(VI) Calma antes de la Tormenta

Las festividades continuaron durante el resto del día y horas tempranas de la noche. Los estudiantes se despedían de los nuevos Cinco Furiosos, los cuales ahora, por tradición, debían abandonar los dormitorios para mudarse al edificio justo al lado del salón de entrenamientos original del palacio. Justo donde antes dormían los antiguos.

El edificio quedó en perfecto estado después de las reparaciones, y ha estado inhabitado desde que los antiguos maestros tomaron su propio camino. Ahora, una vez más, el pequeño dormitorio conformado por seis habitaciones separadas por una delgada tabiquería de papel cuyas entradas descansaban sobre un pasillo justo al centro.

Los Cinco Furiosos entraron emocionados cargando sus pertenencias mientras miraban todo con sumo detalle. Dado que el recinto estuvo cerrado desde entonces y nadie había visto su interior. Aunque por algún motivo, la decoración era más sencilla de la que ellos imaginaban.

Lain: - Wao. Esto es increíble. -

Jing Mei: - Espero caber por la puerta. -

Bian Zao: - Lo mismo digo. -

Jian: - Es impresionante. -

Lain: - ¿Nunca habías estado aquí? Creía que venías de pequeño con tu padre. -

Jian: - Este lugar era un lugar especial. Ningún sirviente puede entrar aquí. Los propios Cinco Furiosos deben limpiar y ordenar el lugar. Bueno... eso nos toca a nosotros. -

Bian Zao: - Jaja. Bien dicho amigo. -

Peng: - Y pensar que aquí solían dormir los Cinco Furiosos. -

Po: - Y ahora ese honor les corresponde a ustedes. - Dijo Po entrando en el recinto acompañado por Víbora.

Cinco Furiosos: - Maestros. - Dejaron sus pertenencias en el pasillo y los saludaron con respeto.

Po: - Hoy hicieron un gran trabajo. Como su maestro. No podría estar mas orgulloso. - Los maestros devolvieron el saludo. - Ahora elijan su habitación. -

Jing Mei: - ¿Cuál debemos elegir? -

Víbora: - Bueno. Esa decisión les corresponde a ustedes. -

Los Cinco Furiosos se miraron entre ellos con cierta picardía y corrieron para reclamar sus habitaciones. Aunque eran los mejores guerreros de la escuela, había ciertas ocasiones en las que actuaban como niños. Esta era una de esas ocasiones.

Po: - Cuando terminen de acomodar sus cosas vayan al viejo comedor. Ahí los estaremos esperando. -

Cinco Furiosos: - Si. Maestro. - Po y Víbora abandonaron el recinto.

Jian: - No puede ser. -

Peng: - ¿Qué sucede? -

Jian: - Vamos a probar la comida del maestro Po. -

Jing Mei: - Escuché que antes era cocinero. ¿Pero en realidad era tan bueno? -

Jian: - ¿Qué si lo era? Pues creo que si. La leyenda dice que sus platos pueden complacer a los reyes. Su técnica con la cocina es tan buena o incluso superior a su Kung Fu. - Decía con cierta voz misteriosa.

Bian Zao: - Relájate, Jian. Estás exagerando. -

Peng: - Si. Creo que es imposible que el maestro Po sea buen cocinero. -

Jian: - Duden de mí si quieres. Pero mi padre nunca olvidó esos días que solía comer junto al maestro. -

Lain: - Bueno. Si tu lo dices. -

Jian caminó hasta la entrada, y justo antes de salir, se dió vuelta y miró a los otros cuatro con cierta impresión.

Jian: - Preparen sus papilas gustativas. Esta será una dura batalla. -

Los Cinco Furiosos fueron al antiguo comedor y quedaron sorprendidos. Acostumbrados a las largas mesas donde comían con el resto de estudiantes, el lugar parecía demasiado sencillo para ser parte del Palacio de Jade. A mano derecha se encontraba Po junto a las cazuelas preparando la cena. Víbora se deslizaba entre las despensas y le llevaba a Po los ingredientes que necesitaba. Y justo al medio, una modesta mesa de madera con capacidad para ocho comensales. Los Cinco Furiosos miraron alrededor algo decepcionados. Ellos imaginaban que sería un lugar mucho más ostentoso.

Po: - ¿No eran lo que esperaban? -

Po los tomó por sorpresa. Como si les hubiera leído la mente. Los cinco intentaron disimular refutando la pregunta de Po, pero no podían engañar a sus maestros.

Víbora: - No es necesaria una mesa de madera fina ni cubiertos de plata para que una comida tenga buen sabor. - Dijo mientras bajaba deslizándose de las despensas.

Po: - Como Cinco Furiosos. Tienen más que aprender que solo Kung Fu. - Decía mientras comenzaba a servir porciones de la sopa de ingrediente "secreto" del Sr. Ping.

Peng: - ¿A qué se refiere? Maestro. -

Víbora: - Ser los Cinco Furiosos es más que defender el valle o derrotar villanos. Los Cinco Furiosos representan los valores morales más óptimos y solo toman del mundo lo necesario. Deben encontrar la verdadera esencia de las cosas. -

Po: - Algunos de ustedes tuvieron un pasado el cual no pueden cambiar. - Decía mientras servía a sus estudiantes. - Aún así, decidieron dejarlo atrás y comenzar una nueva vida en esta gran familia del Kung Fu. Cada cuál, por su propia decisión. Ser miembro de los Cinco Furiosos no es fácil no lo negaré. Pero sólo depende de ustedes. ¿Qué es lo que quieren ser? Esa respuesta sólo la encontrarán en su interior. -

Las profundas palabras de Po dejaron pensativos a los cinco, los cuales estaban ligeramente perdidos en sus pensamientos, distraídos. Hasta qué: -

Víbora: - Bueno. Ahora a comer. Qué la sopa fría no sabe igual. -

Los cinco estudiantes miraron con determinación la sopa mientras recordaban las palabras que dijo Jian hace un rato en los dormitorios. ¿Sería tan buena en realidad? Po y Víbora estaban comiendo cómo si nada, cómo si no se tratara de algo especial. Pero sólo había una forma de averiguarlo. Los cinco tomaron una cucharada y la metieron en su boca, mas su reacción fue sorprendente.

Cinco Furiosos: - ¡DELICIOSO! -

Lain: - Mmm. Esto está muy bueno. -

Bian Zao: - Es imposible que tenga tan buen sabor. -

Jing Mei: - Espero que nunca se acabe. -

Jian: - Es cierto. La sopa del maestro Po en verdad es legendaria. -

Peng: - Tu lo has dicho, mi amigo. -

Po y Víbora se miraron fijamente, pero ninguno de los dos pudo aguantar la risa. Después del singular momento, los siete terminaron de comer, aunque algunos aún no estaban satisfechos. Po y Víbora se levantaron de la mesa y se disponían a retirarse, pero antes.

Po: - Bueno. Ahora comienza su primer ejercicio como los Cinco Furiosos. -

Peng: - ¿En serio? ¿Ahora? ¿Qué hay que hacer? - Preguntaba el entusiasmado leopardo de las nieves.

Víbora: - Ahora deben lavar los platos y recoger la cocina. - Los cinco miraron con cara de poker.

Po: - Jaja. Les dije que ser los Cinco Furiosos no iba a ser sencillo. -

Jing Mei: - ¿Qué debemos hacer con lo que sobró? -

Po: - Bueno... Eh... -

Víbora: - Eso deben decidirlo por ustedes mismos. -

Tras decir eso, Po y Víbora se retiraron y se fueron a su habitación, dejando a los cinco estudiantes degustando hasta la última gota de la sopa de Po para luego organizar el pequeño comedor.

Los maestros dormían en una modesta habitación en uno de los edificios cercanos al Salón de los Héroes. Un pequeño en cual apenas tenía una modesta cama de bambú y algunos utensilios. Víbora se removió sus flores de la cabeza, las cuales le incomodaban después de un largo día bajo el sol y acompañó a Po, el cual ya estaba acostado tras cambiarse el kimono.

Víbora acurrucó su cuerpo al lado de Po y apoyó su cabeza sobre su pecho, agotada después de tan largo día.

Víbora: - Uf. Estoy exhausta. -

Po: - Me imagino. Estuviste fenomenal hoy. - Le dijo mientras acariciaba su cabeza con su mano.

Po y Víbora permanecieron inmóviles por un tiempo, recuperando un poco de energía mientras los acompañaban largos suspiros y bostezos, hasta que:

Víbora: - Gracias por lo que hiciste hoy. -

Po: - ¿A qué te refieres? -

Víbora: - Dejarme elegir a los nuevos Cinco Furiosos. Eso significó mucho para mi. -

Po: - Por supuesto, mi amor. Sólo a ti te correspondía tomar esa decisión. -

Víbora: - Gracias. - Dijo mostrando una leve sonrisa.

Finalmente, Po y Víbora se quedaron profundamente dormidos debido al cansancio tras tan ajetreado día. Seguro ambos podrían dormir sin muchos problemas o tal vez no.

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