9-LA BESTIA
-¡No! ¿como puedes decir eso? -grito Billy -Luna no puede morir...
-Lo siento mucho, hermano...Las cartas no mienten y yo no me equivoco nunca. Lo siento pequeña por ser tan sincera al contarte esto, pero si involucras a Billy, él también podría morir...
Luna estaba leyéndole la mente y vio que no mentía.
-Dice la verdad, Billy -dijo la niña.
-No puede ser verdad, eres mi amiga, la única amiga que tengo. -Bill se echó a llorar de desesperación. Él también sabía que su hermana nunca se equivocaba y eso le daba aún más miedo -¿Habrá algo que podamos hacer, no?
-Luna tiene que irse...-dijo Amanda.
-¡No...! ¡me iré con ella, no la abandonaré!
-Entonces morirás con ella, Billy.
-Pues moriré con ella, pero no la dejaré sola...
-No, Billy...no dejare que te ocurra nada a ti por mí culpa. -dijo Luna -tu hermana tiene razón. Debo irme.
-Te lo impediré...
-Sabes que no puedes. Quizás estando sola logre salvarme...
Billy miró a su hermana pero ésta se limitó a menear la cabeza en gesto negativo.
-Debes irte -dijo esta -cada minuto que pasa aumenta el peligro de que nos encuentren.
Luna bajó la cabeza para que no la vieran llorar y salió del pequeño local.
Bill hizo intención de seguirla pero se dio cuenta de que no podía moverse. Luna había vuelto a utilizar sus poderes.
-¡Luna...no, debo ir contigo...!
"Adiós Billy. Has sido un buen amigo, siempre te recordaré."- Oyó el niño en su cabeza.
-¡Noooo...!
.....
Aunque le dolía el corazón, Luna sabía que había hecho lo correcto. No podía poner en peligro a Billy. ¿Qué amigo haría eso?
Se dio prisa en salir del circo y cuando ya estaba llegando a la puerta de salida. Una voz en su cabeza le hizo detenerse.
-Luna, tengo que hablar contigo -Era una voz profunda, algo ronca. ¿Quién tenía el poder de hablarle mentalmente?
-Soy el fenómeno del circo, aquél a quien llaman la bestia. Debes venir enseguida.
-¿La bestia?
-Se que te fijaste en mí al entrar, ya sabes dónde me encuentro. Ven Luna. Hemos de hablar.
-Ire.
Luna sabía dónde hallarle, estaba en una jaula junto a otras jaulas llenas de animales. Le trataban como a una fiera, pero no era nada parecido a ellas. Era mucho más.
La gente que pasaba ante su jaula y veía a aquel monstruoso ser, pensaba que todo era maquillaje y trucos para llamar la atención. Luna sabía que no era cierto. La bestia era un verdadero monstruo. Era aproximadamente del tamaño de un niño, cubierto de pelo hirsuto, una mezcla entre un lobo y un oso, con grandes cuernos curvos y pezuñas como las de las cabras. Su rostro era aterrador, grandes colmillos y ojos inyectados en sangre.
-Sí, soy un monstruo, tú puedes verme tal y como soy -dijo aquel ser cuando la niña llegó junto a su jaula.
-Yo no veo un monstruo -dijo Luna-. Hay monstruos en todas partes, vestidos con ropas elegantes o con uniformes. Delante de mí solo veo a un ser que sufre.
-Eres tan especial como pensaba -dijo el ser - y no me refiero a tus habilidades, Luna, sino a tu corazón.
-Tu también lo eres, Argos...¿Ese es tu nombre, verdad?
-Sí, sabes leer la mente muy bien...¿Has adivinado lo que soy?
-Eres...fuiste un Dios en otro tiempo y vienes de muy lejos.
-Correcto, con una pequeña matización. Nunca fui un Dios. Ellos creían ver un Dios en mí, pero nunca abuse de ello.
-Lo sé...Eres un ser bondadoso -dijo la niña y despertó una sonrisa en el aquel ser.
-En otra época nos llamaban kryptos, los ocultos. Éramos seres muy distintos con maravillosas habilidades que luchábamos por el bien. Siempre éramos cinco. El número sagrado y protegíamos la humanidad de las fuerzas del mal. Todos mis compañeros murieron, sólo quedé yo y con el paso del tiempo incluso a mí me olvidaron.
Ahora todo ha comenzado de nuevo. Habéis vuelto a despertar y el destino nos ha vuelto a reunir.
-¿Quieres decir que ya vivimos antes todos nosotros?
-Una bruja, un vidente, un monstruo y una poderosa doncella...
-Antes has dicho que siempre eran cinco...nosotros sólo somos cuatro...
-El quinto aún está por llegar.
-¿Y quien es? -preguntó Luna.
-El maestro, el más sabio de entre todos nosotros. El mal ya está preparando su jugada, nosotros tenemos que detenerlos.
.....
El teniente Willis había vuelto a encontrar la pista de Luna y de su joven amigo. Las cámaras de seguridad de la estación de ferrocarril habían grabado la imagen de los niños subiendo a un tren. Un tren que se dirigía a Boston. También habían recibido un soplo de su contacto. Alguien que les pasaba información anónimamente. Alguien muy cercano a ellos.
Cuándo pidió toda la información sobre el niño, William Adams, el ordenador empezó a vomitar datos sobre sus padres y...su hermana. Amanda Adams trabajaba en un circo, en Boston. Casualidad. Willis no creía en las casualidades. Este dato confirmaba lo que les había dicho su informante.
Luna y Billy habían ido a encontrarse con la hermana de esté. Esta vez no iban a escapar.
.....
-Tenemos que avisar a los demás -dijo Luna, aún bastante sorprendida por la historia que acababa de escuchar.
-Antes deberás resolver todos los conflictos.
-Sí, Amanda dijo que yo iba a morir...
Argos miro a la niña que parecía una pequeña muñeca en comparación con él.
-¿Y tienes miedo de ello, Luna?
Luna lo pensó durante unos segundos y se dio cuenta de que no tenía miedo.
-No -contestó.
-Solo el miedo puede matarnos, pequeña. Los grandes hombres son poderosos porque pueden controlar su miedo. Hasta una niña tan pequeña como tú, puede ser más grande que su propio miedo. Entonces nada podrá detenerla.
-¿Y tú, vendrás con nosotros?
-Claro, yo nunca abandonaré a mis amigos. Ahora somos Kryptos otra vez.
El monstruo abrió la puerta de su jaula y se dispuso a seguir a la niña.
-Tú deberás guiarnos a todos, Luna. Eres la luz pura que derrotara a la fría oscuridad. Ya no tendrás que huir más, ahora seremos nosotros los que iremos a buscarlos a ellos.
Gracias por leer hasta aquí.
Son como superhéroes nuestros protagonistas...Los KRYPTOS.
Por cierto, para el que no lo sepa, kryptos también significa ocultos en griego.
Si me llamara Xavier, formaría un colegio con todos ellos.
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