(V) A la Búsqueda de Problemas
Después de unos largos días de caminata, el dúo finalmente llegó a la frontera de la ciudad, el cual consistían en un enorme lago que solamente podía ser cruzado en bote, pues rodearlo llevaría otros días de travesía.
Después de la larga convivencia, la Zorra comenzó a mostrar cierto... ¨acercamiento.¨ Por decirlo de algún modo. Al menos ya no desconfiaba de la comida que preparaba el panda, e incluso se dignó a rebelar su nombre cuando Po se lo preguntó... A la quinta vez al menos.
La susodicha respondía al nombre de Zhen, y no reveló ningún tipo de información sobre su persona más que creció huérfana en las calles Juniper. Un lugar que Po desconocía por completo, pero cuyos relatos de la zorra le creaban un gran pesar en el corazón.
Bastó con oír un par de relatos para saber que Juniper era de todo menos un lugar agradable para crecer sin amor paterno. Según las propias palabras de Zhen, un lugar donde los corruptos gobernadores se llenan los bolsillos de sobornos de los grupos criminales y las grandes familias del crimen. Un lugar donde la supervivencia depende del más fuerte o el más pícaro. Un lugar donde las palabras compasión y honor había desaparecido hace mucho.
Po no podía culparla. A pesar de su pasado y la pérdida de sus padres biológicos a muy temprana edad, él tuvo la dicha de crecer bajo el ala de un padre amoroso en un lugar pacífico ajeno a la guerra o a la miseria. Cosas que conoció ya en su etapa adulta, cuando era capaz de diferencia la bondad de la maldad de este mundo.
No por eso comenzaría a confiar en Zhen ciegamente, pero al menos entendería su dolor y el motivo de su actitud y acciones. El simple hecho que no hubiese intentado escapar todo este tiempo era una buena señal. Y quien sabe, puede que incluso un corazón tan marchito pueda incluso ver la luz de la esperanzas.
Era de noche, y desde la colina se podían ver las millones de luces proveniente de la ciudad del otro lado del lago. Ahora... solo quedaba encontrar un barco y un capitán que los lleve. Y justo bajando la colina había una taverna que parecía muy prometedora.
Po: - Así que... Esa es la ciudad Juniper... -
Zhen: - Si... La famosa Juniper. - Dijo con ironía. - A solo un barco de distancia. -
Po: - ¿Aquí encontraremos un capitán? -
Zhen: - Por el precio correcto, estas lacras nos llevarán a donde queramos. O claro... Siempre podemos pedirle ¨un descuento a Roberto.¨ -
Po: - Preferiría tener que evitarlo... No queremos más atención de la necesaria. -
Ambos descendieron la colina, hasta quedar lo suficientemente cerca de la taberna como para leer su nombre. ¨Taberna el Conejo Feliz.¨
Zhen: - ¿Ocurre algo? - Preguntó al ver que se detuvo.
Po: - Este lugar no me gusta. -
Y valla que tenía razón, muy diferente a lo que el nombre del lugar afirmaba, Po podía sentir un aura de desprecio y maldad proveniente del lugar. Y para confirmas sus sospechas, un conejo salió volando del interior tras romper el papel de la ventada en dirección a ellos y gritando de miedo.
Po no dudó en atraparlo en pleno vuelo, pero estaba tan asustado que temblaba y era incapaz de decir algo al respecto. Así que lo mejor sería dejarlo a un lado y prepararse para cualquier cosa que pudiese pasar. Y sin más opciones, se adentraron a la taverna.
Tan pronto Po ingresó al lugar sintió un desprecio absoluto por cada comensal presente. Los conejos eran, en efecto, los trabajadores del lugar, pero no eran más que presa de burlas y maltratos de todo tipo de rufián que pudieses encontrar allí.
La presencia de Po no pasó inadvertida, pues su gran tamaño oculto bajo la capa y el sombrero le daban un aura mística y peligrosa, una que rápidamente hizo a los rufianes mirar a otro lado. Como si incluso ellos quisieran evitar problemas.
Po: - Conseguiré un barco... Tu busca provisiones... Y no busques problemas. -
Era más bien una advertencia que un consejo, una que Zhen respondería sacudiendo su cabeza negativamente. Po sabía que los problemas llegarían tarde o temprano, así que lo mejor sería buscar un capitán lo antes posible. Sobre todo viendo que Zhen se sentó en una mesa de apuestas, cosa que solo terminaría en algo problemático.
Po se dispuso a ir hacia la barra, ignorando todas los crímenes que ocurrían a sus espaldas. Esta misión requería de la máxima discreción posible, y rebelar su identidad como defensor de la justicia pondría todo el peligro. Para su pesar, no tuvo más opción que ignorarlo todo y sentarse solo frente al bartender de la barra, mientras este preparaba un coctel bastante fuerte.
Bartender: - ¿Qué te ofrezco? -
Po: - Algo medio... y un viaje a la ciudad. -
Bartender: - En ese caso, habla con él. -
Tan pronto el bartender terminó de preparar la bebida, la lanzó hacia un costado y el supuesto capitán de barco, un pelícano solitario apartado de todo tipo de problemas. Uno que agarró el trago con increíble precisión sin botar una sola gota del licor en cuya parte superior una constante llama se mantenía encendida. Casi al instante, el bartender le sirvió un ochako de sake, el cual Po tomó y se dispuso a ir a hablar con el supuesto capitán, no sin antes dejarle una moneda de propia.
Bastó con que Po se diera vuelta, para que un lobo ladrón se acercara para reclamar la simple moneda que Po le dió al bartender. Era un robo fácil y una ganancia sencilla, pero el lobo no tuvo más opción que devolver la moneda donde estaba, cuando vió como Po se daba la vuelta, mirándolo con ojos llenos de rabia ante tal falta de respeto. El enorme ser imponía miedo con su mera presencia, y ese bandido de mala muerte no sería la excepción. Uno que se fue con la cola entre las piernas por temor a que le arrancaran la cabeza sin apenas esfuerzo. Cosa que no sería muy difícil para el Guerrero Dragón.
Po: - ¿Va a la ciudad? -
Capitán: - Si, te llevo a ciudad Juniper... Pero... No voy a llevar nada ilegal. No quiero problemas. -
Po: - No lo habrá... Dame un precio. -
Capitán: - Entonces te costará el doble. -
Ver a Po reirse ante tales palabras era extraño, sobre todo porque era una risa que parecía muy forzada, aunque más desvordante en ironías.
Po: - Dies monedas. Cinco ahora y cinco cuando lleguemos. Es mi oferta. Tómala o me busco a alguien más. -
Po se veía bastante confiado, pero gran sorpresa se llevó cuando de la boca del pelícano salió un pez parlante portando una espada de pirada pequeña pero sumamente afilada agarrada en su aleta derecha. Esta imagen carecía de total sentido, pero Po no era quien para decir nada, sobre todo porque el pez parecía ser el capitán.
Capitán: - Tienes un trato. -
Po solo podía pensar en las miles de veces que comió pescado en su vida... Pensar que alguno de ellos podría ser un animal consciente le erizaba la médula. Lamentablemente, los problemas solo estaban empezando.
Cuando Po regresó con Zhen, sintió otro escalofríos recorrer su cuerpo al ver una mesa repleta de manjares culinarios, y una única comensal comiendo todo con ímpetu. Algo ella había hecho, algo para nada bueno. Pues supuestamente Zhen no tenía dinero para pagar todo eso.
Po: - ¿Qué fue lo que hiciste? - Le susurró tan pronto llegó hacia donde ella estaba.
Zhen: - Todo fue legal... Honesto y sin trampa. -
Po: - Toma todo lo que pueda y vamos. -
Zhen: - ¿Por qué? Apenas nos sirven el postre. -
Po: - Dije... Ahora. -
Grave error de Po. Al amenazar a Zhen para evitar problemas, solo consiguió caer en ellos. Nunca antes la frase de Oogway ¨uno suele encontrar su destino en el camino que toma para evitarlo¨ había sido tan irónica. Pues al asustar un poco a la zorra, esta se estremeció, haciendo que de su cola cayesen al menos una docena de piezas de Mahjong cayesen al suelo llamando la atenciones de todos. Zhen había estafado a los jugadores haciendo trampas.
Po solo vió lo sucedido y respiró profundamente, ya había entrado a la boca del lobo, y la única forma de salir era rompiéndole los dientes. La mirada que el panda le dedicó a la zorra era simplemente indescriptible, pero la reprimiendo ya llegaría luego. Ahora solo podían pensar en como salir de esta situación. Y todo parecía indicar que el mayor problema era una jabalí que se acercaba portando una macabra sonrisa en su rostro.
Jabalí: - ¿Creyeron que podrían sacarme una comida sin pagar? -
Po: - Estoy seguro que esto fue solo un mal entendido. Por favor... Permítanos pagar nuestra comida y nos iremos sin causar problemas. -
Jabalí: - Lo siento, tesoro... Pero eso ya no es una posibilidad... ¡MATENLOS! -
No hubo tiempo alguno para negociaciones. Tan pronto ella dió la orden, cada bandido del lugar sacó un arma de sus pertenencias y atacaron tanto a Po como a Zhen. Eran decenas de ellos, provenientes desde todos los flancos. Malhechores armados dispuestos a matar solo por mera diversión... Patético.
No hubo segunda oportunidad... Segunda oportunidad para los atacantes. Tan pronto decidieron lanzar el primer golpe había cometido el peor error de sus vidas. Po se estuvo conteniendo todo este tiempo para no hacer una locura, pero ya no dependía de él. Y para alguien que ha luchado contra ejércitos, espíritus vengativos y semidioses... Esto bastardos ni siquiera era un entretenimientos.
Dientes volaron en todas direcciones, cuando los puños de Po conectaron con los rostros de los atacantes. Un bandido caís tras el otro, sin oportunidad alguna de acertar el menor golpe. Sus armas parecían cubiertos de cocina a lado de la proeza marcial que era el Guerrero Dragón, aún con su capa ocultando su identidad y su sombrero reduciendo su visibilidad. Sin embargo, era una buena oportunidad para ver la habilidad de alguien más.
Zhen resultó ser una gran luchadora. Su repertorio de técnicas estaba llena de trampas y juegos sucios, pero incluso el ¨honorable Guerrero Dragón¨ sabía que cualquier medio para conseguir la victoria es bienvenida. Sobre todo cuando tu vida depende de ellos.
Agiles movimientos, patadas precisas, usar a tus oponentes como escudo, aprovechar el peso de tu oponente para derribarlo, incluso usar cualquier medio a tu alcance para derrotar a tu oponente, así fue lanzarse un bol de polvo picante a los ojos. Sin embargo, grande fue la sorpresa de la zorra cuando recibió un golpe del bastón de po sobre la mano cuando intentó sacar un arma.
Zhen: - ¿¡Qué demonios te pasa!? -
Po: - No queremos más problemas de los necesarios. - Discutían sin parar de pelear.
Zhen: - ¿¡Estás loco o qué!? -
Po: - Tal vez... -
La zorra no podía hacer más que rebufar por eso, pero no había mucho que pudiese hacer al respecto. Al tercer intento de agarrar un arma de filo, y tras recibir otro bastonazo sobre la mano decidió no intentarlo, después de todo, las miradas asesinas no parecían impresionar al panda, y este no estaba dispuesto a cambiar de opinion. Aún así, este combate se estaba extendiendo más de lo necesario.
Po: - Suficiente. -
Ni la zorra supo que iba a pasar tras estas palabras, pero ver a Po tomar su báculo mientras el extremo de jade con la forma del Yin Yang comenzaba a emanar una estela dolara de Chi era impresionante. Todos quedaron paralizados antes este evento. Algunos con miedo, otros con curiosidad, pero ninguno de los malhechores ni la pared del local pudieron recistir el imponente dragón de chi que emegió del báculo y arrazó con todo a su paso. Más el chi no es capaz de matar a ningún mortal, al menos no en cantidades controladas.
Zhen literalmente no podía cerrar la boca de la impresión. Ni ella ni nadie de los presentes, creando la apertura precisa para que Po agarrase a la zorra con una mano, al pelícano con la otra y saliese corriendo por el mismo agujero que había creado, dando un potente salto que los hizo car justo en el barco atracado bajo la taverna.
Po no perdió el tiempo, y tras dejar al resto en cubierta, cortó la soga de amarre de un potente golpe de canto. Todo mientras veía como dejaban atrás esa tambaleante taverna, cuyos soportes parecían a punto de romperse en cualquier momento. Pero tras unos segundos de tensión, todo volvió a una relativa calma, y ya estaban rumbo a la peligrosa ciudad de Juniper.
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