❛26❜
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Sam la había encontrado primero, la albina estaba sentada abrazando sus piernas como si estas pudieran escaparse de ellas. Mirando al mar, habían pasado el día buscándola, no eran fan del aquelarre vampiro como para ir a preguntar por ella. Pero solo con la aparición de uno de ellos supieron que las cosas no iban del todo bien con ella.
Emmett Cullen había dicho que desde la mañana que no sabía nada de ella, que estaba seguro que había cruzado hacia la reserva, Jasper había afirmado que su aroma desaparecía despues del cruce a sus tierras. Mas solo eso podían afirmar, sus miradas parecían cargar un sentimiento sombrío al hablar de la albina, por lo que podría darse una idea de porque no la encontraron antes.
En vez de hacer conversación, se sento en un cuclillas frente a la albina, quien poseía los ojos cristalizados y lágrimas que nunca caerían.
—Hola...
Saluda Rahy con una voz ronca pero lejana a la vez.
—Te hemos estado buscando. ¿Deseas hablarlo?—pregunta cauteloso, no queriendo despertar mas sentimientos malos pero ni siquiera eso había logrado.
Solo había logrado que oculte su rostro bajo su cabello y mirando a su estómago, en posición capullo. Dejando en claro su respuesta silenciosa. Eventualmente Sam se levantó, se quedó a su lado hasta que diera mas signos de conversación, pero la noche empezaba a pasar, había enviado mensajes a Emily por su nokia:
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Para: Mi mujer hermosa
2008, sáb. 20.
23:45pm.
No llegaré hoy cariño, podrías avisar a Jared que vaya junto a Billy y lo traiga a la playa, ya la he encontrado. Pero no esta nada bien, algo serio ha pasado.
✅entregado.
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De: Emily.
Para: Mi lobo❤
2008, sáb. 20.
23:50pm
Cuídate mucho mi lobito, les avisaré, te amo mucho, Sam.
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El tiempo pasaba, y Kuarahy parecía no reaccionar ni siquiera a las olas que ya mojaban sus piernas, era normal que no sintiera frío o prácticamente no la sintiera, pero antes al menos aquello la hacía reír, porque se colocaba juguetona con el mar.
Justo para cuando le pareció que ésta iba a empezar a moverse fuera del mar, le soltó unas palabras que golpearon su corazón en alerta.
—¿Sabes? Ahora comprendo lo que has de sentir cada vez que vez los rasguños en Emily, te comprendo el alma y sentimiento. Ya desde antes mas o menos me colocaba en tus zapatos, pero ahora... Ya veo como todo se rompe bajo tus pies... —empezó a decir, mientras Sam la miraba detenidamente con el semblante serio pero preocupado en el fondo— Ese día en el Instituto, cuando Isabella sufrió el accidente, discutí con Edward. Me dolieron sus palabras, dijo que por mi culpa ustedes podrían ser asesinados por los Vulturi... Me dolió y asustó tanto...Sam...tengo miedo de dañarlos también..—las lagrimas ya parecían querer liberarse del encierro que borroneaba y ensombrecía mas la mirada ambarina.
—Nos sabremos proteger, te protegeremos, eres una impronta Rahy... Pero no entiendo el punto.
—El miedo me cegó... El reflejo del sol estaba en mis ojos, la ceguera consumió al conductor que me quiso saludar... Edward quiso salvarla... Pero...pero yo no le dejé, no podíamos exponernos a la humanidad...yo... Sam...yo la maté, fue mi culpa. Mi reflejo la mató...yo...
El puño de la mano de la albina se empieza a cristalizar, pero una mano la detiene y no es la de Sam, sino que la de Billy. Quien la mira con un semblante incrédulo. No sabía que hacer, las emociones estaban disparadas por muchos lados.
Jared lo había traído, luego verla allí en un bollito no le había dado una buena sensación, pero al escuchar su pesar, su pésame, sus palabras ante su error o pecado; su mente había quedado en blanco, pero solo pudo decir:
—Fue un accidente. Hiciste lo que pudiste, tampoco nos convenía que se expusieran.
La albina levanta la mirada para conectarla con su ancla, y Billy jadea a tal punto de estremecerse de muchas emociones negativas, cayendo de sentón a la arena, debido a que se encontraba de cuclillas al otro lado (derecho) de la mujer albina.
—No pude con el peso, no podía dejarla morir, fue mi culpa que le haya pasado eso Billy...fue mi culpa, soy un monstruo. —niega mil veces al sentir dolor de tal vez ser consolada cuando ahora solo sentía dolor por el rechazo de su creador, de un hogar que tuvo por culpa de un error.
—Cariño, tu...—empezó a decir con un tono suave y preocupado Billy, intentando calmarla, le dolía sentir el dolor agudo de su impronta, de la mujer mas risueña.
—¡La convertí para salvarla, revivirá en tres días! La salvé, no pude dejarla muerta...no pude. Ahora vosotros me odiarán, me matarán por romper el tratado, y mi exilio terminará en solo un mal no bendecido...¡soy el parásito que deben exterminar! ¡Ma-mátenme!
La bomba explotó de entre los labios de la albina, Sam se quedó estático ante las palabras, veía dolor, arrepentimiento, miedo y soledad en la mirada de la misma, veía como aceptaba a que la pudieran matar, aceptaba cual si fueran a darle el castigo por haber robado, o violado, el peor de los castigo pero con una humildad que los hizo encoger sus corazones. Billy se había quedado con las palabras en la boca, sabía que el tratado estaba allí para no romperlo.
Que todo vampiro que mataba a un humano, determinaba su muerte por ley ante los lobos. Pero ver que de ella se trataba, de que su vida no tendría sentido sin ella, gruñó con molestia con dolor, con suma negación. No podía, no se podía cumplir.
Sam no podía siquiera hacer cumplir el tratado para matar al vampiro, porque si lo mataba, mataba a un miembro del consejo, mataba a Billy. La impronta era la ley mas poderosa entre todas. Ambos conectaron miradas, y supieron lo que debían hacer silenciosamente.
Sam se alejó de ambos, para transformarse en un lobo, Kuarahy tan solo al ver aquello sintió el vacío friolento inundarla, al fin la erradicarían. Al fin dejaría de ser ese parásito que afectaba a los demás. Cerró los ojos para morir, aceptar su error y morir como debía.
Se arrepentía dañar tanto a Billy, se arrepentía hacerlo sufrir, pero sabía que tal vez la madre que cuidaba a los lobos le daría otra nueva oportunidad que no fuera ella, una que si se merecía tener a un hombre como él. No a una cáscara de humana que solo traía el mal que un bien.
Billy le dolió tanto verla tan destrozada, aceptando su destino, lo había mirado por última vez como si le estuviera pidiendo perdón por todo, por existir y dañarlo. Tanto lo había dañado, la habían dañado, ser un vampiro traía mil cargas pesadas y ahora no solo sabía el peligroso sino que sabía cuan pesada era la vida de uno. Apenas errabas y la muerte te tocaba para nunca mas despertar. La familia, el aquelarre Cullen tan solo apoyaría a los suyos para su bien, lo había entendido. El dolor que le habían causado a su impronta la estaba afligiendo tanto al punto de aceptar ser asesinada por la ley que alguna vez aceptó cual unión de sus ancestros, su religión, su fe.
Pero solo el alfa podía decidir completamente cual era el destino, por lo que, Billy con el corazón en sus manos, la abrazó protegiéndola, abrazo con su gran corazón cálido, la abrazo con su amor puesto en un hilo suelto, no podía dejarla ir. No podía aceptar, pero preferiría estar allí con ella, a estar en su contra. Porque ella era su ancla. Su vida.
Ambos estaban listos para sea lo que sea que pudiera ocurrir, Sam se acercó a ellos amenzante y serio en su forma de pelaje negro. Irradiando su posición de alfa, pero por sobre todo para olfatearlos en busca del mal, pero lo que mas pudo oler era dolor y arrepentimiento, más nunca satisfacción, por lo que Sam levantó la mirada al cielo y tan solo aulló tan fuerte como pudo.
Los lobos que estaban en sus vigilancias vieron todo, vieron la posición, vieron el dolor y vieron por sobre todo que el alfa había perdonado por el sentimiento mas puro, el arrepentimiento, había perdonado la vida de un vampiro por ese puro motivo.
Paul se sentía cada vez mas fuera de su lugar, no podía creer lo que sus ojos veían, pero solo pudo acatar la orden. Kuarahy era y sería siempre la impronta de Billy, a partir de ese momento ella sería parte de la familia. No iban a dejar que ella se acercara en un buen tiempo a los Cullen.
(Ningún Cullen tiene derecho a saber de ella. Es mejor que para ellos esté muerta que viva. El dolor que le han causado nos daña y no nos garantiza en nada. Kuarahy desde hoy en adelante es parte de la única excepción del tratado, es una orden)pensó decidido Sam.
Mientras cortaba conexión y tan solo daba leves lengüetazos a Kuarahy, dejando en claro su decisión tomada.
—¿Qué?
—Tu arrepentimiento, tu corazón ha hablado. Y no puedes morir Kuarahy, no te lo permito, eres mi impronta, y quiero que en un futuro cercano seas una Black, seas mi esposa.
Las palabras firmes, qun con la conmoción en su corazón, el dolor rozando su garganta al verla tan débil, tan indefensa, tan solo pudo sentir un escalofrío de felicidad y dolor.
Dolor porque escuchó el sollozo salir de la garganta y nariz de su impronta, pero felicidad cuando sus ojos brillaron tenuemente y una sonrisa tímida resurgió de aquel sombrío y dolido rostro.
—E-es un promesa hecha.
Sam ya estaba cerca del auto, hablando con Jared, poniendolo al tanto de todo, mientras veían que Kuarahy y Billy se acercaban a ellos, ella abrazándose a él, mientras que aquel miembro del consejo sonreía alegre, sabían que pronto habrian mejores noticias, lo sabían, lo veía en ese brillo de los ojos.
Todo sería un caos, pero en medio de todo, ya tenían un sol de su lado.
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Todos los Cullen habían escuchado el aullido, Alice había roto sin querer un florero al ver una visión que la dejó estática. Preocupando a Jasper, este se acercó, abrazandola.
—Alice, ¿que viste?
La mencionada cierra los ojos con dolor, había visto el futuro de todos menos de alguien. Una que faltaba entre ellos.
—Bella despertaba, todos estábamos reunidos como...como una familia pero...
—¿Pero qué, Alice?—exclama de nervios Rosalie.
Pero inclusive Edward se había quedado en shock, con un peso mas en su aura, Jasper fue arrugando el ceño al no comprender la situación, parecia ser buen augurio, pero, ¿porque no lo parecía?
—Pero Kuarahy no estaba en ellos... —Edward completó la palabra llena de preocupación que fue dirigida a Carlisle.
Quien al unir los cabos del aullido del lobo, que parecía distintos a otros, sus ojos se ensombrecieron, al comprender esa visión del futuro.
—No...—negó Rosalie en susurro, mientras que sentía a Emmett abrazarla mientras que esta temblaba.—No puede ella estar... Verdad que no, Esme...
—El aullido era del Alfa.—dijo comprendiendo Jasper, percibiendo el dolor de todos atizarlo, pero mas que nada el de Carlisle que era culpa y arrepentimiento.
—Sam se enteró, y al que mata a un humano, los lobos se encargan de ese vampiro.
—¡Pero ella no la mató, fue culpa de Edward, del auto!
Rosalie gritó negando, no queriendo creerlo, no, salió corriendo de ma casa, perseguida por un Emmett con rostro serio pero preocupado. Ocultando su dolor.
—Cariño, podemos estar equivocados. Rahy es la impronta de Billy —dice Esme intentando animar a su esposo, le dolía lo que estaba pasando.
Rahy era como su cuñada e hija ante todo, todo lo que pasaron con ella era difícil de tragar, pero no quería creer que ese había sido su final.
—Esme... La debí cuidar, yo...
Esme abrazó a su esposo, quien parecía cargar una gran culpa. Pero era Edward quien miraba la unión de manos con la proxima neofita, su amada, y último grano de paz que esa albina le había dado.
Entendiéndose tarde el daño que había ocasionado el haber sido egoísta, el haber apelado hacia su lado por encima del bien de todos, Carlisle tenía pensamientos que rebobinaban una y otra vez los recuerdos con la albina, desde la primera vez que la conoció hasta el ayer.
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Perdón por la ausencia, pero fueron días de fiestas, por ende, espeor poder cumplir con lo dicho, y me digan que piensan de este capítulo.
¿Que creen que ocurra?
¿Se lo veían venir?
¿Que otra salida veían a la situación de los quileute?
¿Que parte les gustó mas?
¡Saludos y felices fiestas!
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