Capítulo 11
Alex.
Esperé su respuesta con ansias, pero nunca llegó. Bajó la mirada y suspiró. Toda la esperanza que tenía se fue al caño.
— No... No puedo — murmuró.
Iba a acercarme a ella, pero el suelo comenzó a temblar. Me le quedé mirando fijamente sin comprender cómo era que ante un temblor se encontrara tan tranquila. Comenzaron a hacérsele visibles venas doradas por toda su anatomía; sus ojos se tornaron dorados al igual que su cabello y este se levantaba, y su esplendor brillaba con mucha intensidad.
Los objetos rebotaban y levitaban. De la nada, yo comencé a flotar también, y Kamila se elevó a tal punto que estaba por tocar el techo. Luego, ella volvió a la normalidad y todo cayó con brusquedad. Caí de pie, y la castaña descendió con cuidado.
— Supongo que esto es parte de mi telequinesis, ya casi lo domino — dijo y se tumbó en la cama.
Estaba tan sorprendido que dejé caer mi celular; ella con su poder, lo atajó y lo llevó hasta sus manos. Lo encendió y sonrió.
— Linda foto — comentó refiriéndose a la de la pantalla de bloqueo, en la que ambos salíamos haciendo bobadas.
— ¿En serio no volverás? — pregunto saliendo de mi trance.
Ella me miró directamente a los ojos. Su mirada transmitía tristeza y terror a la vez. Así de grande debe ser el problema como para que ella no quiera regresar. Le sonreí forzadamente, y ella me devolvió la sonrisa con un poco más de energía.
— Pero mira el lado bueno — como si en verdad lo hubiera —. Podrás venir a verme cada vez que quieras. El transporte no es un problema — mencionó y sonreí con ilusión.
¿Cómo no lo pensé antes?. En verdad soy un tonto.
¿Me lo dices o me lo preguntas?.
Cállate, que nadie te llamó.
— ¿Por qué huiste aquí si sabías que te podría encontrar? — le pregunté curioso.
— Pues, aquí no estaría sola. Ya que está mi abuela y Andrea — sabrá Dios quién es Andrea —. Y... Talvez, quería que me encontraras.
Esto último lo dijo más bajo, y sus mejillas tomaron un intenso color carmesí. Se veía tan tierna que no pude contener el impulso de besarla. Fue un beso cortó, pero lindo. Al separarnos, ella me dió una sonrisa que me aceleró el pulso, me dio algo de vergüenza debido a que estábamos tan cerca que ella podría sentir lo rápido que iban mis latidos. Le sonreí y besé su mejilla.
— Vamos a desayunar — tomé su mano y salimos de la habitación.
Bajamos las escaleras y salimos de la casa. Caminamos unas cuadras mientras hablábamos de todo lo que habíamos hecho en estos meses que estuvimos separados. Me contó que tenía un sirviente —que terminó siendo el demonio que me visitaba—, le conté que Clarisse me había estado molestando y se puso celosa. Se veía más tierna de lo normal en ese estado.
Llegamos a un puesto de empanadas y compramos seis de carne mechada con un par de jugos. Reímos, impedí que llorara en uno de sus arranques depresivos, cantamos a todo pulmón mientras comíamos. Algunos nos miraban como si estuviésemos locos —a pesar de que sí lo estamos— y otros nos miraban con cariño.
Al acabar de comer, regresamos a su casa. Jugamos con nuestros poderes, y como no, ella me ganó en todo. Hicimos brownies y vimos gran parte de la saga de Harry Potter.
Algo como que falta aquí. Ah sí, ¿Dónde coño estaba Marilyn?. Se me hace raro que yo lleve tanto rato aquí y nada que llega.
— Oye, Kami — la llamé. Despegó su mirada del televisor y la posó en mí —. ¿Y tu abuela?.
— ¡Ouh! Sí, salió a trabajar temprano. Debe llegar en unas dos o tres horas.
Al menos nadie nos molestará.
Kamila.
Después de ver todas las películas, Alex tuvo que irse, dijo que vendría a verme luego. Cuando desapareció, me sobé las cienes y suspiré.
Agradezco haber vuelto a encontrarme con el oji miel, pero esto puede generar una gran variedad de problemas. No quiero perjudicarlo, pero tampoco quiero mantenerlo lejos de mí. Fue muy duro estar esa temporada sin él, y tan solo fueron cuatro meses. No creo poder soportar su ausencia en mi vida de nuevo.
Me quedé un rato pensando en todas las probabilidades de que algo pudiera salir mal, hasta que el pomo de la puerta de entrada se giró y al abrirse pude visualizar a mi abuela, quien venía con una sonrisa más falsa que el busto de Cardi B.
— ¿Y esa cara?.
— Es la única que tengo — respondió y no pude evitar soltar una carcajada y ella me la siguió —. ¿Cómo te fue con Alex? — pregunta y me deja fuera de sí, pero luego comprendí su punto.
— ¿Para qué te voy a decir si ya sabes lo que pasó? — ella sonrió con inocencia.
— No es lo mismo verlo a que la persona que lo vivió te lo cuente.
— Touché — dije y Marilyn rió un poco —. Pues... Verás... Yo... — comencé a balbucear y me sonrió con suficiencia.
— Mejor no me respondas, tu sonrojo lo dice todo — le arrojé un cojín, que se estampó contra su rostro antes de que lograra salir de la sala.
(...)
Eran pasadas de las 9pm, mi abuela ya se había ido a dormir. Yo no tenía sueño, poseía tanta energía que no podía mantenerme quieta. Me di una ducha, y nada que me tranquilizaba. Así que decidí salir a dar una vuelta en la motocicleta.
Bajé con cautela por las escaleras y salí al garaje. Encendí mi motocicleta y comencé a conducir. Dejé que el aire frío me golpeara el rostro, me sentía tan viva que empecé a reír como una niña pequeña. El motor de la moto rugía con fuerza y eso me incentivaba a acelerar cada vez más. Sentía como si estuviera en una carrera clandestina, con la única diferencia de que no tenía rival.
Conduje algunos minutos, hasta que llegué a un estacionamiento baldío, no tengo ni la menor idea de porqué terminé parando aquí. A lo lejos, logré visualizar a dos figuras que se me hicieron muy familiares, y las reconocí de inmediato. Y luego, presencié algo que ojalá no lo hubiese visto nunca. Mis ojos comenzaron a acumular lágrimas y la irá me invadió por completo.
Pobre del que haya decidido pecar.
Alex.
Después de que me fui de la casa de Kamila, mi mamá me dijo que teníamos que hablar. El tono en que lo dijo no me gustó para nada, era neutral; no supe descifrar de qué se trataba, pero tampoco quise hacer mucho hincapié a mi paranoia. Talvez solo se sentía mal o estaba algo alterada.
Me senté a la mesa del comedor frente a ella. Mi madre me tendió una taza de té y allí comprendí que no se trataba de nada bueno. No toqué siquiera la taza, solo planté mi mirada sobre ella.
— Ya suéltalo, mamá.
Laura me miró asustada, pero al final se dignó a contarme.
— Alex, no quiero que te enfades, solo... escucha. Tampoco quiero que hagas algo al respecto — comenzó y suspiró. Los nervios comenzaban a hacer acto de presencia —. Sabes muy bien que a tu tía Rosa no le queda mucho tiempo, la metástasis está avanzando muy rápido — esto no me está gustando.
<<Los doctores nos comunicaron que no iba a pasar de esta semana. Freddy estaba muy deprimido, lo han encontrado varias veces a punto de suicidarse. Sabes lo mucho que su madre significa para él después de que la porquería que tiene como padre le cometió la infidelidad a Rosalina y se fue con la otra mujer — dijo y negó decepcionada —. No podemos evitar que tu primo haga lo que vaya a hacer. Esa es su decisión, pero sí podemos brindarle nuestro apoyo.
Yo tenía la mirada pegada a la mesa, no sabía que decir ni hacer. Estaba conmocionado.
— Él estuvo aquí hace un par de minutos, dijo que iría a despejarse un rato — informó y levanté la mirada —. Ya sabes dónde encontrarlo.
Corrí a la cocina, cogí una botella de vodka y me teletransporté de inmediato. Aparecí en aquel aparcamiento abandonado al que solía ir con Fred a jugar fútbol o hacer cualquier vagabundería. Vi al pelirrojo mirando hacia la nada, con los puños apretados y la mandíbula tensa. Me acerqué a paso sigiloso hasta él.
— Gargajo e' sangre — dije y él sonrió con tristeza —, ¿Cómo estás? — pregunté tendiéndole la botella, la cual no titubeó en destapar y dar un largo sorbo.
— Vuelto mierda — dió otro trago antes de entregármela. Bebí un poco —. Mamá ya partió — dijo y dejó escapar un sollozo.
— ¿Cuándo? — pregunté con desconcierto.
— Ésta mañana — contestó, me arrebató la botella y dió otro trago —. Eres el primero en enterarte.
Lo abracé, no sabía que más hacer. El correspondió el abrazo, sollozó con fuerza y comenzó a llorar a mares.
— Yo... no... puedo vivir... sin... ella — dijo entre sollozos —. No quiero hacerlo — habló con un hilo de voz.
— Pero tienes que hacerlo, te queda mucha vida por delante — dije tratando de consolarlo. Yo también había comenzado a llorar. Me destruía ver a mi primo así y también me dolió recibir la noticia de que mi tía favorita había fallecido.
— No, no quiero — dijo y me miró —. Yo le prometí a mi madre que no la dejaría sola nunca. No la dejaré sola en la otra vida. No la abandonaré, como hizo papá con nosotros — expresó y se separó de mí lentamente. Yo le ofrecí una sonrisa triste.
Nos dimos unos cuantos tragos más en silencio, hasta que tuve el valor de hablar.
— Es muy noble... lo que quieres hacer — dije con voz temblorosa —. En verdad eres una persona que vale la pena admirar y recordar, Freddy — una lágrima traicionera resbaló por mi mejilla, la sequé rápidamente — ¿Estás seguro de esto?.
— Al cien por ciento, mi hermano — contestó y nos fundimos en un gran abrazo.
Cuando nos separamos, un sonido duro y seco acabó con la paz que sentía. Una bala había impactado contra la cien del pelirrojo.
Alguien le había disparado.
Su cuerpo sin vida cayó bruscamente sobre el pavimento.
Alguien le había arrebatado la vida a mi primo. Aunque lo que ese despiadado ser no sabía, era que le había hecho un favor.
Al menos él y su madre se reencontrarán en el cielo.
~~~~~~~~~~
Vota si te ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top