❛19❜
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Y allí estaba mirando al vacío oscuro, escuchando todo a su alrededor pero cubriendo sus ojos nuevamente ese momento, recordando a Jacob con sus tonterías de niño pequeño, soñando con esas vacaciones eternas, mientras que Billy intentaba que ella cambiase siempre sus pensamientos en cuanto a lo que se sentía como persona, una cáscara.
—¿Cuándo pensabas decirlo? —escuchó la voz del cobrizo.
—Cuando también dejara de tener mis problemas existenciales. —fue lo que contestó la albina mientras se encontraba acostada en la cama.
El cobrizo se encontraba en el portal de la habitación, con una expresión enojada consigo mismo y con ella también.
—¿Por qué siempre decides guardar todo en el silencio? Somos parte de tu familia, soy quién más afectado está —dice mientras se acerca a la cama.
Pero una cosa es lo que le llama más la atención a un lado de la cama, aunque pareciera que Kuarahy tuviera sus piernas y estuviera acostada en cama, las piernas ortopédicas estaban en una esquina.
«Si ni siquiera me tomas en cuenta en mis diálogos de cuidado frente a los humanos, ¿crees que me tomarás en cuenta con lo del aroma en una humana? Miénteme en otro momento por favor»aquello fue su pensamiento en el silencio.
Edward abre la boca para refutar pero, esta se cierra nuevamente, sin poder decir nada. Aunque luego de varios minutos dice las palabras pero, no las que serían de contraatacar.
—No las usas.
Kuarahy se destapa ligeramente el cuerpo lentamente mientras se sienta con algo de dificultad en la cama, para mirarlo con una mueca suave. Edward pudo notar como había doblado perfectamente varias sabanas simulando unas piernas del mismo grosor que sería las que pudiera haber tenido.
—Me gusta emular que tengo algo que no tengo, así me divierto —dice la albina, mientras acaricia las piernas con una sombría mirada.
—Rahy. . .
—Lo sé, sé que hago mal las cosas, que las entiendo mal. Pero tanto así como todos tuvieron sus modos de vida distintos al mío, a mi me cuesta adaptarme como todos ustedes lo hacen. Cada uno lo vence a su manera, tienen el apoyo de distintos puntos, pero yo. . . Yo me suelo juzgar mucho, realmente no sé como aún no me han juzgado por mi deficiencia en la familia en nuestros círculos sociales. Sería extraño que no lo hicieran. —lo dice con una amargura reconocible y sentida.
Edward la mira con sorpresa por unos momentos pero sé recompone, «¿cómo? Acaso Rosalie sé lo dijo?»pensó ante lo dicho pero al escuchar todo, en ningún momento cruzó el nombre de la rubia por la mente de la albina.
—Mirá Edward, te seré sincera. No soy una Santa, no soy alguien que nací ayer, no soy ni buena ni mala, ni perfecta en cuerpo ni en mente, ustedes creen no tener almas, pero yo aún prefiero emular que lo tengo para no desperdiciar la vida oscureciendo eso por no tenerla. —dice seriamente, sorprendiendolo ya que era la primera vez que le decía su nombre sin atributos de educación— Preferí no decir nada a la familia por lo de Bella porque sentía que traería más desgracias, quería estar primero segura de lo que había olido era seguro y no era por el ciclo menstrual. . .
Edward baja la mirada un poco avergonzado al notar que la mayor pensaba en todo, antes de tomar decisiones precipitadas, que se alejaba para tener cabeza fría y no afectar a su familia de manera considerable, todo lo contrario a lo que era él.
—La he conocido, es muy curiosa, más no le puedo leer la mente y eso me inquieta. Apenas y logras desafiar a mi don con tus trabalenguas complicadas, pero ella apenas aparece sin siquiera avisarme ya me bloquea. Me siento muy frustrado, en las clases de Biología casi estuve por saltar a su yugular e ingerir toda su deliciosa sangre. ¡Su sangre me canta! ¡Estira de mi! —exclama en un pequeño descontrol de sentimientos—¿sabes lo que significa eso?
Ella asiente, con una sonrisa medio torcida, llevando su mano hacia la mejilla del cobrizo con su rostro torturado.
—Que ambos aprenderemos a amar y amarnos. Somos monstruos a nuestra imagen y semejanza de los humanos, tal vez la belleza de nuestra naturaleza los confunde, les estimula para ser nuestras presas, pero esta vez, querido Edward, esta vez, somos nosotros presas de nuestros sentimientos, de sus imágenes y semejanzas imperfectas que muestran únicamente entorno a nosotros. Hemos caído en la trampa, cada uno tenemos un problema en común.
—No quiero matarla, si lo hago, todos serán involucrados.
—No lo harás.
—¿Cómo estas tan segura? ¡Yo no soy así! Yo. . . Soy un monstruo. T-tu. . . También lo eres.
La mirada de la albina se vuelve opaca, cuestión que estremece a Edward por haberlo hecho, de un momento a otro ya estaba bajo la albina en el suelo, con un dolor en la mirada bastante palpable. Eran consciente que todos los Denali pudieron haber escuchado la caída.
—¡Deja de ser un cretino! Si! Todo esta vez parece girar hacia ti, pero. . . ¡Por una vez actúa con la cabeza fría y el alto! Ya no eres un niño Edward, ya no eres un idiota que se rebaja a todo por no saber solucionarlo. —dice mientras lo agarra del cuello de la camisa, gruñendole—tal vez yo si sea lo que dices, perfectamente puedo pasar por un monstruo que se vive la vida asustando. ¡Pero tu no! ¡Claro, que en el pasado cometíste errores, sí! Pero eso no escriben tu presente. ¡No!, tienes familia, tienes todo, y tu solo. . . Te dedicas a tocarme los ovarios muertos. —la mirada encendida de la misma daba cada vez más miedo.
Edward traga saliva intimidado, intentando hacerse con algún contraataque pero, solo algo fugaz pasó por su cabeza y ni siquiera pudo decir algo más porque ella solo desliza la mano con firmeza y lo arroja por la ventana a la nieve de afuera.
—¡No te atrevas a refutar me! ¡Tengo tanta razón, porque yo también sufro lo mismo, similar! Pero lo estoy enfrentando, ¿sabes? No soy una cobarde. Por eso he venido con mamá, necesito consejos, necesito enfriarme porque la situación me sobrepasa, las personas hacen esto, todos los seres hacen esto, cuando algo le sobrepasa vienen a otros brazos donde tienen hogar para ser aconsejados, ¡que te cuesta hacerlo en vez de matar de amargura también a todos! —exclama mirándolo desde la habitación.
Edward estaba estupefacto al notar como su cuello parecía salir un leve humo al contacto de la nieve.
—¿Por qué estas tan segura qué no estas. . . Haciendo todo mal?
—Por qué me siento feliz, insegura, siento un hogar, siento muchas emociones fuerte y por sobre todo, alguien me mira distinto, alguien intenta valorarme a pesar de ser esto. . . ¿Sabes por qué?
Edward, se levanta un poco aturdido, pero la mirada de la mujer irradiaba su propia luz, todos sentían el ambiente cálido pero no asfixiante.
—Ah. . .
—Adelante, dime lo que crees, intentaré no matarte.
—¿Por qué son nuestras Tua Cantante? —pregunta Edward, algo nervioso.
—Exactamente.
Pronunció con fijeza y ya más calmada, por lo que solo se dejó recordar por la madera de la casa. Mientras Tanya aparecía tras suyo, preocupada.
—No me basta.
—Y aún no lo hará, solo debes intentar una y otra vez, tenemos toda una eternidad para aprender. El que ambos sean humanos solo nos complican la existencia si, pero también nos vuelve más humanos.
Kate Denali junto Eleazar salen con el rostro bastante neutral.
—Espero que hayan solucionado y pedido las debidas disculpas. Edward, sabes que aquí estamos para vosotros pero. . .
—Que la vengas a insultar en nuestra casa, que la enfades y digas cosas que no sabes, es el colmo. Le diré a Carlisle que cubra todos los gastos en reparación de la casa con tus ahorros, no puedes ir así como así. —dice Kate con voz severa.
—Pero ella. . .
—Ella solita ya tiene su castigo, y propio autojuicio.
Se empiezan a escuchar sollozos tenues, ya no se la ven en el hueco de la habitación, sino que se escucha que pide: "perdón por sus actos, que no merece tanta amabilidad, que todo siempre lo arruina." Denali se acerca al cobrizo y se abstiene de electrocutarlo.
—Haz hecho que su felicidad se esfume, que se rompa nuevamente, ella puede ser dura, sincera y todo lo que quieras, pero es la que más rota que todos nosotros esta, es la más joven de nuestro aquelarre. Te hemos dado asilo y ¿es así como nos lo agradeces? —dice Kate, estaba molesta, le insultaba mil cosas cosas a la vez.
—Perdón, no medí mis acciones.
—Al menos lo aceptas, pero te pediremos que regreses a tu hogar, nosotros trataremos de que ella vuelva. Pero aquí ya no podemos albergar tu presencia por un tiempo, solo para evitar que te calcine. Porque, esa quemadura solo es el inicio, y no queremos que esto llegue a más. —añade Eleazar, serio.
—Esta bien, muchas gracias por todo, y. . . Cuidense.
Siendo así como Edward decide mezclarse con el bosque por unos días hasta calmarse. Tenía mucho para pensar, pensar como arreglar todo lo que había hecho mal, y como saldría de esto.
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Wow, el enfrentamiento de palabras fueron duras, ¿realmente alguno tuvo razón? ¿Con que será castigada Kuarahy por los Denali? ¿Que hará Edward con el sermon recibido?
Que les pareció el capítulo? ¿Merecido o injusto?
Saludos, y tengan buen día.
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