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————-««Actualmente
Mentiría si con solo rebobinar la experiencia del día en que llegué a Forks con el Clan Denali, la emoción de estar con Carlisle, el hermano mayor que observaba tal cual como un ejemplo a seguir, el buen recibimiento de todos en aquel hogar, y demás emociones no fueran arrebatadas en un solo segundo, y por una sola persona.
Me había preparado toda ansiosa y nerviosa con mucha antelación al asunto de la reunión con el Consejo y miembros de la reserva Quileute, al parecer aún no tenían alguien que encabezara aún la manada de lobos. Solo era protegido por leyendas o bien por el Consejo que estaba encargado por: Harry Clearwater, Quil Ateara y Billy Black, por algún motivo cuando pronunciaba ese nombre mi lengua lo degustaba.
Era un nombre inglés muy común a mi parecer, nada extraño como mi nombre pero el de todos realmente era normal. Al menos no tenían un claro significado como el mío, o bien le restaban importancia a ese detalle, pero en mi no podía ser así, ya que, era el único recuerdo palpable de mi verdadera familia el resto se había deteriorado con el tiempo.
Después de haberme presentado con los nuevos integrantes, me había llevado bastante bien con Alice que se había autoinvitado en la salida del cambio de look, como iba notando Rosalie no tenía problemas con ella por lo que conmigo no pasaría mucho tiempo de sentirme incómoda por su mirada incesante en mi.
O bueno eso esperaba, mientras nosotras íbamos a parar directamente a una peluquería y decidir el color de cabello que tendría de ahora para delante, los chicos habían preferido quedarse en el auto a esperar.
Uno, porque Jasper ni era tan social y experimentado como para resistir a tanta multitud sanguínea en un lugar público. Y dos, Emmett no soportaba la idea de estar muchas horas llevando bolsas y no jugar en el Nintendo viejo que poseía. Y si, le había prestado para jugara el Tetris mientras estábamos ocupadas.
Me había caído muy bien, era como un hermanito, al que mimar y cuidar, aunque a veces eso sucediera del revés.
[... ]
En unas horas después fácilmente había quedado con el cabello plateado casi llegando a blanco, realmente me sentaba de maravillas, ahora ya no era una copia de Alice, me sentía mejor. Al menos verme un poco distinta ayudaba a mi humor, pero me sentía muy nerviosa de igual manera.
A pesar que de vez en cuando Jasper mandara ondas de calma en mi dirección, no podía evitar sentirme así. Estaba ansiosa y nerviosa, ansiosa por ver si realmente había algo interesante del otro lado del territorio de Forks, y por otro lado, si no iba a dar problemas a mi familia por mi estadía.
Pero de cierta forma Alice se comportaba extraña de vez en cuando, ayudándole a Rosalie a hacer mis respectivas prendas personalizadas. Porque realmente todo lo que compraba la rubia para mi, al final era pasado por un cambio de adaptación que al final era levemente ajustado a la forma de mi cuerpo, Rosalie era como una tercera madre para mi, siempre intentaba simular entre las ropas un pantalón corto que no diera tanto realce a lo que faltaba en mi. Pero era difícil sabiendo lo clasista que era, ya que me negaba a buscar otros medios de movilidad por mi ausencia de piernas, además de haberme acostumbrado a las muletas.
Mis preciosas muletas de madera que cada cierto tiempo eran renovadas por Eleazar y Carlisle por nuevas piezas de madera.
Aquel día sencillamente nos habían citados entre los territorios, no entendía muy bien como era un simple arroyito nos separase de ambos puntos, pero bueno, no me quejaba, cada uno tenía su forma de apartarse supongo. Si bien en el camino me había entretenido jugar carreritas con Jasper, simulando que caminaba como en esas películas de los grupos militares, al son de: izquierda, derecha, izquierda... Izquierda, derecha, izquierda. Se me había ocurrido aquello tras el aburrido camino, por lo que Jasper solo se disponía a negar divertido por mis ideas, pero así íbamos, igualmente debía ir con cuidado que el bosque no era santo y su campo era minado para mis muletas, no deseaba cambiar mis muletas por nuevas por lo que debía ir con cuidado.
Y aquella forma de caminar me ayudaba para evitar huecos que parecían querer truncar mi objetivo de caminar como cadete. Sin embargo, rápidamente habíamos llegado y la sensación de estar allí era distinta, aunque las caricias del Sol eran leves.
—Descance cadete, o bien, Señorita Rahy —sonríe levemente al ver que Alice lo mira negando la cabeza al escuchar lo primero.
Por lo que solo solté una risa ante aquello, realmente me gustaba tener nuevos hermanos, eran distintos aunque cada uno haya sufrido de cierta forma nos complementabamos, era una sensación extraña pero bonita a fin de cuentas.
Una vez llegamos me sorprendí al ver a las personas pero por algunos motivos uno de ellos estaba en una silla de ruedas, por lo que me dio curiosidad, ¿que le había pasado?
—Buenos días señores, muchas gracias por disponer tiempo para esta pequeña reunión —comenzó Carlisle a hablar.
Los señores tan solo asistieron bastantes reacios, nos miraban como si fuéramos el peor enemigo del mundo, y estaba empezando a comprender el motivo pero, ¿porque juzgaban a las personas sin siquiera conocerlas primeramente? ¿Realmente la gente siempre se llevaría por la forma y raza de una persona antes de aprender y ver el como era por dentro?
Antes esas preguntas me había ganado una mirada de comprensión y tristeza de Edward, al parecer aquello tenía respuesta amarga, por lo que con seguridad me acerqué a Carlisle.
—Buenos días Cullen, me encantaría saber cuál es vuestro motivo, además no predisponemos de tanto tiempo, así que si fueran amables... —dijo uno de los señores pero este sin duda tenía rasgos más serios que el anterior, percibía mucha incomodidad
—Como dicen ser, díganos sin palabrería de más, a qué se debe todo esto. —dijo el hombre mismo, observando a cada uno, hasta que al verme solo se había quedado tenso.
Percibí su mirada cual si fueran dagas a mi ser, porque ni siquiera se había tomado su tiempo, solo había sido una vista y ya cambio borrón.
—Ella es mi hermana, Kuarahy, y por cierto tiempo se quedará con nosotros, ella es el motivo por el que los he reunido, para evitar nada mas que se generen inconvenientes, solo es eso, Harry, Quil...—dijo Carlisle amablemente y tranquilo.
Levemente recuesto parte de mi brazo y codo contra la muleta derecha, saludandolos con aquel gesto tan particular de mover la mano de izquierda a derecha horizontalmente, aunque me hubiera agradado más dar dos besos como estaba acostumbrada a saludar, pero siento que por algún motivo no sería bien recibida.
—Quiere garantizar que no será un peligro, ¿cómo podemos confiar en vuestra palabra? —se mofó el primero ante la presentación de los motivos.
Mi cuerpo se puso en tensión cual liña al ver como me observaban sin disimulo, sus miradas me escudriñaban desde mi cabello corto atrayendo el gesto de negaciones como también su mirada recorrer desde mi clavícula hasta detenerse en las partes limitantes, mi cuerpo temblaba, no me sentía cómodo ante la mirada tan fija.
—Una Cullen a medias no quiere decir que sea un peligro a medias—dijo con desconfianza, mis dientes y mandíbulas tensas ya estaban en ese momento.
—Perdonen que me entremeta, pero, vosotros no hacen más que juzgar por la mirada cual si fueran dioses, cosa que ninguno aquí lo es. —espeto con amargura y decepción—, nunca he bebido sangre humana, me parece una falta de respeto sabiendo que antes pertenecía a esa sociedad llena de vivacidad para pocos y para muchos. Si les incómoda mi aspecto, espero que vuestro aroma les haga también incomodaros porque cada uno aquí tiene sus respectivas diferencias. Soy Kua Rahy, o bien Kuarahy Cullen Denali, y no voy a ser un peligro para nadie, ¿no ven la maldita situación en la que vivo? —se me inundó la garganta en impotencia y coraje.
Las miradas de sorpresa y negaciones ante el descaro no faltaron en llegar, pero eso no hacia de menos el dolor en una de esas miradas.
—Aunque seas una discapacitada su belleza y genética los hace un peligro para todos, el hecho que defiendas tu posición da cierta justificación. Pero no pretendas que nosotros, personas que han vivido tras estragos de vuestra raza en malos momentos, si no quisieran estos momentos hubiera sido mejor ni siquiera pisar este estado. —aquellas palabras se deslizaron como puñales hacía mi persona, y esa persona que tan fragante aroma poseía, me hizo sentir tan triste en un santiamén.
Mis muletas crugieron ante mi agarre, y sentía que me hacía más pequeña, miré a Carlisle quien ya permanecía con la triste ilusión de la verdad, pero aún con su porte pacífico.
—Por favor, Señor Black, les garantizo que mi hermana nisiquiera se la sentirá si es vuestro deseo, la mantendremos lejos del límite. Pero es mi familia y deseo el mismo respeto que os tenemos a vosotros —argumentó con firmeza.
—Artificios. Vosotros solo aparentarentais ser humanos, ya nada queda de vosotros. Nos vemos después. —dijo el mencionado hacía sus compañeros, y se fue retirando del lugar.
La angustia de verlo partir y hablar tan agriamente de mi persona, me hizo dar una puntada de molestia.
—Malditos cabezones. Sois unos malditos machistas. Todos los humanos son unos monstruos y nunca cambiarán. —el resentimiento y dolor salió de mi garganta, que si no fuera por Emmett y Edward, hubiera preparado para saltar y enfrentar a esos hombres por mi propia mano.
—Sus actitudes dicen mucho de usted, nosotros no tendremos problemas siempre y cuando no cruce nuestros límites —dijo Quil Ateara mirando como su amigo se iba extrañamente.
—Muchas gracias por tomarnos en consideración. —terminó Harry Clearwater.
Y realmente que no lo pude evitar, es que, la impotencia de verlos marchar, de que me hayan ignorado como una basurita, me encogió, lastimó demasiado que poco y nada me importaba si perdía algo material.
Cuanto deseaba tener un zapato, arrojarselos por malditos a las nucas, y ver como se quejaban ante el golpe sordo, pero mi mirada solo recae en el vacío de aquellas extremidades.
¿Por qué me rechazaste?
¿Realmente era importante tener un físico completo y ser humana para que alguien realmente te aceptara? De verdad, quería tener esperanzas en la humanidad, quería creer que con el tiempo mejoraban pero parecía que solo veían tras lo que ellos querían y así serían por toda su vida.
¿No éramos tan diferentes o si? El estaba en sillas de ruedas, yo... Yo solamente carecía de esas que le colgaban plácidamente, ya estaba limitada a una posición siendo sentenciada mi movilidad.
El se dejó caer, ¿porque también quería arrastrarme a ello?
—Muchas personas no quieren salir adelante como lo haz hecho Rahy, debes tener en cuenta que no todos son el sol que eres tú ante la persistencia de nunca rendirte... —dice Edward compasivo y dulce.
Mis ojos acumulan lágrimas que nunca caerán y sollozo.
—¿De qué me sirve ser persistente si siempre me verán como una cáscara de basura? —susurro dolida.
Mi hermano se acerca y yo lo abrazo soltando mis muletas y recargandome en él, quién sin dudar me acoge cual bebé.
—Ya todo pasará, tranquila...
Desde aquel día aprendí, que ni siquiera el amor estaba preparado para enfrentar mi condición, inclusive ante los ojos de mi destinado... Yo era una aberración que no debía existir. Era un ser miserable para él.
[... ]
Después de aquel día, la rabia e impotencia había tomado significado al comentar el motivo del aroma delicioso que provenía de Billy Black, mi hermanito me lo confirmó, ese hombre que juzgó con solo la mirada era mi pareja destinada y yo... Yo su pareja destinada más defectuosa.
Sabía que el día en que Carmen lo había dicho, mi vida estaría sentenciada, pero no quería pensarlo, no quería ponerme nerviosa y pesimista. Pero dicho y hecho, solo con juzgar mi apariencia, este había huido de conocerme. Conste que ni siquiera le había hecho daño.
Ese día tuve un arranque de enojo, había llegado a mi habitación, cerrando con llave y de tan frustrada que me sentía ante el dolor de rechazo, del famoso Tua Cantante, pues había hecho lo impensable, había roto mi único medio de movilidad.
Mis muletas habían viajado por los cielos y estrellado contra la pared rompiéndose brutalmente, alertando a más de uno. Ni siquiera la calma de Jasper me hacía sentir mejor.
El dolor se expandía en mi interior, y dolía, dolía más que las miradas de pena en la gente.
Ya no quería salir, ya no quería caminar si solo esto me traería siempre una negativa, un rechazo, ya no quería nada, porque yo no había hecho nada malo... Y mi única sentencia que no podía evitar, era matar a los animalitos para sobrevivir...
¿Acaso ese era el motivo por el que debía sufrir tanto? Si era así, porque... ¿Por qué mejor no me mataban si ya era una basura general? Los días fueron pasando, los meses sin dudar, ni siquiera salía a comer, había entrado en una depresión que solo con cerrar mis ojos deseaba que las cosas fueran distintas.
Pero aunque más pasará el tiempo deseandolo, no ocurría, no pasaba y esa era la cruel realidad de mis días. Hace días dejé de escuchar todo a mi alrededor, todo parecía haberse detenido, no escuchaba ni entendía nada a mi alrededor.
Era como si m hubiera desconectado de esa realidad.
Y realmente, pensaba que para todos fuera lo mejor.
Una carga menos...
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Uff, realmente me costó tener este capítulo listo. Les hice esperar para explicar levemente la situación de mi personaje Rahy, pero me dolió en el alma, explicar el motivo del rechazo. Aunque fuera a medias.
Pero esta es la parte que afectaba directamente a Rahy, sin embargo, aún falta la otra parte de Billy. No hay una completa historia sin la vinculación de las dos personas que la cuentan y viven. ¿No?
¿que creen que pasó por la mente de Billy realmente al ver que su vida no estaba sentenciada a estar solo?
Saluditos.
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