❝O5❞
Tema O5. Los caminos de la vida. - Andrea Valobra.
Jacob Black desde que había dejado sus tierras, como todo Quileute extrañaba el bosque, la tranquilidad que rodeaba a la Reserva, sus amigos y la Push, poder oír el oleaje del mar. En este nuevo lugar, donde residía su hogar actualmente no poseía nada de eso. A diario escuchaba el zumbido de las ruedas de los autos y bocinas, ambulancias salir a algún lado con rapidez. Pero al menos en determinadas horas de la noche todo se calmaba. Al menos eso creía.
La impronta de su padre, la mujer que ahora era la figura materna que nunca creyó volver a tener por lo solitario y reservado que su padre siempre había sido, nunca lo había visto tan vivo y aunque él hubiera amado mucho a su madre, Sarah, lo que veía con Rahy era algo mucho más profundo era como si todo su mundo girase en torno a la albina, que su huella de lobo estaba donde fuera esa mujer cara pálida. Y aunque ella fuera parte de la raza del enemigo, el daño de ver a Bella como los chupasangres temidos en su tribu, ella era ante todo la figura materna que siempre deseó y atesora a cada día, algo en el crecía conforme ella estaba cerca.
Billy, su padre creía que el destino y sus ancestros le darían el privilegio de no sufrir tanto para encontrar a su impronta, que no iba a estar mal si su futuro hermano o hermana fuera su pareja, que por más descabellado que pareciera lo aceptaría para verlo feliz.
Pero él, se encontraba confundido. El no sentía un amor profundo de amor hacia el bebé sólo sentía que debía protegerlo, y era por eso que esa misma noche donde se cumplía justamente dos meses de embarazo; dejó a sus padres en intimidad propia para salir a caminar, claro avisándole a su madre. Sin embargo, Rahy era la compinche de sus travesuras, y ambos habían esperado que el mayor Black quedara dormido abrazando a su mujer y bebé, claro antes de ver si el mismo hijo mayor [Él], estuviera dormido también.
Sin embargo, la azotea que daba justo por encima de la cocina, era la vía más directa a una salida segura. Besó así madre en la sien y se despidió mudamente, para luego bajar de un salto cauteloso a la vereda del suelo firme. Esa noche algo en su interior lo llamaba a caminar por aquel vecindario que su madrastra albina había vivido en su niñez.
Una vez ya había caminado dos cuadras bajando la manzana de la mansión Riveros Alfonso, se digno en llamar a sus amigos. Realmente le había cágado el sueño a Quil que por fin había logrado caer en cama después de sus guardias pero para Embry y fortuna, estaba casi por entras en su guardia nocturna.
En esta llamada le habían dicho noticias como que:
1. Los Cullen se habían marchado de Forks, Bella con ellos.
2. Quil había encontrado a su impronta en la sobrina de Emily.
3. Paul había sido el responsable de recibir a Rachel y decirle de su viaje, pero acabó imprimado en ella.
Claramente, está noticia le hirvió la sangre, pero se tuvo que morder los labios para no decir algo. Porque ninguno podía, aunque fuera su hermana mayor con justamente el chico más temperamental, pero conociendo a su hermana podría apañarlo pero igual hubiera bien golpearlo como advertencia.
Esperaba poder encararlo cuando todo regresara a la normalidad, cuando en vez de ser un viaje de redescubrimiento y vacaciones, se terminara para volver a casa con sus amigos, soportar a Sam pero sobre todo golpear a Paul por imprimarse en Rachel.
Tan ensimismado estaba entre sus pensamientos que al girar en la segunda cuadra a la mano derecha y vuelto a doblar en la misma, de alguna manera no reconocía el lugar, sintiendo como se había perdido pero por sobre todo un escalofrío atroz le recorrió la espalda al escuchar pisadas en la oscuridad pero no ver a ninguna persona acercarse, su ritmo cardíaco estalló al sentirse acorralado entre una verja y parte de lo que parecía ser un árbol, o la silueta misma de uno.
—Disculpe.
—¡Aaaaaah!
El gruñido y gemido de miedo de su boca salió al escuchar una voz de la nada cayendo al suelo de senton, volteando su rostro para observar al dueño de la voz. Pero entre tantas oscuridad creyó no ver a nadie.
Sin embargo, la luz de la luna pareció apiadarse de su pánico, miedo y susto revelando la figura de una mujer de fina complexión corporal que podía perderse con la de un árbol, su cabello era negro con algunos tonos azules; la piel parecía ser oscura pero no podía detallar mucho, sus brazos estaban adornados de tatuajes hermosos pero su aliento se le escapó al encontrarse con los ojos de la mujer que se había acuclillado a su altura, parecía estar hablándole pero no podía escuchar algo más que las palabras que Sam y su padre alguna vez le habían dicho.
Rompiendo todo lo que creía o sentía hasta el día de hoy, con todos los ideales de su padre o cualquier persona, allí estaba estático frente a la mujer que con preocupación acariciaba su mujer.
Vi cortadas de un único y veloz tajo todas las cuerdas que me ataban a mi existencia, y con la misma facilidad que si fueran los cordeles de un manojo de globos. Todo lo que me había hecho ser como era (mi amor por la chica muerta escaleras arriba, mi amor por mi padre, mi lealtad hacia mi nueva manada y mi madre, el amor hacia mis hermanos, el odio hacia mis enemigos, mi casa, mi vida, mi cuerpo, desconectado en ese instante de mí mismo), clac, clac, clac... se cortó y salió volando hacia el espacio...
Rodeando a la silueta que estaba frente a mi, la mujer más hermosa que podía haber visto en toda mi corta vida. Ella se había vuelto mi huello, mi impronta.
Sería lo que ella necesitase, su amigo, su mejor amigo, su hermano, su amante, su novio, lo que sea con tal de que siempre pudiera protegerla, amarla y ser feliz juntos.
—oh, maldita vida.
La voz ronca pero suave lo sacó de su entumecimiento y en cuanto tomó el rostro de la mujer entre sus manos, admirando mirándola a detenimiento y por sobre amor puro.
—¿Q-que pasa?
—Oh cariño mío, la hemos cagado.
La voz y sonrisa, inclusive la forma en que su impronta se había dirigido a él, lo había hecho temblar y sonreír abiertamente pero después su ceño se frunció en confusión. No entendiendo lo que decía su impronta.
La mujer desconocida, y que nunca había... Espera. Si la había visto antes ella estaba a un lado del encuentro con esas criaturas.
Tragó saliva nervioso. Asustado.
—Tranquilo, no te haré daño.
—Lo sé, pero... ¿No te harán daño a ti por mi culpa?
Temblando se lo dijo, preocupado por ella, el miedo era más fuerte por perderla que el daño le pudiera ocurrir a él.
—Cariño, el hecho de que te hayas enamorado de mí belleza. No quiere decir que los demás te castigarán. Soy la mala visión, nadie puede contra mí. Si vienen a por nosotros, las peores pesadillas les llegarán.
La seguridad y burlona actitud que poseía su impronta lo había dejado en las nubes, pero en cuanto percibió que el sol empezaba a colorear el cielo y reemplazar la oscuridad de la noche, se quedó estupefacto al verla completamente ante la luz del amanecer. Su impronta era bella tanto en la oscuridad como en el amanecer. Pero...
Espera, había dicho enamorado.
—Eres mi... I-impronta. S-seré lo que tú desees, tu amigo, tu hermano, tu... Amante, tu pareja... Pero por favor no me aleje de usted. Seré tu protector.
—Oh.
La sonrisa de la mujer se había quedado estática, y luego levantado para ayudarle a él mismo ante la acción, ambos empezaron a caminar a algún lado.
—¿Solo eso dirás?
Le había preguntado bastante dolido e incómodo, pero pudo percibir que la mujer suspiró cansada y soltando un bostezo. Mirándolo de soslayo.
—La verdad que no pretendía algo así, eres familia de nuestro sol, tengo la obligación de protegerte. Sin embargo, nunca he considerado de que seas mi protector.
—Entonces... M-me dejaras... ¿M-me rechazará por ser menor?
La carcajada ronca se le escapó a la mujer, y más aún cuando se disculpó aún nerviosa por haberlo hecho. Pero realmente parecía haber dado gracia. Pero su corazón se sentía cada vez más confundido, estaba feliz por hacerla reír y era hermosa, pero también veía algo turbio y oscuro en aquellos ojos, era como que debía tener cuidado de no tocar algo para dañarla o dañar alrededor.
—Perdón, pero realmente eres tonto si dejaré a un gran lobo marcharse por lo que es según legal y no en el mundo. Soy la mujer que más se merece esta oportunidad. Y si sos pequeño en edad es porque algo de todo lo mal que hice super bien, ahora me vuelve en creces de Karma.
—¿Porqué lo dices? No eres una criatura como esos que vimos la otra vez, pero... Tampoco eres como el resto humano, yo... Esto... ¿Me dejaría conocerla?
No sabía de dónde le salía la valentía, tal vez del hecho de ya no verla una vez llegarán a la casa, cuestión de que ya volvían sobre sus pisadas. Ella lo estaba guiando hacia su camino.
Ella parecía saber más de él, que de ella. ¿Pero cómo?
—Te estaba siguiendo.
—¿Q-qué?
—Te observaba porque me dabas curiosidad. Así que no creas que de ahora en adelante se librará de mí. Me presentaré a tu familia, porque sé cuán protectora puede ser una madre.
Al escucharla decir todo eso, su corazón se aceleró lleno de amor, nervios y totalmente perdido. Entonces ella lo sentía pero... ¿Porqué no antes? Porque no la vio antes con más detalle, porque parecía que le leia la mente como algún vampiro.?
Sin embargo, al caer en cuenta que debía informar a su familia del hallazgo, su cuerpo tembló y pidió correr nervioso pero al intentarlo ella lo estira del brazo y lo abraza. El calor y vergüenza lo inunda por completo al estar justo en medio de su cuerpo y busto, se estaba muriendo de vergüenza y nervios.
—No no no no. Usted lo enfrentará porque se que es mejor ahora que tarde. ¿A que le teme?
Las palabras no le salían pero la mujer pareció darse cuenta y lo soltó avergonzada, pidiendo disculpas con su mirada divertida. Se sentía y era pequeño, pero le gustaba como era su impronta solo que le dejaba sin palabras. ¿Porqué?
—N-no se...
—Tranquilo, lo enfrentaremos juntos.
Al verla segura, asiente con nerviosismo, tragando saliva al intentar tocar la puerta pero está se abre dejándolos frente a la mujer albina, observándolos a ambos con la ceja alzada.
Tembloroso agarra la mano de la mujer desconocida, que hasta ahora no le había preguntado su nombre. Se sentía y era un maldito idiota.
—Yo...
—¿Quién es usted y porque mi pequeño Jacob la protege?
A la albina se la conocía por la actitud directa a la hora de proteger y preguntar dudas. Por lo que aveces creía que ella no se daba cuenta el miedo que imponía ante la gran seriedad pero tranquilidad que desprendía su cuerpo.
—Ella es... —traga saliva— mi impronta, mamá.
—Es un placer volverla a ver, Vampirahy. Por si no te recuerdas... Soy Andrea Garay.
El nombre de su impronta fue la bomba del momento. Vio como la albina retrocedió como si le hubieran dado una cachetada y de un momento a otro Billy se encontraba mirando con recelo a la mujer, mientras la albina no había dicho nada.
La mirada silenciosa que me había dirigido me dejó sin aliento, y sin poder evitarlo, todos nós quedamos tenso cuando la escuchamos gruñir, protegería a mi impronta pero en cuanto me iba a disponer para protegerla, la albina se esfumó tras las escaleras, cerrando de un golpazo la puerta. Billy se tensó y me miró.
—Papá yo...
—No se que le haz hecho a mi mujer, pero te aconsejo que no lastimes a mi hijo, porque no te lo perdonaré.
Sin mas, subió cuestas arriba dejándonos solos. Mi impronta sabía más de lo que yo creía. La miro serio y confundido.
—¿Quién eres realmente?
—Soy el pasado de tu madre. Fui... Su hermana... La que la abandonó cuando más me amó. Entenderé si me quieres dejar yo...
—No. No te perderé. Pero explicame para que te entienda.
Siendo así como su camino emprendió vuelo a la aventura de preguntas y respuestas.
✦ ° • ✦ ° • ✦
Wow, ¿que se siente no ver el cliché de la historia.? Al final no era el bebé la impronta si no que alguien más.
Alguien que al parecer hirió a Rahy. ¿Que creen que pasará?
¿Se la esperaban?
Espero les haya gustado el capitulo. Y nos leemos pronto ~.
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