Como el lienzo de un niño



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Probably....








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¿Por qué?

Si habían hecho tonterías en el cole y groserías en la prepa, ¿Por qué ahora le dice que no a algo tan simple?


"No"


Esa palabra le duele un poco, pero solo es debido a que se la pasa demasiado tiempo en su cabeza viendo escenarios que no tienen nada que ver con la realidad. Se hace daño.

Tal vez... porque sabía que, en aquel entonces, en ese inocente mundo de secundaria ella jamás le habría dicho algo como eso.


"No"


Tal semejante despliegue de comunicación era increíble, se preguntaba si era una poetisa, tanto poder en una sola palabra salida de ella era casi injusto.

Claro, ahora eran adultos y a él ya no le daba tanta pena decir que estudiaba arte para tenerla de musa.


"Buenas tardes, Kubo-san, te a-"

"Espera... no lo digas... eso no..."


Pero, ¿Qué rayos?

Ella era su mundo para él. Privarlo de las palabras en el instante que la veía era cruel, era quitarle el aire con el que respira, la luz que lo despierta o las flores que tanto cuida.

Si no le dejaba profesar su amor, ¿Cómo se enteraría que un hombre tan gris como él veía el mundo de color por ella?

O al menos así le habían dicho sus maestros en la escuela de arte.

Shiraishi era un hombre frágil, un lienzo en blanco, una hoja de papel que mientras más personas se atrevieran a escribir, trazar y pintar en él; adquiría un color propio.

Y Nagisa había escrito "te amo" con un crayón arcoíris, aunque de una manera tan ilegible como ingenua, tuvo que confesarse él para poder entenderla. Y se enamoró de eso.

De su belleza, de su tino, de su gracia y su todo, era la mujer perfecta incluso cuando erraba, porque la luz no puede ser quien sin oscuridad a la cual alumbrar, él estaba más que a gusto de ser la oscuridad que le diera un abrazo y le dijera que su luz es la más hermosa.

Pero, ¿Y ahora? ¿Acaso se acabó el amor?

[D- Deja de pensar en eso] —Se dice a sí mismo, frunciendo el ceño por instinto.

Junta. Como solo le dice su novia en privacidad, siempre suele tomar el tren una hora antes de ir a verla a su universidad, porque sabe que Nagisa saldrá a las dos y de esa manera él prepara su corazón empezando las diez, todo para que llegue tranquilo a esperarla desde la una.

Es una chica inteligente, no vaya a ser que le dejen salir temprano y él no esté para recibirla, si su parte favorita de las vacaciones era tomarla de sorpresa, ir a su casa, cocinar algo y luego ver una peli hasta dormirse. (Todo ese plan lo armó en su cabeza la noche anterior)

¿Ya ven para qué es útil preparar su corazón con cuatro horas de antelación?

Sin embargo, ese día era diferente, no era su día de suerte, ya apostaría un ojo de la cara a que la razón de esto no era nada más que la desvelada bastarda que se marcó la noche anterior terminando todo lo que tenía por hacer y quedar libre hoy.

El corazón de un artista jamás queda satisfecho, incluso cuando le dan más días libres que a otros universitarios.

Ahora el disque artista está en apuros.

Su nada humilde trastorno obsesivo compulsivo le incitaba a sudar de más, estrés de clases pasadas roían su débil calma como un parásito pues iba una hora tarde en el tren y las ansias le estaban ganando, era malo.

Si a él lo iba a hacer tan frágil como papel, ¿Por qué Dios la hizo tan bella? Que un libro se quedaba corto para contener todos los versos de amor que quería dedicarle.

Otrora, exclamarle cuanto amor sintiera por ella resultaba controlar ese impulso de nervios, las burbujas de su estómago y cualquier malestar que le aquejara, después de todo no la veía tanto como quisiera con la universidad tomándole del cuello, pero ahora que estaba libre se encontraba de manos atadas.

Nagisa había detenido sus muestras de afecto, y subir al tren fue más un reflejo que algo ya planeado, no sabía si iba a soportar otro rechazo.

Quería verla, más que otra cosa quería hacerlo, pero controlar su ansiedad por ese mismo hecho era como intentar saltar de un tanque en carrera hacia un auto y salir vivo porque tuvo fe.

Solo pasa en películas.

—Amigo, domínate un poco, estás temblando como gelatina

Sudo Yuma del otro lado del celular le avisa, poniéndole los pies en la tierra una vez más. Se ve ridículo incluso en una videollamada.

—E- Es que no lo entiendes...

—Sé hasta el bordado de tus calzoncillos en este instante, ¿Amarillo verdad? Para la suerte

—De hecho, hoy me puse uno de Goku

Un silbido notorio suena por los audífonos.

—Vas con todo hoy

—Solo quería ir bien bendecido, hoy es un día especial

A veces ser invisible tenía sus ventajas, no notaban toda la tontería que decía en voz alta. Era increíble que incluso luego de pegarse un estirón nadie fuese capaz de notarlo.

O eso pensaba él.

—Todos los días que vas a verla son especiales para ti, más ahora que ya saliste de vacaciones

—Es que es una sorpresa

—Fuiste tantas veces a verla el verano pasado que seguro ya está acostumbrada, ten cuidado, dicen que la rutina mata el amor



Shiraishi Junta ahora ha recibido el balde de agua más fuerte de su vida.

—Bueno, aunque tú le gustas muchísimo también así que no creo que se aburra de-

—¡T- T- T- Tienes toda la razón Sudo! —Exclama Shiraishi pasmado.

—Espera, ¿Qué?

—¡Sabía que llamarte era buena idea!

Era lógico, ¿No? Hacer lo mismo siempre era aburrido, decirle lo mismo siempre era aburrido.

Dicho por su psicólogo de confianza (Practicante de su universidad), si le das a un niño el juguete que tanto anhelaba se pondrá feliz, pero pasado el tiempo, este se acostumbrará a él y lo hará parte de su cotidianidad.

Ese debía de ser el mismo caso con Nagisa, debe estar acostumbrada de tantas veces que Junta le dice que la ama. ¿No?

La gente se cansa, y el cansancio cambia los sentimientos y las personas.

De hecho, quizá ella esté cansada de aquello.

Cansada de él.

...

—Ains... pues para qué estamos los amiguis, osea, ¿Si captas mi hermano? —Del otro lado del celular, Sudo se frota la nariz con humildad. —Alto, ¿Estás bien? De repente te pusiste pálido...

Pero Shiraishi es otro mundo en este instante.

—¡¡¿Ahora qué hago?!! —Exclama llevando sus manos a su cabeza, lo cual hace que Sudo vea más de cerca el rostro de su amigo.

El estómago de Junta comienza a devorarse a sí mismo debido al estrés.

Había hostigado demasiado a Nagisa. Por supuesto, no era su deber aguantarlo si ahora la universidad le causaba estrés, artes ni siquiera era una carrera tomada en serio por muchos.

Pensando en retrospectiva, quizá se precipitó mucho al postular a artes en la Todai solo porque quería inmortalizar a su dama en el papel.

Todos allí brillaban, de una manera que no puede evitar apartar la mirada por miedo a hacerse daño.

Él, un ser oscuro y gris que vive en este mundo tan brillante, tan solo había sentido la calidez cuando una luz amable decidió posar su mano en su alma solitaria, probablemente Nagisa era la única que habría logrado ser una luz guía, como un faro en la tempestad, aquella a quien podía ir en sus momentos más oscuros, pero jamás pensó si ella se sentía bien allí.

La verdad era que la universidad era un ambiente demasiado hostil. Para alguien tan extraño como él, invisible como él, que aunque no quisiera, estaba en su naturaleza ser ignorado y rechazado por tal luz cegadora.

La verdad era que tal vez no estaba hecho para esto.

La verdad era que tenía miedo de pensar en aquello.

Que él no estaba hecho para amarla.

[Ah... esa sensación...]









[No me gusta que sea tan nostálgica...]

—¡Oye, Shiraishi! —Nuevamente Sudo lo saca de su nube con un fuerte grito.

Pero ya no es él mismo.

—¡Demonios Sudo, esto está mal! ¡Muy mal! —Su poco expresivo rostro ahora refleja arrepentimiento, dolor. —¡No debería estar aquí! —Mucho dolor.

Se arrepiente de haber tomado el tren, todo lo que habría estado haciendo estaba equivocado, quería saltar y volver corriendo a casa.

Sus nervios afloran y ciertos recuerdos le atormentan, siente que hay mucha gente, pero está completamente solo.

—Tranquilízate viejo, ya estás en el tren

—¡No! ¡No quiero! ¡No lo quiero Sudo! ¡No quiero que ella me odie! —Sus pupilas pequeñas como un punto indeleble vibran como si un terremoto de emociones aturdiera su alma.

—Shiraishi, estás gritando mucho, harás que todos te noten

Es tarde, Junta siente la mirada de todos sobre él, ahora reverbera en su cabeza el pensamiento de que desaparecerá y le asusta, el temblor en su cuerpo es horrible y su pecho se aprieta.

Cuando nadie lo nota se siente como nada, pero cuando todos tienen su mirada puesta sobre él siente que le dará un paro, maldito su contradictorio corazón.

No está bien en ninguno de los lados, no es bienvenido, nada de lo que lo hace especial sirve ni es digno de ser aceptado.

Si eso es verdad

¿Para qué vino al mundo realmente?

—¡SHIRAISHI!

Ahora un grito encolerizado le paraliza.

—¡¿Quieres calmarte?! ¡Estás diciendo puras tonterías!

Respira erráticamente, estaba sufriendo un ataque de ansiedad, el celular lo tiene apretado tanto que lo va a aplastar, así como su voz comienza a quebrarse.

—Solo tranquilízate y respira hondo... —Junta sigue sus instrucciones en silencio. —De acuerdo, intenta calmarte... 

Aprieta fuerte la baranda del tren para luego relajar su cuerpo.

—Y pon en una frase todo eso que sientes ahora

—No quiero quedarme solo...









Sudo lo mira tras la pantalla, en silencio suelta un suspiro y vuelve su mirada a Junta.

—Shiraishi... jamás volverás a estar solo... eso ya pasó, la única mirada que debes dar al pasado es para ver cuan lejos has llegado. Solo mírate, ahora tienes una novia y amigos

—¿Y si no los merezco?

—Si tú no nos mereces entonces el mundo está mal, nadie más que nosotros decidirá eso

—... ¿En... Entonces no estoy importunando a Kubo-san si voy con ella cuando quiero contarle de cómo me siento...?

—Es tu novia, jamás sucederá eso...

Shiraishi lo vuelve a pensar, ahora se siente un poco mejor, también un poco tonto, pero mejor.

—Ahora que lo dices... sí que me pasé de idiota con todo esto —Sin remedio, Junta se rasca la nuca con vergüenza.

—Eres un artista, ¿Qué harías sin mí?

Tanto Shiraishi como Sudo sueltan risas leves.

—Rayos, ahora me siento ansioso de nuevo, no preparé mi corazón lo suficiente como para verla y ahora estoy demasiado emocionado

—Ya coge. —Y con tal consejo, la alarma del tren anuncia su llegada a un nuevo paradero.

—¡Agradecido contigo lord Sudo, pero ya voy a llegar así que te cuelgo, adiós!

Y tan rápido como dijo esas palabras, Shiraishi cortó la videollamada y salió disparado del vagón del tren.

Ahora Sudo se sentía realizado, por lo que se tiró al sofá y suspiró.

—Oye, deja de holgazanear

—Le acabas de meter nitro a Shiraishi y ahora tenemos que apurarnos en meter su regalo a la casa de Kubocchi antes de que lleguen

Hazuki y Tama le cortan el rollo al buen Sudo de repente.

—Ash pues ya qué

—La verdad me sorprende que el joven haya hecho eso él solo... —Akina, la hermana de Nagisa, comenta al ver que el regalo apenas cabe por la puerta.

Saki, la pequeña prima, de repente sale de la cocina y se detiene a mirar cómo los tres amigos de su querida Nagisa sudan la gota gorda, con una sola pregunta en la mente.

—¿Quién hace un cuadro tan grande por un aniversario?



—¡SUDO NO TE VAYAS DE LADO O SE CAE LA PINTURA!

—¡HIJO DE LA VERGA TE VOY A MATAR!

—¡Resistan, su hermana mayor ya va a su rescate...! Luego de tomarles unas fotos~

—Ahuevo hay que posar

—¡SUDO QUÉ TE DIJE DE-

¡AAAAAAAAAAAHHHH!


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Las personas se ven diminutas desde donde está, el maestro sigue hablando sobre cómo hacer pasar una cosa que empieza con Blue a través de barcos con destino a América, soliloquio de cuarta, pero ella piensa tan solo en una cosa.

[Se está haciendo tarde...]

Y no había nadie en la salida, no estaba él. ¿Fue acaso lo que dijo? Estaba convencida de que sí.

—Oye, Kubo-san... —Le llama una compañera.

—¿Hmm? ¿Qué sucede? — Responde, volteando para verla.

—¿Hay algo que te esté molestando? El profesor está regalando nota por escucharlo y eres la única que no lo hace...

Porque eso no es realmente lo que quiere escuchar. Es lo que intenta decir, pero sería demasiado descortés con alguien que solo se preocupa por ella.

¿Será que el malestar que se cuece a fuego lento en sus entrañas por fin estaba viendo salida de ella?

Probablemente, pues sería muy vergonzoso que se diera cuenta de que estaba esperando a un chico.

—No... —Responde.

—¿No?

Una palabra demasiado cruel.

No era la correcta, jamás le diría que no, pero quería otra cosa de él, algo que necesitaba más que decirle que la amaba en cada encuentro.

Su alma se arrepintió de aquello, la odió, su alma detestó un poco ser ella en ese instante pues no la dejó ser libre y terminó dañando a la persona más importante en su vida.

¿Qué derecho tenía entonces de demandarle que se abriera más con ella?

Lo sabe, porque ahora cuando voltea a ver por la ventana no hay nadie.

—La tarde está bonita el día de hoy, ¿No? —Solo le queda formular al azar una excusa.

Su compañera se le queda viendo un momento, lo cual pone nerviosa a Nagisa quien solo le sonreía con educación, la verdad era que la chica frente a ella era bastante bonita, sus ojos eran penetrantes y en general le ponía un poco de los pelos que la observara en silencio.

—¿Tú crees?

Nagisa lucha por mantener la sonrisa calmada, su compañera era un poco extraña.

—S- Sí... supongo que sí... —Le cuesta continuar la charla, su ingenio no estaba en su auge.

—Cuéntame más de esa tarde bonita que estás viendo por la ventana

Y mientras Kubo lo piensa, voltea nuevamente hacia el cristal.

—No lo sé... es difícil de explicar —Sus gestos vacilan, la vista exterior no ha cambiado nada, no hay nadie allí. —Se siente mágico... el hecho de que voltee a ver afuera y... —La fecha de hoy, sus arrepentimientos y la vergüenza pasan por su mente. —De pronto, me sienta nerviosa...




—Bueno, yo creo que la magia no está afuera, sino en quién piensas mientras lo ves

Nagisa se mantiene en su lugar aún en trance, parpadea un par de veces sin cambiar de expresión y entonces se da cuenta de lo que dijo su compañera.

Su cuello jamás volteó tan rápido como en ese instante.

—¿C- Cómo...? ¿De qué hablas? Ah jajajaja... esas bromas no... —Mientras más nerviosa se pone, peor es ocultando sus sentimientos. —¿Cómo supiste...?

Ya no tiene el humor para fingir.

—El verano pasado siempre había un chico que venía por ti y siempre te decía "Te amo" en frente de todos, me lo contó mi...

La explicación podría dar la hora si quisiera, pero Nagisa ya no estaba prestando atención, tan avergonzada se sintió que casi parecía que iba a hervir en fiebre por sus mejillas de color rojo.

Se tiró al pupitre derrotada.

—A- Ah, perdón Kubo-san, solo me pareció que tenías un problema y quería ayudar...

Nagisa ya sabía qué hacer, pero no podía estar en calma si su imagen invadía sus pensamientos. Sus ojos inexpresivos, el cabello más largo de lo normal, el leve arqueo en su postura y ojeras eran solo el pie de página de la hoja que era su novio desde hace ya casi un año.

Algo le sucedía.

—El problema es que lo amo tanto... que cuando me dice eso soy tan feliz, sin embargo, no es lo que quiero oír de él, intenté decírselo... y no supe cómo

Su conciencia no la deja tranquila, solo espera en silencio torturándose con cada tic del reloj el cual nunca marca el fin de la jornada, no sabe si podrá verlo a la cara con tanto estrés.

—Primero lo interrumpía, pero la última vez que nos vimos solo se lo dije en la cara, creo que lo lastimé

—... pero si errar es tan humano como amar, Kubo-san. Si puedes arrepentirte ahora entonces vas por buen camino. —Ella parece pensarlo un momento. —¿Sabes? Una vez estuve en una situación similar, no podía transmitir mis sentimientos correctamente y casi herí a quien me gustaba

—¿Y qué hiciste?

—Lo hice mi novio, hasta estamos comprometidos



—Jajaja, aunque él fue quien se declaró. Cometí muchos errores, ¿Sabes? Pero mírame, ahora soy infinitamente feliz~, solo hay que dar un paso... hay que hablar

Impresionada era quedarse corta, Nagisa solo la vio sonreír con un leve rojizo adornando sus mejillas. Sin remedio alguno solo pudo atinar a soltar una carcajada al son de la campana la cual anunció el fin de la clase.

—Bueno... este...

—Shouko, así me llamo, un gusto, Kubo-san

Nagisa se avergonzó por no saber su nombre, mas, por esa sonrisa ladina ella sintió que no la había molestado.

Juntas salieron y juntas se quedaron, lo cual extrañaba a Nagisa, todos se estaban retirando, pero ella estaba allí a su lado, aunque le agradaba un poco que le hiciera compañía.

Shouko era una gran amiga.

—Ya va a venir, tú dale tiempo

Su nerviosismo era palpable.

—Gracias por acompañarme Sho-

—Shouko, ahí estás

A- Ah...

—¿Eh?

Nagisa no supo qué decir cuando contempló a la chica que tantos ánimos le había dado poniéndose más roja que un tomate en tan solo un instante.

—¿Cómo estuvo tu día? —Un muchacho de su mismo tamaño se acercó a ella con naturalidad y una sonrisa ladina.

B- Bien...

—Me alegro

El ambiente de repente de llenó de rosas. No daba crédito a lo que veían sus ojos, él debía ser el novio.

—Se ve muy promedio...

Comparado a toda la gente que salía del campus, claro.

—Ah, ¿Qué tal? —Parece que la había escuchado, pero lo que dijo no le molestaba en absoluto.

Seres puros y sin rencor, eran como la pareja buda.

¿Qué diablos le pasa?

—M- Mucho gusto... —Saluda Nagisa, pellizcándose por seguir pensando cosas así de ellos.

—Parece que esperabas a alguien, ¿Shouko te estaba acompañando?

—Qué preciso

—Soy bueno leyendo a la gente, creo, ¡Acerté~!

Hizo un gesto de amor y paz con las manos, quizá tratando de ser gracioso, no lo fue.

—S- Sí... bueno... 

No sabía qué hacer ahora, nunca había esperado que él llegara porque por esas épocas siempre lo encontraba frente a la salida esperándola a ella,  al menos los dos tórtolos se estaban susurrando cosas al oído mientras le hacían compañía, pero se sintió extraño.

Rodeada de tanta gente, pero en el fondo sola.

¿Así se sentía él?

Todas las personas iban y venían, todas ignoraban y juzgaban, todas amaban y odiaban. Ser tan consciente de que no era nadie o convencerse de aquello era un sentimiento cruel, incluso si solo se siente un mero instante.

Junta jamás le habló sobre ello.


¿Esa chica linda está tomada de la mano con alguien?

Deben ser novios

Qué molesto...


Y de repente el cotilleo ya hasta incomoda de lo poco sutil que era, Kubo probablemente notó la inquietud de sus adyacentes.

Ser el centro de atención tampoco era lo mejor.

—Ah, y- yo puedo esperar sola, gracias por acompañarme todo este tiempo —Informa Nagisa con humildad.

Tadano-kun...

—¿Eh?

[¿Le está jalando de la camisa como una niña?]

—Eh... pues me la llevo, gracias por cuidar de ella, Kubo-san —Si no fuera porque la mencionaron, estaba segura que iba a desaparecer entre su tensión melosa. —Ah, y estate atenta, seguro que ya llega tu chico

—Ah s- sí... ¡E invítenme a la boda! —Fue lo que alcanzó a decir mientras agitaba la mano en despedida.

Los ve desaparecer entre la multitud, un par de minutos más y se irá, eso es lo que se dice, pero está dispuesta a no moverse hasta que el cielo se ponga oscuro.

Espera, ¿Dijo "su chico"?



Nagisa se sintió un poco molesta, toda esa situación le recordó a cuando su hermana le molestaba, sin saberlo, pasó tanto tiempo en su mente que no oyó el cotilleo sobre un chico de gran estatura acercándose a ella.

Los enamorados por su parte se pusieron a hablar más amenamente.

—Entonces... ¿Shiraishi de artes?

—¿Lo conoces? —Pregunta asombrada.

—Pues sí, los de esa carrera suelen tomar terapias gratis con los estudiantes de psicología, me halaga cuando dice que soy su psicólogo jaja

—E- Estudiar artes ha de ser duro...

—Como no tienes idea... y el caso es nos tocó ser paciente y doctor más de una vez, por así decirlo—Sonríe, con algo de gracia por lo pequeño que podía ser el mundo.


¿Eh? ¿Y este gigantón?

No lo vi acercarse...

Llego tarde...


—¿Y cómo le fue?

—Si soy sincero, debo decir que tiene una presencia casi nula y es difícil de ubicar incluso si uno voltea en su dirección, probablemente ha batallado para mantener tranquilidad en su vida cotidiana, sin embargo, es eso mismo lo que le genera problemas expresando sus sentimientos

—¿Tú crees que estén bien así? Sonaba como si estuvieran distanciados

—Mmmmh, pues no hay cantidad de kilómetros que separen más que el silencio emocional


—¡Waaah, ese chico me asustó!

—Su cara da miedo....

Llego tarde, ¡Llego tarde!

De pronto, el calor del verano pareció detenerse y su cuerpo no pudo hacer otra cosa que correr al son de los latidos de su corazón.


—Sin embargo, hubo un día, uno en especial que me sorprendió, se veía diferente

—¿En qué manera?

—No sé cómo describirlo, pero ese día me habló por horas sin cesar sobre una sola cosa

—¿Cuál?

—Nagisa Kubo

Un alarido hizo eco por los alrededores.


—¡¡Llego tardeeee!!

—¿Eh? ¿Shiraishi-kun?


—Estoy seguro que con comunicación, confianza y sobre todo amor es que la gente puede permanecer unida cuando los cuerpos estén separados, así que no te preocupes por ellos, después de todo, Shiraishi...



—Kubo-san...

Con la frente perlada de sudor, Shiraishi avanzaba por la acera sin reparo, y nadie puede evitarlo, no hasta que queda frente a la inconfundible figura que lo tenía tan loco, logra verla por completo. Su Nagisa.

El corazón comienza a latirle como si hubiera corrido el doble.

En un momento insignificante, en donde tantas personas pasan sin más, tantos ojos sobre ellos con vidas más interesantes que las suyas, aún así volteando a verlos sin la valentía de ponerse en su camino.

Él tiene la mirada fija en ella, los labios se le estrujaban porque no sabía qué decir, si lo hipnotizado que estaba por su cabello ondeando al son del viento, si de los mundos que nacían al ver sus ojos cristalinos, el rubor prístino de sus mejillas, sus gestos sutiles de asombro o el sol arrodillándose ante su belleza, Shiraishi juró que el tiempo se detuvo solo para contemplarla.

Y avanzó.

—K- Kubo-san...

Sniff...*

—¿Eh?





—¡Urk! —Su garganta quedó anudada, como si un rayo le hubiera pegado al ver al amor de su vida con tal expresión. —¿Q- Qué sucede...?

Mueve las manos de un lado a otro con los latidos alocados, aunque no puede ver su expresión, su novia echa pequeños respiros mientras mira hacia abajo.

—Este, Kubo-sa- ¡Waah!

Nagisa fue tan rápida que Shiraishi apenas se dio cuenta que ella se había lanzado con fuerza a abrazarlo, de manera tan profunda como atrapar con su fragilidad el tosco y gran cuerpo de Shiraishi. Sus manos se enterraron en esa espalda que tanto confiaba y un largo suspiro llegó a oídos de él.

Junta... —Su cálido aliento cosquillea en su pecho, llamándole con cariño y recelo, su voz quebradiza sonando a que de verdad estuvo esperándolo. —Te amo...

De repente, todos los pensamientos difíciles comienzan a volar lejos de él.

¿Me amas también...?

Nagisa... —Envolviéndola, Shiraishi pone una mano sobre su sien y la pega a él con más fuerza. —... la cabeza me da vueltas cuando estoy contigo, así que, por favor, descansa en mi pecho y escucha lo que mi corazón quiere decirte


Badump* 

Badump*

Badump*


[Esto es...] —Los latidos de Junta, Nagisa puede oírlos con claridad, su corazón no puede mentir y mucho menos su rostro, el cual está sobre ella mostrando un enorme sonrojo en su enamorado.

Dice una sola cosa.

—¿Shiraishi...? —De repente Junta baja un poco la cabeza y acerca sus rostros. —¿Q- Qué estás...? —A pesar de que no era el lugar ni el momento correcto, su alma había avanzado antes que ella. Tan solo centímetros los separaban y la cercanía de Junta le enrollaba el estómago a Nagisa.

Este momento es único en su alma.

No pueden mentir, no pueden escapar, no pueden callar, pero, sobre todo; no pueden ocultar cuanto se aman.

Él levantó la mano y le acarició la mejilla con el pulgar, como si quisiera transmitirle electricidad por el cuerpo a Nagisa, quien se removió en su sitio sin poder mirar a otro lugar que no fueran sus ojos, casi queriendo inclinar su rostro en esa mano tan gentil.

Su boca temblaba frente a la de él, cerraron los ojos, el espacio, juntaron las narices, los labios...


Y murieron en silencio.



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—E- Este... Shiraishi... estamos en púb-

Una mirada suya y un pequeño jalón a su mano le hizo guardar silencio y caminar, pues en ese estado no era capaz de dirigirle la palabra sin que su cara se enrojeciera como un tomate.

Los colores se le suben a la cabeza de solo recordar lo que hicieron hace un momento, las miradas atónitas de la gente le avergonzaban como nunca, pues nunca siquiera había besado a Junta de esa manera.

Tenía la vista en el piso, tomándose de los labios incapaz de olvidar cómo segundos después de unir los labios, él puso las manos en cada lado de su pequeño rostro y profundizó el beso sin ganas de dejarla ir, envolviéndola en un mundo de intimidad que hacía mucho no compartía con él.



Así que dejaría que Shiraishi le guiase sin decir nada más.

Sus manos no conocieron el espacio entre ellas además de su calor, en un silencio que poca paz les trae, pues el bombeo de su pecho resonaba más que las palabras. Quizá ahora Nagisa podía entender un poco más a Junta.

Quería más de él.

Mientras avanzan, lograba acostumbrarse a ese silencio y empieza a encapricharse de él, se aferra a su brazo al bajar por la estación de tren, cuando compran los billetes y al subir, donde Junta la deja que se sostenga de su cuerpo, el aroma a perfume y el suavizante de la ropa que le prestó están impregnados en su novio.

Nagisa solo disfruta en silencio, hasta que ve algunos asientos vacíos y decide que sería bueno sentarse.

—Shiraishi, hay que sentarnos —Esta vez ella le jala de la mano, ambos se sientan, pero no quiere dejarlo ir tan fácil. —¡Yep! —Así que deja que su peso caiga para acurrucarla junto a él.

—Ugh... —A pesar de mostrarse impasible, Nagisa sabe que su novio tiene el corazón latiendo como loco, pues se pegó a él para escuchar como late.



Es suficiente para ella por ahora.

Cuando el tren se detiene en su estación, Nagisa reconoce a dónde irán, los nervios le comienzan a ganar puesto que van rumbo a su casa.

—Ah, espera un poco, Nagisa. —De repente Junta la detiene junto a una tienda de conveniencia y la señala. —Iré a comprar unas cosas y vuelvo

—Uhm... —Nagisa asiente con vacilación, aunque no entiende por qué Junta no se ha ido a comprar. — ¡¿Eh?!

Un pequeño beso en su mejilla fue lo último que recibió antes de que Junta entrara a la tienda con prisa.

—Jejejeje.... —Una risa boba se escapa de ella incluso en esta situación, aún se siente nerviosa por el hecho de lo que podría suceder en casa, pero no quiere seguir pensando cosas que no vienen al caso.

Se recargó en una barandilla frente a la tienda y jugó con sus zapatos, mirando al piso pudo notar dos pares de zapatos entrando en su campo de visión.

—Mujer tan bella

—Y yo en una botella~

—...

El peor intento de ligarla había nacido frente a ella, de parte de dos tipos a la vez. ¿Acaso la veían como un jefe de un juego al que debían de presionar entre dos para que lograran su cometido?

—Este... —Tan solo bastó darle una mirada para saber cuales eran sus intenciones, un pánico de antaño le comenzó a crepitar, no podían ser más inoportunos.

Buscó por el rabillo del ojo a su novio sin que ellos se dieran cuenta, y el tan solo ver cómo este se paseaba por los anaqueles con un sonrojo en todo el rostro despertó algo en ella.

Algo que lleva años acumulándose.

—¿Qué haces tan sola en un lugar como este?

—Vamos a un lugar más di-

"Qué fácil" pensaron cuando Nagisa se paró frente a ellos, no obstante, sus expresiones comenzaron a deformarse mientras esa chica levantaba la mirada hacia ellos.

...

—Gracias por su compra, ¡Y perdón por no notarlo!

—N-No pasa nada —Dice mientras sale de la tienda, la verdad es que prefería ir con Nagisa lo más pronto posible en vez de darle importancia a los pormenores. —¿Hmm?

—¡HYAAAAAAAAAAAA!

—¡ALEXA, LLAMADA DE EMERGENCIA!

Lo único que puede ver Junta del origen de aquellos gritos es a dos hombres huyendo como si se les saliera el alma del miedo mientras escuchaba la voz de Daddy Yankee a lo lejos, preguntándose la razón de aquello.

Tan solo logra observar a su novia sentada en el barandal de bicicletas meciendo sus piernas como una niña. Ella laza la cabeza y sonríe.

—¡Ah, Shiraishi-kun!

—V- Volví... oye, ¿Sabes qué pasó con esos chicos? Se veían muy asustados

—No lo sé, pero no debe ser nada importante —Nagisa entonces extiende su mano.

La verdad a Junta tampoco le interesaba así que asintió y tomó su mano. Caminaron sin interrupciones a su casa.

En serio, Nagisa no le dejó seguir preguntando por aquellos chicos.

—Ya llegamos~ —Avisa Nagisa tras abrir la puerta.

—¡Nagi-chan! —Una chica casi idéntica a Nagisa cuando estaba en secundaria se acerca a ella para abrazarla, era la prima Saki. —Bienvenida de vuelta

—Bienvenidos~ —La segunda voz es de Akina, la hermana mayor que descansa serena en el sofá, disfrutando de los pequeños rayos anaranjados que se cuelan por las ventanas. —Ara, ¿Y el guaperas que te acompaña, Nagisa?

—¿Eh? —Farfulla Junta.

—¿Qué te importa vieja sapa?

—Pero Nagisa... —Junta se preguntó muy fuertemente por qué nadie parecía sorprendido.

—Tranquilízate Nagisa, solo estaba halagando al joven Shiraishi~

—Si ya sabes quién es, ¿Para qué preguntas? Deja de meterte con él —Se queja Nagisa atrapada en los brazos de Saki.

—Ah, también vino Shiraishi-san —De repente la emoción de la menor se apaga por completo. —Con razón sentía como que las paredes de la casa se habían hecho más angostas

—¿Eh? —Vuelve a decir Junta.

—¡Saki!

—¡Pfft jajajajajaja! El joven creció pero sigue siendo igual de invisible

—¡Que yo lo note es suficiente! —Defiende Nagisa.

—Nagi-chan ya bota a ese indigente y quédate conmigo...

—¡Pero Saki-

De pronto la entrada había comenzado a ser una batalla campal entre las tres mujeres Kubo, agradecido estaba de que a pesar de haberse desarrollado como todo un hombre, podía pasar desapercibido en estas situaciones de vida o muerte.

Con tranquilidad fue a la cocina y dejó las compras sobre la isla, quitándose el abrigo y quedando solo con un cuello de tortuga negro que se había comprado para ir a juego con Nagisa hace un par de navidades.

Es hora de comenzar.

—Esto-

—¡Shiraishi!

—¡Shiraishi-san!

—¡Joveen~!

Junta siente que se le hiela la espalda cuando las tres mujeres le llaman con fuerza.

—¿Q- Qué pasa...? —Shiraishi reza por que no sea nada peligroso o tonto.

¿Quién te parece más gorda?



Shiraishi lo pensó un instante, pues al final casi que ya estaba acostumbrado a lidiar con la revoltosa estirpe de la que salió Nagisa, así que supo lo que tenía que decir ahora.

—Kubo-san

Y tras eso se arremangó el suéter para cocinar.

—... oye, esta no es tu casa para que andes haciendo lo que- ¡Hmm!

—Bueno bueno. —Akina envolvió con un brazo a Saki y cubrió su boca. —Nos salió astuto el joven

—A- Akina-san... —La llamada de Junta hace sonreír a la hermana mayor.

—Uff, me dio hambre así que iré a comer afuera, vámonos Saki-chan

—¿Eh? No quiero

—Qué mal~ —Dijo Akina para acto seguido levantar a Saki y llevársela cargada en un brazo. —Les encargo la casa muchachos~

—¡Hmmf! ¡Hmmbf...- ¡Sabré si hicieron algo! —Balbuceó Saki antes de salir llevada a rastras de la casa por Akina.

—Usen protección

Y con el golpe de la puerta cerrándose es que el silencio se apodera de la casa.

Están a solas.

—¿Uhm? —Con un notable sonrojo en la cara, Nagisa encontró con la mirada a Junta, quien cortaba con cuidado el cebollín que había comprado en la tienda.

Sus miradas se cruzaron.

—Huevos enrollados con arroz árabe —Fue lo único que dijo.

—¡Mi favorito~!

Con alegría, Kubo se pone de pie mientras se amarra el cabello en la prontitud. —Déjame ayudarte. —Exclamó risueña.

Se colocó el mandil y comenzó a cocinar con él, notablemente más tranquila que hace unos instantes.

—Ah

—L- Lo siento —Sin embargo, cuando entran en contacto hay cierta tensión, a veces sus hombros chocan o necesitan agarrar algo de la despensa y terminan cerca uno del otro.

Es el mismo proceso en lo que terminan de enrollar el huevo con puerro y lo echan en los grandes tazones de arroz.

Faltaba algo, aceite de ajonjolí. Ambos pensaron en aquello y en tal sintonía que sus manos se cruzaron al tomar la botella.

Él bajó la mirada y ella la subió, bien pudieron acercarse de nuevo y revivir la escena que hicieron frente a la universidad mas esta vez en la privacidad de su hogar, sin embargo, Junta tuvo que extender su mano hacia la cintura de Nagisa antes de que esta cayera.

—P- Perdón, te resbalaste con la bolsa de compras que tiré

—N- No te preocupes...

Ah, pecaban de silenciosos. De mantener en vilo sus emociones y no hacer nada, pero quererlo todo.

—La comida se enfriará —Junta es el primero en salir de la cocina, ya con todo limpio sirve ambos platos.

Nagisa a pesar de todos sus sentimientos, sabe que le va a rugir el estómago así que mejor decide centrarse en disfrutar la comida a su lado.

Con calma salió de la cocina y encontró a Junta acomodado en el sofá, buscando algo bueno que ver en la televisión.

—Solo hay programas de reality a estas horas...

—Uhm... —Kubo piensa en cómo ayudar, notando en la mesa una caja de CD. —¿Por qué no miramos esto? Debe ser de los que me prestó Tama

Junta mira el contenido con cierta intriga, es una película de romance.

—Seguramente Akina-san la dejó sin terminar —Tampoco es que les importara mucho qué ver, mientras lo disfrutaran estaría bien.

[No es que una película que tenga de título "La la land" sea la gran cosa, ¿O si?]

Nagisa se arrepintió de ese pensamiento.


"Siempre te amaré"


"Yo también a ti"


En serio, ¿Quién hacía estas películas? No podían hacer que ella aguantara la ganas de llorar tan fuertemente por aquellas personas que a pesar de que se amaban, no terminaban juntas.

La comida se le había acabado a media película y hasta se había robado del tazón de Shiraishi cuando la película llegó al punto de crisis en el romance.

Es que fue realmente doloroso ver el amor que se profesaban, pero lo poco felices que realmente fueron mientras fracasaban en sus sueños.


Amor, ¿Quieres quedarte?


"No, deberíamos irnos"


Quién diría que se podía poner tan sensible, ya hasta tenía los ojos cristalizados, podía ser tan doloroso, pero más doloroso era ver cómo tan mágico amor resultaba ser solo aquel que era de paso, aquel que no buscaba ser el último ni tampoco pretendía serlo, tan solo la ilusión de quienes aún no lo han experimentado.

Ese amor no siempre será eterno.

—... Nagisa...

Solo el más importante.

—¿S- Sí?

Solo el que enseña a uno a amar mejor.

—Tengo algo que decirte

Solo el que estaba destinado a terminar.



—Yo...

[Espera]

—Quise vivir durante años según la moral de todos. Me esforcé por vivir como todo el mundo, por parecerme a todo el mundo

[Espera, por favor]

—Dije lo preciso para unir, aun cuando yo me sentía separado. Al final de todo esto, tan solo llegó la catástrofe

[Te lo suplico, espera por favor]

—Ahora me paseo por entre las ruinas, estoy sin ley, cruelmente dividido, solo y aceptando estarlo, resignado a mi singularidad y a mis discapacidades

[Detente... no lo voy a soportar... pero no puedo decírtelo]

—Pero siento que debo reconstruir una verdad, tras haber vivido toda mi vida en una suerte de mentira

[No puedo decírtelo porque...]

—Así que, Nagisa, yo...

—¡Tú eres suficiente Junta! —Nagisa no puede detenerlo más, un llanto ahogado en forma de grito sale de ella con el dolor de su corazón. —¡Tú eres más que suficiente! ¡Por favor...!

—¿E- Eh? —Su ser se agita repentinamente, aquello que quería decir había salido como si esperase su momento de respirar la libertad.

Aquello que ella dijo le había movido el alma.

—¿N- Nagisa? ¿Por qué...?

—Todo eso que dices... todo aquello que sientes... es tan triste, que el solo hecho de pensar que lo único que puedes hacer es decírmelo me rompe el corazón, Junta, te amo demasiado, y me duele verte así, pero a pesar de eso quería que me lo dijeras, más incluso que el te amo, más incluso que las ganas de que solo viviéramos así, perdóname por ser tan poco comunicativa...

Junta se quedó helado.

—Si te pasa algo cuéntamelo, no importa si no puedes llorar, yo lo haré por ti, y esperaré al día en que puedas hacerlo

—... n- ¿No importa si duele?

—No... porque no estaremos solos... mientras yo esté aquí, no dejaré que te vuelvas a sentir solo...

Y fueron aquellas palabras que, en ese momento, en ese pequeño instante, habían hecho que algo dentro de Junta finalmente se quebrara.



—Ugh... yo... yo realmente... ¡Waaaaagh! ¡Nagisa...!

Las lágrimas desbordaron el alma de Shiraishi.

—¡Yo realmente quería vivir como los demás!

Y lloró, como si fuese un niño pequeño lloró. Como si apenas hubiera descubierto lo que era aquella sensación escapando de su garganta con cada arranque de dolor.

Pero lo hizo junto a la persona que más ama.

Y eso fue mucho mejor que decirle te amo.


Fin.




















Extra

—Por cierto, feliz aniversario

—¿Eh? —Pregunta Nagisa quien tiene acurrucado a Shiraishi en su pecho.

—Sí, este es nuestro aniversario de 7 años, 5 meses y tres semanas desde que somos novios

—Junta, te dije que- ay, ¿Sabes qué? Feliz aniversario amor. Te amo —Dice para depositarle un beso en la frente mientras sigue dándole mimos a su novio.

—... parece que no querrás tu regalo

—Sí quiero, pero es que no tengo nada para darte

—Estar contigo es suficiente Nagisa

—Me vas a hacer llorar y-, oye, ¿Qué estas escribiendo en el celular?

—¡ABORTEN, SAQUEN LA PINTURA DEL JARDÍN!

Nagisa entonces tira a Junta y sale más rápido que una bala hacia el patio de su casa.




"No eres el amor de mi vida, la vida es tan corta para limitar lo que siento por ti. Eres el amor de mi eternidad, de mi universo, de mi tiempo y espacio. No eres el amor de mi vida porque mi vida dejó de ser mía en el instante en que supe que te amaba."


—...

Lo primero que se encontró Nagisa al salir fue a Sudo, Hazuki y Tama sosteniendo un cartel con aquel mensaje y una pintura más grande que la puerta en su jardín.

—¡Les dije que era demasiado!

—¡Vete al diablo Sudo!

—Hazuki... llama a Dios, me duelen lo brazos...

—¡L- Lo siento chicos, se cancela todo, ¿Desde cuándo están-

—¡Junta! ¡Vamos adentro!

—¿Qué- Pero tengo que decirles a los chicos que se vayan-

—¡Vamos adentro a hacer el amor ahora!

—Sí mi señora

Acto seguido Nagisa se llevó a su novio casi volando y cerró la puerta con seguro.

Todo bajo la vista de sus tres amigos los cuales se quedaron sin palabras.

—... ella se va a enfrentar a Goku






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Finalmente lo acabé, del orto creo yo porque es de madrugada y tengo medio cerebro dormido pero no importa.

Lo que uno hace por amor carajo

No tengo mucho qué decir, esta idea se supone que era algo de 500 palabras pero terminó escalando tanto que tuve que darme un tiempo para planear al detalle el fanfic, que probablemente esté actualizando de tanto en tanto por alguna que otra cosa.

AMÉ escribir de esta pareja, totalmente y aunque me siento frustrado porque no hay contenido de esta, también me pone orgulloso ser quien de el primer paso, probablemente no cambie nada, pero sé que al menos lo intenté

Que sí que me inventé tremendo after story y headcanons del manga pero me llega al pincho.

Es que esta pareja merecía más interacción de grandes pordiosssssssssssssssssssss



LOS AMO MUCHO JUNTA Y NAGISA, FUERON MI RAZÓN PARA DESVELARME VARIAS NOCHES ADEMÁS DE SER UN HERMOSO REGALO PARA MI AMORCITO LINDO.

Ejem


Ya sin más que decir, nos vemos pronto, ¡¡Cuídense y..........!!
















¡¡GRACIAS POR LEER!!

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