Cuatro: Vigilancia

Desde que JiMin supo entender el mundo, sabía que no iba a tener una vida normal. No cuando sus padres eran los líderes de una de las organizaciones más grandes del país.

Incluso tenían influencias y socios en otros países. Su madre era una alfa prime con gran experiencia y tenacidad para las cosas, fuerte y ágil.

Era parte de su admiración, aunque nunca se lo diría.

Su padre era un Omega, y aunque podía verse muy dócil, sacaba sus garras cuando era necesario, recuerda un par de veces cuando lo protegió de personas que le querían hacer daño a los dos.

Verlo a él, que siempre se mostraba tan tranquilo y amable, convertido en algo totalmente diferente para cuidarlo de los enemigos, hizo que le creciera un gran respeto a él y el resto de los Omegas.

Al ir creciendo quería ser como sus padres, fuerte y seguro. Ser él quien mandaba en el lugar, y su madre siempre le dijo que tenía que ser el mejor.

Más listo, más ágil, estar siempre más pasos adelante de los demás.

Esa fue su meta, no solo ser como sus padres, si no también, superarlos.

Que fuese un alfa prime hizo la primera parte, pues ser solo eso le dió el poder de estar sobre los demás alfas, sobre los alfas puros, y solo un poco debajo de los enigmas.

Sus padres lo entrenaron para ser letal, para que "el arte de matar" fuera pan comido para él, y lo fue. Para la edad de dieciséis años superaba por mucho a los demás en la organización de sus padres, su cuerpo lleno de cicatrices que mostraban sus experiencias y el tatuaje en su brazo izquierdo, que mostraba ser miembro de los Park, hecho y derecho.

Los Park tenían una larga línea de historia en Corea, en el bajo mundo eran casi los dueños de todo. Por ende tenían muchos enemigos, había que siempre cuidarse la espalda, y tener personas de confianza.

Como los Kim, la familia había servido a la suya por generaciones, y siempre habían sido leales. Por eso no le sorprendió cuando le presentaron a Namjoon, el alfa de cabellos rojos, quien también era entrenado para ser a algo parecido a un guarda espalda.

Pero la relación de ellos iba más allá que solo jefe y empleado. Eran casi como hermanos, los que nunca pudo tener, pues lamentablemente su padre no concibió más, aunque eso no le importaba mucho la verdad.

Siguió su infancia y adolescencia aprendiendo y trabajando para sus padres, cuando fue mayor de edad su madre le dijo algo que cambió su pensar en el futuro.

"─Tienes que encontrar una pareja, JiMin. Un Omega, una beta, o una alfa, tú verás, yo no me casé con tu padre por conveniencia, ni por ningún tipo de matrimonio arreglado, mis padres no lo hicieron, ni lo suyos. Nuestra familia no sigue ese tipo de beneficios. Pues creemos que un cachorro nacido por amor mutuo y no solo por tener que traer sucesor a la familia, es más fuerte. Pero al que encuentres como pareja debe ser fuerte, sabes que nuestra familia no es normal, no debes tener como compañero a alguien al quien debas proteger siempre, solo sería una carga, debes encontrar a alguien que pueda valerse por sí mismo, alguien que pueda mantenerse protegido y a tu cachorro cuando esté en situación de peligro y no estés con ellos, es algo que ha mantenido a nuestra familia viva por generaciones, es tu deber seguir con esa tradición".

JiMin había estado con omegas antes, muchos la verdad, cuando estaba estresado lo mejor era buscar a un Omega para pasar una ardiente noche. Eso quitaba su estrés, pero los omegas con quiénes estaba solo hacían ese trabajo, pues él en ese momento no pensaba en su futuro, o tener a un Omega que estuviera en su cama todas las noches.

Y algo que jodía a JiMin era que los omegas con los que se acostaba siempre eran los mismos, cuando sabían que era un prime sucedía una de dos cosas, o se volvían muy dóciles a él, o le querían sacar provecho.

Más de uno intentó chantajearlo con que estaba en cinta y tendría que hacerse cargo, pero esos omegas solo buscaban poder y dinero. Y a JiMin le fastidiaban las personas falsas.

Él había sido criado para eso, matar. Podría identificar a un mentiroso a la primera, les sacaba la verdad al someterlos bajo su aroma. Ningún omega podía aguantar a un prime molesto.

Es decir, ningún Omega que intentó aprovecharse de su estatus vivió para contarlo. Todos esos terminaron en un agujero sin luz del sol.

Se estaba cansando de eso, él quería encontrar un Omega como su padre, desinteresado en lo suyo, fuerte y autosuficiente.

Su madre le llegó a contar una vez cómo fue que conoció a su padre. Le dijo que ella una vez terminó muy herida y un joven Omega la encontró en un callejón solitario.

HyunSeong estaba en un curso de enfermería y al verla en ese estado la quiso ayudar. La terminó llevando para su casa que quedaba cerca del sitio en donde la encontró y la curó.

YuRim al ser una alfa prime se curó rápido, y aún más rápido con los cuidados que había recibido. Ella mintió al principio de quién era y lo que le había ocurrido, y el Omega le creyó, ella siguió visitándolo en secreto y poco a poco cayó a sus pies.

Pero sabía las reglas de su familia, y la verdad tenía algo de miedo el perder al Omega, pues éste se miraba que era muy dulce y gentil. Aunque su perspectiva de él cambió al ver cómo peleaba contra unos Yakuzas de una banda rival una vez que allanaron su hogar, las lacras habían descubierto a YuRim visitando al Omega.

Allí ella vió el otro lado del omega, HyunSeong podía ser gentil y lindo, pero cuando tenía que proteger lo suyo cambiaba a una persona completamente diferente.

Después de eso la alfa no tuvo más remedio que revelar todo, y le dió dos opciones a HyunSeong, pues para volver tener su vida normal tenía que irse lejos de allí, incluso cambiar su nombre.

Las opciones fueron: si se quería ir, podría hacerlo, hasta le ayudaría y le iba a sacar los papeles para que obtuviera otra identidad, o quedarse con ella, vivir con ella y que tuviera sus cachorros.

Para sorpresa de su madre, HyunSeong terminó aceptando la propuesta de irse con ella, pues él también se había enamorado de ella, y aunque siempre tuvo la sospecha de que algo le ocultaba nunca se imaginó que fuera algo de esa magnitud.

Su padre eligió quedarse con su madre por amor, él la amaba, y se podría decir que hasta un lazo formaron en el tiempo que se estuvieron conociendo. Los primes también tenían la habilidad de enlazarse sin una mordida, también marcar a un Omega de manera leve para formar un lazo temporal.

Iba admitir que escuchar esa historia a sus veinte años le sacó un par de muecas al ser tan cursi, "el amor sobre todas las cosas", era algo de lo que se podría reír y burlar a esa edad.

Pero vivirlo era algo completamente terrorífico, nunca encontró a "ese ideal" a sus veintes, los omegas nunca cumplían sus expectativas. Y no importaba donde buscará siempre era igual.

Buscar un Omega teniendo esas altas expectativas sería difícil, pero para cuando ya tenía treinta y uno, ya se le hacía imposible, sus padres siempre le preguntaban si su búsqueda había dado frutos, pero siempre la respuesta era negativa.

Ellos también estaban preocupados por eso, pues sabía que el rubio debía encontrar a alguien pronto, por si algo les llegará a ocurrir debían tener un descendiente para que su linaje no fuera a perderse.

Y JiMin se sentía presionado por eso, pues sabía que debía hacerlo, era más que solo una tradición y un deber. El Omega que encontrará sería la persona con la que iba a compartir el resto de su vida. No sería solo un paseo en el parque.

Por eso mismo últimamente se sentía algo derrotado, no entendía como era que iba a encontrar alguien así, incluso a veces pensaba en rendirse y tomar a cualquier Omega que se cruzara en el camino, no le importaba mucho si era algún interesado, solo debería ser alguien que no le diera muchos problemas.

Aunque su suerte pareció haber llegado de pronto, pues un día que había acabado con aniquilar a una pequeña organización que se había revelado contra ellos, eliminarlos había sido muy fácil, y había mandado junto algunos de sus lacayos a prisión de por vida.

Quiso hacer lo de siempre, ir a un bar para buscar "un poco de diversión" para quitar su estrés de ese día. Pero al estar tiempo en el primer bar que se le cruzó, creyó que fue solo una pérdida de tiempo, pues solo habían algunos alfa en el sitio y los pocos omegas ya estaban con algunos.

Quiso irse, y estuvo a punto de hacerlo, pero lo vió entrar, con un cuerpo que se podría comparar fácilmente con el de un modelo, su rostro angelical con un maquillaje modesto.

Su ropa era atractiva para su cuerpo pero no tan reveladora. Admiró a uno de los omegas más hermosos entrar en ese bar de mala muerte. Y supo, por su mirada analizadora, que sabía exactamente que hacía allí, así que no era alguien de paso, mi tampoco había entrado por error al lugar.

Quiso acercarse, pero prefirió mirar y esperar, no estaba seguro si el Omega iba a estar solo o esperaba a alguien. Pero después de un rato, y ver cómo solo arrugaba la nariz al ver los alfas que se acercaban, para después solo tacharlos, le hizo pensar que el muchacho estaba allí por otro motivo.

Y verlo aburrido en la barra mientras tomaba tragos fuertes fue como su luz verde, pues ya sabía que no esperaba a nadie, ni era solo alguien que se acostaba con los demás por dinero.

Dejó a Kim solo en su mesa, quien ya sabía lo que iba hacer, pero éste no le detenía pues sabía cómo su jefe se relajaba, solo le miró sin decir nada y volvió a su cerveza.

─Whisky─. Ordenó al barman mientras se sentaba al lado del Omega que ni le miraba, pero después de haber hablado él volteó para hacerlo.

Era incluso más lindo de cerca, sus mejillas estaban llenas de muchas pequitas pequeñas apenas notables, tenía razón al pensar que era angelical.

─Me pregunto qué hace un alfa de alto rango en un bar de mala muerte como este─. Él habló, y ni siquiera había sido una pregunta, era observador también, pues había sentido como paseó sus hermosos ojos verdes por su cuerpo detallandolo por completo.

JiMin solo sonrió de forma lobuna, esa noche había encontrado algo que le llamó la atención, el Omega era listo y con una boca filosa. La charla siguió hasta el punto de preguntas, JungKook, saboreó el nombre con su lengua, era sencillo y bonito. Casi como el Omega.

Le sorprendió que el menor no se dejará intimidar tan fácil, además de responderle con un poco de arrogancia le hacía más divertidas las cosas, pero que le dejará con ganas de probar sus labios de cerezas, lo prendió por completo.

En sus treinta años jamás había sido tratado de esa forma, y menos por un Omega, cuando éste salió del bar moviendo sus caderas y dándole una clara invitación para que le siguiera, no lo dudó. Miró a Kim de reojo dándole una orden silenciosa, y fue tras el Omega.

Cuando estuvieron en el motel y el menor le dejó tomar su cuerpo a su antojo, solo le gustó más, pues algunos de los omegas que tomaba le pedían ser "gentil".

¿Quién ha visto a un alfa prime ser gentil?

Ese Omega no sólo le gustaba si no que también le pedía más, tampoco fue solo una ronda. No quedó satisfecho hasta que su nudo se formó, pocos omegas habían hecho algo como eso.

Y cuando el menor quedó casi desmayado en la cama, y su nudo bajó, puso manos a la obra, salió silencio de la cama buscando la billetera del Omega. Jeon JungKook, era su nombre completo, veintiséis años, según su fecha de nacimiento.

Le tomó una foto a la identificación con su celular para después mandársela a Jin, el Omega quién era pareja de su casi hermano era un hacker de primera, bueno con la tecnología.

"Busca todos los datos sobre él"

Fue todo lo que le envió en un mensaje, y sabía que era todo lo que el Omega necesitaba para tenerle resultados.

El Omega incluso dormido era hermoso, su rostro relajado, sus largas pestañas que tenían sus ojos cerrados. Su respiración tranquila, sus suaves suspiros al dormir, de verdad que le parecía fascinante en cierto punto.

Había conocido omegas bellos, pero éste superaba muchos sin esfuerzo. Sabía que ese Omega no era un cualquiera, hubiera reconocido algo como eso desde el principio.

Le mandó un mensaje a Kim para que estuviera vigilando toda la noche y si veía al Omega con el que se había ido salir del motel, le siguiera de manera discreta para saber en dónde vive, sabía que Jin se lo podría averiguar, pero era algo más seguro hacer eso.

Dejó su celular quieto y devolvió la billetera a donde estaba, se acomodó al lado del menor y enterró su rostro en el cuello de éste. Su aroma también le encantaba de sobremanera, no era tan dulce como el de otros omegas, ni muy empalagoso.

Olía como a menta, con algún tipo de frutos secos. Una mezcla extraña, pero deliciosa para su nariz.

JiMin dejó que el sueño lo envolviera mientras seguía aspirando el aroma del Omega.

Se despertó cuando sintió la cama moverse ligeramente, había obtenido la costumbre de un sueño ligero, era por la razón de siempre estar alerta y no bajar su guardia.

No se volteó a mirarlo, no quería que supiera que estaba despierto, así que se quedó allí, escuchando como se movía por la habitación buscando sus cosas para ponérselas.

Al final un "Adiós, JiMin", que fue como un pequeño susurro, fue lo que escuchó antes de que la puerta fuera cerrada.

En cuanto el Omega salió de la habitación se levantó, tomó su celular y le envió un mensaje a Kim para avisarle que el Omega ya se iba. Miró la hora dándose cuenta que iban a ser las cinco de la mañana.

El sol no había salido aún, bostezó y se dirigió al baño que tenía la habitación, sonrió de medio lado al verse en el espejo que había allí, su piel, que estaba llena de viejas cicatrices, tenía unos cuantos rasguños, más en su espalda y algunos en su pecho.

Recordaba perfectamente como el castaño había enterrado sus uñas allí mientras que le montaba como un conejo en celo.

Se dió una buena ducha, quitándose el sudor y los fluidos de la sesión caliente de sexo que había tenido unas horas atrás.

Después salió y buscó su ropa, cuando estuvo afuera del motel miró el auto negro que le esperaba, al volante estaba Sero.

El beta era el encargado de ser su chofer personal, siempre estaba disponible para el, en parte porque siempre debía estarlo, y otra parte era que también era alguien de confianza.

─¿De vuelta a casa o la oficina?─. Preguntó el de cabellos negros mientras encendía el auto.

─Casa─. Fue todo lo que respondió y el beta asintió, Sero condujo con tranquilidad hasta el hogar del rubio.

La familia Park tenía unas montañas privadas, en la cual se encontraba la mansión Park, había estado siglos en ese territorio, pero con el tiempo le fueron agregando más cosas modernas.

Se podría decir que el lugar era una mezcla de la antigüedad asiática y las cosas modernas de hoy en día. No se quejaba del lugar, era relajante y lleno de vegetación.

JiMin sonrió a la nada mientras pensaba en el Omega con el que compartió la cama, era casi perfecto, ahora solo había que averiguar que era lo que hacía alguien como él en el bar.

Tenía un presentimiento, aunque no sabía si era bueno o malo, solo era un presentimiento. Sabía que iba a ser interesante, ya esperaba tener en sus manos la información que el Omega rubio con el mención negro le fuese a dar.

Cuando llegó a su hogar fue recibido como de costumbre, el personal de servicio preguntaba si necesitaba de algo pero no les respondió y solo pasó a su habitación.

Su madre y padre al parecer no se encontraban en el lugar, si hubieran estado, unos cuantos gritos y discusiones habrían llenado el ambiente.

Al estar en su cuarto cambió su ropa por una más cómoda, no tenía pensado salir de la mansión así que no tendría que vestirse con los trajes estorbosos, aunque ya se había acostumbrado a ellos, pero aún así le gustaba estar sin eso en su hogar.

Su teléfono sonó sacándolo de sus pensamientos, al ver el nombre en la pantalla solo sonrió de manera ladina.

─¿Dónde?─ Preguntó en lugar de contestar con un saludo, al otro lado sólo se escuchó una ligera risa, Kim estaba acostumbrado a ese tipo de comportamientos así que ni se inmutó.

"─Buenos días para ti también, hermano─. Saludó el alfa ganándose un pequeño gruñido departe del alfa rubio─. Bueno verás, el Omega vive en un complejo departamental cerca del centro de la ciudad, es un buen lugar"

─Bien, vuelve y manda a alguien para que lo vigilen, veinticuatro / siete. ¿Entendiste?─. JiMin sabía que ya tenía al menor en las palmas de sus manos, y no lo dejaría ir tan fácil, y menos ahora que le había llamado tanto la atención.

"─Sí, señor, pero después me vas a tener que contar todo".

JiMin cortó la llamada y se sentó en su cama, ya tenía parte de la información, sabía en donde vivía el Omega, pero algo que le seguía carcomiendo era saber el porqué de un Omega que tenía una buena vida, al parecer por la información que le había dado Kim, habría estado en un lugar como aquel patético bar.

A menos que de verdad solo estuviera buscando a alguien con quien pasar la noche, pero algo en sus instintos le decían que no era solo eso, y por ello lo iba averiguar.

Dejó su celular y se acostó, tenía sueño al no haber dormido bien, además de que el día anterior estuvo ocupado. Se acomodó en su cama dejando que su cuerpo se volviera ligero, aunque quería de nuevo esa mata de color verde al frente suyo, su calor y su delicioso aroma.

Quizás la tendría pronto, ahora, solo le tocaba esperar y ver, pero seguía teniendo ese presentimiento, solo esperaba que fuera algo bueno lo que iba a encontrar de ahora en adelante.



★ ★ ★ ★



─Jeon JungKook, Omega, hijo único de Jeon Suni, omega. Al parecer su padre lo abandonó incluso desde antes que naciera, así que ella tuvo que asistir a un hospital público para que su parto fuera atendido. El padre nunca apareció. Soltero de veintiséis años, trabaja como asistente de Jung Hoseok en la empresa principal de Goldeneye. Ahora él ayuda a su madre con sus gastos y vive solo en un apartamento cerca del centro y cerca de su trabajo. Parejas, no ha tenido ninguna desde la universidad─. Jin terminó su informe y le dió una hoja en donde se encontraba todo los datos del Omega.

JiMin lo escuchó atentamente, y mientras más oía, más se confundía. No entendía porqué un Omega como él, quien tenía una buena vida a pesar de todo, había estado en un bar como ese aquella noche.

El alfa rubio sabía que había algo más, una razón más concreta para eso, aunque debía asegurarse bien. Sero había estado vigilando al Omega desde el sábado, y el menor ni siquiera había salido de su apartamento en todo el fin de semana.

─Así que el Omega que le interesa a JiMin es soltero─. Kim que estaba allí con ellos sonrió en grande, era la primera vez que el alfa rubio hacía algo como eso. En parte.

─¿Y ahora qué piensas hacer?─ Preguntó Jin terminando de acomodar unos papeles de su investigación.

─Solo lo mantendré vigilado, hay que estudiar sus horarios, hay algo que tengo que averiguar─. JiMin se hacía una idea, pero debía estar seguro de lo que iba hacer el Omega, así que solo lo iba observar desde lejos por el momento.

Dos semanas después ya se sabía sus horarios, iba todo los días temprano a trabajar y regresaba casi al anochecer, dejaba su apartamento solo la mayor parte del tiempo.

Y una tarde, mientras estaba en su oficina Sero le llamó, era algo raro que lo hiciera púas solo lo haría si veía algo extraño en el comportamiento del Omega o si alguien estuviera al pendiente de él y no fuese de su organización.

─¿Que ocurre?─. JiMin preguntó empezando a molestarse, no sabía si alguien más aparte de ellos ya sabían que estaba interesado en el Omega, tenía que ser cuidadoso en eso.

"─El Omega acaba de entrar en una farmacia."

JiMin sintió un vuelco en su corazón al escuchar eso. Sero siempre le tenía informado sobre todo lo que hacía el Omega y su rutina siempre era la misma.

"─También acaba de salir y ha ido directamente a su apartamento, solo tenía algo en las manos".

─Bien, sigue vigilando, cualquier otra cosa llámame de inmediato─. Ordenó y cortó la llamada, se quedó un momento pensando y después llamó al Omega rubio─. Jin, necesito que me consigas las mejores cámaras que tengas y también equipo de sonido, más tardar para mañana en la mañana.

JiMin necesitaba saber exactamente que era lo que hacía el omega, y para eso debía saber que hacía también dentro de ese lugar. Ni siquiera había dejado que Jin le contestará antes de cortar la llamada.

Al otro día cuando el Omega había salido a su trabajo como siempre, mandó a sus hombres vestidos como si fueran el personal del lugar. Fue un trabajo rápido, al medio día ya tenían instaladas todas las cámaras necesarias en el apartamento, también el sonido.

Además de una pequeña sorpresa en el basurero del baño, Kim había entrado en el lugar para supervisar todo, se había puesto parches de aroma para no dejar ningún tipo de rastro en el lugar.

Cuando su teléfono sonó y vió el nombre de Namjoon en el aparato no dudó en contestar.

"─JiMin, verás encontré algo en la basura del baño, no era que estaba escuchando eso pero estaba encima de todo así que no pasó desapercibido para mí."

JiMin escuchó divagar al alfa y quiso estar allí para darle un golpe, Namjoon siempre hacía eso cuando estaba nervioso, y la razón le daba curiosidad al alfa rubio.

─¡Habla de una vez, bastardo!─. JiMin ordenó casi gritando por el aparato, y escuchó un pequeño suspiro al otro lado de la línea.

"─Una prueba de embarazo, y era positiva."

Solo esa frase hizo que los ojos de JiMin se abrieran por la sorpresa, saber que el Omega estaba en cinta suyo removió algo en su pecho. Aunque una parte suya estaba molesta por eso, pues así habían sido algunos en el pasado.

Pero éste Omega no lo había buscado, ni una sola vez, no había vuelto a ver el Omega en ningún otro bar, ni nada por el estilo.

─Solo terminen de poner las cámaras y dejen todo como estaba─. Ordenó sin más, no iba a sacar conclusiones tan pronto, debía observar y vigilar.

Así fue, el Omega no tuvo ninguna sospecha de las cámaras. Solo que encontró fuera de lugar a un pequeño juguete de Cooky que estaba de adorno de su barra de desayuno en la cocina. El juguete también tenía una pequeña cámara, así que JiMin podía verlo cocinar y oirlo tararear mientras lo hacía.

Era como sus shows toda las noches el verlo llegar para tomar una ducha, ha de aclarar que la habitación y baño del omega también tenían cámaras. Algo que le sorprendió saber era que el Omega estaba más que feliz de estar en cinta, le había contado a todos sus amigos y madre sobre eso, aunque nunca mencionaba nada de él al hablar de su cachorro.

Siempre miraba las cámaras cada vez que sabía que el menor estaba en el apartamento, quiso haber estado allí el día que un alfa llamado Yoongi le hizo llorar al quitarle su barra de chocolate, de verdad que quiso estar allí para darle una paliza. Aunque la omega de mejillas grandes lo regañó por hacerle eso al menor.

Al pasar los meses miraba como el vientre del omega crecía cada vez más, lo observaba por las cámaras cada vez que el menor entraba al baño para mirar su vientre en el espejo, le escuchaba decir cosas bonitas al cachorro como si le estuviera escuchando.

JiMin se sorprendió al ver como el menor manejaba bien su embarazo aún sin tenerlo cerca, sabía que ellos necesitaban bastante del alfa que los había dejado en cinta, pero su JungKook, el mismo JungKook que se cortaba un dedo mientras picaba los vegetales para la cena, siempre estaba bien.

Algunas veces lo había visto salir corriendo de la cocina al baño para vomitar, o comer muchas cosas chatarra que compraba.

Le prendió cuando lo vio y escuchó masturbarse en su habitación mientras miraba una película porno. No sabe si el Omega estuvo consciente de que estuvo gimiendo su nombre mientras metía el dildo en ese delicioso agujero rosa.

La verdad le gustaba saber que también lo extrañaba, y decir que no se masturbó el también mientras le miraba y oía gemir su nombre, sería mentira. Y ver la expresión de tristeza en su rostro al terminar le hizo saber otra cosa.

El Omega de verdad le extrañaba bastante, no solo que lo tocara, si no que también anhelaba su compañía. Sonrió de manera malévola por ello, no era el único que sufría.

El Omega era de voluntad fuerte, eso lo tenía muy claro para ese punto.

Pero no se esperó que los bastardos que tenía de enemigos tuvieran planeado matar al menor, por suerte Sero le avisó a tiempo, cuando vió a personas sospechosas seguirlo también, esa tarde llamó a Kim para que lo llevará al lugar en donde estaba el Omega.

Y cuando llegó, no esperó ver como el castaño le bajaba el cuello fácilmente a los dos betas que se le habían acercado. Sería mentira si dijera que la escena no le calentó bastante, ver al Omega sanguinario disfrutar de la sangre de sus víctimas.

Dejó que su aroma saliera y lo envolviera para que lo reconociera, lo vió olfatear el aire ronronear más. Su JungKook se dejó abrazar y cargar tranquilamente para llevarlo a su auto.

Los demás se habían encargado de los otros que habían estado allí, mientras él se iba con su Omega perfecto a su hogar.

Porque si lo era, su JungKook era perfecto, y sabía que nunca iba a encontrar otro Omega así.

Lo arrulló sobre su regazo mientras seguía dejando salir su aroma, vió como se sentía protegido y lo escuchó ronronear poco antes de quedarse dormido.

JiMin tocó la pancita del Omega sintiendo el bulto, en donde estaba su cachorro.

El hermoso Omega en sus brazos, y ahí supo que no podía dejarlo irse de su lado, había encontrado a su tesoro, mejor dicho, su esmeralda, y no dejaría que otro se la fuera a quitar, y no le importaba acabar con el mundo si eso lo podría mantener a su lado.





😏JiMinnie descarado viendo a Kookie ducharse, definitivamente ese era su show de todas las noches







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