Tres: Protegerse

El día había comenzado con normalmente, excepto por las náuseas. JungKook apenas había tocado un poco su desayuno, unos cuantos bocados, no comió más porque sabía que lo iba terminar botando por completo.

Se alistó para ir al hospital, el camino no era tan largo, pero los mareos le hacían conducir más lento de lo habitual. Al llegar pasó directamente a hacerse un examen de sangre y se sentó a esperar, serían un par de horas lo que tendría que hacerlo.

Al estar en la sala de espera miró a varias parejas, algunos omegas que ya tenían las panzas grandes, y el alfa o beta padres de los cachorros, tomaban del brazo a su pareja.

Sin poderlo evitar, se sintió algo solo, sabía que iba a extrañar compañía el resto de su embarazo, pero aún así eso no quitaba su malestar. Le gustaría tener al padre de su cachorro allí con él, presumir lo a los demás omegas, pues "JiMin" era un alfa de alto rango, un prime.

Pero eso no se podría cumplir jamás, ahora no tenía ni idea de que estaría haciendo el rubio con su vida, y no debería de importarle, 'fue cosa de una noche'.

Al ser llamado por la enfermera pasó y escuchó atentamente lo que le decía sobre su estado, su pequeño se gestaba con normalmente. Tomó nota mental de las cosas que podía hacer y no hacer durante su embarazo.

Cuando salió del hospital ya era medio día, había pasado toda la mañana en el lugar, quizás no fue tan aburrido pues tenía su celular y se entretuvo con ello.

Fue de vuelta a su auto para ir a su apartamento para almorzar y esperar que llegará la tarde para ir con su madre. O ese fue el plan original, pues a mitad de camino se desvió para ir a un local de comida rápida.

Dos hamburguesas, papas fritas y un vaso de Coca-Cola fue su almuerzo, deseó por todo los dioses que conocía no tener más mareos para no votar lo que había echado en su estómago.

Cuando al fin terminó de atender su antojo volvió a su auto para reanudar su camino al apartamento, al llegar fue a su cocina por unas galletas, después pasó a su sala. Se echó cómodamente en el sofá y encendió la TV.

Bostezó con sueño mientras masticaba sus galletas como un roedor. Quiso mantenerse despierto, de verdad que sí, quería ver el programa que estaba pasando por el televisor, pero su cuerpo se puso en contra.

Se quedó dormido en el sofá dejando la TV encendida, además de algunas galletas a medio comer sobre la mesita que estaba el frente del sofá.

Despertó por el estridente sonido del celular, no sabía que horas eran, pero parecía ser tarde pues, los rayos del sol que entraban hacia la sala por la ventana eran de color naranja, y dorados. Estaba anocheciendo.

Al percatarse de eso se levantó rápidamente del sofá, hizo una mueca de dolor al haber dormido en una mala posición, se quejó mientras tomaba el celular y miraba el nombre en la pantalla.

─Oh oh.─ susurró al ver el nombre, era su madre.─ ¡Hola mamá!

"─JungKook, ¿ocurrió algo, cariño?"

La voz de su madre al otro lado de la línea le hizo saber que le estaba esperando desde hace un rato, y no podía estar más culpable por ello, pues seguro que había preocupado al ver que no llegaba a la hora acordada.

─¡Oh, no pasó nada!─ Exclamó claramente avergonzado, debió haber puesto algún tipo de alarma para despertarse, pero no lo hizo y ahora iba tarde─ Lo siento, me quedé dormido en el sofá cuando llegué del hospital...

"─¿¡Estabas en el hospital, has tenido algún accidente!?"

Se dió un pequeño golpe en la cabeza, el y su gran bocota despistada. Tuvo que apartar un poco el celular para no quedar sordo por los casi gritos de su madre preocupada.

─No me ha pasado nada, fuí al hospital solo para una revisión... Es parte de la sorpresa que te quería dar hoy en la noche.─ JungKook sabía que había revelado información, y si su mamá ataba cabos sueltos sabría de qué estaba hablando.

El menor bostezó mientras caminaba a su habitación, colocó el teléfono en alta voz, lo puso en la mesita que estaba al lado de su cama y se dispuso a quitarse su ropa. JungKook ya se estaba preocupando porque no escuchaba ningún tipo de ruidos al otro lado de la línea.

Tomó el celular y lo puso en su oreja para escuchar más claramente, pero de repente un chillido sonó haciéndolo quedar momentáneamente sordo, había olvidado que lo tenía en voz alta.

"─¿¡Me estás diciendo qué.... d-de verdad!?"

─...¿Sorpresa?─ Susurró el menor sin saber que decir en ese momento, se suponía que se lo diría en la cena, pero ahora ya lo sabía, por teléfono.

"─¡Tienes que venir rápido y contarme los detalles!"

Rió divertido por eso, su madre sonaba entusiasmada por la noticia, y estaba seguro que lo iba a bombardear con preguntas, muchísimas.

─Ok mamá, estoy allá en unos treinta minutos.─ Informó escuchando una respuesta positiva al otro lado, la llamada se finalizó y sonrió ante el aparato.

Tiró su teléfono a la cama para terminar de quitarse la ropa, se daría un baño antes de ir con su madre, así podría estar más relajado. Tarareó alguna música y entró al baño con una toalla alrededor de su cintura.

Meses complicados se acercaban, pero no era nada que no pudiera manejar.




★ ★ ★ ★



Apenas si podía manejarlo, las náuseas se habían vuelto más fuertes, a veces tenía que salir corriendo de su oficina para ir al baño y botar todo lo comido durante el día.

Su antojos también se volvieron peores, ni decir nada sobre sus cambios de humor, era lo más insufrible que tenía, sus amigos ya habían dado varias probadas de ellos.

Como un día que llegó Lisa junto a Jennie a su apartamento un fin de semana libre que tenía. Jennie lo comenzó a regañar porque le había visto comer dos barras de chocolate e iba por la tercera, y trató de quitársela.

JungKook terminó llorando a mares a mitad de la sala, Lisa regañó a Jennie y le devolvió su barra de chocolate, en ese momento Yoongi aprendió a no molestar a un Omega en cinta y menos con algo que sea de comer.

Pero no solo ese tipo de cosas hacían el embarazo insufrible para el menor, a veces se despertaba a media noche, anhelando tener un calor a su lado.

Su nariz buscaba insistentemente el aroma de cierto alfa, siempre. Incluso se encontraba a sí mismo oliendo sus almohadas como si el aroma se fuera a encontrar allí.

Era tedioso, y solo le hacía deprimirse un poco, aunque negaba ese instinto, el de tener una pareja para que estuviera en su proceso hasta que naciera el cachorro.

No lo tendría y lo sabía, pero saber eso solo lo podía más triste en realidad. A Veces tenía que hacer nidos a mitad de la noche, sacar toda la ropa de su armario y acomodarla de una forma en su cama, que fuera cómoda. Pero aún así.

El sentimiento de vacío no se iba, estaba clavado como una estaca en su corazón y no salía por nada del mundo, se sentía solo en ese apartamento.

Aunque hubo algo que ayudó mucho, todos sus amigos cercanos le dieron una de sus prendas con sus aroma, incluso Momo y Hoseok, el aroma de los que creía su familia y manada en su nido le hacía sentir bien, junto al aroma de su madre.

Era como una anestesia para su cuerpo, podría estar tranquilo con eso por el momento. Y aunque, su Omega aullaba y rasguñaba las paredes internas de su mente, gritando por el alfa prime, lo evitaba.

Evitaba pensar en ese o prestarle atención, trataba de tener su vida lo más normal posible. Hoseok se había vuelto más flexible con su trabajo y ya le tenía programado su baja por maternidad para cuando cumpliera sus cinco meses.

A veces se quedaba mirándose en su espejo del baño, tocaba la suave piel de su vientre sintiendo el pequeño bulto que apenas se empezaba a forma, sonreía como tonto por eso, se volteaba de lado el imaginaba como se miraría su vientre en unos meses más

Le parecía algo sorprendente el como crecían los cachorros en pocos meses, pero eran pequeñas criaturas que crecían rápido, no debía de ser tan raro, los animales crecían aún más rápido.

Para cuando tenía sus cuatro meses, casi cinco, su pancita se podía distinguir, aún con su ropa de trabajo puesta, decir que no estaba orgullosa de ella era mentira, y era un poco grande para sus meses, pero sabía que al ser el cachorro de un alfa prime sería un poco más grande de lo usual.

Estaba orgulloso de eso, pues era el cachorro de un prime, obviamente iba a ser más grande, también iba a ser más sano y fuerte, su aroma sería potente y casi como el de un dominante.

Los primes están en una estrecha línea entre los sangre pura y enigmas. Omega o alfa, lo iba amar sin importar lo que fuera, es más, ya lo amaba y solo era un pequeño feto en su vientre, o casi, pues ya era un cachorrito formado.

No podía estar más ansioso, era algo que deseaba con toda su alma, lo soñaba, soñaba con su pequeño en brazos, cuidarlo y verlo crecer.

Esos últimos días se sentía más alerta, como si sus instintos fueran un poco más difíciles de controlar. Su nariz se había incluso más sensible que antes y se ponía nervioso estando rodeado de personas que no conocía.

Su madre le había dicho que era normal al no tener un alfa a su lado, pues su Omega estaba al acecho por si era necesario. Porque no tenía una figura fuerte y dominante que lo cuidara a él o su pequeño, por eso estaba siempre alerta.

Ahora era el Omega solo contra el mundo y cualquier amenaza sería un pequeño fósforo para incendiar una montaña de gasolina.

Trataba de relajarse, por eso cuando estaba en su apartamento duraba bastante tiempo sumergido en su bañera con agua tibia y jabonosa. Era un pequeño paraíso para él.

Después salía de su ducha e iba a la cocina por algo de comer, no comía nada instantáneo, pues sabía que no era sano para su pequeño, así por eso ahora siempre preparaba algo el mismo, con buenos ingredientes y frescos.

Cocinar le gustaba la verdad, su madre le decía que era bueno cocinando y él había aprendido de la mejor, y nadie hacía el mejor Katsudon como su madre, era simplemente delicioso, exquisito en su parecer.

Y no importaba si él la miraba como lo hacía o si le ayudaba para saber cómo arreglaba las chuletas de cerdo exactamente, él no podía hacerlas de esa forma, el sabor no era igual, y nunca entendía por qué.

El menor, quien estaba en ese momento en la cocina preparando su cena, sacudió su cabeza tratando de concentrarse en lo que hacía. Su delicioso curry no se prepararía solo, además de que no se podía descuidar de ello.

Últimamente tenía antojos de cosas picantes, también con sabor a caramelo, y nada mejor que caramelos de jengibre para eso, eran dos en uno.

Tarareó alegre una melodía mientras terminaba de agregar los ingredientes en la olla para que todo estuviera bien sazonado. Después se puso a esperar, y mientras lo hacía iba pasar el rato en sus redes sociales.

Habían fotos de Lisa junto a Jennie, Momo junto Hoseok, y la lista de las parejas solo seguía. Quizás la soledad ya le estaba afectando, pero estaba seguro que cuando tuviera a su pequeño se iba a sentir mejor, pues ya no estaría solo en ese lugar.

Tendría el ruido de su pequeño, su voz y estaría a su pendiente, no podía estar más emocionado por eso.

Cuando su comida estuvo lista, la dejó reposar un poco y después la comió con gusto, le echó solo un poco de picante extra, por antojo, solo un poquito pues no podía comer mucho.

Al terminar lavó lo que usó y se fue a su habitación con algunos dulces de jengibre en mano, estaba tranquilo, seguía en sus redes sociales mientras comía los dulces.

Así, hasta que vió un anuncio de una página web, era rara, y tenía "xxx" en la sigla de arriba. ¿Sería algo de número romanos o algo así?

No era muy fanático de la tecnología la verdad, solo tenía algunas aplicaciones sociales en donde tenía a sus amigos agregados, y les escribía, pero solo eso.

Siempre había estado ocupado en sus estudios, como para aprender de "las maravillas del internet".

Se encogió de hombros y entró a la página, y pasó exactamente treinta segundos para que dejara caer su celular a la cama mientras soltaba un chillido. Y por si fuera poco, gemidos salían del aparato.

Lo tomó y miró de lejitos la pantalla, era lo que conocía como "película para adultos", era una escena sexosa, un Omega siendo follado duramente por un alfa más grande que él, mucho más.

Colocó el teléfono sobre la almohada, inclinado un poco hacia él dejándole ver todo lo que ocurría. El pobre Omega estaba hecho un desastre, sudoroso y jadeante.

La escena le hizo recordar lo que él mismo había vivido, meses atrás, colocó una mano presionando sus partes íntimas mientras la otra la puso en su mentón, también mordía uno de sus dedos, y sentía su rostro arder.

Miraba atentamente su teléfono sin perderse de nada, era la primera vez que miraba algo como eso, incluso tuvieron clases en su escuela sobre el celo, inhibidores y dildos. Pero nada tan explícito como lo que estaba viendo en ese momento.

─O-oh, joder...─ El menor sintió como su entrada se humedecía rápidamente y mojaba su ropa interior, estaba más sensible de lo normal, eso también incluía a sus hormonas cachondas.

JungKook llevó una mano por dentro de su ropa, el pijama hacia el trabajo más fácil ya que no era apretada, tenía cuidado con su pequeño bulto en su estómago y llevó sus dedos hasta tantear su parte trasera.

No era mucho, pero jugar así aliviaba un poco su libido, además ver ese vídeo le excitaba aún más. Llevó su otra mano hacia su pequeña polla y la apretó con algo de fuerza, se comenzó a masturbar por los dos lados.

Unos dedos estaban en su entrada y su otra mano estaba en su polla, marcó un ritmo lento en su polla, subía y bajaba a un ritmo suave, pero rítmico tenía su polla un poco fuerte apretada.

Cuando el vídeo estaba por terminar, tanto el alfa como el Omega se corrieron simultáneamente, JungKook no se quedó atrás y poco después también eyaculó en su mano, manchando su pijama.

Quedó con la respiración agitada, y sentía el calor aún latente en su cuerpo, había sido un buen orgasmo, pero no era suficiente.

Se bajó tembloroso de su cama y fue hasta su armario, de el fondo, sacó una caja no muy grande, allí tenía lo que utilizaba cada vez que su celo llegaba.

Estaba jodidamente caliente en ese momento, así que tendría que usarla, buscó entre su caja el consolador más grande que tenía, no era tan grande como la polla que probó hace unos meses pero le servía.

Sacó el consolador y puso la caja en algún lugar, de todas formas la tendría que volver a usar después que terminara con la sección de "auto-placer", dejó el dildo en la cama para poder sacarse la ropa.

Toda su ropa interior estaba sucia, llena de sus fluidos, mucho lubricante el cual se resbalaba de su entrada, que estaba un poco estirada. Se acostó en la cama boca arriba, no podía hacerlo boca abajo pues se podría aplastar el vientre y no quería eso.

JungKook abrió una piernas haciendo uso de su flexibilidad, dirigió el dildo a su entrada y presionó, poco a poco el juguete se abrió paso en su interior.

El Omega temblaba sintiendo como el plástico frío llegaba una vez más allá. Dió una sacudida y arqueó su espalda cuando apretó un botón para encender el consolador.

Gimoteó de manera quebradiza, las vibraciones hacía que su cuerpo se llenará de espasmos y gimiera de manera audible. JungKook comenzó a mover el juguete, sin delicadeza, dentro y fuera, con rapidez y fuerza.

La sensación era increíblemente satisfactoria y placentera, pero no se comparaba en nada a la polla del prime, no era lo mismo, y lo sabía desde un principio. Pero era todo lo que tenía en el momento, debía conformarse por eso, así que daba todo su empeño en su mano para seguirla moviendo con precisión.

El menor arqueó su espalda cuando sintió que había tocado su próstata. Siguió con las embestidas fuertes en ese punto y gimió sin contener su voz.

Lo bueno era que su apartamento tenía paredes gruesas y sus vecinos no podrían oírlo.

Dió unas cuantas embestidas fuertes, directas a su punto dulce, gimió fuertemente mientras se corría sobre su pequeño vientre, su semen caía un poco a su ligeramente abultado pecho.

Sus oídos quedaron zumbando, su respiración apenas la podía regular. Quedó solo un poco satisfecho, pero no demasiado. Era frustrante, no tenía al alfa que quería en ese momento, se sentía vacío por eso.

El juguete de plástico no llenaba ese vacío que tenía, no solo era por el placer faltante, si no que también en su corazón, la verdad si el alfa le hubiera buscado y le quisiese proponer alguna cita la hubiese aceptado.

Pero sabía que eso era imposible, no sabía siquiera si el alfa tenía otra persona o una familia, aunque pensar en esa posiblemente le hacía doler el pecho.

Por eso debía ser fuerte, no debía esperar a un estúpido alfa que le cuidara y protegiera, debía ser el mismo quien se cuidara y también a su pequeño. Nadie más lo haría, quizás sus amigos y madre le ayudarían un poco, pero no a tiempo completo, pues ellos tenían sus propias vidas.

Con esos pensamientos el menor se bajó de la cama y fue al baño para limpiarse, limpió su juguete y lo guardó, también limpio su cama para poder acostarse, echó su ropa a la lavadora y al fin se fue a dormir.

Debía aguantar un poco más, la necesidad de estar un un alfa se iban cuando al fin tuviera su cachorro y ya faltaba poco para eso. Durmió esa noche abrazando con fuerza su almohada, deseando que el tiempo pasará un poco más rápido y poder conocer a su pequeño.




★ ★ ★ ★




Era tarde, quizás más de las cuatro. Estaba saliendo de una tienda con sus bolsas de compras en mano, no había llevado su auto pues su médico le había dicho que era bueno caminar.

Su pancita de cinco meses se notaba con su ropa, además del aroma a flores en el aire le hacía saber a todo el mundo que estaba en cinta, era algo obvio.

Comía un dulce de jengibre mientras caminaba a su apartamento, estuvo tranquilo hasta que sintió como alguien lo tomó del cabello y lo jaló hacia un callejón oscuro.

─¡Es la puta de Park!─. Escuchó lo que el beta había dicho, no sabía quién era Park, así que creyó que lo estaban confundiendo con alguien.

Pero todas sus alarmas se dispararon cuando vió a otro beta al frente suyo con un arma. Fue en una fracción de segundo, los ojos de JungKook se volvieron rasgados como los de un felino, sus colmillos crecieron levemente, no eran tan grandes al no ser un alfa, y sus uñas se volvieron afiladas como una navaja.

Había entrado en estado salvaje y lo sabía, así era como los omegas en tiempos antiguos se volvían para defender a sus cachorros cuando el alfa no se encontraban con ellos, era un estado parecido al de un alfa feral, pero los omegas tenían más control sobre sus cuerpos, pues ellos sólo querían proteger a los cachorros no hacerles daño.

JungKook se movió rápidamente sin dejar actuar a los desconocidos, hundió sus uñas en el brazo que lo tenía sujeto haciendo que el beta soltara un gemido de dolor y lo liberara de su agarre.

JungKook vió de reojo como el otro beta le apuntó con arma para dispararle, pero el menor fue más rápido y le dió un zarpazo en la mano haciendo que la pistola cayera al suelo, el Omega no le dejó tiempo para reponerse. Y el beta lo último que vió fue como la mano del castaño se dirigía a su cuello.

Fue un corte limpio en la garganta, las afiladas garras del menor cortaron la yugular del desconocido, haciendo que el beta quedará momentáneamente estático mientras se desangraba y caía al suelo en un sonido sordo.

El otro beta quiso golpear a JungKook para inmovilizarlo, pero el menor se tiró hacia él antes de que pudiera hacerle algo. JungKook utilizó sus garras de nuevo para cortar el cuello del otro beta. El hombre solo cayó al suelo desangrándose por el corte en el cuello.

Y el menor quedó con la respiración agitada, las manos llenas de líquido caliente y rojo. No fue su culpa, ellos lo atacaron primero, le quisieron hacer daño y además era un Omega soltero, una buena combinación para el desastre.

Pero aún así estaba un poco mortificado por lo que había hecho, había acabado con dos vidas en un momento, aunque fue en protección de él y su cachorro, así que no habría ningún juicio que le dijera algo.

Pues muchos sabían a la perfección que nunca debían meterse con un Omega en cinta, y menos si éste lo cree un amenaza para él y la criatura que se gesta en su vientre.

JungKook, aún con sus pupilas rasgadas, llevó una mano manchada de sangre a su boca y dió una pequeña lamida, el sabor a hierro cubrió sus papilas gustativas y dió un suave ronroneo.

Aunque algo que le hizo ronronear más fue el aroma que lo empezó a envolver. Caramelo picoso, con un toque a quemado. Las pupilas del menor se agrandaron y se dilataron, a lo que él olfateaba el aire, era un aroma tan anhelado por él, sin embargo no lo había olido en meses.

Dos brazos grandes y llenos de músculos le rodearon con calma y confianza. Un aliento cálido pegó en el cuello del castaño, quien no pudo evitar dar un suspiro ante eso.

─Jeon.─ La voz ronca del rubio le hace estremecer, aunque ahora está mareado y algo soñoliento, el aroma del alfa lo está calmando de esa manera para que su Omega se tranquilizara y viera que no es una amenaza.

JungKook puede jurar que escucha algunos sonidos de disparos en el lugar, pero no era como si le importará mucho eso en reaJennied, en ese momento estaba sumergido en su burbuja, una burbuja llena del delicioso aroma de el alfa prime con el cual había estado soñando esos últimos meses.

─J-Ji...─ Intenta articular por lo menos, pero es interrumpido cuando el alfa de repente lo alza en sus brazos con cuidado, lo lleva al estilo princesa contra su pecho.

Después, lo único que JungKook sabe es que está en un auto, sentado encima de las piernas del alfa y van andando sin saber a dónde. JiMin le acariciaba la espalda mientras le seguía envolviendo con su aroma.

─Mi omega, es tan fuerte, se pudo proteger y también a nuestro cachorro─. JungKook miró hacia arriba para encontrarse con los ojos avellana, éstos lo miraban de manera intensa, pero a la vez con adoración─. Buen Omega, mío.

JiMin acentuó su aroma haciendo al Omega suspirar profundamente, el menor hundió su rostro en el pecho del rubio ronroneando un poco antes de quedarse dormido.

El prime miraba al castaño dormir, había tenido razón cuando pensó que encontró algo interesante. Su JungKook era alguien torpe, que creyó que se había salido con la suya esa noche, pero fue lo contrario.

Y aunque era un Jeon, el Omega era lo suficientemente fuerte para cuidarse a sí mismo, y ser autosuficiente. Era lo que buscaba exactamente en su pareja, alguien que se pudiera cuidar.

Pues no sería un trabajo sencillo ser la pareja de uno de los Yakuzas más poderosos de todo Corea. Ahora llevaría su Omega a su hogar, allí tendría todo lo que necesitaría.










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