(VII) - Putrefacto

La llegada a ciudad Juniper fue de todo menos tranquila. Tan pronto Po le dió al capitán el resto del pasaje, panda y zorra se adentraron en las abarrotadas calles de la urbe. Calles abarrotadas en transeuntes y carros de mercancías, las cuales se distribuían desde el puerto a cada rincón de la ciudad.

Zhen conocía como moverse en las agitades calles como si lo hubiese hecho toda la vida, y en parte era correcto. En cambio, Po hacía lo posible por no chocar o pisar a nadie con su gran tamaño, cosa que era ridículamente complicado con la capa cubriendo su cuerpo y su sombrero de bambú.

Po: - ¿Es así todo el tiempo? -

Zhen: - Solo en hora pico. ¿No es así en la Ciudad de la Paz? -

Po: - La ciudad ha crecido bastante desde hace tres deécadas, pero nunca tanto como esta urbe. -

Zhen: - Bueno... Estás en la ciudad principal del norte de China. No hay cargamento que no pase por este puerto hacia el resto de la región. -

Po: - Ya veo. Busquemos un lugar seguro... No me gusta este lugar. -

Zhen: - ¿Te diste cuenta? -

Po: - Incluso en una tasa de té agitado, es posible ver los restos de hojas flotando entre las corrientes. -

Las palabras del panda no eran pura parafernalia. Bastaba con solo un vistazo para darse cuenta que algo destacaba. un extraño patrón tras cada esquina de la urbe.

Para Po no pasó desapercibida la guardia de la ciudad. Enormes toros portadores de una vestimenta elegante con púrpura con patrones blancos, acompañados de hombreras de metal y un logo dorado bordado sobre el lado izquierdo del pecho. Por su organización y sus trabajos de pratrulla era clara el papel en la ciudad... Entonces... ¿Quienes eran esos reptiles armados que parecían estar cobrando impuestos a cada negocio o ciudadano?

Incluso Zhen se sorprendió al ver lo fácilo que Po trepó por un edificio, sentándose en el techo observando hacia las agitadas calles, mientras que para sus ojos esos grupos de ¨cobradores de impuestos¨ no pasaban desapercibidos.

Zhen: - Ese es el ejército privado de la camaleona... No los molestaría si fuera tu. -

Po: - ¿Cómo sabes eso? -

Zhen: - Aparecieron tan pronto ella llegó. Las tarifas se dispararon, y todos tienen que pagar tributos semanales para obtener su ¨pretección.¨ -

Po: - ¿Y qué ocurre con aquellos que no lo hacen? -

Zhen: - Nadie sabe... Pero nunca más vuelves a verlos... Eso es seguro. -

Po respiró profundamente para no perder la compostura. Conocía a sus enemigos, pero no podría hacer nada para deternlos. Si quería erradicar con el problema debía cortar la cabeza de la serpierte, o el cuerpo se seguiría regenerando sin parar. Además, si quería dar un golpe sorpresa no podría llamar la atención bajo ningún concepto.

Entonces alzó la mirada, allá donde un enorme castillo se alzaba sobre la colina que regía sobre todo Juniper. Sus ojos se contrajeron involuntariamente, como si fuese perfectamente capaz de saber a donde debía ir. Algo que no pasó desapercibido para Zhen.

Zhen: - El castillo real... Nadie nunca ha podido llegar a la sima con exito. -

Po: - Y déjame adivinar... Es allí donde se encuentra la Camaleona. -

Zhen: - Básicamente... No pareces sorprendido. -

Po: - No es la primera vez... Pero dime... ¿Cómo es posible que una mera bandida viva en el palacio de la ciudad? -

Zhen: - Una pregunta que muchos se hacen... Algunos especulan que era la heredera... otros que simplemente usurpó el poder... Nadie está completamente seguro. -

Po: - ¿Y los antiguos regentes? -

Zhen: - Hace años que nadie a oido hablar de ellos. Casi todos en Juniper asumen lo peor... Y preguntar mucho suele hacer que la gente... desaparesca. -

Po: - Entiendo. Vamos... Busquemos un lugar para esperar la noche. -

Zhen: - Oh... Conozco el lugar perfecto. -

Tan pronto el panda y la zaorra regresaron al suelo, para Po no pasó inadvertido como Zhen se colocaba la capucha y tapaba su rostro con su bufanda, el mismo aspecto que usó para ingresar al Salón de los Heroes. Aunque Po podría asumir el por qué, cosa la cual fue confirmada al ver la absurda cantidad de carteles de ¨Se busca¨ con su rostro pintado en cada rincón de la ciudad.

Po: - Eres famosa... sin lugar a dudas. -

Zhen: - Que puedo decir... Una cara como la mía es dificil de olvida. -

Po: - Sobre todo cuando cada tu cara es la que aparece en cada carte de Se Busca en la ciudad. Dime... Solo por curiosidad... ¿Has hecho algo... más... aparte de solamente robar? -

Zhen: - No... Solo robo para comer. -

Po: - No persiguen a alguien de esta forma con un ¨solo para comer.¨ -

Zhen: -Bueno... Es posible que halla ¨tomado prestado¨ ciertos artículos do de la casa del capitán de la guardia... Unas varatijas que nadie usaba. -

Po: - ¿Por qué no me sorprende? - Dijo con ironía.

Zhen: - Vamos... No queremos que nos atrapen. -

Po siguió a Zhen por la ciudad. Por la forma en la que la zorra desaparecía ante la presencia de la guardia local era evidente que tenía mucha experiencia haciéndolo, pero grande fue su sorpresa cuando Zhen los guió hasta un lugar apartado. Un lugar donde había unos tambaores aparanetemente abandonados.

Po vió bastante curioso como Zhen tomó las baquetas y comenzó a tocar una melodía bastante curiosa, cosa que parecía no tener ningún sentido, hasta que entendió el por qué. De pronto, una escotilla oculta se abrió de golpe. Un pazaje a un lugar oculto.

Po: - Esto si no me lo esperaba. -

Zhen: - ¿Sorprendido? Vamos entra... No queremos ojos curiosos aquí. -

Po: - ¿Queremos? -

Zhen: - Solo entra. -

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Hola a todos. De seguro se estarán preguntando el por qué elimine la escena de Po y Zhen siendo perseguidos por toda la ciudad por la estampida de toro. La respuesta es bastante sencilla.

No tiene ningún sentido que nadie conozca a Po. Según cuentan las películas anteriores, el título de Guerrero Dragón es algo sumamante importante para toda China. Así que el portador de ese título debe ser igual de famoso y reconocido. De allí que no tenga sentido que no lo reconozcan. Y motivo por el cual en esta historia Po lleve puesta capa y sombrero para ocultar su identidad.

Les advierto, esta parte será completamente diferente a la original.

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Para Po era imposible no estar alerta en ese lugar. La entrada oculta llevaba a un pasaje oscuro, extremadaemten húmedo y con un olor bastante desagradable. Era claro que se encontraban en algún lugar de las alcantarillas. Uno bastante extraño.

Tan pronto salieron de los pasajes, Po se llevó una sorpresa no muy agradable al ver que se encontraba en lo que parecía ser una parte oculta de la propia ciudad de Juniper. Una parte cargada de miseria, personas sufriendo de enfermedades mortales y un fétido olor a muerte tras cada esquina, seguro proveniente de los cadáveres que había dejado este mundo abandonados en esas estructuras a las cuales llamaban hogar. No era la primera vez que Po se encontraba en un lugar así, pero eso no dejaba de hacerlo menos doloroso.

Po: - ¿Qué es este lugar? - Preguntó incluso sabiendo la respuesta.

Zhen: - Aquí es donde vivimos los más desafortunados. Esta es mi casa... mi gente. -

?????: - ¡Zhen! -

De pronto, tres voces irrumpieron la conversación, tres voces muy infantiles. A Po se le rompió el corazón al ver a tres pequeños conejos, niños, vistiendo andrajos sucios corriendo hacia la zorra tan pronto la vieron. En cambió, Zhen no dudó en regalarles una enorme sonrisa forzada tan pronto escuchó su nombre de boca de ellos.

Zhen: - ¿Pero que tenemos aquí? Si son los tres diablillos más astutos de la ciudad. -

Niño 1: - Volviste.

Niña: - Pensábamos que te había capturado. -

Zhen: - ¿A mi? Ja... Nadie es tan habil para capturarme... Bueno... Casi nadie. - Recordó el enfrentamiento con Po de hace unas semanas.

Niño 2: - Te fuiste mucho tiempo. ¿Dónde habías estado? -

Zhen: - Esto... Estuve haciendo un encargo bien dificil... Me tomó más tiempo de lo esperado. -

Niña: - Pensabamos que te había pasado algo malo. -

Antes tales palabras, la zorra estiró la mano y acarició con ternura la cabeza de la pequeña, y luego a los otros dos. Entonces, Zhen urgó en sus cosas, y de su bolso sacó varias delicias culinarias, casi todas de la taverna al otro lado del lago, y entonces, se las dió a los pequeños.

La cara de felicidad de los niños era indescriptible. ¿Quién sabe cuando fue la última vez que comieron algo desente? ¿O la última vez que comieron algo? Pero aceptaron la comida sin preguntar, y curiosamente, incluso algunos como ellos que vivían en las situaciones más precarias, dieron las gracias antes de desaparecer por uno de los pasillos. Po no dijo nada, pero era más que claro que tenía muchas preguntas.

Zhen: - Huérfanos... Tres de los muchos de esta ciudad. -

Po: - Jamás pensé que fuera tan grave. -

Zhen: - Llevamos años tratando de sobrevivir.. Algunos lo logramos y ahora nos ganamos la vida como podemos... Otros... No tuevieron tanta suerte. -

El silencio era más que suficiente para expresar sus emociones. Po no dijo una palabra, y simplemente siguió a la zorra como una sombra de ella misma. Verla saludar y extender una mano a aquellos que apenas tenían fuerza para alzar la mirada era desgarrador, pero... ¿Qué podía hacer una sola persona por tantos? La respuesta a esa pregunta solo podía causar dolor e impotencia.

Finalmente, Zhen guióa Po a lo que parecía una casita ligeramente mejor al resto, pero nada que la destacase en realidad. Una casita donde un viejo pangolín parecía estar haciendo unas manualidades de barro.

Zhen: - Veo que hay cosas que nunca cambian. -

Pangolín: - ¿Zhen? ¿De verdad eres tu? -

Zhen: - Vivita y colenado. ¿Qué pasa con esa actitud? Tal parece que se sorprende verme. -

Pangolin: - Ha pasado tanto tiempo... Que te creíamos perdida a ti también. -

Zhen: - ¿Sigue empeorando? -

Pangolín: - Cada vez son más estrictos... Nos dejan sin nada... Y los que no pueden pagar el tributo nunca más aparecen. -

Po: - ¿A quienes le pagan tributo? -

Pangolin: - ¿Este quién es? -

Po: - Li Lotus... Soy solo un viajero. -

Zhen: - Él es Han, mi antiguo mentor... El me acogió por un tiempo. -

Han: - Esas son preguntas peligrosas, viajero... Será mejor que no las andes soltando por ahí... Podrías... desaparecer... como el resto. -

Una clara advertencia que Po ya sabía, pero que recoradar hacía que se le congelara la médula. Eso.... acompañado de esa mirada siniestra que el panda hacía involuntariamente cada vez que se molestaba... Algo que puso nervioso tanto a Zhen como a Han.

Zhen: - Oye, Han... ¿Crees que podamos quedarnos hasta que caiga la noche? -

Han: - Seguro... Los otros seguro querrán saber de ti. Dame un momento... Prepararé algo de te. -

Zhen: - Bueno... Supongo que nos quedaremos por un tiempo. Ponte cómodo... La noche será bastante larga. -

Po: - Está bien... No estoy cansado de todas formas. -

Zhen: - Bueno... ¿Qué quieres hacer mientras tanto? -

Po: - No lo se... ¿Quieres aprender Kung Fu? -

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