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Una rata

Salgó hasta el jardín, trato de parecer casual, volteó la cabeza para admirar los jardines y luces, aunque, ni siquiera les pongo atención y solo intento no perder a la figura. De pronto, se introduce más en los jardines, lo sigo.

Y luego, todo se apaga. Literalmente, todo. Quedamos a oscuras, inmediatamente trató de adaptar mi vista a la oscuridad, no me alteró, tuvo que ser una falla. Se escuchan los murmullos de la gente, y hay una quietud terrible, como si todo el mundo estuviese conteniendo la respiración y también como si el aire dejara de correr, incluso puedo sentir algo así en mi cintura y hombro.

Tan pronto como intento dar un paso para alcanzar a la figura, escuchó con la claridad con la que podría escuchar a una mosca en mi oído, el sonido vibrante de un objeto punzo cortante pasar al lado mío, Me quitó y pegó mi espalda a un arbusto, las ramas traspasan la tela de mi vestido y temo que este se rompa. Intento ver algo, pero lo único que mi vista capta es el brillo de un arma. Entonces, las luces vuelven.

Parpadeó, adaptándome de nuevo a ella. Más murmullos se alzan, vuelvo a sentir el aire correrme adentro de vestido y me siendo aliviada. Busco con la mirada a la figura, pero no hay nada. Suelto un suspiro de frustración, la esperanza se desvanece tan rápido que el vacío me golpea como un puñetazo en el estómago. No lo sé, es como si entregase un proyecto extra para pasar, y siento que he ganado y luego encuentro un cero en mi boleta.

Es horrible.

Ingresó por la puerta trasera del salón, cruzó un pequeño puente que está encima de un río con pequeños peces, me introduzco en el salón, rodeo una tarima en forma de media luna y paso detrás de ella para entrar a los baños. Para ser una fiesta con bastantes mujeres, no hay muchas alrededor del baño, todas están sentadas con sus parejas como muñecas.

Antes de entrar al baño, escuchó unas voces, elevadas, están en lo profundo de un pasillo que está totalmente oscuro, y el pasillo está al lado de la barra de la cocina, por lo que, si entró en él nadie se dará cuenta. Y eso, es exactamente lo que hago, el pasillo parece tener un letrero que dice: "Vamos, _____, hay algo aquí que no puedes saber, pero de todos modos vas a saber. Es peligroso, bajo tu propio riesgo, eh". O son solo imaginaciones mías. Caminó lo más callada que puedo, trato de sonar mis tacones en el suelo de baldosas.

Me pegó a la pared, a unos pasos de la puerta de donde vienen los ruidos.

—¿Qué fue eso?

—No lo sé, las cámaras no captaron nada adentro ni afuera.

Es un hombre y una mujer, la mujer parece ser la que monitorea las cosas. El hombre suena como alguien mayor.

—¿Dónde está Gereth? —hay silencio—. Bien, dijo que la chica fue al baño. Mátenlos vigilados, no hay que subestimar a la muchacha, puede que no sepa nada, pero eso no quita que tenga la misma inteligencia que la rata.

—¿Qué pasara si nos descubren? No son enemigos que haya que tomar a la ligera.

—No te preocupes, solo somos dueños de este humilde salón y de la Agencia de Gereth. Tenemos poder, y, además, si piensas abandonar el proyecto, te recuerdo que, una vez que todo termine, tendrás una página del libro y podrás curar a tu niño.

—Tienes razón.

—Lo sé. Sigue revisando, vengo en un rato.

Tan rápido como mis tacones me lo permiten, me regresó y me meto al baño. Una vez que el hombre pasa, asomo la cabeza tratando de identificar algo, no hay nada llamativo, salvo, sus zapatos. Puedo localizarlo con la marca de sus zapatos, por lo que, la memorizo.

Después de que me cercioro de que no haya nadie, ni de que las cámaras estén apuntando hacia mí, me meto en el pasillo. Me detengo unos segundos a pensar si lo que me encontrare adentro me agradara. No sé quién es ese hombre, pero parece tener muchísima influencia en Gereth, menciono ser dueño de la Agencia y del salón, y menciono a la pareja de Gereth, es decir, yo. Ha dicho que no recuerdo nada y la inteligencia de una rata, no entiendo eso, pero bueno, lo más importante es que, han mencionado al libro, quiere decir que lo quieren, por tanto, son mis enemigos.

No tengo tiempo para dudar, por lo que toco la puerta. Se abre, y tan pronto como eso pasa, lanzó algo de hielo a la boca y brazos de la mujer. Me meto en la oficina, cierro con pestillo y la miro.

—Muy bien, sabes quién soy y sabes que soy peligrosa. Ahora, hazme el favor de buscar las grabaciones de hace unos minutos, en el jardín.

Le descongelo las manos, ella empieza a mover las cosas en la computadora. Hay un punto donde me veo a mi misma caminando tras la figura. Hago que la pare allí y deja que la grabación corra con normalidad. Las luces se apagan, y la cámara torna una visión nocturna. Observó como una mano surge de la absoluta nada y con ella una daga. La daga se posiciona en el cuello del individuo, la mano lo jala hacía atrás impulsado por la daga y este se mete a lo que sea que trajo a la mano, luego, las luces vuelven. Detengo la grabación.

—Te voy a descongelar la boca, gritas o te mueves y esto te perforara el corazón —formulo una esquirla y la posiciono justo en su corazón, ella asiente, no es más que una mujer asustada tratando de salvar a su hijo.

El hielo se deshace.

—Ahora, explícame que fue eso.

—Es posible que... que sean las ratas. El hombre al que se llevaron es un poderoso empresario, tiene conexiones con famosos, el gobierno y algunas mafias. No es de extrañar que las ratas lo consideren un peligro y tú eres...

Hubo un golpe en la puerta, automáticamente congele la boca de la mujer.

—¿Con quién hablas Margaret? —silencio—. Espera, me llaman.

Oigo los pasos alejarse.

—Yo soy la dueña del libro, que no se te olvide. Ahora, si me delatas —deshago el hielo, y un pequeño destello surge de mis dedos, lo lanzó directamente al corazón de Margaret, ella da una sacudida—. Cuando tu ritmo cardiaco cambie al delatarme tu corazón se congelará inmediatamente. Y sabes, que a ese hombre le importa una mierda tu hijo, tú mueres y adiós página.

Ni siquiera tengo que mostrar una mirada fría, con mi inexpresividad y voz queda es más que suficiente.

—Volveré —le quito el pestillo y me voy. Me meto en el baño y hago mis necesidades. Le daré la excusa a Gereth de que me bajo.

No puedo confiar en nadie, ni en Gereth. Se supone que es una Agencia pequeña y una fiesta pequeña. Eso quiere decir, que ningún empresario poderoso debería estar aquí, hay algo más y tiene que ver conmigo y con Gereth. No me puedo confiar.

Regresó, encuentro a Gereth sentado, tomando champagne. La esperanza florece en mi interior, y es tan fuerte como la desconfianza que ahora le tengo a Gereth. No se lo hago saber, no puedo.

—Siéntate —me dice, levantándose de su silla y sacando una al lado de él. Recojo la cola de mi vestido y me siento. Gereth vuelve a su lugar, y me ofrece algo de beber, me niego amablemente. No quiero ser envenenada o drogada.

Un hombre de hombros anchos se acerca a nosotros, las hombreras le traje lo hace ver imponente y su rostro endurecido por el tiempo harían temer a cualquiera, sin embargo, cuando llega a nuestra mesa, y me levantó para saludarlo, me dedica una sonrisa afable, las arrugas de sus ojos se agrandan y sus cejas bajan, pero, la comisura izquierda se alza más, así que es una sonrisa falsa. Yo también finjo una sonrisa.

—Espero que este disfrutando de la fiesta, señorita. En unos momentos, llamaremos a nuestros anfitriones —él toma mi mano, y se inclina para besarme la mano.

Entonces, me fijo en sus zapatos, son de la misma marca, y la voz se asemeja perfectamente a la que escuche en el pasillo. Es él. Sabe quién soy. Observó sus manos rugosas y duras, y me doy cuenta de que tiene un tatuaje de una serpiente en la mano derecha. La cabeza empieza en su nudillo de en medio y va en zigzag hasta que se pierde en la manga del traje. He visto este tatuaje antes, en la espalda de Gereth, y la única vez que se lo vi, fue porque la playera se le rompió. El tatuaje de Gereth tiene la cabeza empezando en el hueso donde inicia la columna. Son idénticos.

—Jacob, un gusto.

—_______ —respondí—. Igualmente.

En ese momento, Gereth se levantó, y estuvieron hablando de cosas que a mí no me importan, pero luego, se empezaron a alejar.

Y pude ver por primera vez, una faceta en el rostro de Gereth que no había visto antes. Alguien celoso o protector. Entorno los ojos, tratando de descifrar cualquier intención oculta al alejarse, pero Gereth solo me da una sutil mirada.

Sus cejas siempre han sido despeinadas, y tienen la forma de una ceja promedio, un poco más picuda quizá. Y cuando la lleva fruncida, justo como ahora, parece que está realmente enojado, aunque no sea así. Solo sé que está enojado cuando su mandíbula y su cuello están tensos.

Me quedo sola en la mesa, con la mirada inspecciono el lugar, más específicamente en las esquinas del techo, donde están las cámaras. El cuarto donde esta Margaret es pequeño, hace calor y está rodeado de cables y monitores con pantallas, había como quince. Ubico varias de las cámaras adentro del salón, y hay una que llama mi atención. Esta justo a mis espaldas, apuntando a nuestra mesa. Giro mi cabeza, y alzo las cejas para que Margaret me note.

Hay gente por todo el lugar, meseros llevando y trayendo copas o aperitivos, mujeres con despampanantes vestidos de muchos colores y combinaciones, me preguntó, ¿Por qué siguen combinándose y nombrando a las prendas con colores cuando se supone nadie ve los colores? Supongo que no estarían contentas consigo mismas si se ponen unos tacones que dicen "verde" y un vestido color vino. No lo sé. También hay hombres, en las mesas, en los jardines, fumando o bebiendo. Apenas están entrando en ambiente, escuchó las voces, y el sonido de la música clásica que viene de una banda en el extremo de mi derecha, al lado de la tarima. Todo parece tan irreal, tan iluminado y falso. Nada que ver con la sala donde esta Margaret, y su voz rota al hablar de su hijo.

Mi odio por los usuarios de habilidad crece. Y por los humanos en general.

Los minutos pasan, Gereth regresa, solo. Se sienta y me mira con condescendencia.

—¿Qué paso? —le digo, medio desinteresada, medio ordenando.

—Es complicado —me dice, apartando la mirada, y pasándose la lengua por el pircing. Esta nervioso, solo lo hace con chicas, pero, conmigo no funciona esa táctica y es un acto nervioso.

Su vista se dirige a otro punto en la habitación. No le digo nada, y solo espero y espero.

—Gereth... quiero pedirte un favor —espetó, mirándolo. Él alza las cejas, y sus ojos brillan, como si tuviera una idea o estuviera fantaseando con algo—. El día que encontraron el hielo en el puerto... se quedaron cabellos míos. Y... los mandaron a analizar, entonces, umh, quisiera saber si...

—¿Me deshaga de las pruebas? Oh _____, no te preocupes. Lo hice, no dejaría que algo malo te pasara —sus palabras suenan tan sinceras que no puedo evitar sonreír. Pero, de todos modos, hay algo que no me agrada, y sé que no puedo confiar en él, por lo que mi sonrisa desaparece rápido.

—Gracias.

Minutos más tarde, Jacob vuelve a aparecer. Nos pide que lo acompañemos, Gereth me da una mirada de seguridad, me da la mano para levantarme, y tomándome por la cintura lo acompañamos. Su tacto es cálido, pero no me provoca ninguna sensación como con Chuuya.

Nos desviamos hasta otro pasillo, está igual de oscuro que el otro, Gereth aprieta su agarre en un acto protector. Finalmente llegamos a una puerta, pintada de negro, igual que donde esta Margaret. Jacob abre la puerta e ingresamos. Es un camerino.

—Bueno —Jacob junta sus palmas y la sonrisa falsa sigue fija en su rostro—. Usted, señorita, impidió que ese hombre hiciera algo más. Y por ello, vamos a felicitarla.

Asiento con la cabeza, mentalmente preparó un discurso breve de lo que diré si me piden que diga algo.

—Vamos, entonces.

Caminamos hasta el telón, Jacob corre la cortina con una mano, mientras que con la otra me guía hasta sentarme en una silla junto al telón, Gereth se sienta mi lado. En frente, está el lugar donde Jacob se pone, sube al pequeño escalón de la tarima y golpetea el micrófono. Hay otra mujer, del otro lado de la tarima donde nosotros estamos, esta parada, cruzando los brazos sobre su regazo. Lleva un el cabello castaño suelto de un lado, y los tacones de aguja estilizan sus piernas. Tardo un momento en darme cuenta de que es Margaret.

Cuando estuve en la sala de las cámaras, iba vestida con un uniforme gris completo. Sin logo de distinción ni nada.

—Compañeros, hoy nos hemos reunido para celebrar el triunfo más grande la APR, Agencia Próvida de la Raza —Jacob extendió los brazos, queriendo decir que todos los que estaban allí eran parte de la Agencia—. Una de nuestras agentes, con tan solo algunas semanas trabajando ha logrado una hazaña que no todos han podido. Se ha expuesto a la noche y al depravado por el que tanto batallamos hasta hace poco. La sombra, que había sido un problema de causa mayor con el que ni la propia policía había podido lidiar, por eso, esta agente se merece tal reconocimiento.

Todo en él, su voz y su postura, indicaban que era alguien con voz, y que estaba acostumbrado a hablar ante grandes multitudes o a dar órdenes. Él se bajó del escalón, y me miró, extendiendo su brazo. Gereth me lanzó una sonrisa y un asentimiento de seguridad, como si estuviera orgulloso de mí. Una parte de mi ser quiere creer que él de verdad está orgulloso de mí, o al menos, que soy algo para él y la otra, me dice que no crea en él, que está mintiendo y que todo es una farsa.

Caminó segura hasta subirme al escaloncito, me inclinó sobre el micrófono y hablo.

—La verdad es que, no sé qué decir al respecto. Todo esto, es muy lindo. Estoy agradecida con ustedes por el esfuerzo que han puesto en esto —mi falso e improvisado discurso sigue hasta que creo que es suficiente.

Todos aplauden, luego, Gereth se pone a hablar, a felicitarme en público y llenarme de halagos que harían caer a cualquier chica, sobre todo con las muy poco discretas miradas que me lanza. Inmediatamente apartó la vista para no sentirme intimidada por él, un ligero calor me sube a las mejillas, lo apartó.

Finalmente nos vamos, cuando volvemos a la mesa, somos el centro de atención. Gereth nota mis nervios y ganas de salir corriendo, por lo que me pega a él y me da una sonrisa. Nos sentamos y la comida llega poco después.

El resto de la noche es baile, platicas y risas.

Es de madrugada cuando nos vamos, cada quien es su carro. Me subo al de Gereth y aceptó su oferta de dormir en su casa. En el camino me quedó dormida.

Despierto porque siento algo sobre mí, abro los ojos lentamente, encontrándome con la cara de Gereth a centímetros de la mía. Abro muchos los ojos, él me sonríe.

—Creí que no te despertarías. Es la una de la tarde, ¿Quieres comer algo? —me siento, mirando a mi alrededor. La habitación de Gereth es muy grande. Asiento—. Genial, báñate si quieres.

Gereth se va, y yo me baño y me quito todo el maquillaje, vuelvo a ponerme el vestido y bajo hasta la cocina. Gereth cocina y me recuerda a Chuuya preparando el desayuno en la mañana. Entonces lo recuerdo, y pienso que puede estar preocupado. Buscó mi celular y observó que tengo un buzón de voz.

"Lamento si te interrumpo _____-chan, pero creo que necesitas oír esto-"

La voz de Dazai se corta.

"¡Dazai hijo de puta! ¡Dame ese maldito celular y no le hables a mi novia! ¡Bastardo, vuelve!"

"Debo irme _____-chan, pero tengo información sobre Fyodor que quizá quieras oír"                                                                                                                                                          

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