01 - El Encuentro

"¿Por qué?"

Era todo lo que aquel inocente chico pudo pensar mientras en su mente se venían recuerdos de quienes una vez amó con todo su corazón.

Su novia, Nao.

Su hermana, Kanoko.

Su madre, Kaede.

Su mejor amiga, Ayumu.

Todas y cada una de ellas habían sido parte de su vida, su mente estaba repleta de buenas memorias que pasó junto a ellas.

Entonces... ¿Por qué? ¿Por qué cuándo llego a casa se topó con aquella horrenda escena? Las mujeres de su vida, en plena orgia con aquel tipo que destruyó su orgullo y le dio la paliza de su vida.

No solo eso, sino que escuchó sus palabras de desprecio hacia él entre la ola de calor de las cuatro mujeres.
¿Hacía falta ser tan cruel? ¿Disfrutaron de pensar en su sufrimiento?

¿Qué hizo mal?

¿Por qué estaba pasando esto?

Siempre procuró protegerlas, siempre estuvo ahí para ellas.
¿Ser débil era razón suficiente para burlarse de él así?

El chico, Hiroki Mori, nisiquiera se dio cuenta de cuánto tiempo ha estado gritando, su garganta le dolía pero eso no podría importarle menos, ahora mismo sólo deseaba desahogarse.

"¡Maldito hijo de puta! ¡Me ha quitado todo!"

El grito del chico era más bien un alarido, uno que contenía el dolor y sufrimiento que ha estado conteniendo desde que conoció al estudiante transferido negro.

El chico estaba empezando a hiperventilar, su respiración se entrcortaba como asfixiandose y su mirada parecía más intensa. 

Sin embargo, Hiroki fue sacado de su trance cuando sintió un gran frío en su mejilla derecha, lo que provocó que diese un pequeño brinco sorprendido. Lo que había tocado su mejilla fue una lata de bebida energética, la cual estaba siendo sostenida por alguien.

"Oye, no es por entrometerme... Pero no creo que deberías gritar así en público ¿Sabes?" Dijo la voz del chico, una voz algo tosca, bastante relajada.

Hiroki levantó su vista, encontrando un par de ojos violeta penetrantes que parecían ver atravez de su alma.

Dichos ojos pertenecían a un chico, parecía mayor a Hiroki aunque no tanto. Su cabello mediano, negro y desordenado lo hacía parecer una especie de vagabundo, o al menos daba a entender que este chico no parecía importarle mucho su apariencia.

Lo más llamativo del joven, era la hilera de afilados dientes que decoraban su boca mientras le daba al Mori esa sonrisa amplia y burlona.

Un poco sorprendido por la repentina aparición, a Hiroki le costó un par de segundos salir del trance antes de enfocarse en responder al chico.

"Lo siento, supongo que no me di cuenta...."

"Tranquilo viejo, sólo agradece que te saqué de tu momentito antes de que algún idiota llamase a la policía o algo" El chico dejó una risa escapar por lo bajo al terminar de decir esto.

Acto seguido, el pelinegro se sentó al lado de Hiroki, terminando de beber su lata de bebida energética y arrojando la basura en el cesto más cercano.

"¿Y bien? ¿Me vas a contar qué te puso así?"

Hiroki se quedó boquiabierto al ver la actitud de éste chico. ¿Quién se creía?

"Disculpa... Es algo bastante personal"

"Sin ofender, niño. Pero no veo a nadie lo suficientemente cercano a ti como para escucharte en mi lugar"

"..."

El hijo de puta tenía un punto.

"Supongo que tienes razón" Hiroki dejó escapar un suspiro "Es solo que... He descubierto que todas las mujeres de mi vida me han traicionado... Se acuestan con el cabron que me hace bullying"

La expresión del rubio se oscureció mientras recordaba esa escena, esa maldita escena.

Habiendo llegado a casa temprano de la escuela, Hiroki entró a su casa como de costumbre. Noto algunos zapatos en la entrada, talvez Nao y Ayumu habían venido de visita.

Cuando no encontró a nadie en la sala, el chico fue a su habitación. Puede que lo estuvieran esperando allí, a Ayumu le gustaba meterse en su habitación sin avisar.

Sin embargo, al abrir un poco la puerta se topó con la espantosa escena. Aquel tipo, en su propia cama con aquellas que alguna vez consideró como su familia.

"Ah... ahh!~ Jajaja, estás muy emocionado hoy. ¿Acaso pasó algo bueno?" Dijo Kanoko, su hermana entre gemidos mientras miraba al chico de color.

"Seguramente le dio otra paliza al inútil de Hiroki... Siempre se pone contento cuando lo hace" Se burlo su ahora ex-novia.

"Voy a tener que perder tiempo vendando sus heridas otra vez, Hiroki nunca aprende... ¿Por qué tuve que tener um hijo tan terco?" Kaede dijo mientras recuperaba el aliento.

"Hiroki-nii... Lo siento... Pero no eres rival para él... nunca lo serás..." Murmuró para si misma Ayumu mientras hundía la cara en la almohada, oliendo el aroma de su 'mejor amigo'.

Las lagrimas cayeron del rostro de Hiroki mientras miraba impotente aquella escena atravez del pequeño espacio de la puerta.

Afortunadamente parece que no se habían dado cuenta de su presencia. Hiroki hizo lo primero que su mente le dijo que hiciera: Salir corriendo de casa sin mirar atrás, llegando a la calle en la que ahora conversa con este extraño chico.

El chico de los ojos violeta se quedó mirando al lastimado rubio por unos segundos.

"Vaya mierda, ¿eh?" Murmuró con una expresión incomoda.

Hiroki solo se quedaba mirando al suelo con expresión abatida. "Ya... Yo ya no sé que hacer de aquí en adelante... No fui lo suficientemente fuerte... me abandonaron por mi debilidad..."

Oir esto hizo que el pelinegro frunciera el sueño. "Escucha niño, no deberías culparte por esto... Puedo entender como te sientes"

"¿Puedes?"

"Verás... Soy una persona que desprecia bastante las traiciones... sé que ahora mismo debes de sentirte impotente, no sabes lo que hiciste mal para merecer esto..."

Hiroki asintió levemente antes de que el chico siguiera hablando.

"Pero escuchame, esto no fue tu culpa. No tienes la culpa de que la gente a tu alrededor sea una mierda. Eres la victima aquí, chico... Aún así, no deberías dejar que este evento decida quién eres o qué harás... al final, la única persona de la que dependes eres tú mismo"

Los ojos de Hiroki se abrieron levemente ante las palabras del chico.

"Ya veo... gracias" Murmuró el Mori, mirando hacía abajo. "Aún así, desearía no volver a casa..."

Sus palabras hicieron pensar al pelinegro, quien puso un dedo sobre sobre su labio inferior en una expresión pensativa.

"No tienes por que regresar a tu casa..." Dijo mientras levantaba la mirada hacía Hiroki "¿Por qué no vienes conmigo?"

Esto obviamente sorprendió al rubio, quien levantó una ceja "¿Ir contigo? ¿Enserio?"

"Digo, si estás lo suficientemente desesperado como para confiar en un extraño"

Hiroki siguió observando al chico por unos segundos. Pese al aspecto sombrío del chico, realmente no parecía mala persona... Además entre el riesgo y volver a ese maldito lugar... la elección era obvia.

"Al carajo... Voy a hacerlo"

"Excelente respuesta" Sonrió el pelinegro antes de darse la vuelta y empezar a caminar. "Sigueme, chico"

"¿Eh? ¿A dónde vamos?"

"A curarte la depresión"

"¿Huh?"

Quince minutos después, Hiroki miró con ojos abiertos como platos al edificio frente a ellos.

"¡¿Qué hacemos en este lugar?!"

"Como dije, curando tu depresión." Dijo el pelinegro con una sonrisa divertida. "¿Qué mejor lugar para pasar la pena que un prostíbulo?"

Fin del capítulo.
Capítulo siguiente: 02 - Joseph e Eve.

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