Zesta asintió, y sus ojos perdieron la poca felicidad que habían tenido. "Una vez más, todo mejora. Ahora que el cisma no puede escalar, las cosas deberían empezar a mejorar. Será lento, pero ahora podemos reconstruir."

"Bah, eso es un montón de tonterías. No habrá reconstrucción si no podemos atraer turistas. ¿Tienes idea de lo difícil que será convencer a la gente de que las calles son seguras? Sin nuestras aguas termales, eso es casi la mitad de nuestros ingresos tirados a la basura," se quejó la casera, llenando la taza de Kazuma mientras el comerciante reflexionaba sobre sus palabras y el resto de la mesa se sumergía en sus propias conversaciones.

Kazuma se quedó pensando rápidamente. Había ahorrado una buena cantidad de dinero, incluso después de pagarle al gremio. En ese momento, se había quedado porque era más fácil que intentar hacer su propia tienda para seguir subiendo de nivel. Sin embargo, esto le ofrecía una oportunidad. Con la victoria de los reformistas, la ciudad probablemente se recuperaría más fuerte que nunca si sobrevivían al año. También sabía que era probable que hubiera edificios y tiendas que no quisieran arriesgarse a una mala temporada y simplemente reducirían sus pérdidas. Su plan poco a poco fue surgiendo en su mente, analizando la posible reacción negativa y sopesándola frente a las posibles ganancias y beneficios que podría obtener de su loca idea.

Al final, decidió que valía la pena correr el riesgo. "Oigan, Zesta. ¿Os parece bien que los súcubos sigan a Aqua en Axel, verdad?"

Zesta casi escupió su propia bebida ante el completo non sequitur, ahogándose con esta. "¡¿Disculpe?!"

"Oh, supongo que eso no ha llegado hasta aquí todavía. Sí, Aqua, la diosa, invitó a un café entero de súcubos a la Orden del Eje. Fue algo importante en el reino y se les concedió clemencia una vez que se demostró que eran verdaderos seguidores de ella." Toda la mesa se quedó en silencio mientras él explicaba lo que se habían perdido en su guerra civil en miniatura.

"Seguro que estás bromeando. Aqua puede que se haya vuelto más tolerante últimamente, pero ¿aceptar demonios voluntariamente?" preguntó Zesta, aunque Kazuma podía ver el familiar brillo de lujuria en los ojos del hombre.

"Sí, claro. Se enteró del café por uno de sus seguidores y decidió juzgarlos. No estaban lastimando a nadie, así que les dio la opción de unirse o ser golpeados." En ese momento, toda la sala estaba pendiente de sus palabras; los miembros del Eje estaban confundidos por lo que estaban escuchando. Aqua se había dado cuenta de lo que estaba haciendo Kazuma. Sabía cómo pensaba en ese momento y estaba agradecida de que estuviera ayudando a su gente. Incluso si era para obtener una ganancia estúpidamente alta a largo plazo.

"Yo, um... supongo que estamos bien con ellos si eso es cierto," Zesta se tambaleó, perdiendo el equilibrio por primera vez desde que había comenzado la reunión.

Kazuma sonrió y se puso de pie. "Perfecto. Cualquiera que quiera vender su tienda o su casa de baños para intentar mudarse, que venga. ¡Compraré cualquier cosa por el precio justo!" Para enfatizar su punto, materializó una bolsa de Eris más grande que su cabeza y la dejó caer sobre la mesa, para confusión de los reunidos.

"¿Eh? ¿Por qué? Ni siquiera estamos seguros de si sobreviviremos el año y ¿nos estás comprando?" dijo una voz que probablemente provenía de un empresario local.

"Porque tengo el dinero y el deseo. Así que, ¡quien quiera vender, que se ponga en fila!" Lo que no mencionó fue la intención de traer a muchos súcubos para que se encargaran de las tiendas. ¿Abrir cafés de súcubos aprobados por la diosa Aqua en su capital sagrada? No había forma de que no se vendieran como locos. Especialmente si se aseguraba de pedirles a las chicas que difundieran la noticia por él.

Es hora de sacar provecho de una buena parte del favor tanto de Aqua como de Marigold.