Short: El dolor de una diosa.
“Aún recuerdo cuando yo era una niña, recuerdo lo mucho que los demás dioses me odiaban, detestaban tenerme cerca en especial cuando aún no podía controlar mis poderes.
Ser la diosa de la suerte jamás fue sencillo, dar mala suerte a alguien por accidente siempre ha sido uno de mis problemas, y podría decirse que aún sigue causandome problemas incluso ahora.
Pero jamás me deje llevar por las malas emociones, después de todo también podía dar buena suerte, por eso era muy querida por los mortales…, pero ese lado negativo mío hizo que todo fuera horrible para mí.
Mi padre, Zeus, me relevo de mis deberes como diosa y me convirtió en una simple protectora del causante del caos del mundo entero, la manzana de la discordia.
Esa manzana contenía cualquier desastre que le podría ocurrir a este mundo, el mal se va guardando en sus hojas hasta que poco a poco estás crecen lo suficiente para que el tallo ya no las soporte. En el instante en el que una hoja cae un desastre sucede en el mundo de los mortales.
Mi deber era cuidar esa manzana, un artículo mágico que se encontraba en el mundo de los humanos.
Debía protegerla de cualquier humano que intentará robarsela… usando el poder de mi mala suerte.
Era un trabajo realmente aburrido, por esa razón es que decidí divertirme un poco usando esa manzana.
A los mortales a los que debía alejar les permitía el uso de la manzana, todo mientras yo solo los veía destruirse a sí mismos, codiciado un poder que jamás lograrán controlar…, claro que mi broma no duró mucho tiempo.
Recibí un castigo por haber incumplido mi deber, un fuerte castigo del que jamás me recuperaré… me dividió a la mitad.
Él sabía que había un lado dulce en mi buena suerte, aquella pequeña parte que me daba felicidad me fue arrancada de mi ser… mientras que yo solo me quedé con la mala suerte.
Vi nacer frente a mis ojos un cascarón con toda mi buena suerte, completamente vacío y manipulable… la odie desde la primera vez que la ví.
Lo único bueno de haber sido separada es que ahora mi padre no tenía sus ojos puestos en mi, tuve más libertad con mi vida, por eso decidí viajar al mundo de los humanos.
Cómo no tenía nombre escogía uno nuevo cada vez que bajaba al mundo de los humanos, uno de ellos fue Helena.
En esa ocasión había bajado al reino de Esparta, un lugar en donde los hombres eran fuertes y arduos guerreros. Era divertido como todos aquellos hombres coqueteaban conmigo, incluso pensé que podría enamorarme de alguno de ellos…, pero no fue así.
Conocí a un hombre, aunque para mí era más un chico, su nombre era París, un príncipe de Troya un tanto presumido y torpe.
Recuerdo los momentos que pasamos juntos y como llegué a enamorarme de él. Por un tiempo viví feliz con él…, pero ahí fue cuando mis poderes perdieron el control.
Mi mala suerte comenzaba a esparcirse a todos los que me rodearan, de esa forma es que la guerra de Troya inicio.
No quiero recordar mucho sobre eso, fue una horrible vista para mí… en especial porque yo la había causado… me sentí mal, pero peor aún, mi padre me hecho todo en cara haciendo que el dolor fuera aún mayor.
Despues de ese incidente fue obligada a pasar tiempo en "el cielo", siendo cuidada por mi padre, todo mientras lo escuchaba alardear sobre la pequeña Eris una y otra vez… parece que olvidó que yo soy Eris, no ella.
Claro que yo no me quedaría quieta, siempre que tenía la oportunidad me escapaba de mi padre y volvía a bajar al mundo humano, por algo de diversión.
La rutina era casi la misma, coquetear con chicos y buscar un nuevo romance, en esta ocasión en la Atlántida, no había mejor lugar que este, después de todo estaba fuera de la vista de mi padre.
No recuerdo mucho de lo que sucedió en ese lugar, lo único que si recuerdo es lo que yo provoque. Una vez más mi mala suerte afecto mi alrededor, haciendo que la Atlántida terminará hundiéndose debajo del mar… claro que mi padre se enteró de esto y mi castigo continuo siendo peor.
Siempre era vigilada por otros dioses, por eso mismo pensé en una nueva forma de divertirme, las bromas y las mentiras… recuerdo que eso no termino muy bien.
Mi objetivo no era mi padre, pero el termino siendo víctima de muchas de mis bromas.
Al final solo pude estar dentro de una habitación en todo momento sin poder ver a nadie…, pero siempre tuve una visita, una pequeña niña… aquella que me robó mi vida.
La pequeña "Eris" siempre venía a visitarme, no entendía porque, creía que gustaba burlarse de mí.
Normalmente nunca hablaba, simplemente se quedaba parada y me veía fijamente.
No me importo, yo hacia mis propias cosas mientras ella me veía, cosas como planear mi próximo escape.
Finalmente tenía el mejor plan para escapar, el problema era que ella estaba ahí, viéndome…, pero no me importo, simplemente iba a irme.
–¿Vas a irte?
Finalmente escuché su voz, fue la primera vez que la escuché, una voz similar a la mía, pero más aguda.
–No es de tu incumbencia.
–Si padre se entera estará muy molesto.
–Y que, ¿vas a decirle?
–… ¿Debería?
–No sé, no me importa lo que hagas, al final siempre termina atrapandome.
–Tal vez… ¿Lo hace porque te quiere?
–…… no, lo dudo.
–Sabes, yo creo que sí te quiere… bueno, por lo menos eso pienso.
–¿Por qué crees eso?
–Bueno… yo te quiero, así que seguro que papá también te quiere.
–Je, ¿cómo puedes quererme si ni siquiera me conoces?
–No lo sé, simplemente te quiero.
–… tch, no seas ridícula, no puedes querer a alguien sin conocerlo antes.
–Hmm, bueno, tal vez podríamos conocernos, mi nombre es Eris, y tú?
En cierta forma me molestaba escucharla decir mi nombre de una forma tan campante…, pero, ese ya no es mi nombre ¿no es así?
–Llámame como quieras, da igual, no tengo nombre.
–……
Estaba por irme mientras ella pensaba en lo que dije, ya no me importaba nada.
–… Elisa.
–… ¿Qu-qué dijiste?
–Me gusta Elisa, suena como un bonito nombre para ti.
Ella… me miraba con una sonrisa tan inocente mientras me llamaba de esa forma… que extraño, nunca antes me importó tener un nombre, pero ahora… ¿por qué me siento así?
Desde aquel entonces comencé a utilizar ese nombre… no sabía porque me importo tanto que esa niña me diera un nombre, pero de cierta forma me alegre por eso… había conseguido lo que siempre he querido, algo de cariño.
Fue así que la única persona que me importaba además de mi fue la pequeña Eris, todo el rencor que tenía hacía ella desapareció en un instante, después de todo, no es su culpa haber nacido, ella solo era producto de la ira de mi padre y debía protegerla más que a nadie.
Por mucho Eris fue mi pequeña hermana menor, pero cuando comenzó a crecer muchas cosas en ella cambiaron.
Se había convertido en una bella diosa, aunque parecía que siempre envidiaba mis pechos, pero siempre disimulaba.
Ella por fin tuvo un trabajo propio junto a otros dioses, recibir a los muertos, pero mi pequeña Eris era especial, ella vigilaba un mundo mágico y único, no podía estar más feliz por ella.
También gracias a eso tuve oportunidad de viajar a ese mundo, convertirme en una clase de aventurera y vencer monstruos, era divertido…, pero la historia se repite, mi mala suerte en este lugar parecía haber sido mucho mayor, después de todo permitió que demonios entrarán a este mundo y así se creo el primer ejército del Rey Demonio.
Esa última acción fue la gota que derramó el vaso para mi padre, había sido encarcelada por causar tantos problemas a los mortales… y mi hermana, mi dulce Eris… ella me abandono.
Pase encerrada mucho tiempo y los chismes eran mi única diversión… ahí fue cuando me enteré… nunca fue mi culpa que mi mala suerte se saliera de control, todo, todo es culpa de él, me arrebato todo, mi vida, mi nombre, mi felicidad… nunca le importe, le importaba mi habilidad, pero solo lo bueno, mi buena suerte… y cuando me la quito también me condenó.
Sin mi buena suerte la otra parte se salía de control, haciendo que todo lo que me rodee tenga mala suerte y cosas horribles le ocurran… desde que me separaron sabía que algo malo sería de mi… jamás pensé, que yo soy los residuos de mi antiguo ser.
Yo, jamás seré feliz, jamás podré tener una vida tranquila, jamás podré amar, jamás podré… ser yo de nuevo… al menos de que vuelva a conseguir mi buena suerte.”
–¡Elisa, despierta!
–… ¿Ka-Kazuma?
–Haa~, finalmente, pensé que te habían herido.
Este chico… me había acercado a él tan solo para poder saber sobre la felicidad de mi hermana… realmente la ama… como me gustaría sentir ese amor de alguien.
Había recordado toda mi vida, pero una vez más una memoria, o más bien, varias memorias se presentaron frente a mi. Aquellas personas que ame siempre terminaban odiandome, condenandome por mi ser al momento de descubrir mi verdadera identidad.
Este chico sabía parte del secreto de Eris, por eso lo traje conmigo, quería contarle la verdad sobre Eris y sobre mi, quería verle afligido…, pero en ningún momento se mostró molesto, parecía no importarle… me hubiera gustado conocerlo antes.
–E-estoy bien, creo… creo use mucha magia.
–Haa~, realmente me preocupaste…
Era extraño ver qué él también se preocupaba por mi, de alguna forma era algo cómico… seguramente su segunda frase será "Eris jamás me perdonaría si algo te pasará".
–… si algo te pasará no me lo perdonaría
–… ¿Eh? ¿Po-por qué te preocupas por mi? ¿Pensé que no te agradaba?
–Haa~, no seas tan pesimista, para desagradarme es muy difícil… además, siento que somos parecidos.
En ese momento lo entendí, este chico era alguien muy especial… entendía porque Eris se había enamorado de él, es un chico honesto que dirá todo lo que piense sin importar que… sonaba algo molesto, pero de cierta forma, era justo lo que he buscado toda mi vida.
//Bien, este capítulo ha terminado, conozcamos un poco a Elisa y todo lo que ha vivido en su vida, en este caso no tendremos un Interludio ya que este capítulo es de relleno, espero que lo hayan disfrutado y que lloraran junto a Elisa, la diosa con más mala suerte del mundo.//
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