Capítulo 19
Lucas corrió de vuelta al escritorio y se transformó en un puf detrás de la silla. La puerta se abrió y la secretaria entró detrás de su jefe.
— Vuelve a tu puesto de trabajo y no hagas que te despida, tienes muchos informes financieros que llenar.
A pesar de que no le agradaba la contadora, era una de las más viejas empleadas que tenía, con la que inició su compañía de licores. No la despediría ni siquiera por la falta más grave.
— Sí, señor — murmuró la mujer agradeciéndole internamente por no gritarle.
Hasta donde puede llegar la sumisión por necesidad.
Lancaster abandonó la oficina y la señora soltó una bocanada de aire y se restregó el rostro.
Seguramente me confundí, estoy demasiado cansada. Voy a descansar unos minutos — pensó caminando hacia el escritorio.
Se sentó frente al computador, reclinó la silla y cerró los ojos tratando de dejar su mente en blanco. Hace mucho que no dormía por el trabajo.
Lucas volvió a transformarse en su suegro y de puntitas salió. Empezó a caminar entre los pasillos esforzándose por recordar el camino por el que había pasado. Cuando se topó de frente con un empleado.
— Disculpe, jefe. Quería mostrarles estos formatos para la publicidad en los que...
— Muéstraselos a Janisse.
Le pasó por un lado y dejó al chico anonado.
No trabajamos con ninguna Janisee — pensó el publicista.
El italiano comenzó a correr hasta que se topó con el almacén, entró y vio a un grupo de hombres con chalecos antibalas armados.
— Afuera todo el mundo — habló con autoridad.
— Pero señor, la niña ha escapado y Pablo fue asesi...
— ¿No me escuchaste? ¡Largo! — bramó y señaló la puerta.
Ninguno protestó, todos salieron sin decir ni una palabra. Al parecer todos temían de Lancaster.
Cuando el último salió, cerró la puerta y pasó el pasador.
Utilizó su visión de halcón y localizó la mochila de la pequeña Moli y vio a las chicas escondidas tras unas cajas casi en los portones. Trotó hasta el morral, lo tomó y corrió hacia las chicas.
— ¿Descubriste algo? — preguntó Kamila levantándose junto a Amelia.
— No, pero me divertí — contestó volviendo a su apariencia normal.
Kamila rodó los ojos y Trevor los llevó a Greenland. Raquel se levantó del sofá y abrazó a una abrumada pelirroja; Tom comenzó hacer preguntas y la Suprema blanqueando los ojos se metió a la cocina dejándole el protagonismo al italiano, quien, sentándose de piernas cruzadas, comenzó a relatar el rescate como si hubiese sido la historia en la que salvaron el mundo.
Aunque habían salvado al pequeño mundo de los Moli.
Kamila abrió el refrigerador, sacó una jarra de agua y lo cerró con el pie, se sirvió un vaso y se lo bebió de sopetón. Tomó una empanada que encontró en el horno y subió las escaleras ignorando a los chicos.
Entró a su habitación y terminó de comer su aperitivo; se lanzó a la cama y acarició la cabecita de Kira. Y fue cerrando los ojos lentamente, hasta que perdió la lucha contra el cansancio.
Kamila.
Me dolía todo el cuerpo, lo sentía pesado, no podía moverme; era como si las sábanas me hubiesen amarrado y se negaran a liberarme. Con algo de esfuerzo abrí los ojos, y toda opresión desapareció.
Me rasqué un poco la cabeza y me levanté de la cama tratando de no despertar ni a Kira ni a Amelia, encendí mi celular y me fijé en que eran la 1:06 am. No podía volver a dormir, había dormido siete horas y el sueño se me había espantado por completo.
Miré hacia el closet, las puertas estaban entre abiertas y me permitió ver mi balón de baloncesto; caminé y lo agarré. Talvez pueda encestar algunas canastas. Podría gastarme el resto de las horas que faltan para amanecer en eso.
Salí hacia el balcón y volé a la cancha; cuando pasé por el aro metí el balón y lo cogí antes de que tocara el suelo. Oculté mis alas y comencé a lanzar; una, dos, siete, quince canastas. Encesté desde la copa de un árbol, desde el techo de la casa; me dejé caer en picada y di una voltereta quedando a centímetros del pavimento y aterricé.
Volví a lanzar, y luego de que el balón entrara en el aro, salió en dirección al bosque.
— Que guebo, no joda — murmuré y respiré profundo mentalizándome que tenía que ir a buscarlo. Era el único que tenía.
Cuando di un par de pasos, el viento comenzó a soplar muy fuerte, batiendo las ramas de los árboles con violencia; el frío me calaba los huesos y erizaba mi piel.
Mi cabeza comenzó a doler, y todo comenzó a dar vueltas; todo a mi al rededor giraba muy rápido, y la velocidad incrementaba con cada segundo que transcurría. Comencé a asustarme cuando ya no pude distinguir nada y mis ojos solo veían una mezcla de colores que cada vez iban oscureciendo.
Hasta que solo hubo oscuridad, negrura.
Casi grito al sentir como iba descendiendo, pero me sorprendí al caer con delicadeza sobre una superficie blanda; tanteé con mis manos y sentí un cosquilleó en las palmas. Era césped.
Estaba confundida, ¿era esto acaso real o solo un extraño sueño en el que pensaba que estaba despierta?
Abrí los ojos, y vi el cielo azul con muchas nubes, mas no veía el sol. Me levanté con cuidado y me di cuenta que estaba en una pradera con muchas flores bonitas; tulipanes, margaritas, girasoles; a lo lejos habían unas montañas. Pero nada más.
Sentí una presencia a mis espaldas y me giré, Alex sonrió. Se veía más hermoso de lo usual, resplandecía; sonreí medio embobada y me besó, despertando un huracán de sensaciones en todo mi sistema.
Besaba extraño, aunque se sentía bien. Era más fuerte, más desenfrenado, más posesivo; sus labios sabían diferente.
No me preocupe, solo me dejé hacer. De todas formas solo es un sueño.
Cuando se alejó, sonrió. Tomó mi mano y dejó un casto beso.
— Eres hermosa, ¿te lo había dicho?
— Sí, pero me gusta que me lo repitas — Volvió a sonreír e imité el gesto.
Nos acostamos en el pasto y contemplamos el cielo, descifrando las figuras que hacían las nubes.
— Eso parece un ángel — señalé.
— Esa se parece al diablo, y aquella de allá un tiburón.
— Parece más un delfín.
Se giró para verme y sentí unas extrañas ganas de besarlo, y no lo dudé; me subí sobre él y lo besé con desesperación.
Me correspondió con más intensidad.
Al separarnos sonreí, pero él me miraba de una manera que no supe descifrar. Me levanté, él copió mi acción y una idea se estancó en mi mente. Sonreí esta vez divertida, Alex también sonrió.
No sé por qué sonreímos tanto, todo parece tan perfecto...
— A qué no me atrapas...
— ¿Qué?
Salí corriendo velozmente, el castaño soltó una carcajada y apareció delante de mí; fui lo suficientemente ágil como para cambiar de rumbo y evitar que me atrapara.
Así estuvimos por varios minutos, minutos en los que reíamos y yo soltaba uno que otro gritito; hasta que me atrapó.
Me sorprendió con un repentino abrazo a mis espaldas. Solté una carcajada, Alex dejó un beso húmedo sobre mi cuello que me hizo estremecer. Gemí en voz baja.
Me hizo girar y devoró mis labios; su lengua invadió mi boca y sentí mi cuerpo arder; pero era una sensación diferente. No había amor, no me sentía amada, ni plena. Solo tenía un deseo extrañamente vivaz y el pensamiento de que él me iba a complacer. Solo eso.
Había un extraño vacío.
¿Qué clase de sueño es este? ¿De qué me estará advirtiendo mi abuela?
Alex se alejó un poco, y me dio una mirada profunda que me dejó anonado. Paralizada.
— ¿Me amas? — Sentí un efecto anestésico.
— Sí, te amo.
— Entonces ríndete a mí — exigió y volvió a besarme.
¿Qué?
Alex.
Me dolía la cabeza, no podía dormir.
Había pasado toda la tarde en casa de mamá cuidando de Sofía, me quedé a cenar y cuando volví a Greenland me encontré con que Amelia había sido secuestrada, que Kamila y Fischeto la salvaron y el muy idiota de Lucas alardeaba haberse hecho pasar por Lancaster.
Me preguntaron que dónde estaba, que por qué no atendía las llamadas. Que necesitaban apoyo. Qué esto, qué lo otro; simplemente les dije que estaba con mi hermana y que obviamente las llamadas no iban a llegar y me metí a mi habitación.
Qué bueno que no estaba aquí, el drama no debió ser divertido; aunque me alegro de que hayan rescatado a Moli. Es una preocupación menos con que cargar.
Bajé a la cocina y tomé una aspirina. Me teletransporté a la habitación de la castaña; llevaba mucho rato sin verla, pero no estaba ahí. Amelia estaba acurrucada en un extremo de la cama y Kira dormitaba sobre una almohada.
Me empecé a preocupar, hasta que escuché el rebote de un balón, me teletransporté a su balcón. Y ahí la vi, encestando y haciendo bailecitos raros de festejo; no pude evitar sonreír. Parecía una niña. Lucía tan tierna y hermosa.
Luego el balón salió disparado en dirección al bosque y me contuve de reír, tendría que ir a buscarlo. Cuando comenzó a moverse llegó una fuerte ráfaga de viento, y se detuvo; Kamila empezó a irse hacia atrás, pero lento, como si alguien la estuviera inclinando y la dejara delicadamente en el suelo.
Luego se levantó, quise ir a preguntarle si estaba bien, pero Balaam apareció a sus espaldas.
Ella giró, y le sonrió.
Se besaron.
Cuando se separaron ambos sonrieron, y sentí como perdía el equilibrio. Mi garganta comenzó a doler y tenía un sollozo atascado en el pecho que hacía que se agitara con descontrol.
El dolor de cabeza empeoró.
Ambos se acostaron en el suelo de la cancha y hablaban entre ellos, después ella se subió sobre él y lo besó. Se besaban con desesperación, parecía que iban a follar en cualquier momento.
Mi mente comenzó a desenfocar y las lágrimas escurrían con fluidez hasta mi barbilla. Siempre supe que era muy poco para ella, que merecía algo mejor; siendo ella tan poderosa, merecía a alguien que pudiera complacerla. O un ángel o un demonio. No un simple ser roto por dentro que se esforzaba por hacerla sentir amada.
Sentía como el resto de mis fragmentos se fragmentaban más y caían al suelo. Me sentí vacío.
Kamila empezó a correr y el aparecía y desaparecía. Cuando la atrapó juntó sus labios con los de ella; ese demonio estaba besando a la chica que yo amaba y en el fondo siempre había sabido que no merecía.
Se separaron, y escuché un murmullo de ella diciendo que lo amaba, y él la besaba.
Sentí como si mi alma abandonara mi cuerpo.
De repente, ella lo empujó con brutalidad.
El cuerpo de Thomas salió volando y se estampó contra el poste de la cancha, que a su vez salió disparado hacia el bosque. Y frente a ella quedó Balaam.
El verdadero Balaam.
~~~~~~~~~
Vota si te ❤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top