maestro Shifu... y otra de su padre Li.
----Fin----
Bueno. Hasta aquí llegó la historia. He de decir que disfruté mucho escribiéndola incluso estas últimas escenas me sacaron un par de lágrimas.
Sólo les puedo decir: Muchas gracias por haber leído hasta este punto. Espero que les halla gustado la propuesta tanto cómo a mí, e invitarlos a que revisen las demás historias que he escrito. Muchas gracias.
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