(XII) Maestro del Chi

El reino espiritual estaba de luto. No sólo la abominación Kai había regresado, sino que había traído un monstruo aún peor consigo. Las dos criaturas se miraban con un profundo odio, y ambas tenían una misma intención: acabar con su contrincante.

Ya no se trataba de una lucha entre Kai y Po, entre un toro y un panda, sino de dos atrocidades que bien podían torcer la realidad con suma facilidad. Las criaturas cargaron de frente; sin técnica, sin control, sin identidad. Tan sólo eran dos masas de ira pura y concentrada, chocando entre sí.

El choque sacudió los cielos, y cortó el flujo de los ríos del mundo espiritual. El panorama se tiñó de rojo con vetas negras que se intercalaban. Las rocas flotantes tomaron una color gris oscuro, y unas vetas sangrantes comenzaron a salir en su exterior.

Dentro de la escalofriante lucha, ni el cuerpo de Kai ni el de Po se podían distinguir. Su masas chocaban y se fusionaban, para luego separarse en una violenta descarga de rayos que impactaban y hacían añicos las rocas flotantes. Tanto Po como Kai, se consumían uno al otro.

Mientras tanto, en el plano mortal, los rostros de los que quedaron atrás no mostraban más emoción que tristeza o confusión. El cadáver de Li fue envuelto por una manta para ocultarlo de los niños, y algunos pandas se arrodillaron a su alrededor para rendirle homenaje, otros, rodearon el círculo de pétalos de durazno con curiosidad y precaución.

La noche era oscuro y fría, las pocas velas y farolillos apenas alumbraban una zona de la aldea, puesto que el resto estaba abandonado o destruido tras la pelea. Pero en el desesperante silencio, un suceso llama la atención de todos provocándoles un escalofrío en la espalda.

Del círculo de pétalos de durazno con forma de Yin y Yang, comenzaron a emanar rayos y constantes emisiones de energía y miasma. El círculo se tiñó de rojo, y los pétalos comenzaron a marchitarse.

Sr. Ping: - ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Po? -

Tigresa: - Po se llevó a Kai. Él nos salvó. -

Sr. Ping: - Él nos salvó. ¿Pero quién lo...? - El Sr. Ping fue interrumpido abruptamente por Víbora.

Víbora: - ¡Es Po! ¡Se está consumiendo! Debemos ayudarlo. -

Sr. Ping: - Oh no. mi pobre Po. -

Tigresa: - Víbora. ¿Cómo sabes qué? - Tigresa no terminó la frase al ver que Víbora se dió vueltas con sus ojos llenos de lágrimas.

Víbora: - Sólo lo sé. -

Tigresa: - ¿Cómo podemos ayudarle? -

Los tres miraron con tristeza y preocupación al ver que ninguno tenía una respuesta. Pero entonces, el Sr. Ping recordó algo. El Sr. Ping corrió hasta el interior de la villa llevando un farolillo y regresó con el pergamino de Oogway.

Sr. Ping: - ¡Todos! ¡Todos! ¡Vengan! ¡Tenemos que ayudar a Po! - Le gritaba a todos los residentes de la villa, los cuales se acercaron al círculo de pétalos a pesar de lo peligros que era.

El Sr. Ping abrió el rollo apurado, y se detuvo en la pintura que mostraba cómo era la técnica descrita por Oogway para entregar el Chi.

Sr. Ping: - Podemos hacerlo. ¡Debemos hacerlo! ¡Todos repitan detrás de mí! -

El Sr. Ping imitó los movimientos que vió en el pergamino y acto seguido todos los presentes lo siguieron. Primero unieron las palmas de sus manos sobre el pecho, luego extendieron una la mano derecha hacia el frente mientras llevaban la izquierda hacia su corazón. Y Víbora improvisó su propia forma usando su cola.

Sr. Ping: - Po. Tú nos enseñaste lo que somos. Un padre. -

Tigresa: - Una amiga. -

Panda niño: - Un guerrero. -

Panda adulto: - Un valiente. -

Víbora: - Un amor. -

Durante un par de segundos nada pasaba, pero al mantener su concentración, las palma de sus manos y la cola de Víbora comenzaron a brillar. ¡Funcionó! Finalmente lo había logrado. Pero en el reino espiritual las cosas no iban bien.

La miasma negra que recubría a Po fue consumida poco a poco por la monstruosidad que era Kai. Al ser más poderoso y tener mejor dominio del Chi, sólo era cuestión de tiempo. Y a Po sólo le quedaba su aspecto sombrío y sus ojos rojos. Parecía que Kai iba a devorar a Po, pero en ese instante, una luz dorada con forma de ala de ganso apareció brillando sobre su pecho. Seguidamente, la palma de un tigre sobre su hombro, así como varias palmas de pandas alrededor de todo su cuerpo. Y finalmente, la marca de una cola de serpiente sobre su corazón.

El cuerpo de Po comenzó a brillar descontroladamente incluso más fuerte que el Sol. La monstruosidad que era Kai retrocedió al ser tan sensible a la luz. Y finalmente, el cuerpo de Po tuvo una explosión de energía que iluminó todo el plano espiritual, tornándolo de un color dorado muy vigorizante.

Po aún se encontraba algo mareado, pues recién había salido de su estado de frenesí. Y veía extrañado e impresionado todo a su alrededor, pero la presencia de Kai no la pudo ignorar.

Kai: - Tu.... ¿Quién eres? - Dijo con una voz retorcida y escalofriante.

Po: - Eso mismo me he preguntado todo este tiempo. -

Po estaba sereno. Podía sentir el calor en su cuerpo, así como el afecto de todos los que lo apoyaban. Lentamente, comenzó a mover las manos y los pies mientras rastros de Chi emanaban de su cuerpo. El Chi se consolidaba y dibujaba una silueta alrededor de Po.

Po: - ¿Soy hijo de panda? ¿Hijo de ganso? ¿Un alumno? ¿Un maestro? La cuestión es... que soy todos ellos. - Al terminar de hablar, el Chi de Po tomó la forma de un majestuoso dragón dorado que se alzaba justo encima de él. - Yo, soy el Guerrero Dragón. -

La monstruosidad Kai cargó de frente contra Po, pero Po respondió con movimientos lentos y pacientes. Controlando al enorme dragón con sus propios movimientos, Po comenzó a devorar la miasma que rodeaba a Kai sin que este pudiera hacer nada al respecto.

Po era demasiado rápido, y Kai no podía seguirle el ritmo. El toro intentó usar sus espadas encadenadas, pero ni el jade ni el hierro pudieron evitar ser desintegrados por la desmesurada energía del Chi de Po. Finalmente, toda la oscuridad que rodeaba a Kai había desaparecido, y tan sólo le quedaba su cuerpo deforme con las tiras de piel flotando a su alrededor. Po se alzó por los aires y se detuvo en frente de Kai, mirándolo con tristeza... y lástima.

Po: - Si tanto quieres mi Chi... - Dijo con voz amable mientras el dragón dorado se transformaba en un enorme Yin y Yang. - Entonces tómalo. -

El dragón dorado se lanzó de frente a Kai y desapareció dentro del cuerpo del toro. La monstruosidad comenzó a retorcerse y chillar de dolor, mientras las tiras de su cuerpo comenzaban tomar su forma original sellando su interior oscuro y sombrío. Kai había recuperado su forma, pero su cuerpo comenzó a brillar, y sabía exactamente lo que iba a pasar.

En su último suspiro, Kai miró a Po con una rostro alegre y sincero, y con su voz normal, una voz que Po nunca había escuchado, le dijo: -

Kai: - Gracias. -

Luego de esto, el cuerpo de Kai comenzó a desaparecer como granos de arena en una tormenta, y su Chi se convirtió en uno con el universo en una violenta explosión que dejó a Po inconsciente.

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