Capítulo 2: La ciudad no es campestre
Escena 1:
La ciudad era más grande de lo que se imaginaba, nunca se habría imaginado en un lugar así. Por suerte tenía en la nota que le dejó su madre, la dirección del hombre al que debía encontrar, aunque sí que era difícil encontrar una dirección exacta cuando no tenía ni idea de donde estaba pisando.
La idea original era que la desagradable señora Waika iba a dejarla en la casa del médico para no tener que buscarlo, pero con lo ocurrido unas calles atrás, eso ya no podía ser posible.
*Flash back*
Por fin había llegado a la ciudad, era tan grande y majestuosa. Matsui se quedaba embobada mirando los enormes edificios, los parques decorados con estatuas y plantas, las variadas tiendas, los demás autos que pasaban al lado del suyo, y sobre todo, las personas que iban de un lado a otro, todas tan interesantes, todas tan únicas. La brujita estaba tan maravillada con el paisaje, con tantos deseos de saltar del auto y correr por todos lados como una enloquecida.
- Que mocosa más impropia, no me sorprende que su madre quiera enviarla lejos. - comentó la señora Waika a su chófer, sin importarle que la niña escuchara.
- Mi madre no me está mandando lejos. - murmuró Matsui, al borde de la ira.
- Tu madre es una mujer débil de carácter y no sabe hacer absolutamente nada correctamente. Me enteré de que perdió a su marido porque no pudo procrear un varón, y encima de eso, no supo hacerse cargo de su bebé. No me sorprende que esa criatura esté muerta.-
Aquellas crueles palabras acabaron con la santa paciencia de Matsui. La brujita aprovechó que el semáforo en rojo había detenido el auto y se bajó rápidamente, se alejó del transporte y tomó su varita, la agitó en un veloz zic zac, y se marchó. A unos metros de distancia pudo escuchar los gritos de sorpresivo horror de la señora Waika.
- Esa cabeza hueca se le luce mejor CALVA.- dijo entre risas ante el efecto de su hechizo.
*Fin del Flash back*
Le molestaba el hecho de no haberse escapado en un mejor lugar, más cercano a la dirección que buscaba... Pero no se arrepentía de sus acciones, esa mujer no entendía ni podría entender el dolor de perderlo todo y tener que agachar su cabeza ante el mundo para no perder lo que actualmente se valora, ese dolor que solo su madre conocía y nadie tenía derecho a denigrarla.
Como en su niñez ella solía acompañar a su madre al mercado que estaba cerca de su casa en el campo, sabía sobre el manejo del dinero. Y como su madre siempre le hablaba sobre cómo eran las cosas en la ciudad, sabía más o menos que existía algo llamado "metro" que podría llevarla a donde ella necesitaba ir, el único problema era ¿dónde encontrarlo?
A su alrededor muchas personas caminaban, algunas apuradas, otras sin poner atención a los demás, era difícil preguntarle a alguien donde se encontraba eso a lo que llamaban metro. Siguió caminando sin rumbo por al lado de los parques y las tiendas, hasta que de repente chocó con alguien desconocido (como si alguno en ese nuevo paisaje no lo fuera).
- Disculpe señorita ¿se encuentra bien?- dijo el sujeto tendiéndole la mano.
Matsui se dejó ayudar por aquel individuo y tomó su mano para levantarse.
- Sí, estoy bien.- dijo alegremente. En eso, a su mente le llegó una oportunidad.- disculpa... ¿sabes dónde puedo encontrar el metro? soy nueva en la ciudad.-
- ¿el metro? claro, te guío.-
Matsui visualizó bien al sujeto: era un chico joven, como de unos 14 o 15 años, piel blanca, cabello rojizo claro, por no decir rosado, ojos de igual tono, en su cuello tenía un bello rosario.
...
Escena 2:
- ¡Así que esto es metro!- exclamó Matsui asombrada.
Era un lugar sucio y ordinario, todo el mundo lo veía así, pero para Matsui, al ser nuevo para ella era increíble.
- Como mi madre no me espera hasta el anochecer y no tengo nada que hacer, te ayudaré a tomar el siguiente metro ¿a dónde quieres ir?- preguntó amablemente el joven.
La brujita le enseñó la nota con la dirección del médico al chico. Este al leerla, se la entregó y le aseguró llevarla.
...
Escena 3:
El viaje fue un poco largo pero Matsui lo disfrutó al máximo. Ahora se encontraba en un paisaje completamente diferente, pero seguía siendo la ciudad.
- A unas calles derecho se encuentra la consulta del doctor Kenji Izumi, es una casa de tono beige, con muchos girasoles en el jardín.- explicó él.
- ¿Has estado ahí antes?-
- Sí, una amiga mía es paciente de ese médico y yo a veces la acompaño a la consulta... Bueno, ya me debo ir. Adiós.- se despidió el joven, acto seguido echó a correr.
Matsui recordó enseguida que no la había preguntado su nombre al muchacho, pero para cuando quiso preguntarle, él ya se había ido. "que chico más agradable" pensó la brujita. Ya volviendo a su objetivo, comenzó a caminar a la consulta del señor Kenji.
...
Escena 4:
Tal y como lo dijo aquel chico, la casa era color beige y tenía muchos girasoles. Se veía tan cálida y hogareña, si una niña vivía ahí, debió tener una vida de maravilla.
Se sentía terriblemente tentada a gritar que había llegado y que le abrieran, pero a su pesar se contuvo. No solo debía portarse bien ante el mejor amigo de su madre, también deseaba causarle una buena primera impresión a su hermana que aún ni conocía el nombre.
Se limitó a tocar la puerta de manera pausada, respirando profundo para no ser traicionada por los nervios y la emoción. Sentía que si esa puerta se abría, al otro lado del marco aparecería una deliciosa niña peque, llena de rulitos morados para peinarle y dos bellos ojos violeta que brillarían con la luz solar. O a lo mejor, al ser una niña adoptada, se podía imaginar a una de cabello oscuro, piel pálida y ojazos azules, así a lo Black Rock Shooter.
La puerta se abrió, Matsui se quedó boquiabierta con el atractivo señor que se le aparecía en frente. Cabello castaño, ojos verdes intensos a través de unas gafas, piel ligeramente morena, vestido con una típica bata de doctor y el resto del uniforme. El hombre tenía una mirada centrada y muy dulce, como si cada detalle del mundo fuera un ser divino.
- ¿Tú eres mi tío Kenji?- preguntó Matsui, sin miedo alguno a sonar descortés.
El médico no dio más que una sonrisa amable.
- Pasa Matsui, bienvenida. Estás en tu casa.-
...
Escena 5:
La casa por dentro tenía un estilo un poco retro, pero para Matsui, que venía de una casa demasiado humilde, por no decir pobre, era magnifico.
Estaba sentada en uno de los sillones, esperando, impacientemente a que le presentaran a quien había venido a buscar. Mas no entendía porque nadie aparecía. Kenji le había dicho que esperara, que él iba a ir a buscar a la niña a su habitación. Pero ya habían pasado varios minutos... ¿Será que la hermana no quería conocerla? ¿Causó una mala primera impresión en el señor Kenji y no la presenta para que ella se aburra y se vaya? se sentía bastante incómoda con el sólo pensar en aquellas teorías, pero no podía evitar pensarlas.
Ya pasado un rato, el médico bajó exaltado las escaleras y trató de no mirar a Matsui por la incomodidad que sentía, a parte de su ansiedad y preocupación.
- Escucha, Matsui... No te vayas a hacer una mala idea ni nada... Pero parece que se escapó otra vez.- explicó Kenji con vergüenza.- ella suele irse a hurtadillas de aquí para divertirse por su cuenta afuera... En eso es bastante traviesa e independiente.-
- ¿Mi hermana se escapó?- preguntó la niña calmadamente.
El hombre no respondió de inmediato, se sorprendió bastante por la actitud tranquila que tenía Matsui ante la supuesta desaparición de su hermana. Ella se quedó en la misma posición durante unos segundos, con las manos en su regazo y mirando hacia el frente con total calma. Cuando al fin se levantó del sillón, acomodó su sombrero de bruja y caminó hacia la puerta.
- No te preocupes, iré a buscarla.- dijo con determinación, acto seguido abrió la puerta y salió de la casa.
El médico se sintió anonadado con el repentino actuar de Matsui. Mas no temió mucho por ella porque conocía a su madre y sabía que la niña había llegado sola a su consulta. Temía más por la que se había ido a hurtadillas, por lo cual tomó su chaqueta de cuero marrón, y salió a buscarla también.
...
Escena 6:
No sabía exactamente como era su hermana, nunca la había visto, ni conocía detalles de su apariencia, ni siquiera su nombre. Aun así, tenía el inquietante presentimiento de que la reconocería al verla. Parecía una idea absurda, pero Matsui nunca fue prudente.
Todo niño que escapa de su casa lo hace por ir a un buen lugar, divertido y tranquilo, así que la brujita solo tenía el plan de buscar en lugares bonitos y divertidos. Entraba a cualquier tienda, parque, local que desearían visitar los niños... y nada, ninguna era la niña que buscaba. Todas ya tenían padres o eran muy mayores o muy menores.
Decidió descansar un rato en una banca, de esas que hay para los que esperan el autobús. Le dolían los pies, tenía sed, pero aún no se daba por vencida. Quería encontrar a su hermana, no solo porque aquella tumba a unos metros de su casa le había hecho desearlo siempre, también fue una petición de su madre, a la que nunca le había desobedecido ni negado nada, por ser ella siempre tan dulce y benévola en su maternidad.
Fue entonces que escuchó un escandaloso sonido provenir de uno de los callejones. Dudó un poco en levantarse, pero en 2 segundos se decidió a ir a investigar.
Al llegar al lugar donde se oía tal ruido, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Un grupo de no más de 3 tipos tenían arrinconada a una niña que cargaba una caja con ambas manos.
- ¡Yes! A hacerme la mujer maravilla por un rato.- dijo Matsui, sin importarle que los tipos la hayan escuchado.
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