7. Los Halcones

Cuando estaba trabajando en un caso interesante como Vigilante, las horas de turno como Detective se le hacían eternas. Vincent no paraba de mirar el reloj con nerviosismo y lo que algunos podían confundir con falta de profesionalismo era en realidad las ansias de hacer trabajo en serio. No es que no le gustara ser detective, lo amaba, no se podía imaginar haciendo otra cosa, pero lo cierto era que la mayoría de los días su actividad consistía en rellenar papeleo, interrogar a familiares y allegados de alguna víctima, si estaba de suerte llegaba a cerrar tres o cuatro casos en la semana, y se topaba con uno que realmente despertaba su curiosidad cada dos o tres meses.

Sus actividades como Vigilante habían dejado la vara muy alta. En una sola noche podía prevenir decenas de asesinatos, atrapar a varios delincuentes y proteger a otro tanto de civiles, todo sin tener que preocuparse por ser castigado por los de las altas jerarquías por saltearse una regla o dos; y, sin embargo, entendía por qué estaban esas reglas. El día que los policías pudieran hacer lo que quisieran, iba a ser el día que él iba a abandonar definitivamente la fuerza e iba a combatirla si era necesario, como frecuentemente hacía al encontrarse con oficiales que abusaban de su poder.

Para su suerte, ese día las horas pasaron volando, tal vez era el efecto del exceso de café, tal vez el hecho de tener una pista sólida respecto a la posible identidad de Rampage, pero Vincent estaba más que acelerado ese día, y se notó en su desempeño, ganándose una breve felicitación de parte del Comandante Walker tras haber completado todo su papeleo en cuestión de horas.

Si hubiera sido por él, ni bien su turno terminó hubiera salido a la calle con su traje y se hubiera dirigido a "Hawk Security", pero Rebecca lo detuvo en seco y amenazó con esposarlo y arrojarlo en una cama para que duerma de una vez por todas. Así que, una vez en su departamento, se tomó tres horas para dormir y otra para ducharse y comer algo, antes de dirigirse a Silent Side para empezar a planear su entradera nocturna.

El edificio de oficinas de "Hawk Security" estaba altamente protegido, como era de esperarse de una empresa en ese rubro, pero Vincent se había enfrentado a cosas peores. En todo su tiempo como Vigilante ya había entrado y salido de una cárcel de máxima seguridad, escapado de un laberinto subterráneo y rescatado a varias personas de intrincadas situaciones. Gran parte de su trabajo era meterse en situaciones peligrosas y salir sin ser detectado, así que no se podía decir que era una actividad nueva para él.

Según la información que había podido reunir, el edificio contaba con una docena de guardias de seguridad, repartidos entre las diferentes entradas, incluida la azotea, y otros tantos dentro del edificio, patrullando los pasillos. Su objetivo era llegar a la sala de servidores y descargar toda la información que había en ellos, pero, para su mala fortuna, la misma se encontraba en el sótano y siempre contaba con un guardia en la puerta. Todo esto sin contar la infinidad de cámaras de seguridad, cercas electrificadas y puertas cerradas con código que seguro estaban por todos lados. La poca información que había podido conseguir de los planos públicos de la ciudad solo habían servido para confirmarle lo difícil que iba a ser su trabajo. Y, sin embargo, cuando el día dio lugar a la noche, se calzó su traje y se dispuso a salir hacia "Hawk Security".

Unos pocos minutos después ya se encontraba en la azotea de un edificio aledaño, observando con sus binoculares aquella enorme mole de vidrio y metal. Gracias a la visión térmica de sus visores, pudo contabilizar la cantidad de guardias que había y localizar perfectamente sus posiciones. Habían formado parejas, y no se alejaban mucho el uno del otro, pero se movían rítmicamente y en patrones claros, de vez en cuando uno se detenía a fumar un cigarrillo, o simplemente se frenaba para tener una conversación con su compañero, pero, por lo demás, estaban armados y atentos a su entorno.

Como era de esperarse, la azotea era la zona más desprotegida del edificio ya que, a pesar de ser un área extensa, solo contaba con dos guardias. Tenía sentido, un ataque desde arriba era difícil de organizar, y mucho más de llevar a cabo con efectividad sin ser detectado, pero Vigilante contaba con las ventajas necesarias para hacerlo funcionar.

Vincent esperó pacientemente en la azotea de su edificio el momento justo para ejecutar su plan, disfrutando de la fría noche de Krimson Hill. Sin embargo, cuando vio una oportunidad, su cuerpo se activó de repente y utilizando su pistola de garfios bajó a la calle y corrió hacia la cerca electrificada que protegía el edificio.

Con un ágil salto, se colgó de la misma y la saltó sin mayores problemas. El alambre de puas no era lo suficientemente fuerte para perforar su traje, y la electricidad no tenía efectos sobre el mismo, simplemente era redirigida y anulada. Había tenido que aprender a aislar su traje de electricidad cuando luchó contra un asesino a sueldo que gustaba de electrocutar a sus víctimas con unos guantes especiales.

Una vez dentro del perímetro, y contado con que solo tenía dos minutos para llegar a la azotea sin ser visto, empezó a moverse entre las sombras hasta encontrar el ángulo justo para disparar nuevamente su pistola de garfios hacia el techo del lugar y elevarse.

Hecho esto, colgó sobre la cornisa algunos segundos. Había logrado evitar a los guardias a nivel del suelo, pero uno de los que vigilaban desde el techo estaba parado a escasos metros de él, observando el horizonte con un cigarro en la boca, mientras que Vincent hacia toda la fuerza posible para no agotarse y caer al vacío. Finalmente el guardia se movió y él pudo subir, ya con sudor cubriendo su rostro.

Por un segundo se planteó noquear a ambos y dejar así despejado un camino de vuelta, pero si por alguna de esas coincidencias alguien intentaba comunicarse con ellos y no los encontraba, iba a despertar sospechas innecesarias, de forma que optó por moverse con cuidado hasta hallar una abertura que le permitiera entrar al edificio.

Con cuidado, se desplazó por la espalda de los guardias, y se acercó a un enorme tubo de la ventilación, al cual comenzó a removerle los tornillos silenciosamente, aprovechando el pequeño destornillador eléctrico que llevaba en su cinturón.

"Dios, la ventilación es tan cliché..." pensó mientras removía los tornillos, siempre vigilando que no lo descubrieran los guardias, aunque era poco probable. El techo apenas y estaba iluminado, su traje era absolutamente negro, a excepción de la V en su pecho y algún que otro detalle en sus brazos y piernas, y se encontraba detrás de un enorme aparato que alimentaba a los aires acondicionados del lugar. "Esto sería mucho más sencillo con un destornillador sónico", protestó al tiempo que quitaba el último tornillo y removía la tapa con cuidado para luego introducirse en la ventilación, y volviendo a colocar la tapa para no despertar sospechas.

Avanzando por los estrechos tubos, Vincent se sintió realmente estresado. Ciertamente los lugares pequeños le producían un poco de claustrofobia, problema que su mentor, Mirlo, le había enseñado a controlar durante su entrenamiento para convertirse en su compañero.

—Respira hondo —le había dicho el antiguo héroe con su profunda voz—. Recuerda que puedes salir de allí cuando quieras, recuerda que estas en control.

Con esas palabras en mente, él avanzó hasta uno de los baños del edificio, y con cuidado descendió de la ventilación, evitando a duras penas que la tapa del conducto se cayera al suelo y produjera un estruendo.

Ya dentro de la instalación, sabía que las cosas se complicarían aún más. Había podido eludir las cámaras de seguridad del exterior y aunque no podría hacerlo siempre dentro del edificio, confiaba en sus habilidades y en su equipo así que, sin pensarlo demasiado, salió del baño y emprendió su marcha hacia el sótano.

Utilizando sus pequeñas bombas de PEM, Vigilante desactivó cámara tras cámara que se encontró, aunque trataba de racionarlas todo lo posible para evitar llamar la atención, después de todo, sabía que los de seguridad revisarían el lugar en cuanto la transmisión se cortara, y si lo hacía con muchas cámaras seguramente terminarían por cerrar todo el edificio para asegurarse de que no había ningún intruso.

Para el momento en el que encontró las escaleras, ya había logrado pasar desapercibido frente a muchos guardias. Nuevamente las enseñanzas de Mirlo asaltaron su mente. Él le había enseñado a moverse entre las sombras, a ser una sombra, al punto en el que él no sería visto a no ser que él deseara ser visto. Pero debía admitirlo, tanto él como Mirlo tenían un gusto por lo dramático: ser visto, infundir miedo en los criminales era gran parte del trabajo y una parte que realmente disfrutaba.

Pensando en el entrenamiento que había recibido de parte de su mentor a la corta edad de 15 años, Vincent se distrajo brevemente, dejándolo a segundos de develar su posición. Con cuidado, se escondió detrás de una máquina expendedora que había en el pasillo, esperando que los dos guardias que había delante lo pasen.

—¿Oíste la gran noticia? —preguntó uno de ellos.

—¿Qué?

—Cronos ofrece un millón por el nuevo, Rampage, y tres si se entrega a ese y a Vigilante —informó.

"Bueno, por lo menos valgo un millón más que Rampage para Cronos, es algo tierno de su parte", razonó el joven héroe, con una sonrisa en el rostro.

Los dos guardias continuaron su camino sin siquiera notar a Vincent, quien nuevamente empezó a moverse entre las sombras, cada segundo más cerca de su objetivo.

Tras unos pocos rodeos, Vigilante logró encontrarse con la puerta que daba al sótano, lugar donde se encontraba la sala de servidores.

—Todo sin hacer sonar una sola alarma —se jactó en voz baja mientras abría la puerta.

Ni bien colocó un pie al otro lado de la puerta, una alarma se encendió, y luces de emergencia se encendieron.

—Mierda —dijo él con un suspiro de frustración, y activó los visores especiales de su antifaz—. Lasers, por supuesto que había malditos láseres.

Sin perder más tiempo, Vincent trabó la puerta y corrió hacia la sala de servidores.

Un guardia abrió la puerta, dispuesto a enfrentarse al intruso, pero Vigilante simplemente saltó con fuerza y le asestó un terrible puñetazo en el rostro, dejándolo tirado de manera momentánea.

Sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que lo tuvieran rodeado y un sótano no era un buen lugar para estar en dicha posición, pero había llegado demasiado lejos para dejar todo a medias, así que se apresuró a abrir la puerta de la sala de servidores con una patada y a conectar su memoria USB a la primera computadora que vio.

Inmediatamente muchísima información inundó la pantalla, y dado que no tenía tiempo para ponerse a filtrar los datos decidió tomar la opción segura y copiar todos los datos posibles.

Afuera, ya podía sentir el sonido de los guardias de seguridad adentrándose en el sótano, era cuestión de tiempo antes de que lleguen a él.

"Probablemente intenten detenerme ellos para evitar tener que explicarle al jefe cómo los burlé a todos y llegué hasta aquí, voy a poder neutralizar a unos cuantos antes de que se den cuenta de que van a tener que llamar refuerzos", pensó Vincent, viendo los últimos datos guardarse en su USB.

Justo en ese momento, la puerta de la sala de servidores se abrió de par en par y un grupo de Halcones entró, apuntando sus armas, pero Vincent ya se encontraba oculto, y había utilizado bombas de humo para dificultar el trabajo de los guardias.

La sala de servidores no era enorme, pero tenía los suficientes pasillos para que Vigilante se mueva con cuidado y evite ser detectado, mientras que los guardias llevaban sus pistolas y linternas en alza, listas para abrir fuego. Sin embargo, a los pocos segundos de haber entrado, un grito ahogado se oyó y el primer guardia cayó inconsciente, Vincent lo tomó por la espalda y golpeó su cabeza contra uno de los servidores.

A pesar de que se giraron rápido, los guardias apenas y pudieron percibir una sombra desaparecer entre el humo.

—Sepárense, no sale de aquí con vida —ordenó el líder.

—Mala idea, muchachos, ¿acaso nunca vieron una película de terror? —respondió la voz de Vigilante desde algún lugar del salón.

Los guardias más inexpertos se giraron a ver a su líder, con lo que no podía ser otra cosa que miedo en sus rostros.

—Obedezcan —sentenció él y empezó a moverse.

Utilizando la visión térmica de su antifaz, Vigilante podía seguir los pasos de todos y cada uno de los enemigos, lo que le facilitó mucho el trabajo de ir eliminándolos uno a uno. Podía notar cómo los restantes se iban poniendo más y más nerviosos, si no fuera porque el líder del grupo continuaba gritando que mantengan la compostura, más de uno de ellos habría salido corriendo y Vincent hubiera preferido eso, tal vez algunos de ellos no fueran buenas personas, pero lo más probable es que gran parte de ellos fueran trabajadores honestos, así que trataba de derribarlos de la manera más suave posible.

El humo empezaba a disiparse cuando Vigilante acabó con el cuarto guardia, dejando sólo al líder ahí.

—¿¡Dónde estás, maldito!? —exclamó el frustrado guardia.

Cuando se giró por uno de los pasillos, Vincent lo tomó por el brazo y le corrió el arma, haciendo que se dispare hacia el techo del lugar, quedando sus caras a pocos centímetros.

—Te lo advertí —fue lo único que dijo él antes de darle un brutal cabezazo al líder y dejarlo inconsciente.

Vincent miró alrededor y vio a todos los enemigos que había derribado sin mayores problemas, pero sabía que todavía tenía mucho trabajo por hacer. En la sala de servidores tuvo la ventaja de saber que venían, no tendría la misma suerte una vez que estuviera en los pasillos del edificio.

En ese momento el comunicador del líder del grupo que acababa de derrotar sonó.

—Grayson, ¿me escuchas?

—Grayson no se encuentra en este momento, ¿quiere dejar un mensaje? —respondió Vincent tras agarrar el comunicador.

—Entrégate ahora y prometo que no te lastimaremos... mucho —ofreció la voz.

—Extraño, estaba por hacerles una propuesta similar: ustedes me dejan salir de aquí tranquilo, decimos que simplemente fue mala noche y nos vamos a dormir, ¿qué te parece? —inmediatamente la conversación se cortó—. Voy a tomar eso como un no.

Con resignación, Vigilante quitó los palos de eskrima de las fundas que tenía en la espalda y tomó una gran bocanada de aire, preparándose para salir de la sala de servidores y comenzar su huida.

Asomó la cabeza con desconfianza por la puerta y se encontró con un pasillo vacío y con todas las luces cortadas, claramente desactivadas por los guardias para dificultarle la tarea de escapar, pero sus antifaces contaban con visión nocturna, no sería un problema.

Una vez activada, Vincent comenzó a avanzar con cuidado. Sabía que los Halcones conocían más el terreno que él y que contaban con armamento bastante pesado, a esa altura ya habrían vaciado la armería del primer piso. Por un segundo se preguntó si aquellos guardias que había escuchado más temprano no habrían contactado a Cronos para avisarle de su presencia, pero era poco probable, si planeaban cobrar la recompensa debían ser ellos los que entregaran el cuerpo y eso, extrañamente, lo tranquilizaba un poco.

Sabiendo que no tenía tiempo que perder, empezó a correr por el pasillo; ser sigiloso ya no era una opción. Sin embargo, debería tener cuidado, no quería toparse de frente con un pelotón de enemigos esperando tras una esquina para acribillarlo.

Los primeros doscientos metros de carrera fueron interrumpidos cuando dos guardias con escudos y porras aparecieron cargando hacia él. Pero no era la primera vez que Vincent se enfrentaba a agentes antidisturbios.

Corrió hacia el primero de ellos y arrojó uno de sus afilados cuchillos en forma de pluma y, justo como pensaba, el guardia logró cubrirlo con el escudo, dejándolo en el ángulo justo para que él lo utilice para impulsarse por sobre el guardia y arrojarle uno de los palos de eskrima en el aire, golpeándolo en la nuca y noqueándolo. En cuanto al segundo guardia, intentó cubrirse, pero Vincent aterrizó con todo su peso sobre él, tirándolo al piso y dejándolo a su merced, completamente incapaz de protegerse del puñetazo que le asestó a continuación.

Otro guardia apareció de repente y disparó contra él, pero Vigilante hizo una voltereta hacia atrás, esquivando las balas y recuperando su palo de eskrima en el proceso. Para cuando él dejó de girar, el guardia se estaba apresurando para recargar, pero Vincent disparó la pistola de garfios contra el techo del sótano, y con un simple salto se balanceó hasta donde estaba su contrincante, asestándole una brutal patada en el proceso.

Claramente lo sorpresivo de la intrusión de Vigilante no había permitido que Los Halcones se organicen rápidamente, ya que durante su trayecto hacia la salida, el joven héroe apenas y tuvo que enfrentar a unos pocos guardias sueltos que trataban de sorprenderlo.

—Vamos muchachos, pensé que eran buenos— dijo Vincent tras noquear al quinto guardia que intentaba derrotarlo por su cuenta.

"Probablemente están vigilando con más cuidado las salidas del edificio", le advirtió una vocecita en su cabeza, tal vez era la sensatez, pero él juraba haberla perdido el primer día que se había puesto una máscara y había salido a apalear criminales.

Sin demasiadas dificultades, aunque ya algo agotado, Vincent logró encontrar una puerta trasera del edificio, la cual empujó con fuerza para abrirla, solo para encontrarse con la fuerte luz de un reflector que lo dejó prácticamente ciego, sobre todo teniendo en cuenta que todavía tenía activada la visión nocturna de sus gafas, la cual se apresuró a desactivar.

—Vigilante, ríndete, la policía está en camino y te tenemos totalmente rodeado, no cometas ninguna estupidez —le anunció una voz por megáfono.

Efectivamente, tras la puerta que había cruzado, unos diez guardias armados y apuntando lo estaban esperando, cubiertos por las camionetas negras blindadas que utilizaban para proteger a sus contratistas. Eran esas mismas camionetas las que llevaban los reflectores que lo habían cegado en un primer momento. Parado junto a una de ellas estaba quien claramente era el líder, y quien le había hecho las advertencias por el megáfono: un enorme sujeto de pelo y barba negra, cuyos músculos apenas y eran disimulados por las capas de cobertura antibalas.

—Odio cuando tengo razón —masculló por lo bajo Vincent.

Sabía que debía ser paciente y esperar su oportunidad o generarla si hacía falta, pero mientras tanto lo mejor era que no le dispararan, odiaba cuando hacían eso. Así que, sin mayor resistencia, levantó las manos y observó a los guardias que le bloqueaban su salida.

—Tranquilos, muchachos, saben que esto no va a terminar bien para ninguno de nosotros —empezó a decir Vincent, estudiando todas las posibilidades—. Vamos a causar muchos destrozos a la propiedad, que les va a costar dinero a sus jefes, que probablemente son unos explotadores y se los terminen descontando a ustedes de su pago; ustedes van a terminar golpeados, y yo voy a terminar cansando, ¿ven cómo esto no le conviene a nadie?

—¡Última oportunidad para que te rindas, idiota! —volvió a gritar por el megáfono el líder y pudo sentir el sonido de los seguros al ser quitados.

"Aquí debería estar bien", calculó Vincent y detuvo su lenta marcha, lo que relajó un poco a los guardias que aún apuntaban sus armas contra él. Pero la relajación fue breve ya que, de repente, Vigilante giró por el suelo y arrojó dos pequeños explosivos contra los reflectores que lo iluminaban, haciéndolos estallar y aturdiendo a los enemigos que se encontraban cerca.

Con un nuevo giro, Vigilante esquivó la ráfaga de balas que inmediatamente se precipitó en su dirección, y se acercó mucho más a sus enemigos quienes, encontrándose demasiado cerca del héroe, intentaron ganarle en una batalla cuerpo a cuerpo.

Vincent esquivó un culatazo y contraatacó con un golpe directo a la cabeza de un guardia con uno de sus palos de eskrima; a los pocos segundos golpeó a un segundo enemigo que se acercaba por su derecha.

Sin perder tiempo, Vigilante empezó a correr por una de las camionetas y luego saltó hacia un pequeño grupo de enemigos, uniendo sus palos de eskrima en el aire para formar un bastón de aikido. El héroe cayó entre medio de ellos y empezó a golpearlos antes de que pudieran reaccionar.

Ni bien el último del grupo terminó de caer, Vincent fue embestido por el musculoso líder, quien golpeándolo con el hombro logró enviarlo volando contra la puerta de otra camioneta cercana.

Vigilante emitió algunos sonidos de queja mientras intentaba recuperarse y abrió los ojos justo a tiempo para ver a ese gigante preparándose para patearle la cara, pero logró reaccionar con lo justo para atrapar su pierna y girarla, haciéndolo caer.

Los dos contrincantes se levantaron, adoloridos, pero listos para dar más pelea y compartieron una breve mirada.

Vigilante lanzó un grito e intentó golpearlo con su bastón, consiguiendo apenas que el sujeto retroceda sin causarle mucho daño gracias a su gran cantidad de armadura.

Cuando vio la oportunidad, el enorme Halcón desvió el golpe del héroe y arremetió con dos puñetazos directamente a su cara, haciendo que un poco de sangre empiece a caer de su nariz, pero cuando intentó asestar el tercero Vigilante reaccionó y se agachó justo a tiempo, para luego devolverle un golpe justo debajo del mentón.

"Es más grande que yo, solo debo ser más veloz, su cuerpo consume más energía, se cansará más rápido", analizó con certeza el héroe, al tiempo que aplicaba otro golpe en el estómago a su enemigo, pero gracias a su pesada armadura, el otro apenas y lo sintió.

Los golpes iban y venían. Los del guardia eran lentos, pero contundentes, produciendo mucho daño cada vez que impactaban en el atlético cuerpo de Vigilante, mientras que los de este último apenas y parecían poder ser percibidos por el gigante, pero tampoco causaban tanto daño. Vincent se planteó activar los puños eléctricos, pero causarían un daño innecesario en aquel sujeto que simplemente estaba cumpliendo su trabajo.

Finalmente la respiración pesada del guardia empezó a delatar su cansancio, y eso motivo a Vincent a acelerar la velocidad de sus puñetazos.

"Solo", un golpe a la garganta.

"Un poco", una patada a la rodilla que dejó al guardia desestabilizado.

"Más", un último puñetazo a su rostro fue todo lo que requirió para dejar a su agotado contrincante en el suelo.

Vincent pensaba tomarse un segundo para descansar, pero la puerta por la que había llegado allí se abrió de par en par, y una nueva oleada de guardias disparó contra él, quien sencillamente soltó una bomba de humo para cubrir su huida.

Dejando atrás el edificio, el héroe oyó el sonido de las sirenas de policía acercándose al lugar de los hechos, pero ya era demasiado tarde, él desaparecería una vez más en la noche.

Algunas horas después, mientras los oficiales tomaban declaraciones y los paramédicos atendían a los guardias heridos, el jefe del grupo se alejó de todos disimuladamente y cuando estuvo a una distancia prudencial se llevó su teléfono al oído. Cuando lo atendieron solo podía escuchar una respiración pesada al otro lado de la línea.

—¿Me oyes? —preguntó ingenuamente.

—Dime qué quieres —respondió la voz, claramente modificada por algún aparato.

—Vigilante estuvo aquí, se llevó algunos archivos de los servidores —explicó con cierto miedo en la voz el guardia—. ¿Aún quieres hacer esto?

—Es una buena oportunidad para persuadirlo... o quitarlo definitivamente del camino —sentenció la voz, aunque se podía percibir cierto dejo de enojo ante semejante inconveniente—. Prepare a sus hombres. Tendremos mucho trabajo que hacer.

—Por supuesto, Rampage.

Dicho esto, la comunicación se cortó. 

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