Dateracted
Aclaraciones: Universo alterno | Iguro y Mitsuri: estudiantes de preparatoria | Rated K+ | Romance-drama | One-shot | Ambos tienen 18 años.
Día 7: Héroe/ Libre
Iguro Obanai regresó sobre sus pasos hasta llegar a la banca donde estaba sentada Kanroji con la mirada nerviosa y sonrojada moviendo los pies nerviosa. Al verlo acercarse se levantó de pronto, acercándose hacia él.
―Iguro-san lo siento de verdad.
El mencionado sonrió restándole importancia mientras llegaba a su lado y la veía inclinar su cabeza avergonzada.
―No te preocupes, la mancha se fue.
Iguro movió la pierna derecha, lugar donde había caído la banderilla de Mitsuri con mostaza y cátsup cuando intentó darle un tiempo atrás. Ella había sentido el antojo de comer una de esas y él había ido a buscarle una. Mitsuri insistió en darle un poco acercando la salchicha a su boca.
Obanai se había sentido particularmente nervioso ante el actuar de la fémina pero lo había aceptado, aunque ella soltó la salchicha y llegó hasta su pantalón. Por lo que Iguro había tomado varios minutos en el baño de la feria intentando retirar las manchas en su pantalón. Agradecía haber llevado uno oscuro para que se disfrazara el inconveniente.
Kanroji le había pedido acompañarla a la feria diciéndole que había escuchado que había unos pasteles deliciosos que eran la sensación, además de unas croquetas de calamar. Iguro jamás podría negarse, ni aun con un proyecto escolar importante que debía entregar en pocos días. Siempre haría lo imposible para hacer espacio para salir con Mitsuri, aunque no significaba nada.
Él estaba por completo enamorado de la fémina desde el primer año de preparatoria cuando la vio entrar al mismo salón de clases. La conexión entre ambos fue inmediata o al menos por parte de él, buscando sentarse a su lado y formar equipos en las diferentes asignaturas. Por lo que le permitió conocerla y darse cuenta que mientras más sabia de ella, más enamorado estaba. Maldijo a la escuela por separarlos los dos años siguientes, colocándolos en diferentes salones pero ellos jamás perdieron el contacto.
Solían comer juntos el almuerzo y regresar a casa juntos, además que ella siempre le pedía ayuda para estudiar en la biblioteca en etapa de exámenes. Obanai agradecía cada momento a su lado, además de salidas eventuales que la fémina sugería sobre ir a comer en algún restaurante nuevo o ir al supermercado para comprar alguna cosa. Salidas que el disfrutaba. Sabía que sus sentimientos eran unilaterales, que ella no le correspondía pero con el hecho de estar a su lado, era suficiente.
Por eso mismo un día antes le había propuesto que vayan a la feria que había llegado a la ciudad y él no pudo negarse, jamás lo haría. Aunque aquel día Mitsuri parecía particularmente nerviosa, cuestión que había desencadenado situaciones en las cuales él se había visto perjudicado.
Ella lo había pisado cuando hacían fila para un juego mecánico muy alto, disculpándose enseguida pero que ella permaneció callada avergonzada por su torpeza. Él le dijo que no había sido nada, pero después de eso, mientras se entretenían en pescar pequeños peces en una pecera Mitsuri se había levantado de golpe y le había dado un cabezazo fuerte que le había roto el labio.
Kanroji se había disculpado infinidad de veces y luego de que Obanai dejo de presionar un papel en su labio, intentó convencerla de que no había sido nada. Aunque no pareció calmarla, se veía afligida y más al verla con la mirada jade contemplando el suelo con aire depresivo mientras suspiraba durante un largo rato solo para levantar la mirada y ver el labio hinchado.
Luego de un largo rato Obanai la había llevado a comer las croquetas de cangrejo que tanto quería lo cual la animó lo suficiente para sonreír nuevamente y hablar mientras señalaba los juegos mecánicos que había. Posteriormente fueron por el pastel que ella quería y finalmente por un cono de helado. Mitsuri era una chica de buen comer, algo que él sabía y le gustaba al no verse limitada ante lo que deseaba y le gustaba.
Y justo cuando estaban comiendo el cono de helado en un brusco movimiento accidentalmente la bola de nieve de Mitsuri cayó en el pantalón negro de él, haciéndolo brincar por el frio y viendo como la bola de helado caía al suelo pero una mancha estaba presente en su pantalón. Por lo que tuvo que ir al baño para deshacerse de cualquier rastro de helado.
Obanai la contempló mientras observaba el suelo avergonzada por sus acciones y mordiendo su labio, como si estuviera evitando llorar. Cuestión que le desagradó al masculino, lo que más le molestaba era el hecho de verla mal y como perdía la sonrisa que iluminaba el lugar donde estaba.
― ¿Quieres ir a la rueda de la fortuna? La fila está más corta ahora que es de noche. ―Acertó a decir Obanai, en un intento de verla sonreír de nuevo.
Mitsuri sonrió encantada hasta la idea y caminaron hasta ahí, viendo como la rueda giraba con lentitud y esperando en la fila para poder abordar una vez que bajara la gente que estaba en el juego. El silencio reinó entre ambos, Obanai podía verla pensativa, jugueteando con la punta de su trenza y evitando mirarlo a los ojos ¿Qué debería hacer para que estuviera mejor?
Nada de lo que había pasado le había molestado, sabía que habían sido accidentes, no lo había hecho a propósito, solo tenía la cabeza en otro sitio. Algo que le hizo preguntarse que la tenía tan pensativa ¿acaso se había arrepentido de invitarlo? ¿Comenzaba a cansarse de salir con él? Esa duda le asaltó, tal vez debería darle su espacio. Que saliera con alguien más, pero la simple idea provocaba un ácido en su estómago.
―Lo siento....―Se sobresaltó al escucharla voz a su lado. ―Shinobu-chan me dijo exactamente lo que tenía que hacer pero yo estaba tan nerviosa de arruinarlo y al final termine haciéndolo ―Cubrió su rostro con ambas manos.
― ¿Hacer de qué? ―La más absoluta de las confusiones lo golpeó en el rostro ¿se estaba perdiendo de algo importante?
Mitsuri levantó el rostro y miró hacia un lado, incapaz de poder mirarlo de frente.
―Que tenía que hacer para que la cita sea perfecta, pero el simple hecho de estar en una cita con Iguro-san me hizo estar tan nerviosa que no puedo pensar con claridad...
Iguro se quedó de piedra al escuchar esas palabras con la mirada perdida durante unos largos segundos mientras las palabras de la fémina se repetían una y otra vez en su cabeza. Su pecho dio un golpe estridente y giró el rostro contemplando a la fémina quien lo miraba con un sonrojo en las mejillas.
― ¿Una cita?
―Sí, quería que fuera perfecta.
La incredibilidad lo golpeó de nuevo con fuerza, no podía procesar la idea con claridad.
― ¿Quiénes?
―Nosotros Iguro-san―Ella lo contempló confundida ¿Qué era lo que no entendía? Podía ver el rostro masculino sin ninguna expresión en él, mirándola detenidamente. ―Estamos en una cita.
Mitsuri recordó como un día antes le había pedido que la acompañara a la feria, diciendo que quería ir con él pensando que había dejado en claro que había un interés romántico detrás. Desde el primer año había salido una infinidad de veces con Iguro, pero jamás con implicaciones románticos. El tiempo con él le permitió conocerlo lo suficiente para poder desarrollar sentimientos inevitablemente. Por lo que a sugerencia de Shinobu lo había invitado a salir.
Aún recordaba a su amiga reírse y decirle que si ella no se animaba, jamás podría salir con él. Mitsuri se sentía insegura sobre hacerlo o no hacerlo, porque eso podría arruinar la amistad que tenían y aún más, el temor de ser rechazada.
― ¿Qué sucede si me rechaza, Shinobu-chan?
Su amiga había soltado una carcajada para finalmente encontrarse con la mirada jade confundida y preocupada.
―No tienes que preocuparte por eso.
¿Acaso Shinobu se había dado cuenta de algo que ella no? Tal vez no entendía las implicaciones que conllevaba el pedirle a Iguro Obanai que saliera con ella. Aun así se animó a hacerlo, teniendo una respuesta positiva y despertando más nervios en ella. Quería que todo saliera bien con Iguro por lo que le había pedido consejos a su amiga. Pero tal parecía que terminó arruinando todo, golpeando repetidamente a Iguro y ahora manchándole la ropa.
Iguro Obanai se había quedado de piedra en su sitio mientras que la idea seguía desplazándose con lentitud en su cabeza ¿él en una cita con Kanroji? ¡¿Cómo diablos había sucedido eso sin que se diera cuenta?!
Ella específicamente le había pedido: "Iguro-san, ¿quieres acompañarme a probar unos pasteles deliciosos a la feria?" algo que había hecho tantas veces ¡¿Cómo eso podría significar una cita?! En todo el día él había fantaseado, como siempre, que eso podría ser una cita y disfrutado cada momento. ¿Quién le iba a decir que esto realmente estaba pasando, que tenía una cita con Kanroji?
La fila se movió delante de ellos y pronto subieron a una de las casetas de la rueda de la fortuna, y se movieron ascendiendo por el cielo. Obanai no podía dejar de mirarla y más aún cuando ella veía por la ventana el cielo estrellado ¿Cómo podía recuperar todo este tiempo? Esto dejaba en claro que ella sentía cosas por él, las suficientes para invitarlo a salir. Se sintió absolutamente mal ante el hecho de no haberlo hecho él y de desaprovechar una oportunidad como esa, por eso Mitsuri había estado tan nerviosa en el día.
Estaba parado a su lado, mientras ella sonreía y miraba la vista asombrosa que el juego les brindaba cuando llegaban hasta lo más alto. Iguro no podía dejar de mirarla, a pesar de que ella le pedía que mirara al frente ¿Cómo podía mirar algo más que no fuera ella? La más hermosa vista para él era Mitsuri Kanroji, cada uno de sus gestos, las diferentes sonrisas que tenía, la forma en que el color inundaba sus pómulos, como sus ojos brillaban cuando veía algo que le gustaba, exactamente de la misma manera en la cual lo estaba viendo en ese momento.
Incapaz de controlar los latidos desenfrenados de su corazón y siendo consciente de la situación y como había dejado ir una oportunidad tan grande, Iguro se inclinó lo suficiente para darle un ligero beso a la fémina. Se alejó un poco, aunque podía ver los ojos cerrados de Mitsuri y como ella se movió para volver a juntar sus labios con los de él.
La calidez más absoluta y brillante invadió su cuerpo al sentir la suavidad de los labios femeninos, su organismo estallando por la emoción misma de que esto estuviera pasando. La besó con la mirada más hermosa enfrente suyo pero eso a él no le importaba, no cuando ella era más hermosa que cualquier cielo estrellado.
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Y con esto se termina el Obamitsuweek, con la esperanza que la hayan disfrutado tanto como yoo al escribirla.
Loss comentarios siempre me animan y los a gradeceria para motivarme a seguir escribiendo de esta pareja tan linda, para no dejar morir este ship.
Gracias a los que me siguieron en esta travesía, os quiero.
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