XXXIII

El azul de sus ojos

Me venda los ojos con la misma delicadeza perturbadora, podría tratarme así y enterrarme las uñas en los ojos en cualquier momento, por lo que me mantengo tensa. Siento su presencia detrás de mí, pegó un brinco cuando sus enormes manos se posicionan en mis hombros y me empujan a caminar a un lugar desconocido, no sé a donde me lleva y estoy asustada, probablemente estos sean mis últimos pensamientos y yo estoy desperdiciándolos en divagaciones.

Mejor los desperdicio en Chuuya, digo, es más productivo que desperdiciarlos en otra cosa. Como tengo los ojos vendados no me veo en la necesidad de cerrarlos y simplemente imagino su sedoso cabello entre mis dedos y como debería sentirse al tacto, suavecito me imagino, también pienso en sus profundos ojos azul zafiro donde podría reflejarse el mismísimo mar y, aun así, el mar no sería nada comparado con él. Recuerdo la profundidad de ese azul como un vasto infinito que hipnotiza y duele al mismo tiempo, porque parece un cielo roto por las mentiras y el mundo y siempre tengo esa necesidad de protegerlo; quiero acariciar su rostro y decirle que conmigo está seguro y que soy tan feliz de que confíe en mí.

Lastimosamente eso es todo lo que pienso antes de que otras manos me tomen por los hombros, intercambiándome como si fuera un paquete, esta vez el agarre es más ligero y las manos más pequeñas. Me supongo que es Varvara y al hacerlo, un escalofrió recorre mi espalda, todavía no puedo creerle a Fyodor acerca de que soy idéntica a Varvara, entonces, mis sospechas son ciertas.

Yo debo ser un familiar de los Dostoyevski.

Al tiempo que razono eso, agua me golpea la cabeza como gotas de lluvia encima de mí, casi se siente como si estuviera sincronizado con mis pensamientos. Las manos ya no están en mis hombros.

—Quítate la ropa —exclama Varvara tras cerrar lo que parece ser una puerta metálica, entonces sé que estoy dentro de un baño o algo por el estilo. Busco la venda con mis manos y me deshago de ella, cae a mi mano, la observo antes de subir la cabeza y mirar a mi alrededor.

Al frente de mí hay un espejo de cuerpo completo, donde me puedo observar con mi uniforme de reclusa, mi cabello amarrado cuidadosamente pero sin perder su desastrosa forma —considerando que es chino y hace lo que quiere— y mis ojos, azules, iguales que los de Chuuya pero sin ese brillo y profundidad tan hermosa que les da vida, los míos en cambio, parecen meros cristales sin encanto, como el sustituto agrio y gris de una piedra preciosa. A veces, me gustaría cambiar de cabello o de ojos, como una habilidad, un día tener el cabello lacio y los ojos verdes y al otro llevar el cabello corto y los ojos grises, sería como meterse en otra piel, desgraciadamente no puedo y tengo esta habilidad de hielo, que casi parece hecha para mí y la frialdad que siento todos los días.

Me quitó el listón del cabello y la ropa. Levanto los brazos y me doy cuenta de que estoy llena de vello por todos lados, Varvara debe pensar lo mismo porque me lanza un rastrillo y una crema depiladora por encima de la puerta. Yo procedo a enjabonarme la cabeza con el shampoo que hay.

Se trata de un cubículo pequeño donde apenas logro darme la vuelva, y lo suficientemente alto para que me tape la cabeza, de vez en cuando olvido mi tamaño. Lo cierto es que siempre me ha gustado ser alta y creo que a nadie le importa que sea así, tal vez si me ponen en un grupo de mujeres me sienta un poco rara porque la estatura promedio no es exactamente la que yo poseo.

Mientras me depilo doy vueltas en el espejo para asegurarme que todo mi cuerpo este enjabonado y limpio, por supuesto, cuando miro mi espalda me detengo a darle un vistazo. No puedo evitarlo, es una marca que esta allí para recordarme algo que —valga la redundancia— no recuerdo. Parte desde mi nuca hasta mi coxis, casi como si me hubiera abierto en dos para estudiar mi interior como el de una nueva especie en descubrimiento. Siempre siento tanta curiosidad de saber como paso. Siento curiosidad por muchas cosas y en su lugar, no actuó.

Siempre he sentido que lo que hago no es suficiente.

Pero tampoco sé en que momento diré que es suficiente o si hay algo llamado "suficiente". Intento no hacerme expectativas para no terminar decepcionada. Las expectativas siempre llevan a la desilusión de una manera u otra y yo no quiero eso con mis recuerdos. Así como van las cosas no tengo la menor duda de que lo que sea que mi cabeza no recuerda, es algo que no me va a gustar.

No me puedo quedar sentada esperando a mis problemas se soluciones, lo sé, y sinceramente no los quiero solucionar. Tengo mucho miedo y me siento perdida, incluso si tengo un diario —que ahora no tengo—, estoy asustada y el miedo siempre te come la cabeza, te impide que pienses con claridad y hace que las trabas de la vida parezcan mucho más difíciles, es lo mismo que las bajas expectativas sobre uno mismo.

Cuando termino de bañarme y arreglarme, cierro la llave y como una señal, Varvara me pasa una crema y un conjunto de ropa pulcramente doblado, así como unos zapatos de tacón bajo y una toalla. Me seco en silencio, afuera Varvara tararea una canción rusa —no sé cómo, pero sé que es rusa—, la puedo imaginar recargada en la pared con las manos en la espalda y las botas altas adornando sus ya de por si largas piernas. Me pregunto si mide lo mismo que yo. ¿Seré su hermana? Ahora no nos parecemos, mi cabello hace que mi rostro parezca redondo y no ovalado y mis ojos a pesar de que son finos y caídos adquieren un toque de realce con el color.

El conjunto consiste en un traje blanco de camisa y pantalón ceñidos a mi medida —quizá he engordado un poquito—, luego una gabardina morada que termina en tiras largas que me llegan hasta las rodillas y un saco negro con adornos plateados y morados. Si me pongo derecha, luzco imponente y poderosa, cosa totalmente contraria a lo que soy. Un manojo de nervios y tristeza, pero de todos modos no puedo evitar sentirme algo de empoderada con el atuendo como si pudiera salir a la calle y que todos a mi alrededor se abrieran para verme pasar como una celebridad.

Salgo del baño cambiada, Varvara me espera parada de manos cruzadas. Ella se acerca y empieza a hacer quien sabe que con mi cabello y una vez que termina me pone maquillaje en la cara. Yo solo puedo cerrar los ojos y dejar que termine.

¿Me van a llevar a comer?¿En serio? No sé como reaccionar a todo esto.






Si, ola buenas tardes. Este capitulo es corto pq hay cambio de narrador y no quiero que sea en el mismo capitulo pq se ve mal según yo. 

¿Cómo creen que va a terminar todo esto?

El siguiente capitulo viene intenso.  

Comenten putes😈

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