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3————-««Recuerdo del ayer.
Aquel día había conocido a Irina Denali, que no gracias a ella que conocí su nombre, sino que gracias a sus otras hermanas, Kate y Tanya, ambas al verme en ese estado se asustaron. Más aún al ver llegar a su hermana con un cúbito de persona entre sus brazos, bajando me con cuidado y en el sofá blanco.
Las cosas parecían ir tan lentas, y rápidas a la vez mientras escuchaba en choque de mis dientes ante el frío que empecé a sentir por todo mi cuerpo. Sentía tanta sed; el único hombre de la familia recuerdo que hablaba con alguien por el celular, con su expresión bastante preocupada hacia mi dirección.
Los minutos eran horas, y las horas días dentro de mi mente. Después de una semana supe que todo lo que me había pasado era un estado de coma, aquello que sentía pasar el tiempo a mi alrededor y sentir que pronto me caería del lugar donde estaba.
Cuando desperté solo supe que nada era tal cual recordaba, la visión se había afinado, los ruidos eran tan percibidos por mis oídos, y el aroma más fino. Con ayuda de mis brazos me levanté de la cama soltando un jadeo al no escuchar los latidos de mi corazón. ¿Había muerto y había llegado al cielo?
Entonces, emocionada e ilusionada bajé mi vista recorrer desde mi vientre para abajo, esperando conocer si era verdad que luego de morir volvías a tener el cuerpo en su totalidad, solo que en forma espiritual, pero la vista reveló lo que ya estaba acostumbrada ver.
Pocos centímetros de carne sobrante y músculo después de entrepierna, los fémures de la pierna cortados, ya sanos sin suturas. Mi vista se nubla pero las lágrimas no caen como las espero, acaricio con mi mano izquierda esas zonas sin cicatrices profundas de las suturas, percibo perfectamente el tacto y se que no estoy muerta. No del todo.
—¿Que me hicieron? P-porque... Porque no estoy muerta?
—Yo te convertí en vampiro, te salvé de morir por aquella causa...
La voz rompió en titubeo el silencio, mi mirada se dirigió al rubio que ya conocía del Hospital. El doctor Carlisle Cullen estaba parado a unos metros de mi, con la mirada tranquila.
—¿Por que me dieron este regalo? No lo merezco.
La voz se me salió corta y el sollozos salió más no las lágrimas. Miraba el hueco de mi cintura y resto de cuerpo, el ardor en la garganta crecía mientras más deseaba llorar.
—Si quieres culpar a alguien, es conmigo con quien debes enojarte. Carlisle solo se apiadó de mis súplicas... —una mujer que tenía los ojos dorados con el pelo largo, rubio pálido, recto como la seda del maíz.
La desafiante voz pero apenada mirada de esa mujer hizo temblar mi cuerpo.
—¿Por qué..?
—Eres alguien especial, veo en ti una luz, un radiante sol que proteger. Cuidar como una hija.
Las palabras fueron simples, directas y que solo me hicieron tragar saliva bajando la cabeza. ¡Quería amor pero no de esta manera! Quería descansar de todo el mal, pero me habían dado otra oportunidad que terminó siendo una eternidad.
[...]
Con el tiempo aprendí que la vida como humana había terminado, ya no me cansaría tanto como antes, pero el cansancio emocional solo era llevadero entre una y otras caricias. La vivencia con los Denali era llevadera, pero mi creador era Carlisle.
Y como todo vampiro, encontró a su pareja destinada, Esme Cullen era una gran mujer, Kate solía competir con ella para poder mimar me cual niña pequeña.
Los primeros años dejé que me ayudaran, porque gozar de la velocidad vampírica que costó desarrollar y aprender a utilizarla. Después de todo las muletas aún eran sus medios de movilidad. Las primeras veces intentó correr, pero terminó con las muletas esparcidas y ella rodeando como una pelotita y estrellarse contra la nieve.
La tristeza de Esme al ver la frustración en mis primeros intentos era notable, y mi madre Kate solo con una mirada me dejaba en claro que aún había mucho tiempo como para seguir intentándolo.
Cazar mi propia cena realmente era complicada, habían veces que mi caminar por las manos era lo más sigiloso pero aprender a romper columnas directamente tirándome a la espalda de los animales tuvo más estrategia como agilidad de llevar a cabo con demasiada práctica. Las primeras veces no sabía pelear, era difícil no acabar casi desnuda por alguna criatura pero con el cuidado de la familia fue tomando forma mi persistencia y ser optimista.
Con la práctica llegué a completar mis primeros objetivos, correr a velocidad vampírica con muletillas, alimentar me de los animales cual si fuera una niña exorcista. Caminar con las manos y tener un equilibro balanceante era realmente sacado de aquellas películas de terror, quien pudiera verme en esa forma de cazar, seguramente tuviera pesadillas continuos hasta el fin de sus días.
Aunque con los años, la cuestión se volvió una práctica realizable y parte de la rutina.
Irina muchas veces se quejaba de mi, se quejaba por cuanto me quedaba manchada, y luego lograba que mi madre me regañara. Logrando que muchas veces sea vista ante mis ojos,como esa hermana que era "la hermana mayor más insoportable"; aunque claramente lo decía con cariño de oso. Ya saben, salvaje y sarcástico, pero amor a fin de cuentas, ¿no?
Aunque fuera insoportable, sabía dar buenos consejos. Así había sido el comienzo de mi revivir después de una hipotermia que había quitado lo último vivo en mi, al final si me había convertido en vampirahy.
Y mataba animalitos para vivir, y no me sentía orgullosa, pero peor era arrebatarle la vida a alguien sano y sin discapacidades motoras como lo padezco.
Al final el deseo de hacer muñecos de nieve en el suelo, me había regalado una familia y una nueva vida, solo esperaba que no fuera tan dolorosa como la primera.
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